Estudio bíblico de Deuteronomio 15:16-17:20

Deuteronomio 15:16 - 17:20

Estamos acercándonos al final del capítulo 15 de Deuteronomio. Y en nuestro programa anterior, estábamos hablando de "el año sabático", el año de remisión. Y vimos como cada siete años, los israelitas debían hacer remisión. Y al final dijimos que los esclavos, debían también ser liberados en el séptimo año. Ahora cuando el esclavo fuera librado, no debía ser despedido con las manos vacías. Veamos ahora lo relacionado al esclavo permanente. Ya hemos hecho mención del esclavo permanente cuando estudiamos el capítulo 21 de Éxodo. Leamos ahora los versículos 16 y 17 de este capítulo 15 de Deuteronomio:

"Si él te dijere: No te dejaré; porque te ama a ti y a tu casa, y porque le va bien contigo; entonces tomarás una lesna, y horadarás su oreja contra la puerta, y será tu siervo para siempre; así también harás a tu criada."

Vimos ya en el capítulo 21 de Éxodo, que un hombre podía venderse como esclavo. Ahora, si su amo le hubiera dado una esposa, es decir, una mujer que pertenecía, como esclava, a su amo, al llegar el año sabático, el esclavo podía salir libre. Pero, quizá elegiría quedarse con la esposa y los hijos, y ser esclavo permanente de su amo. Entonces, su amo le perforaba la oreja con una lesna, significando con ello que sería un esclavo para siempre. Ésta es una hermosa descripción del Señor Jesucristo. Dijo el apóstol Pablo escribiendo a los Filipenses, capítulo 2, versículos 7 y 8: "Se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz". Jesús pudo haber salido libre. No tenía ninguna deuda de pecado que pagar. No era pecador. No tuvo ninguna pena que pagar. Pero nos amó y se entregó a Sí mismo por nosotros.

Así como al siervo se le perforaba la oreja con una lesna, el salmista dijo en el Salmo 40, versículo 6: "Has abierto mis oídos". Y el escritor del libro a los Hebreos tomó el mismo pasaje del Salmo 40 y dijo en el capítulo 10 de esa carta, versículo 5: "Mas me preparaste cuerpo". El Señor Jesús se encarnó, asumiendo un cuerpo físico a fin de que pudiera ser crucificado por usted y por mí. Ésta es una de las descripciones más extraordinarias que hallamos del Señor Jesucristo en todo el Antiguo Testamento.

Los versículos 19 al 23 hablan de la consagración de los primogénitos machos, y ya consideramos este asunto cuando estudiábamos el capítulo 13 de Éxodo.

Y así concluimos pues, nuestro estudio del capítulo 15 de Deuteronomio.

Deuteronomio 16

En el capítulo 16, encontramos las 3 fiestas principales y el requisito era que todos los varones debían asistir a estas fiestas. Ya hemos estudiado dos veces estas fiestas en el libro de Éxodo y también en el libro de Levítico. Leamos pues, los primeros dos versículos de este capítulo 16 de Deuteronomio, en los cuales se comienza a hablar de

La pascua

"Guardarás el mes de Abib, y harás pascua a Jehová tu Dios; porque en el mes de Abib te sacó Jehová tu Dios de Egipto, de noche. Y sacrificarás la pascua a Jehová tu Dios, de las ovejas y de las vacas, en el lugar que Jehová escogiere para que habite allí su nombre."

Para comprender el trasfondo de la celebración de la Pascua, regresemos al libro de Éxodo, capítulo 12. Los hijos de Israel estaban en esclavitud en Egipto. Moisés había sido elegido por Dios para guiar a Su pueblo fuera de Egipto a la Tierra Prometida. El faraón, obstinadamente, se negaba a dejarlos marchar y Dios le reveló su poder al traer una plaga después de otra sobre Egipto. En la terrible noche, cuando la plaga final estaba por llegar, los hijos de Israel debían expresar su fe sacrificando un cordero y marcando con su sangre el dintel de sus puertas. Al ver la sangre en la puerta, el ángel de la muerte no entraría en la casa y así se salvaría la vida del primogénito de la muerte. Sólo ante la muerte de los primogénitos en cada casa que no presentaba la marca de la sangre, incluida la de su propio hijo, el faraón dejó en libertad a los hijos de Israel.

