Estudios bíblicos por series

Serie:  Cuando Dios hace maravillas

La muerte de un niño trae dolor a una familia (1 Reyes 17:17-24)

La pérdida de un ser querido siempre produce tristeza, pero aún más la de un hijo. Aquí tenemos el primer caso registrado en la Biblia de una resurrección, y precisamente se trata de un niño. Pero no fue ni será la última, porque Dios ha prometido que un día todos los creyentes resucitarán para estar con él.

Elías y los profetas de Baal (1 Reyes 18:1-40)

Elías se enfrentó él solo a ochocientos cincuenta profetas de Baal. Esto sirvió para demostrar que los ídolos que hacen los hombres son falsos, pero también descubrieron que Dios es "fuego consumidor". ¡Qué necesidad tenemos de personas como Elías, con convicción, coraje y fidelidad a Dios, en estos días de superficialidad espiritual! ¿Será usted uno de ellos?

Depresión después de una victoria (1 Reyes 19:1-8)

Los grandes hombres de Dios también se deprimen en ocasiones. El profeta Elías es un ejemplo de ello. Y a veces nosotros también nos sentimos como él, creemos que todo se acabó, que ya no servimos para nada, que nunca podremos hacer lo que Dios quiere que hagamos. Sentimos que no podemos más. Y, sin duda, las circunstancias por las que atravesamos pueden ser muy duras. Pero cuando Elías llega a ese punto, Dios le va a mostrar varias cosas que nosotros también debemos saber.

Elías y el silbo delicado y apacible de Dios (1 Reyes 19:8-18)

En ocasiones nosotros también nos sentimos como Elías, que pensaba que estaba solo sirviendo al Señor. Pero no es así, porque ahora como entonces, Dios cuenta con personas que no se han arrodillado ante los ídolos de este mundo. Elías no lo sabía, y además se sentía desanimado, por eso fue necesario que Dios le hablara de una forma especial para que le pudiera escuchar. Fue entonces cuando pudo oír la voz apacible de Dios en un mundo tormentoso y recobrar fuerzas para seguir sirviéndole.

Aprendiendo a respetar a los siervos de Dios (2 Reyes 1:1-18)

Para Dios, cada uno de sus hijos tiene un inmenso valor. Los creyentes somos su tesoro. Aquellos que se burlan y blasfeman contra Dios y sus siervos se sitúan en una posición muy peligrosa.

Elías es arrebatado en un carro de fuego (2 Reyes 2:1-11)

El arrebatamiento de Elías ha cautivado a todos los lectores de las Escrituras a través de los siglos. ¿Por qué el Señor arrebató a Elías? Bueno, el hecho de que Elías haya sido trasladado al cielo sin ver la muerte nos habla en forma simbólica de todos aquellos que serán arrebatados en el aire para recibir al Señor Jesús en su segunda venida por los suyos.

Eliseo resucita al hijo de la sunamita (2 Reyes 4:18-37)

En este estudio aprenderemos sobre la importancia de la perseverancia en la oración y también sobre el poder de Dios que siempre está más allá de las expectativas humanas. Una vez más veremos que Dios hace maravillas cuando todo parece haber terminado.

Eliseo y Naamán (2 Reyes 5:1-27)

En la conocida historia de Eliseo y Naamán, aparece un personaje oscuro que es Giezi, el siervo del profeta. Él es un ejemplo de cómo el amor a los bienes terrenales pueden llevar a una persona a su propia ruina. Es verdad que él parecía un hombre religioso y sin duda podría haber tenido un futuro prometedor, pero la codicia le llevaron a perder las buenas oportunidades que tenía ante sí.

Eliseo y los sirios (2 Reyes 6:8-23)

En nuestra vida, muchas veces nos sentimos como si estuviéramos rodeados de ejércitos enemigos que nos quieren destruir, y nos atemorizamos. Tenemos temor de los ejércitos, del miedo al futuro, del pánico a la enfermedad, del pavor a la pobreza, del espanto a la soledad. Y la lista continúa. Pero la Palabra de Dios nos consuela: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos.

Eliseo y el sitio de Samaria (2 Reyes 7:1-20)

El tema principal de esta historia es que Dios puede obrar maravillas aun cuando todo parece absolutamente perdido y hemos abandonado todas las esperanzas. Por eso, alabamos a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o pensamos (Efesios 3:20).