Estudio bíblico de Levítico 25:1-55

Levítico 25

Tema: La ley relativa a la tierra prometida; el Año Sabático; el Año del Jubileo; le redención o rescate de la propiedad y de las personas.

El sisTema legal de Moisés no se dirigía únicamente al pueblo de Israel sino que se refería particularmente a la tierra de Palestina. Esta realidad está enfatizada en este capítulo. Las leyes aquí presentadas no podrían ser puestas en vigor hasta que Israel entrase en la tierra de Canaán. No podían ser adaptadas al desierto. Vemos una constante y casi monótona repetición de la palabra tierra, en frases como, por ejemplo: "cuando entréis en la tierra", "La tierra guardará reposo", y "proclamaréis libertad en la tierra". Esta última frase se repite 10 veces. Todo en este capítulo está sujeto a la tierra que Dios dio a Israel. La economía mosaica estaba dirigida hacia los israelitas, un pueblo peculiar, y a una tierra específica, que era Palestina. Además, iba dirigida a un pueblo implicado en la agricultura.

Uno no puede leer Levítico, ni el resto de la Biblia, sin observar la repetición del número 7. Era el número utilizado para denotar lo completo, lo perfecto. No quiere decir perfección en cada caso o detalle. Hay una conexión definida de todas las citas del número 7 en Levítico, con el número 7 en el Apocalipsis. Ambos libros lo utilizan en una forma estructural. El tiempo estaba dividido en períodos de 7 en el calendario civil y en el ceremonial. Leemos sobre el séptimo día, la séptima semana, el séptimo mes, el séptimo año. El calendario está adaptado a los períodos sabáticos de tiempo y el código Levítico funcionaba con un mecanismo de 7 ciclos. Esto ocurre nuevamente en el Apocalipsis.

Dios descansó en el séptimo día, no porque estuviese cansado sino porque había completado la creación en 6 días y ya no le quedaba nada por crear. El Sábado fue hecho la unidad básica para medir el tiempo y entonces, a partir del Sábado, se fueron desarrollando unidades de medida del tiempo.

A continuación presentaré, de este capítulo 25, un breve

Bosquejo

1. El Año Sabático, vv. 1-7.

2. El Año del Jubileo, vv. 8-24.

3. La Redención de la Propiedad, vv. 25-34.

4. La Redención de las Personas, vv. 35-55.

Leamos en primer lugar el versículo 1, para entrar en el Tema de

El año sabático

"Entonces el Señor habló a Moisés en el monte Sinaí, diciendo:"

Observemos que la escena vuelve al Monte Sinaí, pero las normas entrarían en vigor cuando los israelitas llegaran a la tierra de Canaán. Recordemos que en Levítico 1:1 vimos a Dios hablar desde la tienda de reunión. Leamos el versículo 2:

"Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando entréis a la tierra que yo os daré, la tierra guardará reposo en honor al Señor."

Esto era sorprendente. Había un Sábado o reposo para la tierra, así como para el ser humano. El séptimo día era para el hombre, y el séptimo año para la tierra.

El séptimo día se proyectaba hacia la creación, cuando Dios reposó de sus trabajos, porque había completado Su obra de la creación. Sabbath significa reposo, y en su significado final se refiere al reposo de la redención. Dice la carta a los Hebreos 4:9-11,  De manera que todavía queda un reposo sagrado para el pueblo de Dios;  porque el que entra en ese reposo de Dios, reposa de su trabajo, así como Dios reposó del suyo.  Debemos, pues, esforzarnos por entrar en ese reposo, para que nadie siga el ejemplo de aquellos que no creyeron. El "reposo" en estos versículos significa literalmente "el cumplimiento del Sabbath"

En estos días actuales y ante los conocimientos de la agricultura científica, es evidente que dejar la tierra sin cultivar en el séptimo año era bueno para la tierra. Era también un descanso para aquellos que araban la tierra, aunque pudieran desempeñar otras ocupaciones necesarias. El Año Sabático para la tierra tenía por objeto liberar al israelita de la codicia. De hecho, el quebrantar esta norma sobre el Año Sabático hizo que Israel fuese llevado a soportar, por 70 años, la cautividad de Babilonia (2 Crónicas 36:21). Habían fallado en guardar 70 años sabáticos durante un período de 490 años; en consecuencia, tuvieron que pasar por 70 años de cautividad.

Continuemos leyendo los versículos 3 y 4:

"Seis años sembrarás la tierra, seis años podarás tu viña y recogerás sus frutos, pero el séptimo año la tierra tendrá completo descanso, un reposo en honor Señor; no sembrarás tu campo ni podarás tu viña."

Aquí se aclara perfectamente que el Año Sabático estaba relacionado con la tierra. (Tenían que sembrar sus campos y podar sus viñas por 6 años y el séptimo año, no sembrarían ni podarían. Hay una maldición sobre la tierra, así como sobre el ser humano, y es por medio del sudor de su frente que él obtiene el pan de la tierra. En un día futuro, la maldición será quitada de la creación (Romanos 8:20-22 e Isaías 35:1 y 2)

(Realmente, el Año Sabático fue un buen principio agrícola para el bien de la tierra. Evidentemente Dios, como Creador, conoce lo que es mejor para el cultivo de la tierra.)

Leamos ahora los versículos 5 al 7:

"Lo que nazca espontáneamente después de tu cosecha no lo segarás, y las uvas de los sarmientos de tu viñedo no recogerás; la tierra tendrá un año de reposo completo. Y el fruto del reposo de la tierra os servirá de alimento: a ti, a tus siervos, a tus siervas, a tu jornalero y al extranjero, a los que residen contigo. También a tu ganado y a los animales que están en tu tierra todas sus cosechas les servirán de alimento."

Este pasaje muestra que las necesidades físicas de la gente estaban cubiertas durante el Año Sabático. La tierra era tan productiva que no era necesario sembrar cada año. En el valle del Río Éufrates, en los días de Abraham, no era necesario sembrar nada en absoluto y el grano crecía sin cultivar la tierra. En Israel el suelo producía lo suficiente para suplir las necesidades del propietario, sus sirvientes y trabajadores extranjeros. Incluso el ganado podía sobrevivir y probablemente engordar pastando en terrenos sin cultivar. Dios se preocupó del cuidado del ser humano y de los animales, de los israelitas y extranjeros, ricos y pobres, durante el año de reposo de la tierra. A todos se les proveyó lo suficiente para comer. Sin embargo, no podían cosechar nada para comercializarlo.

Dios estaba enseñando a los israelitas varias lecciones. El nunca permitió que ninguno de ellos monopolizara la tierra, de manera que nadie se preocupara por los necesitados. Dios estaba protegiendo a la tierra y a los pobres al mismo tiempo. También les estaba enseñando que la tierra estaba bajo maldición por causa del pecado, pero que llegaría un tiempo en el que la tierra produciría fruto en abundancia.

En la actualidad existe preocupación por la explosión demográfica y la incapacidad de la tierra, en vastas zonas del mundo, para producir alimentos suficientes para la población. Cuando la maldición sea removida, esta tierra producirá en una forma nunca vista, desde la caída del ser humano. Dios es el proveedor para todas las necesidades humanas. Dios es el dueño de esta tierra.

Leamos el versículo 8, que comienza a hablar del

Año del jubileo

"Contarás también siete semanas de años para ti, es decir, siete años multiplicados por siete, para que tengas el tiempo de siete semanas de años, es decir, cuarenta y nueve años."

Vemos que continúa el proceso de los múltiplos de 7. Se contaban 7 Años Sabáticos, lo cual daba un total de 49 años. El año siguiente, es decir en el 50, era separado como Año del Jubileo. El Año del Jubileo era una continuación de la continua evolución del calendario. Era la mayor unidad de tiempo, de 50 años. Continuemos leyendo el versículo 9:

"Entonces tocarás fuertemente el cuerno de carnero el décimo día del séptimo mes; en el día del perdón o la expiación tocaréis el cuerno por toda la tierra."

Este era el punto culminante de toda la estructura sabática de la nación. (Era el llamado SHeNATH HAYOBBEL, el Año del Jubileo.) En muchos aspectos era el período más esperado y alegre de la economía y sociedad mosaica.

(Después de que Israel estuviese establecido en la tierra, es difícil imaginar cómo el sonido de una trompeta podría ser escuchado desde Dan, en el extremo norte, hasta Beersheba, en el extremo sur. Sería razonable concluir que en zonas muy pobladas habría varios toques simultáneos del cuerno de carnero para anunciar el Año del Jubileo. Creo que el anuncio comenzaría en la tienda de reunión o en el Templo y después, habría una persona situada lo suficientemente lejos como para oírlo y así, sucesivamente, la nota de la trompeta sería transmitida hasta llegar a todo el país.) Continuemos leyendo el versículo 10:

"Así consagraréis el quincuagésimo año y proclamaréis libertad por toda la tierra para sus habitantes. Será de jubileo, de liberación, para vosotros, y cada uno de vosotros volverá a su posesión, y cada uno de vosotros volverá a su familia."

En aquellos tiempos la gente podía hipotecar su tierra por 50 años, pero en el Año del Jubileo esa tierra volvería a su propietario original o a sus descendientes. De esa manera Dios protegió al propietario, para que éste no perdiese su tierra.

Si un ser humano se hubiese vendido a sí mismo como esclavo, cuando sonase la trompeta, saldría en libertad.

Así es como nosotros somos liberados en la actualidad. La palabra griega para trompeta es kerux y el verbo kerusso significa proclamar o anunciar. El Año del Jubileo puede compararse con esta época en que opera la gracia de Dios, cuando el Evangelio es predicado a los esclavos del pecado y cautivos de Satanás. Dijo San Pablo en Romanos 6, 17, 18 y 23, Pero, gracias a Dios, vosotros, que antes erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a la forma de enseñanza que habéis recibido. Una vez libres de la esclavitud del pecado habéis entrado al servicio de una vida de justicia. El pago que da el pecado es la muerte, pero el don de Dios es vida eterna en unión con Cristo Jesús, nuestro Señor. Y en Juan 8:32 y 36, el Señor Jesucristo dijo: y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Así que, si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres.

Al ver que en el Año del Jubileo todo recobraba su libertad y se cancelaban las hipotecas, recordemos que cuando uno viene a Jesucristo, la cuestión del pecado queda arreglada, porque El pagó el castigo. Todo ha quedado solucionado y la persona queda en libertad. San Pablo añadió, en Romanos 6:22, Ahora, en cambio, libres de la esclavitud del pecado habéis entrado al servicio de Dios. Y el provechoso resultado de esto es vuestra santificación, y finalmente la vida eterna. Y el mismo escritor dijo en Gálatas 5:1, Cristo nos liberó para que seamos libres. Por lo tanto manteneos firmes en esa libertad y no os sometáis otra vez al yugo de la esclavitud.

En relación con esta idea, resulta interesante escuchar las palabras de nuestro Señor en la sinagoga de Nazareth, en el relato de Lucas 4:17-21, que dice: Le dieron el libro del profeta Isaías, y abriendo el libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor esta sobre mi, porque me ha ungido para anunciar el evangelio a los pobres. Me ha enviado para proclamar libertad a los cautivos, y la recuperación de la vista a los ciegos; para poner en libertad a los oprimidos; para proclamar el año favorable del Señor. Cerrando el libro, lo devolvió al asistente y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en El.

Volvamos a Levítico 25 y leamos los versículos 11 al 24:

"Tendréis el año 50 como año de jubileo: no sembraréis, ni segaréis lo que nazca espontáneamente, ni vendimiaréis sus viñas sin podar. Porque es jubileo, os será un año santo. De lo que produzca el campo, comeréis. En este año de jubileo cada uno de vosotros volverá a su propia posesión. Asimismo, si vendéis algo a vuestro prójimo, o compráis algo de la mano de vuestro prójimo, no os hagáis mal uno a otro. Conforme al número de años después del jubileo, comprarás de tu prójimo, y él te venderá conforme al número de años de cosecha. Si son muchos los años, aumentarás su precio, y si son pocos los años, disminuirás su precio; porque es un número de cosechas lo que te está vendiendo. Así que no os hagáis mal uno a otro, sino sed reverentes con vuestro Dios; porque yo soy el Señor vuestro Dios. Cumpliréis, pues, mis estatutos y guardaréis mis juicios, para ejecutarlos, para que habitéis seguros en la tierra. Entonces la tierra dará su fruto, comeréis hasta que os saciéis y habitaréis en ella con seguridad. Pero si decís: ¿Qué vamos a comer el séptimo año si no sembramos ni recogemos nuestras cosechas?, yo entonces os enviaré mi bendición en el sexto año, de modo que producirá fruto para tres años. Cuando estéis sembrando en el octavo año, todavía podréis comer del grano almacenado, comiendo de éste hasta el noveno año cuando venga la cosecha. Además, la tierra no se venderá en forma permanente, pues la tierra es mía; porque vosotros sois sólo forasteros y peregrinos para conmigo. Así que de toda tierra de vuestra posesión otorgaréis a la tierra el derecho de ser vuelta a comprar por sus dueños anteriores."

Esta sección explica que toda propiedad y posesiones debían volver al propietario original. Esto evitaba que un individuo o grupo adquiriese en posesión la mayor parte de la tierra mientras que el resto se empobrecía. Esta ley tendía a lograr un equilibrio social. El plan de Dios disponía que El retuviera la propiedad y los israelitas la poseían a perpetuidad.

Leamos los versículos 25 al 27, sobre el Tema,

La redención de la propiedad

"Si uno de tus hermanos llega a ser tan pobre que tiene que vender parte de su posesión, su pariente más cercano vendrá y podrá rescatar lo que su hermano haya vendido. Y en caso de que un hombre no tenga alguien que pueda rescatar su propiedad, pero consiga los medios suficientes para rescatarla por sí mismo, entonces computará los años desde la venta y devolverá el resto al hombre a quien había vendido la tierra, y así volverá a su posesión."

Pasaba mucho tiempo entre un Año del Jubileo y el siguiente. Si un hombre hubiese perdido su propiedad poco después de un jubileo, existía la posibilidad de que no estuviese vivo para disfrutarla cuando llegase el próximo jubileo. Así que Dios hizo las previsiones que hemos leído para la recuperación de la tierra. Veremos esta ley del pariente-redentor en el libro de Rut. Continuemos leyendo los versículos 28 al 34:

"Pero si no ha hallado medios suficientes para recobrarla por sí mismo, entonces lo que ha vendido permanecerá en manos del comprador hasta el año de jubileo; pero en el jubileo la propiedad será liberada, y el vendedor volverá a tomar posesión de ella. Si un hombre vende una casa de vivienda en una ciudad amurallada, su derecho a volver a comprarla es válido hasta que se cumpla un año de su venta; su derecho de redención dura todo un año. Pero si no se la redimen en el espacio de un año, la casa que está en la ciudad amurallada pasará para siempre a su comprador y a sus descendientes; no será liberada en el jubileo. Mas las casas de las aldeas que no tienen muro alrededor, serán consideradas como campo abierto; podrán ser rescatadas, y serán recuperadas en el jubileo. En cuanto a las ciudades de los levitas, ellos tienen un derecho permanente de redención para volver a comprar las casas de las ciudades que son propiedad suya. Así que lo que pertenece a los levitas se puede redimir, y una casa de su propiedad vendida en la ciudad es recuperada en el jubileo, porque las casas de las ciudades de los levitas son propiedad suya entre los hijos de Israel. Pero las tierras de pastoreo de sus ciudades no se venderán porque son propiedad suya para siempre."

Estas fueron leyes para viviendas y casas en propiedad. La depreciación se tomaba en consideración. Y había diferentes reglas para los Levitas.

Leamos ahora los versículos 35 al 46, que desarrollan el Tema de la

Redención de las personas

"En caso de que un hermano tuyo empobrezca y sus medios para contigo decaigan, tú lo sustentarás como a un extranjero o peregrino, para que viva contigo. No tomes interés y ni le quites nada sobre los préstamos que la hagas, mas teme a tu Dios, para que tu hermano viva contigo. No le darás tu dinero a interés, ni aumentes el precio de los alimentos que le des. Yo soy el Señor vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto para daros la tierra de Canaán y para ser vuestro Dios. Y si un compatriota tuyo llega a ser tan pobre para contigo que se vende a ti, no lo someterás a trabajo de esclavo. Estará contigo como un trabajador, como si fuera un peregrino; él servirá contigo hasta el año de jubileo. Entonces saldrá libre de ti, él y sus hijos con él, y volverá a su familia, para que pueda regresar a la propiedad de sus padres. Porque ellos son mis siervos, los cuales saqué de la tierra de Egipto; no serán vendidos en venta de esclavos. No le trates con crueldad, más bien, teme a tu Dios. En cuanto a los esclavos y esclavas que puedes tener de las naciones paganas que os rodean, de ellos podréis adquirir esclavos y esclavas. También podréis adquirirlos de los hijos de los extranjeros que residen con vosotros, y de sus familias que están con vosotros, que hayan sido engendradas en vuestra tierra; éstos también pueden ser posesión vuestra. Aun podréis dejarlos en herencia a vuestros hijos después de vosotros, como posesión; os podréis servir de ellos como esclavos para siempre. Pero en cuanto a vuestros hermanos, los hijos de Israel, no os dominaréis ni os trataréis unos a otros con crueldad."

Dios puso en claro que nadie debía aprovecharse de los menos favorecidos. Finalmente leamos los versículos 47 al 55:

"Si aumentan los bienes del extranjero o del peregrino que mora contigo, y si empobrece tu hermano que está con él, y se vende al extranjero que mora contigo, o se vende a los descendientes de la familia de un extranjero, él tendrá derecho de redención, o que se compre su libertad después de ser vendido; uno de sus hermanos podrá redimirlo; o su tío o el hijo de su tío podrán rescatarle; o un pariente cercano de su familia podrá redimirlo; o si prospera, él mismo podrá redimirse o rescatarse. Entonces él, con su comprador, calculará desde el año en que se vendió a él hasta el año de jubileo, y el precio de su venta corresponderá al número de años. Los días que haya trabajado con él se calcularán según la paga que se da a los trabajadores. Si aún le quedan muchos años, devolverá parte de su precio de compra en proporción a esos años para su propia redención o rescate; y si quedan pocos años hasta el año de jubileo, así los calculará con él. En proporción a los años devolverá la cantidad de su redención. Se le tratará como quien trabaja a sueldo año por año; no permitas que se le trate con crueldad. Aunque no sea redimido por estos medios, todavía saldrá libre en el año de jubileo, él y sus hijos con él. Pues los hijos de Israel son mis siervos; siervos míos son, a quienes saqué de la tierra de Egipto. Yo soy el Señor vuestro Dios."

Esta era la aplicación de la ley de la liberación o el Jubileo a la persona que, como decía el versículo 10, no solo había perdido su propiedad pero también había tenido que venderse a sí misma. Pero podía beneficiarse de los servicios de un pariente-redentor, si había alguien dispuesto y capaz de liberarla antes del Año del Jubileo.

Tú y yo tenemos un Pariente-Redentor. El es rico; sin embargo, por amor de nosotros estuvo dispuesto a hacerse pobre, viniendo a esta tierra para poder derramar Su propia sangre y así redimirnos. Y no solo nos ha redimido como personas, sino que ha pagado el precio por esta tierra maldecida, que será redimida de su maldición actual. La ley del pariente-redentor señalaba, pues, a nuestro Señor Jesucristo, que es nuestro Redentor.

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