Dios quiso que su pueblo recordase esa gran liberación y así instituyó la gran Fiesta anual de la Pascua.

Notemos que el Señor les dijo que, cuando entrasen en la tierra, la Pascua debería celebrarse en el lugar del santuario. Ésta era una de las tres veces en el año, en que todos los varones debían presentarse delante del Señor. Leamos ahora los versículos 5 al 8:

"No podrás sacrificar la pascua en cualquiera de las ciudades que Jehová tu Dios te da; sino en el lugar que Jehová tu Dios escogiere para que habite allí su nombre, sacrificarás la pascua por la tarde a la puesta del sol, a la hora que saliste de Egipto. Y la asarás y comerás en el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido; y por la mañana regresarás y volverás a tu habitación. Seis días comerás pan sin levadura, y el séptimo día será fiesta solemne a Jehová tu Dios; no trabajarás en él."

Ése fue el reglamento en cuanto a la Pascua. Debía ser celebrada en Jerusalén, y todos los varones debían aparecer en aquella ocasión. Pasemos ahora a considerar

La fiesta de Pentecostés

Leamos los versículos 9 y 10 de este capítulo 16 de Deuteronomio:

"Siete semanas contarás; desde que comenzare a meterse la hoz en las mieses comenzarás a contar las siete semanas. Y harás la fiesta solemne de las semanas a Jehová tu Dios; de la abundancia voluntaria de tu mano será lo que dieres, según Jehová tu Dios te hubiere bendecido."

Observemos que tenían que contar 7 semanas después de la Pascua, equivalentes a 49 días. Luego vendría el día del reposo, que sería el día 50. Como la palabra griega para 50 es "pentecoste", la fiesta de las semanas es conocida como Pentecostés. También se la llama "la fiesta de la cosecha", o "de los primeros frutos". Era una celebración por los primeros frutos de la cosecha.

Leamos el versículo 13 que comienza a tratar el tema de

La fiesta de los tabernáculos

"Y fiesta solemne de los taberáculos harás por siete días, cunado hayas hecho la cosecha de tu era y de tu lagar."

Ésta era otra fiesta de regocijo. Duraba siete días y también debía ser celebrada en el lugar designado por el Señor. Más tarde, ese lugar fue Jerusalén. Leamos ahora los versículos 16 y 17:

"Tres veces cada año aparecerá todo varón tuyo delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere: en la fiesta solmene de los panes sin levadura, y en la fiesta solemne de las semanas, y en la fiesta solemne de los tabernáculos. Y ninguno se presentará delante de Jehová con las manos vacías; cada uno con la ofrenda de su mano, conforme a la bendición que Jehová tu Dios te hubiere dado."

Éstas eran las tres fiestas que debían ser celebradas en Jerusalén, y a las cuales se requería la presencia de todo varón. Tres veces al año debían viajar a Jerusalén para celebrar con regocijo estas fiestas. Observemos que debían llegar delante del Señor con alegría.

Este capítulo concluye con los mandamientos sobre los jueces. El próximo párrafo se titula

Los jueces en las puertas

Leamos ahora el versículo 18, de este capítulo 16 de Deuteronomio:

"Jueces y oficiales pondrás en todas tus ciudades que Jehová tu Dios te dará en tus tribus, los cuales juzgarán al pueblo con justo juicio."

El Palacio de Justicia en aquel entonces no era un edificio situado en el centro del pueblo, ni siquiera en la plaza principal. Estaba situado al borde de la ciudad, en la puerta de la muralla edificada alrededor de la ciudad. El motivo para ello era que éste era un lugar donde todos los ciudadanos entraban o salían de la ciudad. Era el lugar de reunión, así como la plaza es el lugar de reunión en muchos de nuestros pueblos.

Conociendo el corazón humano, como Él lo conoce, Dios pronunció advertencias sobre distorsionar la justicia, sobre el favorecer a algunas personas en perjuicio de otras y acerca de los sobornos. Pasemos ahora al versículo 21 y leamos también el versículo 22:

"No plantarás ningún árbol para Asera cerca del altar de Jehová tu Dios, que tú te habrás hecho, ni te levantarás estatua, lo cual aborrece Jehová tu Dios."

Se relacionaba una arboleda con la idolatría y con la adoración pecaminosa de aquel entonces. Y es por eso que no debían plantar árboles cerca del altar de Dios. Era en esas arboledas donde se erigían los altares, imágenes, e ídolos dedicados a los dioses paganos. Es fácil ver que esto es como la adoración de los druidas en Europa. Esto estaba relacionado con la adoración de árboles. El paganismo tenía que ver con ese tipo de cosas, y Dios amonestó a Su pueblo contra esa idolatría. Y así concluye nuestro estudio del capítulo 16 de Deuteronomio.

Llegamos así a

Deuteronomio 17:1-19

El Tema: la pena capital para la idolatría y desobediencia a la autoridad. Las leyes sobre los reyes.

Ahora, en los capítulos 17 y 18 llegamos a una sección que tiene que ver con el reglamento para el control de un rey, un sacerdote y un profeta. Estos eran los tres oficios principales en la nación de Israel, en la teocracia que Dios había establecido para Su pueblo. Dios dictó leyes para cada uno de estos oficios. Leamos pues, el primer versículo de este capítulo 17 que comienza con el párrafo titulado

Las ofrendas debían ser sin defectos

"No ofrecerás en sacrificio a Jehová tu Dios, buey o cordero en el cual haya falta o alguna cosa mala, pues es abominación a Jehová tu Dios."

Dios había dicho que el primogénito de toda criatura le pertenecía a Él. Y que todo lo que era ofrecido a Él como ofrenda, debía ser sin mancha y sin defecto alguno. Cuando lleguemos al último libro del Antiguo Testamento, notaremos que el profeta Malaquías expresó las acusaciones que Dios lanzó contra Su pueblo, y las presentó como el motivo del juicio de Dios sobre ellos. La acusación principal de Dios era que en la ofrenda se ofrecían animales enfermos.

Cada uno debe examinarse. ¿Cuán honestos somos nosotros en cuanto a nuestros tratos financieros con Dios? Ahora, por favor no nos entienda mal. Dios no es pobre. Él es el dueño de toda la plata y el oro. Los millares de animales en los collados son de Él. Figurativamente hablando, Él no necesita de nuestra ofrenda, de alguna vaca enferma, o sana. En realidad, no nos es posible dar a Dios nada. Entonces, ¿por qué pide una ofrenda? Bueno, nos permite ofrecérsela a Él porque es una bendición a nuestras propias almas. No recibimos bendición cuando somos pobres y mezquinos para con Dios. Estimado amigo oyente, Dios no quiere nuestros "sobrantes" y los restos que nos sobran Él quiere lo mejor de nosotros. Leamos ahora los versículos 2 hasta el 5 de este capítulo 17 de Deuteronomio que comienza a tratar el tema de

La pena de muerte para los idólatras

"Cuando se hallare en medio de ti, en alguna de tus ciudades que Jehová tu Dios te da, hombre o mujer que haya hecho mal ante los ojos de Jehová tu Dios traspasando su pacto, que hubiere ido y servido a dioses ajenos, y se hubiere inclinado a ellos, ya sea al sol, o a la luna, o a todo el ejército del cielo, lo cual yo he prohibido; y te fuere dado aviso, y después que oyeres y hubieres indagado bien, la cosa pareciere de verdad cierta, que tal abominación ha sido hecha en Israel; entonces sacarás a tus puertas al hombre o a la mujere que hubiere hecho esta mala cosa, sea hombre o mujer, y los apedrearás, y así morirá."

Ésta es una ley puntual contra la idolatría. De éste y otros ejemplos deducimos que el castigo por quebrantar cualquiera de los mandamientos era la muerte.

Notemos que este pasaje menciona la idolatría, que era cosa común en las culturas de aquella época. La mitología griega y la idolatría del Oriente tenían muchos dioses y diosas que estaban relacionados con el sol, la luna, y las estrellas. Honraban y daban culto a las criaturas antes que al Creador.

Ahora, ¿cuál fue el principio de todo esto? Bueno, creemos que comenzó en la torre de Babel. Esa torre de Babel fue en verdad un lugar de reunión para todos los que estaban contra Dios. ¿Por qué? Dios había enviado un diluvio, y ahora iban a adorar al sol, porque el sol, en su forma de razonar, nunca enviaría un diluvio. Lo más interesante fue que no sabían que es el sol el que hace subir el agua y mueve las nubes a través del cielo, causando la caída de la lluvia. La idolatría de aquel entonces no era muy exacta, como tampoco lo era su ciencia. Y quizá la ciencia de nuestros tiempos, tampoco tenga la palabra final. Muchos hoy en día creen que la sabiduría y el conocimiento del hombre son exactos. Pero, sabemos que en el pasado han sido inexactos. Adoraban al sol, la luna y las estrellas, porque creían que los cuerpos celestiales les favorecían. Adoraban a estos, antes que al Creador, quien los hizo. Por ello habría una condenación de Dios para ellos. Leamos ahora el versículo 6, de este capítulo 17 de Deuteronomio:

"Por dicho de dos o de tres testigos morirá el que hubiere de morir; no morirá por el dicho de un solo testigo."

Observemos cuán cuidadosamente Dios protegía al inocente. Su ley sería justa y no arbitraria. Un hombre no podía salir a las puertas de la ciudad precipitadamente, y presentarse a las autoridades sólo porque no le gustaba uno de sus vecinos para acusarle de adorar al dios del sol, o a Astoret, dios babilónico, o a Baal, o Afrodita, o alguno de los dioses falsos. Tenía que haber dos testigos, o más, para condenar al hombre. En algunas sociedades, un solo testigo puede determinar la condena de una persona. Esto no debe ser así. Dios siempre requirió que hubiera dos testigos o más. Dios es muy justo en Sus tratos.

Llegamos ahora a un párrafo titulado

La obediencia a la autoridad

Leamos ahora los versículos 8 y 9:

"Cuando alguna cosa te fuere difícil en el juicio, entre una clase de homicido y otra, entre una clase de derecho legal y otra, y entre una clase de herida y otra, en negocios de litigio en tus ciudades; entonces te levantarás y recurrirás al lugar que Jehová tu Dios escogiere; y vendrás a los sacerdotes levitas, y al juez que hubiere en aquellos días, y preguntarás; y ellos te enseñarán la sentencia del juicio."

En la teocracia debían dirigir sus casos al sacerdote o a los jueces, a quienes Dios pondría sobre ellos. En una teocracia nunca debieron haber tenido un rey. Sabemos que más tarde pidieron un rey y que Dios concedió su petición. Recuerde usted que el Salmo 106, versículo 15 dice: "Y él les dio lo que pidieron; mas envió mortandad sobre ellos". Se dijo esto en cuanto a su experiencia en el desierto, pero es una verdad para todos los tiempos. Si Dios contestara muchas de nuestras oraciones, así como nosotros las expresamos, sería la equivocación más grande del mundo. Dios es bondadoso y muchas veces rehúsa conceder nuestras peticiones. Así actúa conmigo y seguramente, también con usted. Sin embargo, Dios cedería a su pedido de tener un rey. