Estudio bíblico de Números 22:1-41

Números 22:1-41

Continuando nuestro estudio en el libro de Números, llegamos hoy al capítulo 22. En este capítulo tenemos lo que la Biblia llama "el camino de Balaam", es decir, la codicia. Los capítulos 22 al 25 de Números, abarcan una sección, que entra en la historia de Balaam, el profeta. Encontramos aquí, en las páginas de las Escrituras, uno de los individuos más extraños cuyo carácter quisiéramos poder interpretar. Sinceramente, desearíamos saber mucho más en cuanto a Balaam, para evaluar correctamente su personalidad. El caso es que en la Palabra de Dios aparecen muchísimas personas. A través de sus páginas desfilan individuos de todas las clases sociales. Balaam, es solamente una de las miles de personas que aparecen retratadas, por así decirlo, en la Palabra de Dios.

Generalmente, el Espíritu Santo nos da una descripción breve pero clara de cada una de estas personas y, en pocas palabras, delinea claramente su carácter, como ya hemos podido ver en muchos casos que hemos considerado.

Pero también tenemos algunas excepciones. En estos casos, parece que las personas actúan en las sombras, y es difícil distinguir su carácter. Es como si la oscuridad encubriese su verdadera naturaleza. Son individuos con una personalidad distorsionada y no siempre estamos seguros de poder evaluarlos correctamente. Hay varios de esta categoría en el Antiguo Testamento. Por ejemplo, no estamos seguros sobre cómo describir los caracteres de Caín, Esaú, Sansón, Saúl, Absalón, ni tampoco el de este hombre Balaam.

Luego, en el Nuevo Testamento, tenemos algunas dudas en cuanto a la identidad de aquel joven rico, por ejemplo, aquel que vino a Jesucristo. Nos preguntamos, si tuvo otro encuentro con Cristo, después. Bueno, sólo podemos decir que "no sabemos." Otro caso similar es el de Judas. ¿Quien le puede comprender? Seguramente la mayoría de nosotros, creemos que Judas era un individuo perdido. Pero, era una persona muy extraña, que acompañó por tres años a nuestro Señor Jesucristo. Nadie descubrió que era un discípulo falso, sino sólo el Señor Jesús mismo. Por otra parte, tenemos el caso de Demas, quien parecía ser tan fiel, y sin embargo al final, abandonó al apóstol Pablo. Y ¿qué diremos de Ananías y Safira?

Pues bien, volviendo al caso de Balaam, creemos que, él también debe figurar entre la lista de las personas enigmáticas y misteriosas. Un escritor dice que Balaam es el personaje más extraño de las Escrituras. El primer interrogante que surge es, si Balaam era un verdadero profeta de Dios. Bueno, hay algunos libros que afirman que sí, que él era un verdadero profeta de Dios. Por otra parte, podríamos preguntarnos si Balaam, no era más que un charlatán religioso, porque hay igualmente otro número de libros, que afirman esto. Ahora, ¿cree usted que Balaam, buscaba sinceramente servir a Dios? O, era acaso, un imitador, un farsante, es decir, un falso profeta. Podríamos decir, que simplemente deberíamos descartarlo, por ser indigno de cualquiera consideración. Pero debemos decir, que la Palabra de Dios, le confiere cierta importancia.

El profeta Miqueas, por ejemplo, escribe en el capítulo 6 de su profecía, versículo 5: "Pueblo mío, acuérdate ahora qué aconsejo Balac rey de Moab, y qué le respondió Balaam hijo de Beor, desde Sitim hasta Gilgal, para que conozcas las justicias del Señor". Miqueas le dice a Israel, que mejor es que no se olvide de Balaam. Por tal motivo, creemos que es mejor que nosotros no le pasemos por alto y también sepamos algo en cuanto a él.

Ahora, ¿sabía usted, que es más lo que se dice en las Escrituras en cuanto a Balaam, que lo que se dice sobre cualquier apóstol? El Nuevo Testamento le menciona tres veces, y cada una de ellas tiene que ver con la apostasía o el abandono de la fe. El apóstol Pedro, por ejemplo, en su segunda carta, capítulo 2, versículo 15, hace referencia a Balaam y dice que los que se apartan del camino recto, están siguiendo el camino de Balaam. En la epístola universal de San Judas apóstol, versículo 11, hay otra referencia a los que, por lucro caen en el error de Balaam. Y en Apocalipsis, capítulo 2, versículo 14, tenemos una advertencia en cuanto a la doctrina de Balaam. Y debiéramos tener en cuenta estas tres declaraciones en el Nuevo Testamento, relacionadas con este hombre. Y ahora, estudiemos la Palabra de Dios, para ver lo que dice en cuanto a él. Este Balaam era de la región de Madián. Era un profeta muy famoso. Ahora, ¿era verdadero? Bueno, no adelantemos aun una respuesta. Necesitamos esperar, antes de evaluarlo. Pero, ahora vamos a leer acerca de él, acerca de este extraño personaje llamado Balaam. Leamos los versículos 1 al 3, de este capítulo 22 de Números, que nos van a introducir al párrafo sobre

Balaam

"Partieron los hijos de Israel y acamparon en los campos de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó. Vio Balac hijo de Zipor todo lo que Israel había hecho al amorreo, y sintió Moab un gran temor por aquel pueblo, pues era muy numeroso. Se angustió Moab a causa de los hijos de Israel"

Observemos la situación: Israel está listo para entrar en la tierra prometida y ahora se presenta este asunto en cuanto a Balac rey de los moabitas. Balac había visto lo que le había sucedido a los amorreos y a Og, rey de Basán. Se estaba preguntando qué debía hacer para que los israelitas saliesen de la tierra. Francamente, él no sabía si debía atacarlos o no. Por lo tanto, decidió contratar los servicios de este profeta. Leamos, pues, los versículos 4 hasta el 6:

"y dijo a los ancianos de Madián: Ahora esta gente va a devorar todos nuestros contornos, como devora el buey la grama del campo. Balac hijo de Zipor, que entonces era rey de Moab, envió mensajeros a Balaam hijo de Beor, en Petor, que está junto al río en la tierra de los hijos de su pueblo, para que lo llamaran, diciendo: Un pueblo que ha salido de Egipto cubre toda la tierra y se ha establecido frente a mí. Ven pues, ahora, te ruego, y maldíceme a este pueblo, porque es más fuerte que yo; quizá yo pueda herirlo y echarlo de la tierra, pues yo sé que el que tú bendigas bendito quedará, y el que tú maldigas maldito quedará."

Y así fue que el rey Balac mandó a buscar a Balaam, y al parecer, Balaam era un profeta bien conocido en toda esa tierra. Bueno, Balac le contrató para venir y maldecir a los israelitas, quienes habían llegado y acampado cerca de Jericó junto al río Jordán. Por tal motivo, Balac quería expulsarlos de la tierra. Continuemos leyendo el versículo 7 de este capítulo 22 de Números:

"Partieron los ancianos de Moab y los ancianos de Madián con el dinero para pagar la adivinación en sus manos. Llegaron a Balaam y le comunicaron las palabras de Balac."

El rey Balac, envió mensajeros a Balaam para que le hicieran esta proposición. Es que este hombre Balaam tenía mucha fama. Los mensajeros vinieron trayendo el dinero para pagar generosamente sus servicios de adivinación. Continuemos leyendo el versículo 8:

"Balaam les respondió: Reposad aquí esta noche, y yo os responderé según el Señor me hable."

Así los príncipes de Moab se quedaron con Balaam.

Ahora, parece que aquí Balaam sinceramente trata de determinar la voluntad de Dios. Al parecer, tiene contacto con Dios. Ahora, veamos lo que ocurre, leyendo el versículo 9:

"Entonces se le apareció Dios a Balaam y le preguntó: ¿Quiénes son estos que están contigo?"

Es interesante observar que Dios, en realidad, se comunicó con él. Balaam le contó a Dios la situación, y aquí en el versículo 12 está la respuesta de Dios. Pasemos al versículo 12:

"Entonces dijo Dios a Balaam: No vayas con ellos ni maldigas al pueblo, porque bendito es."

Ahora, no hay duda alguna que este es un mandamiento claro y categórico. No había manera de ser evasivo. Ahora, veamos la actitud de Balaam, en el versículo 13:

"Balaam se levantó por la mañana y dijo a los príncipes de Balac: Volveos a vuestra tierra, porque el Señor no me quiere dejar ir con vosotros."

Parece que Balaam es sincero y recto delante de Dios. Ahora, si esto fuera el fin de la historia, pues, tendríamos que pensar que esta era la verdad en cuanto a él. Pero, el rey Balac era una persona tenaz. Leamos entonces los versículos 15 al 17:

"Otra vez volvió Balac a enviar príncipes, en mayor número y más honorables que los otros, los cuales fueron a ver a Balaam y le dijeron: Así dice Balac hijo de Zipor: Te ruego que no dejes de venir a mí, pues sin duda te honraré mucho y haré todo lo que me digas. Ven, pues, ahora, y maldíceme a este pueblo."

Como podemos ver, esta vez le ofrecen un mejor precio. Le están ofreciendo más que antes. Y Balaam respondió en el versículo 18:

"Balaam respondió a los siervos de Balac: Aunque Balac me diera su casa llena de plata y oro, no puedo traspasar la palabra del Señor, mi Dios, para hacer cosa chica ni grande."

Bueno, habían aumentado en realidad el precio, pero parece que eso no influye sobre Balaam. Lo rehúsa. Aquí todavía parece que Balaam es un hombre piadoso y nos sentimos inclinados a aprobar su actitud. Pero, después de pensarlo bien, nos damos cuenta que algo no anda bien aquí y que esto suena demasiado bien para ser cierto. Pues, ¿por qué dijo Balaam lo que dijo? ¿Por qué habló de una casa llena de plata y oro? Bueno, lo dijo porque en eso estaba él precisamente pensando. Es decir, que era codicioso y sus pensamientos iban en esa dirección. Leamos el versículo 19:

"Os ruego, por tanto, ahora, que reposéis aquí esta noche, para que yo sepa qué me vuelve a decir el Señor."

Resulta muy obvio lo que estaba sucediendo. Ya había recibido una respuesta directa y categórica de Dios. Dios ya le había dicho que no fuera, pero este hombre está esperando que el Señor le entreabra la puerta para poder meter el pie; y si le es posible meter el pie, pues, sin duda que entrará. Ya tenía la respuesta de Dios. No necesitaba otra cosa. Este es, sin duda, un detalle interesante.

Ahora, observe usted lo que sucede. Dios no solamente hace esto para Balaam. Lo ha hecho para muchos de Sus siervos y lo hará para usted y para mí también. Aunque no sea bueno para nosotros, estimado oyente, a veces, Dios permite que hagamos lo que queremos hacer. Leamos el versículo 20:

"Y se le apareció Dios a Balaam de noche, y le dijo: Si vinieron para llamarte estos hombres, levántate y vete con ellos; pero harás lo que yo te diga."

En otras palabras, Dios le está diciendo: "Está bien, tú quieres ir y antes que termine este asunto, acabarás por ir; pero si vas, tendrás que decir lo que yo quiero que digas. ¡Ten cuidado de hacerlo así! Lo que tenemos aquí es lo que se conoce como la voluntad permisiva de Dios. El nos permite muchas veces hacer algo que insistimos en hacer, aun cuando tal cosa no sea Su voluntad clara e inequívoca. Usted recordará que aprendimos de los israelitas que cada vez que murmuraban, Dios les dio lo que pedían, pero también envió mortandad sobre ellos. Y a veces, Dios nos concede nuestra petición, pero al mismo tiempo recibimos escasez y experimentamos la sensación de descontento e insatisfacción por no haber buscado realmente la voluntad de Dios. Continuemos leyendo los versículos 21 al 23:

"Balaam se levantó por la mañana, ensilló su asna y se fue con los príncipes de Moab. Pero la ira de Dios se encendió porque él iba, y el ángel del Señor se puso en el camino como un adversario suyo. Iba, pues, él montado sobre su asna, y con él dos criados suyos. Cuando el asna vio al ángel del Señor, que estaba en el camino con la espada desnuda en la mano, se apartó del camino y se fue por el campo. Entonces azotó Balaam a la asna para hacerla volver al camino."

Dios le había amonestado que debía tener cuidado ahora al irse. Balaam había recibido la respuesta clara de Dios, pero no le gustó. De modo que insistió, y ahora por fin, Dios le permite ir. Pero Dios envía a Su ángel, pero en este incidente es evidente que este profeta no está conectado con la mente de Dios, ni tiene ningún discernimiento espiritual, ni siquiera el discernimiento de esta muda bestia. Continuemos leyendo los versículos 24 al 31:

"Pero el ángel del Señor se puso en una senda de viñas que tenía pared a un lado y pared al otro. Al ver el asna al ángel del Señor, se pegó a la pared, y apretó contra la pared el pie de Balaam. Él volvió a azotarla. El ángel del Señor pasó más allá, y se puso en un sendero angosto donde no había camino para apartarse ni a la derecha ni a la izquierda. Cuando el asna vio al ángel del Señor, se echó al suelo debajo de Balaam. Balaam se enojó y azotó a la asna con un palo. Entonces el Señor abrió la boca a la asna, la cual dijo a Balaam: ¿Qué te he hecho, que me has azotado estas tres veces? Porque te has burlado de mí - respondió Balaam a la asna -. ¡Si tuviera una espada en mi mano, ahora mismo te mataría! El asna dijo a Balaán: ¿No soy yo tu asna? Sobre mí has cabalgado desde que tú me tienes hasta este día ¿Acaso acostumbro a portarme así contigo? No - respondió él. Entonces el Señor abrió los ojos de Balaam, que vio al ángel del Señor en medio del camino, con la espada desnuda en la mano. Balaam hizo una reverencia y se postró sobre su rostro."

Balaam, en realidad, quería ir. Es un hombre codicioso. Pero, el Señor hace aquí un milagro. Está utilizando Su método para que Su mensaje llegue con claridad.

En los versículos 32 al 35, que no leeremos, el ángel le ordenó a Balaam una vez más, que debía hablar solamente las palabras que el Señor le dijera. Por lo tanto, Balaam prosiguió su camino para reunirse con el rey Balac.

Las Sagradas Escrituras califican esta forma de actuar como el camino de Balaam. Hablando de los falsos profetas, el apóstol Pedro en su segunda carta, capítulo 2, versículo 1 y luego versículos 15 y 16 dice: "Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros . . ." Versículo 15: "Han dejado el camino recto, y se han extraviado, siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad, y fue reprendido por su iniquidad; pues una muda bestia de carga, hablando con voz de hombre, refrenó la locura del profeta."

Y el apóstol San Judas, en el versículo 11 de su carta dice: "¡Ay de ellos! Porque han seguido el camino de Caín, se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré" (Judas 11).

Vemos en estas referencias a Balaam y en el incidente que estudiamos en el libro de Números, que vive motivado por la codicia. Es un hombre codicioso, pero sutil, y así trata de emplear la razón y la lógica para explicar sus motivos. Quiere atribuirle un motivo digno a su conducta, aunque en realidad la codicia es la fuerza que le impulsa. Los versículos 36 al 41, que tampoco leeremos, nos muestran el encuentro entre el rey Balac, de Moab, y Balaam , los reproches del rey a Balaam, la forma en que éste se justifica al informarle que el tiene que pronunciar la palabra que Dios ordene que declare y la recompensa ofrecida por Balac a Balaam, Finalmente el rey y Balaam llegan a la cima de una montaña donde pueden contemplar en el valle al campamento de Israel. En nuestro próximo programa continuaremos con el desarrollo de esta historia.

Desafortunadamente, los creyentes pueden llegar a actuar de esta manera, es decir, impulsados por la codicia, a nivel individual o en el contexto de diversas organizaciones. Es ésta una fuerza poderosa que puede arrastrar con facilidad a muchos que, en un principio, no se les habría pasado por la mente que se dejarían influir tanto por el ansia de acumular cada vez más bienes. Esta pasión ejerce un dominio que no permanece estático, sino que se va incrementando, porque la persona controlada por esa ansiedad es insaciable; jamás estará satisfecha con lo que posee, e irá rebajando sus límites éticos originales hasta dejarlos de lado por completo, para conseguir lo que quiere a cualquier precio o por cualquier medio, aunque tenga que perjudicar a otras personas.

Por tal motivo, el apóstol Santiago, en su carta, 2:2, de forma breve pero contundente, denuncia los peligros y desastres causados por la codicia. Una moderna traducción expresa estas palabras de la siguiente manera: Queréis algo, y no lo obtenéis; matáis, sentís envidia de alguna cosa, y como no la podéis conseguir, lucháis y os hacéis la guerra. El apóstol relaciona esta forma de ser y actuar de acuerdo con los valores seculares de esta tierra, con lo que el llama "amistad por el mundo", que es enemistad contra Dios. Y en el mismo capítulo, afirma lo siguiente: Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye en enemigo de Dios. Finalmente, la invitación de la Palabra de Dios por medio del mismo apóstol Santiago, es para nosotros hoy. Tiene vigencia y haríamos bien en tomarla muy en serio. Dice el escritor: Acercaos a Dios, y el se acercará a vosotros. . . ¡Purificad vuestro corazón, vosotros que queréis amar a Dios y al mundo a la vez!

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