Estudio bíblico de Éxodo 24:1-25:9

Exodo 24:1-25:9

Tema: El Señor llamó a Moisés desde la montaña; los israelitas comprometieron su obediencia; La gloria de Dios apareció; y Aarón y Hur quedaron a cargo del pueblo durante la ausencia de Moisés.

Observaciones

El capítulo 24 de Éxodo concluyó con la sección de la legislación social que había comenzado en el capítulo 21. Hemos comprobado que la Ley de Moisés era mucho más que los breves y concisos Diez Mandamientos, y que el área de la legislación social abarcaba mucho terreno. El primer párrafo presenta la

Orden de adorar antes de la existencia del tabernáculo

Leamos el versículo 1:

"Entonces Dios dijo a Moisés: Sube hacia el Señor, tú y Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel, y adoraréis desde lejos."

Dios le pidió a aquellos hombres que subiesen a la montaña, pero incluso a ellos, que estaban en una posición muy única, en esta ocasión se les dijo que adorasen desde lejos. ¡Cuán diferentes eran las cosas en la época de la ley a cómo son en la era de la gracia! Bajo la Ley el ser humano debía adorar desde lejos pero, refiriéndose a nuestra época, la carta a los Efesios 2:13, nos dice: Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros, que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido acercados por la sangre de Cristo. Dios nos salva y nos conduce hoy, por su gracia, a lo largo del sendero de la vida.

Continuemos leyendo los versículos 2 y 3:

"Sin embargo, Moisés se acercará solo al Señor, y ellos no se acercarán, ni el pueblo subirá con él. Y Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras del Señor y todas las ordenanzas; y todo el pueblo respondió a una voz, y dijo: Haremos todas las palabras que el Señor ha dicho."

Esta era la segunda vez que los israelitas habían dado una respuesta afirmativa cuando Dios les preguntó si querían recibir sus mandamientos y Su ley. Ellos estaban seguros de sí mismos, autosuficientes y casi arrogantes cuando le respondieron a Dios. "Si; queremos tu ley". Prometieron cumplir todas las palabras del Señor cuando aun no las tenían en su totalidad. Se les habían entregado los Diez Mandamientos y creían que podían obedecerlos.

Uno se pregunta cómo Israel pudo engañarse tanto. Pero estoy aun más desconcertado por el hecho de que hay tantas personas que todavía creen que están viviendo bajo la ley. Aquellos que piensan que están cumpliendo las normas de Dios están engañados y esto es tremendo. La primera carta de Juan 1:8, dice que Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. No estarás engañando a tus vecinos, ni a tu esposo, esposa o seres queridos. Pero indudablemente te estarás engañando a ti mismo. Porque si dices que no tienes pecado, te estás realmente engañando a ti mismo. Incluso puedes llegar a pensar que alguien que afirma no tener pecado está, en parte, diciendo la verdad. Pero el apóstol Juan declara alguien que así habla, no dice en absoluto, la verdad. En el mismo capítulo 1 que hemos citado, v.10, dice: Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a El mentiroso y su palabra no está en nosotros. Es decir que si afirmas que no has pecado, haces que Dios parezca mentiroso. Pero El no es así. Lo mejor que puedes hacer es no jactarte de tu bondad. En nuestro pasaje Bíblico, nos sorprende la arrogancia de los israelitas cuando dijeron: "Haremos todas las palabras que el Señor ha dicho".

En el siguiente párrafo se nos relatan las ceremonias en las que

Los israelitas reconocieron el pacto

Leamos loe versículos 4 al 7:

"Y Moisés escribió todas las palabras del Señor. Levantándose muy de mañana, edificó un altar al pie del monte, con doce columnas por las doce tribus de Israel. Y envió jóvenes de los hijos de Israel, que ofrecieron holocaustos y sacrificaron novillos como ofrendas de paz al Señor. Moisés tomó la mitad de la sangre y la puso en vasijas, y la otra mitad de la sangre la roció sobre el altar. Luego tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, y ellos dijeron: Todo lo que el Señor ha dicho haremos y obedeceremos."

Los israelitas se sentían ciertamente confiados y totalmente seguros de sí mismos. Realmente pensaron que eran capaces de cumplir la ley de Dios, lo cual era la forma mayor de engañarse a sí mismos. Prometieron obedecer a Dios pero no lo hicieron. El hombre natural, normal, cree que puede agradar a Dios pero no es así. Tú y yo no podemos complacer a Dios porque nadie es capaz de alcanzar el nivel de vida que Dios requiere. Olvidamos que, por lo que a Dios se refiere, realmente somos miembros de una raza corrompida. Si lo dudas, simplemente mira al mundo a tu alrededor, a la anarquía y al desorden moral. Mira al pecado, a la confusión, a los que niegan la existencia de Dios, y a la incredulidad que impera por todas partes. Dios tenía toda la razón cuando dijo en la carta a los Romanos 3:10; No hay justo, ni aun uno; Vivimos en tiempos en los que lo malo y lo bueno son relativos y se confunden, sin una línea que los separe. Los profetas anunciaron que tal día llegaría y, verdaderamente, así ha sucedido.

Continuemos leyendo el versículo 8:

"Entonces Moisés tomó la sangre y la roció sobre el pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pacto que el Señor ha hecho con vosotros, según todas estas palabras."

Incluso antes de que Dios les comunicase su ley, los israelitas fueron rociados con sangre, para que supiesen que tenía que realizarse un sacrificio. Dice la carta a los Hebreos 9:22, Y según la ley, casi todo es purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay perdón. Dios repetiría estas palabras muchas veces. Se debía entregar la vida, y la penalidad tenía que ser pagada antes de que ninguno de nosotros pudiera ir al cielo.

El relato nos lleva ahora al momento en que

Moisés ascendió solo al monte Sinaí

Leamos los versículos 9 y 10:

"Y subió Moisés con Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; y vieron al Dios de Israel, y debajo de sus pies había como un embaldosado de zafiro, tan claro como el mismo cielo."

La frase que dice ". . . y vieron al Dios de Israel", debe entenderse a la luz de otros pasajes Bíblicos. De hecho, nadie ha visto a Dios porque El es un Espíritu. El Evangelista Juan 1:18, nos dice que Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito Dios, que está en el seno del Padre, El le ha dado a conocer. Lo que ellos vieron fue una representación de Dios. Yo me pregunto si nosotros veremos a Dios el Padre después de esta vida, durante la eternidad. Jesucristo será, probablemente, la contemplación más cercana que tendremos del Padre. Pero El será suficiente para satisfacer nuestros corazones. Todo lo que sabemos en la actualidad sobre el Padre es a través del Hijo. No se qué aspecto tiene Dios el Padre, cómo siente o piensa, porque El nos ha dicho en el libro del profeta Isaías 55:8 y 9:

"Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, declara el Señor. Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos"

Pero Jesús nos lo ha revelado. Así que, cuando Moisés, Aarón, Nadab, Abiu, y los setenta ancianos dirigentes de Israel subieron al Monte Sinaí, no vieron a Dios el Padre, sino que vieron una representación de Dios.

Leamos el versículo 11:

"Mas El no extendió su mano contra los príncipes de los hijos de Israel; y ellos vieron a Dios y comieron y bebieron."

En este versículo, igual que en el anterior, ellos vieron esa representación de Dios. Más tarde, Moisés pediría ver a Dios porque todo lo que él había visto era dicha representación. Moisés quería ver a Dios. Y el ver a Dios sería también la súplica de su discípulo Felipe en la sala en que se encontraban los discípulos reunidos con Jesús. Según el evangelista Juan 14:8, Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre, y nos basta. Y el Señor le respondió: ¿Tanto tiempo he estado con vosotros, y todavía no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? Estimados oyentes, si queréis ver a Dios, tendréis que ir a su encuentro a través de Jesucristo.

Algunos han ofrecido diversos testimonios sobre el hecho de que, desde el momento de su salvación, pueden venir directamente a la presencia de Dios. La verdad es que no venimos directamente a la presencia de Dios, porque tenemos un mediador. Como dice el apóstol Pablo en su primera carta a Timoteo 2:5, Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre. Tú puedes venir a Dios por medio de Jesucristo. Cristo es el "árbitro" que anhelaba el patriarca Job, al sentir la lejanía y el carácter inaccesible de Dios. Cristo pone una mano en la mano del Padre y la otra en tu mano, y os acerca, os reúne a ti y a Dios. No podemos llegar hasta Dios el Padre por nosotros mismos, y debemos reconocerlo.

Leamos ahora los versículos 13 al 18:

"Y se levantó Moisés con Josué su ayudante, y subió Moisés al monte de Dios, y dijo a los ancianos: Esperadnos aquí hasta que volvamos a vosotros. Y he aquí, Aarón y Hur están con vosotros; el que tenga algún asunto legal, acuda a ellos. Entonces subió Moisés al monte, y la nube cubrió el monte. Y la gloria del Señor reposó sobre el monte Sinaí, y la nube lo cubrió por seis días; y al séptimo día, Dios llamó a Moisés de en medio de la nube. A los ojos de los hijos de Israel la apariencia de la gloria del Señor era como un fuego consumidor sobre la cumbre del monte. Y entró Moisés en medio de la nube, y subió al monte; y estuvo Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches."

Aquí vemos que Josué comenzó a aparecer en escena con más frecuencia. Dios le estaba preparando para ser el sucesor de Moisés. Era aun joven y Dios tenía que enseñarle muchas cosas antes de que estuviese preparado para dirigir al pueblo de Israel. Y fue durante aquel tiempo pasado en el Monte Sinaí que Moisés recibió las instrucciones presentadas en el resto de este libro del Éxodo.

Exodo 25:1-9

Tema: Lo que los israelitas debieron ofrecer para la construcción del Tabernáculo, y las instrucciones para el mobiliario del Tabernáculo.

Observaciones

Entre los capítulos 25 y 30 de Éxodo, Dios le reveló a Israel el proyecto del Tabernáculo y el modelo para las vestiduras del sumo sacerdote. A continuación, tenemos el relato de la construcción del Tabernáculo y el hecho de que aquella tienda fue llena de la gloria del Señor. Esa tienda de reunión, fue el centro de la vida de los israelitas porque era allí donde el ser humano se acercaba a Dios.

El primer párrafo del capítulo nos habla de los

Materiales que se utilizarían en el tabernáculo

Leamos los versículos 1 y 2:

"Y habló el Señor a Moisés diciendo: Di a los hijos de Israel que tomen una ofrenda para mí; de todo aquel cuyo corazón le mueva a hacerlo, tomaréis mi ofrenda."

Israel había estado solo unos pocos meses fuera de la esclavitud, sin embargo, el Señor les pidió que hiciesen una contribución para ayudar a la construcción del Tabernáculo o tienda de reunión, que utilizarían en su travesía por el desierto. Lo sorprendente fue que los israelitas dieron tanto que se les pidió que dejasen de contribuir. Leeremos los versículos 3 al 7, que detallan los elementos que tenían que traer;

"Y esta es la ofrenda que tomaréis de ellos: oro, plata y bronce; tela azul, púrpura y escarlata, lino fino y pelo de cabra; pieles de carnero teñidas de rojo, pieles de marsopa y madera de acacia; aceite para el alumbrado, especias para el aceite de la unción y para el incienso aromático; piedras de ónice y piedras de engaste para el efod y para el pectoral."

Nuestra primera reacción es la siguiente: ¿Dónde obtuvieron todo aquello? Recordemos que Israel acababa de ser liberado de la esclavitud y lo que presentaron era parte de cuatrocientos años de sueldos atrasados que habían recolectado cuando estaban saliendo de Egipto. Éxodo 12:36 nos recuerda que " . . . el Señor hizo que el pueblo se ganara el favor de los egipcios, que les concedieron lo que pedían. Así despojaron a los egipcios." Cuando los israelitas salieron de aquel país, se llevaron grandes riquezas. Se ha calculado que se dedicó solamente al tabernáculo, un material valorado, por lo menos, en unos 5 millones de dólares. Aquella tienda de reunión era de un tamaño relativamente reducido porque tendría que ser transportada en la marcha por el desierto. Pero, aunque pequeña, era estéticamente hermosa y ricamente adornada.

Continuemos leyendo el versículo 8, en el que Dios les dijo:

"Y que hagan un santuario para mí, para que yo habite entre ellos."

Dios nunca dijo que iba a vivir en el tabernáculo en el sentido en que El estaría restringido a un lugar determinado. Sin embargo dijo que moraría sobre los querubines, según pasajes Bíblicos como 1 Samuel 4:4, 2 Samuel 6:2, 2 Reyes 19:15 e Isaías 37:16. Los querubines eran una categoría de ángeles; en la tapa del cofre o arca había dos, de oro, que se enfrentaban uno con otro y tenían las alas desplegadas. Israel era una teocracia y Jehová era el Rey. Era una nación que tenía que ser gobernada por Dios. Su trono se encontraba entre los querubines y ése era el lugar donde el ser humano se encontraba con Dios. La idea que existe hoy en día de que Dios mora en un edificio construido por manos humanas, no es cierta. Se trata de una noción pagana. Algunas personas llaman al edificio de una iglesia "la casa de Dios". No es la casa de Dios porque El no mora en un edificio ni nunca lo hizo. El rey Salomón, refiriéndose a Dios, expresó esta verdad muy adecuadamente, en el segundo libro de Crónicas 2:6, ¿quién será capaz de edificarle una casa, cuando los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerle? Aquel tabernáculo iba a ser el lugar donde el ser humano se encontrase con Dios. Aquí es oportuno citar las palabras del Salmo 99:1,

"El Señor reina, estremézcanse los pueblos; sentado está sobre los querubines, tiemble la tierra."

Aquel arca o cofre era el trono de Dios y fue el primer mueble del mobiliario que tenían que fabricar.

Finalmente por hoy, leamos el versículo 9:

"Conforme a todo lo que te voy a mostrar, conforme al diseño del tabernáculo y al diseño de todo su mobiliario, así lo haréis."

En el Nuevo Testamento, la carta a los Hebreos nos dice que este tabernáculo terrenal fue diseñado según el estilo del Tabernáculo del cielo. Pero surge la pregunta: ¿Hay un tabernáculo literal en el cielo? Yo adopto el punto de vista de que lo hay, porque Dios así lo indicó. Lo interpreto literalmente y creo que si Dios hubiera querido darle otro significado diferente, lo hubiera aclarado. La citada carta a los Hebreos 8:5, hablando de los sacerdotes que prestaban su servicio, dice,

"los cuales sirven a lo que es copia y sombra de las cosas celestiales, tal como Moisés fue advertido por Dios cuando estaba a punto de erigir el tabernáculo; pues, dice El: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que te fue mostrado en el monte."

Y otro pasaje, en este mismo libro de Hebreos 9:23 y 24, continúa diciendo:

"Por tanto, fue necesario que las representaciones de las cosas en los cielos fueran purificadas de esta manera, pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que éstos. Porque Cristo no entró en un lugar santo hecho por manos, una representación del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora en la presencia de Dios por nosotros,"

Por lo tanto, al no haber hoy un tabernáculo o santuario similar en la tierra, el único lugar de encuentro entre Dios y el hombre, es la cruz donde murió Jesucristo. Allí se consumó el sacrificio único, y completo. Allí puedes presentarte hoy mismo, por la fe, aceptando ese sacrificio realizado en tu lugar. Si así lo haces, el Espíritu Santo morará en ti. Y ya que hemos hablado de lugares donde Dios no mora, no está presente, diremos que si tú acudes a ese lugar de encuentro que es la cruz, reconociendo que El llevó tus pecados, El morará en ti por su Espíritu Santo. Con tus propias palabras, dirígete a El, y comprobarás que no está tan lejano como piensas. Al contrario, se encuentra tan cerca que puede escuchar tus palabras y percibir tus pensamientos.

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