Folletos cristianos

"De pasos y procesiones"

De pasos y procesiones

Folletos cristianos
Como cada año, la Semana Santa cambia el paisaje de los pueblos de España con el sonido estremecedor de tambores y trompetas que acompañan la procesión de múltiples efigies religiosas. Tirando, empujando o cargándolas al hombro, hombres y mujeres trasladan esas imágenes como si de un mandato divino se tratara.

¿Pero se trata de veras de algo que a Dios le agrada? Si te interesa saberlo o si eres de los que han acompañado algún paso de la Semana Santa, por favor, termina de leer lo que dice al respecto el profeta Isaías en la Biblia, por mucho que te sorprenda:

"El carpintero tiende la regla, lo señala con almagre, lo labra con los cepillos, le da figura con el compás, lo hace en forma de varón, a semejanza de hombre hermoso, para tenerlo en casa. Corta cedros, y toma ciprés y encina, que crecen entre los árboles del bosque; planta pino, que se críe con la lluvia. De él se sirve luego el hombre para quemar, y toma de ellos para calentarse; (...) y hace del sobrante un dios, un ídolo suyo; se postra delante de él, lo adora, y le ruega diciendo: Líbrame, porque mi Dios eres tú (...). No tienen entendimiento para decir: Parte de esto quemé en el fuego, y sobre sus brasas cocí pan, asé carne, y la comí. ¿Haré del resto de él una abominación? ¿Me postraré delante de un tronco de árbol? De ceniza se alimenta; su corazón engañado le desvía, para que no libre su alma, ni diga: ¿No es esto pura mentira lo que tengo en mi mano derecha?" (1)

Como éste hay decenas de pasajes en la Biblia que denuncian la superstición y la insensatez de venerar imágenes, que tienen ojos y no ven, que tienen oídos y no oyen las plegarias de sus devotos, que tienen piernas, pero tienen que ser cargados a hombros si quieren moverse de su lugar. Y si es degradante y poco inteligente para cualquiera hacer eso, mucho más para los israelitas, a los cuales el Dios eterno se había revelado como el Dios único y trascendente: "¿Quién midio las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados? (...) Como nada son todas las naciones delante de él. ¿A qué, pues, haréis semejante a Dios, o qué imagen le compondréis?" (2)

Sin embargo, la idolatría fue un pecado en el que los israelitas cayeron una y otra vez, hasta que por fin fueron castigados tajantemente, siendo derrotados por Babilonia, y exiliados a aquel país. Al cabo de 70 años regresaron a Palestina, pero habían aprendido la lección: Jamás volvieron a venerar imágenes. De modo que, cuando vivió el Señor Jesús, los judíos no las tenían y detestaban las que los romanos hacían a sus dioses.

Los primeros cristianos, siguiendo la enseñanza del Antiguo Testamento, tampoco tenían imágenes. Pero a medida que el cristianismo se fue propagando por el Imperio Romano, empezaron poco a poco a admitirlas. De hecho, muchos lugares de culto a dioses paganos se transformaron en templos o ermitas de veneración a imágenes de vírgenes o santos. Y, como el 2º mandamiento de la ley de Dios parecía estar abiertamente en contra de eso, sencillamente lo cambiaron. ¿Pero crees tú que un paganismo así remozado puede ser verdadero cristianismo?

La Biblia sigue enseñando lo mismo de siempre. Dios es único, eterno, invisible, trascendente, altísimo y santo. El segundo mandamiento en Éxodo capítulo 20 sigue prohibiendo rendir culto a las imágenes. Las enseñanzas de los apóstoles no han cambiado: «Os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero» (3). Y las palabras del mismo Hijo de Dios, el Señor Jesucristo, siguen resonando para todo el que las quiera oír: "Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren" (4).

Te diré más: Hay personas para todo en el mundo que, habiendo escuchado el mensaje de la salvación por la fe en Jesucristo, nos hemos arrepentido de nuestros pecados y hemos abandonado toda devoción o veneración que no sea al que murió en la cruz por nuestros pecados, al Dios eterno hecho hombre por salvarnos. Y ya no nos ponemos el traje de penitentes en Semana Santa, porque sabemos que eso sólo conduce a una doble vida. Pero es más, porque sabemos que el que pagó por nuestros pecados no nos va a pedir pagar de nuevo por ninguno de ellos; ni con penitencias, ni con procesiones. Porque "en Cristo tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia" (5).

Poesía

Dioses de piedra
que siempre miran sin mirar;
crean supersticiones
en la gente sencilla,
y nunca saben ayudar.
Dioses de mármol que nunca bajan de su altar;
son fríos como el hielo, y las gentes del pueblo
dicen que aún saben llorar.
Son de madera; lucen plata y oro;
se ven como un tesoro,
pero arderán con la verdad. ¡Dioses pequeños!
Dioses humanos que un día u otro morirán
irremediablemente, pero mientras la gente
no quiere ver su vanidad.
Dioses livianos, con su principio y su final;
dioses que no son dioses,
pero son venerados para ocultar la realidad.
Dioses pequeños;
el hombre los quiso crear;
que no son más que mitos, mientras al Infinito
pocos le quieren escuchar.

Lole, cantante de flamenco. Álbum «Sigue Vivo».


1.- Isaías 44.13-20
2.- Isaías 40.12, 17-18
3.- 1ª Epístola de Pablo a los Tesalonicenses 1.9
4.- Evangelio según Juan 4.24
5.- Epístola de Pablo a los Efesios 1.7
6.- 1ª Epístola de Pablo a Timoteo 2.5