Estudio bíblico de Oseas 2:17-3:3

Oseas 2:15-3:4

Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro recorrido por esta profecía de Oseas. Nos encontramos ahora en una sección de este libro, que es una parte muy personal; es decir, esta sección trata sobre la vida personal, la vida del hogar de este hombre a quien se le dijo que hiciera algo muy fuera de lo común. O sea que, él tenía que casarse con una ramera, aparentemente una muchacha de la cual él se había enamorado, y la cual anduvo por malos caminos. Y luego, veremos que ella sería nuevamente infiel, y Dios una vez más, insistiría en que este hombre fuera y la volviera a recibir como esposa. El profeta se encontraba angustiado y su hogar, en ruinas, Con ese sentimiento, aplicó su situación a la de la nación, acusándola del mayor pecado de todos, la infidelidad. Volvamos, pues, a examinar los versículos 14 y 15 de este segundo capítulo de la profecía de Oseas:

"Por eso voy a seducirla; la llevaré al desierto y hablaré a su corazón. Le daré sus viñas desde allí, y haré del valle de Acor una puerta de esperanza. Y allí cantará, como en los días de su juventud, como en el día de su subida de la tierra de Egipto."

El valle de Acor significa literalmente el valle de los problemas. El relato retrocede al incidente registrado en Josué 7, Recordemos que cuando los israelitas entraron en la tierra prometida, se enfrentaron a tres enemigos principales en el centro de esa tierra que tenían que ser conquistados primero, para que Josué pudiera dividir al enemigo, para después concentrarse en ocupar una sección de la tierra a la vez. El primer enemigo fue Jericó; Jericó, desde un punto de vista espiritual, representa al mundo, y Dios les dio la victoria sobre esa ciudad. Después realizaron un ataque contra la ciudad de Hai, y pensaron que sería una victoria fácil porque se trataba de una ciudad pequeña. Esta ciudad, representa espiritualmente a la naturaleza carnal, y muchísimas personas creen que pueden vivir la vida Cristiana por sus propias fuerzas; es decir, por sus recursos carnales, los cuales siempre conducen a una derrota. Josué fue derrotado en la ciudad de Hai, pero allí los israelitas aprendieron una gran lección. Dios había instruido a los hombres en el sentido de no tomar ninguna de las cosas impuras en la destrucción de Jericó, pero uno de ellos desobedeció. Y el resultado fue que el ejército sufrió en Hai una gran derrota.

Entonces Josué se postró ante Dios y clamó ante Él. Quizás se sintió una persona piadosa, como nosotros nos sentimos algunas veces, cuando nos quejamos ante el Señor. El Señor le dijo: "Levántate, Israel ha pecado. Debes tratar ese pecado antes de poder obtener una victoria". Así que tuvieron que identificar al que había pecado y finalmente descubrieron que había sido Acán. Así que Acán y su propiedad fueron llevados al valle de Acor, donde fueron destruidos y enterrados. A partir de aquel momento, Israel alcanzó victorias bajo el mando del general Josué. Estimado oyente, cuando usted y yo tratamos con los pecados de nuestra naturaleza carnal, obtenemos la victoria en la vida Cristiana.

Dice este versículo 15 Y haré del valle de Acor una puerta de esperanza. En efecto, Dios estaba diciendo: "Juzgaré vuestro pecado, y después de haberlo hecho, habrá una esperanza gloriosa y maravillosa para vosotros en el futuro."

Y continúa diciendo este versículo 15: Y allí cantará, como en los días de su juventud, como en el día de su subida de la tierra de Egipto. Estimado oyente, incluso en la actualidad en el territorio de Israel, usted no lo encontrará en ese estado. Aunque los israelitas estén de regreso en su tierra, esta zona en particular se encuentra cerca de Siquem, cerca del lugar donde fue enterrado José, que está controlado por los Arabes. El cumplimiento de esta promesa es aun futuro. Llegará el día en que Dios los bendecirá en aquel lugar. Continuemos ahora leyendo el versículo 16 de este segundo capítulo de Oseas:

"En aquel tiempo, dice el Señor, me llamarás Ishi, y nunca más me llamarás Baali."

Aquí tenemos un detalle sumamente interesante relacionado con el significado de un término: Ishi significa "mi esposo", y Baali, está relacionado con Baal, y significa "mi señor y mi maestro". Es que el pueblo de Israel estaba colocando al Dios verdadero en el mismo nivel que Baal, y estaban tratando de adorar a ambos. Por supuesto, era imposible hacerlo, y Dios les dijo que llegaría el día en el cual los israelitas le llamarían a Él "mi esposo".

Ahora, reflexionemos sobre esto por un momento. La relación de esposo implica todo aquello que es íntimo y personal, y está basada en el amor. Es la relación más elevada de la familia humana. La expresión máxima de este amor se encuentra en el Cantar de los Cantares de Salomón, donde la novia dijo: "Yo soy de mi amado y mi amado es mío."

Cuando usted tiene esa relación en un matrimonio, tiene un hogar feliz. No tendrá que estar repasando instrucciones sobre cómo vivir como marido y mujer. El secreto es el amor; cuando usted no lo tiene, ya no le queda nada. Pero si usted tiene amor, tiene todo. Es decir, que si los miembros del matrimonio se aman, pueden resolver sus problemas financieros, pueden adaptar sus conflictos de personalidad, y como padres pueden trabajar juntos para tratar con sus hijos. Sin embargo, si no se aman, no pueden llevar a cabo nada en común.

Estimado oyente, es hermoso tener esa clase de relación con Dios. Podemos dirigirnos al Señor Jesús y decirle: "te amo y te pertenezco". Al existir esa clase de relación, el apóstol Pablo pudo decir en su primera carta a los Corintios capítulo 3, versículos 21 al 23, 21Así que, ninguno se gloríe en los hombres, porque todo es vuestro: 22sea Pablo, Apolos o Cefas, sea el mundo, la vida o la muerte, sea lo presente o lo por venir. Todo es vuestro, 23y vosotros sois de Cristo y Cristo es de Dios. ¿Puede usted decir que Cristo es suyo? ¿Le pertenece usted a Él, y le pertenece Él a usted? Si así es, usted está pasando por un buen momento y experiencia. No hay otra relación igual a ésta. Y, hablando del futuro, un día Israel le dirá a Dios: "Tu eres mi esposo."

Y termina diciendo el versículo 16, En aquel tiempo, dice el Señor, me llamarás Ishi, y nunca más me llamarás Baali. Como ya hemos visto, "Baali" estaba relacionado con el repugnante ídolo Baal, y significaba "mi señor", eso es todo lo que significaba. Recordemos que el Señor Jesús dijo en Mateo capítulo 7, versículos 21 al 23; 21»No todo el que me dice: "¡Señor, Señor!", entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22Muchos me dirán en aquel día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?". 23Entonces les declararé: "Nunca os conocí. ¡Apartaos de mí, hacedores de maldad!". Estimado oyente, lo más importante es establecer una relación personal con el Señor Jesucristo, y no susurrar tópicos sobre que El es su Señor ni andar afirmando que está llevando a cabo grandes cosas para El. Al final, todo se reduce a lo que Él le preguntó a Simón Pedro junto al Mar de Galilea: "¿Me amas? Continuemos leyendo el versículo 17 de este segundo capítulo de Oseas:

"Porque quitaré de su boca los nombres de los baales, y nunca más se mencionarán sus nombres."

Según esta profecía, olvidarían incluso el nombre de Baal, porque se apartarían de la idolatría. Y continúa diciendo el versículo 18:

"En aquel tiempo haré en favor de ellos un pacto con las bestias del campo, con las aves del cielo y las serpientes de la tierra. Quitaré de la tierra el arco, la espada y la guerra, y te haré dormir segura."

En aquella tierra, así como en otros países, existe el peligro de extinción de muchas especies animales. Algunas de ellas ya se han extinguido. Dios creó los animales y los colocó en la tierra. Ellos tienen derecho a habitar en esta tierra y en aquel día futuro Él hará un pacto con ellos. En aquel día que suele denominarse como "el milenio", animales como el león y el cordero se acostarán juntos y en paz. En nuestro tiempo se percibe un notable interés por la ecología y en la conservación de la vida animal. ¿No ha usted observado que por toda la Biblia vemos que Dios considera a los animales? El también ha tenido en consideración a la tierra y habló de bendiciones sobre la tierra. El elemento contaminador es el hombre. El ser humano es un pecador interior y también exteriormente. El hombre contamina todo lo que toca. En muchas partes del mundo, tanto en las calles de las grandes ciudades, en su medio ambiente y fuera de ellas, podemos ver basura y elementos contaminantes, y todo ello se debe a la acción del hombre, Bien, Dios dijo que va a cuidar de esta tierra y podemos estarle agradecidos porque no creemos que el hombre sea capaz de hacerlo. Continuemos leyendo los versículos 19 y 20:

"Te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia. Te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás al Señor."

Llegamos ahora a una hermosa imagen. Esta palabra desposar significa literalmente "cortejar" a una virgen. Algunos de los que nos escuchar seguramente recordarán el día en que conocieron a sus esposas, fueron atraídos por su hermosura, y de cómo le expresaron sentidas palabras de admiración. Incluso, matrimonios que ya han entrado en la edad madura recuerdan con nostalgia la impresión recibida la primera vez que se vieron. Por ello la hermosa imagen de este pasaje nos recuerda el encanto de nuestros primeros tratos con una joven y las ansiedades de la espera durante las ausencias y la emoción de los encuentros. Y esto fue lo que Dios dijo que haría con Israel. Dios estaba indicando una nueva relación al decir Te desposaré conmigo en fidelidad.

Ahora, ¿cómo va Dios a hacer esto? Bueno, hemos leído, Te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia. Podemos apreciar que también había misericordia en la ley de Moisés. Podemos descubrir que también había amor en la ley, así como hay ley en el amor. Uno no puede separarlos completamente el uno del otro.

Hay otra razón por la cual no creemos que el retorno actual de Israel a su tierra sea un cumplimiento de la profecía. Este retorno seguramente no cumple los requisitos. Dios dijo que cuando Dios tuviera una nueva relación con Israel y la trajera de vuelta a su tierra, sería en justicia, en derecho, en misericordia y en compasión. Hoy Israel es exactamente como cualquier otra nación. Algunos creen que son innecesariamente crueles, pero el caso es que viven a la defensiva y su supervivencia depende de un sistema defensivo sólido. Pero no se encuentran de regreso en la tierra de Israel como un cumplimiento de la profecía. Aunque hayan logrado regresar, no han experimentado un retorno al Señor. Cuando lo hagan, entonces disfrutarán de bendiciones.

Destacamos la frase Te desposaré conmigo en fidelidad. Porque ellos nunca fueron fieles en el pasado. En realidad, en la actualidad y en general, se parecen a los llamados cristianos apóstatas de nuestro tiempo.

Y el versículo finaliza diciendo: y conocerás al Señor. Sin duda alguna, muchos de ellos no lo conocen en la actualidad. Y dice el versículo 21 de este capítulo 2 de Oseas:

"En aquel tiempo yo responderé, dice el Señor; responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra"

La frase En aquel tiempo es una expresión técnica que se refiere a los últimos días en lo que concierne a la nación de Israel, el período de la gran tribulación, y la venida de Cristo para establecer Su reino sobre la tierra.

Por lo que acabamos de leer, el cielo y la tierra estarán a tono, estarán conectados. Habrá sintonía entre ellos. Y el versículo 22 dice:

"Y la tierra responderá al trigo, al vino y al aceite, y ellos responderán a Jezreel."

Ahora, Jezreel aquí quiere decir que Dios los dispersará o los sembrará, pero en aquel día futuro, Dios los reunirá. Y el versículo 23, último versículo de este capítulo 2 de Oseas dice:

"La sembraré para mí en la tierra; tendré misericordia de Lo-ruhama (la que no recibió compasión) y diré a Lo-ammi (al que no era mi pueblo): ¡Tú eres mi pueblo!, y él dirá: ¡Dios mío!."

Este versículo final contiene un juego de palabras utilizando los nombres de los hijos de Gomer. No solo se trata de que Dios los reunirá, ya no serán más como Lo-ruhama, aquella hija de la prostitución que no recibió compasión. Dios tendrá misericordia de ellos. En nuestro tiempo podríamos describir a Israel en su conjunto como Lo-ammi, que significaba que ellos no son el pueblo de Dios. En aquel día futuro Dios dirá Tu eres mi pueblo y ellos dirán ¡Dios mío! Estimado oyente, ellos no están afirmando tal cosa hoy; no están volviendo a Dios. Esta es, por lo tanto, una profecía para el reino terrenal. Y así llegamos al

Oseas 3 - A Oseas se le mandó tomar nuevamente a Gomer

En este capítulo, Oseas descubrió que su esposa había resultado infiel, pero a él se le ordenó que fuera a buscarla y la trajera al hogar nuevamente. Dice el versículo 1 de este tercer capítulo de Oseas:

"Me dijo otra vez el Señor: Ve y ama a una mujer amada de su compañero y adúltera; así ama el Señor a los hijos de Israel, aunque ellos se vuelven a dioses ajenos y aman las tortas de pasas."

La orden fue Ve y ama a una mujer, es decir, "ama a tu esposa; ella es tu mujer". Oseas la amaba aunque ella había sido infiel.

Esa mujer era una adúltera. Y el escritor continuó diciendo: así ama el Señor a los hijos de Israel, aunque ellos se vuelven a dioses ajenos y aman las tortas de pasas. Esta fue una referencia a las tortas de pasas que eran utilizadas en las fiestas de sacrificio de los cananeos de aquellos tiempos. Eran parte de la adoración pagana de los ídolos, que había sido adoptada por los israelitas. Aquí vemos que Dios estaba haciendo una aplicación. En realidad, Él le estaba diciendo a Oseas: "Ahora sabes lo que yo siento; quiero que vayas y tomes nuevamente a Gomer. Ella te ha sido infiel, pero tú tienes que amarla y debes volverla a tomar como esposa". Y añadió Dios: "Esto es lo que yo voy a hacer con mi pueblo. Israel me ha sido infiel, y lo voy a castigar. Pero algún día lo traeré conmigo". Veamos ahora lo que dice aquí en el versículo 2, de este capítulo 3 de Oseas:

"Entonces la compré para mí por quince monedas de plata y una carga y media de cebada."

Aparentemente, ella se había vendido a algún grupo de personas que estaban a cargo de los prostíbulos de aquella región. Y Oseas tuvo que ir a comprarla para poder traerla de regreso al hogar. Por ello dijo el profeta la compré para mí.

Estimado oyente, ¿sabe que usted y yo hemos sido redimidos? La figura en este pasaje Bíblico no es muy atractiva, y ese es el motivo por el cual no es expuesta más en la predicación actual. A veces oímos hablar en algunos círculos cristianos sobre dedicación, sobre compromiso, y sobre la entrega de la vida al Señor. Pero, estimado oyente, lo primero que usted necesita hacer es venir a Dios como un pecador. El tiene que redimirle. Así como el profeta Oseas tuvo que ir a buscar a esa prostituta, de esa forma Dios nos redimió. Hasta que usted y yo veamos esto con claridad, no sabremos nada de lo que implica un verdadero compromiso con Dios.

Aquí se mencionó un precio: quince monedas de plata y una carga y media de cebada. Gomer no valía ese precio, y nosotros no valemos el precio de la redención que fue pagado por nosotros. Dijo el apóstol Pedro en su primera carta, capitulo 1, versículos 18 y 19: 18pues ya sabéis que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir (la cual recibisteis de vuestros padres) no con cosas corruptibles, como oro o plata, 19sino con la sangre preciosa de Cristo. El tuvo que derramar Su sangre; tuvo que sufrir y morir para que usted y yo pudiéramos ser redimidos. ¿Por qué? Porque éramos pecadores perdidos, vendidos al pecado.

Un conocido predicador llegó hasta el punto de no mencionar al Evangelio en sus sermones. No decía que el hombre debe venir a Dios como un pecador. Todo lo que le decía a su auditorio era que debían amar a Jesús, que tenían que servir a Dios y obedecerle y otros consejos por el estilo. Pero, estimado oyente. Ese no es el punto donde hay que comenzar una relación con Dios. Sería tan absurdo como si usted fuera al cementerio a exhortar a los que allí se encuentran para que mejoren su nivel espiritual y se comprometan a entregar sus vidas al Señor. Pero, el problema es que allí están todos muertos y no pueden hacer nada al respecto. Así que hasta que hayamos venido ante Dios para recibir la salvación, usted y yo estamos espiritualmente muertos en nuestros delitos y pecados. No tenemos ninguna vida para entregarle a Él. Hasta que el problema del pecado haya sido solucionado, es decir, hasta que nazcamos de nuevo espiritualmente, recibiendo una nueva naturaleza, no podemos hacer nada que agrade a Dios. Continuemos leyendo el versículo 3 de este tercer capítulo de Oseas:

"Le dije: Tú serás mía durante muchos días; no te prostituirás ni te entregarás a otro hombre, y yo haré lo mismo contigo."

Los que aman a su compañero o compañera en el matrimonio y alguna vez descubrieron que él o ella había sido infiel, comprenderán el sufrimiento de los sentimientos heridos de este profeta y, lo que es más importante, los sentimientos de Dios. Es como si Dios le dijera a Su pueblo: "Eso es lo que habéis estado haciendo. Habéis actuado como la mujer adúltera. Me llamáis Señor, pero os habéis ido tras otros dioses. Os habéis apartado de mi y ya no me servís".

El Señor Jesús también dijo en Mateo capítulo 7, versículos 22 y 23, 22Muchos me dirán en aquel día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?". 23Entonces les declararé: "Nunca os conocí. Y al pensar en este pasaje de Oseas diríamos que si una supuesta iglesia tienen en su púlpito a un hombre que niega la Palabra de Dios, niega la deidad de Cristo y niega que Él murió por los pecadores, entonces tal institución no constituye una iglesia sino más bien, desde un punto de vista espiritual y a la luz de esta historia acerca de la cual estamos leyendo, sería una casa donde se practica una forma de infidelidad. Y no somos nosotros los que hacemos esta comparación sino Dios mismo en esta profecía. El mensaje del profeta Oseas fue el más severo que uno podría imaginar. Realmente, en aquella época, Oseas nunca habría sido elegido "el hombre del año" en Israel; no hubiera ganado ningún concurso de popularidad en su ciudad natal, de ello podemos estar seguros. Le estaba diciendo a su pueblo: "como nación os habéis convertido en una casa donde se ejerce la prostitución. Os habéis entregado a la idolatría y os habéis apartado del Dios vivo y verdadero."

Los versículos 4 y 5 de este capítulo 3 son probablemente 2 de los más importantes versículos proféticos que proporcionan una respuesta a aquellos estudiantes de profecía que han comenzado a fijar fechas para la venida del Señor. Aunque este es un capítulo breve, que contiene solo 5 versículos, es uno de los grandes pasajes proféticos de la Palabra de Dios.

En relación con este pasaje, usted debería leer los capítulos 9 al 11 de la epístola a los Romanos. Hemos estudiado estos capítulos en la sección profética de esta epístola, que concierne a la nación de Israel. En el capítulo 9 tenemos los tratos de Dios con Israel en el pasado. En el capítulo 10 Sus tratos actuales con Israel y en el capítulo 11, sus tratos futuros con ellos.

Ahora, con respecto a Israel, dijo Oseas en el versículo 4 de este capítulo 3:

"Porque muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio, sin estatua, sin efod y sin ídolos domésticos."

Al especificar que los israelitas estarían muchos días sin un rey, observamos que el profeta no dio un número específico de días. Esto es extraño porque a los israelitas se les dijo 3 veces que serían expulsados de su tierra, y que serían traídos de regreso 3 veces. En cada ocasión, Dios los expulsó de la tierra, les dijo cuando tiempo permanecerían fuera de ella, excepto en la última ocasión.

Debemos interrumpir aquí nuestro estudio pero continuaremos examinando este versículo 4 en nuestro próximo programa por lo cual, estimado oyente, le sugerimos que lea por sí mismo el resto de este capítulo para familiarizarse con su contenido y le invitamos cordialmente a acompañarnos en nuestro próximo encuentro.

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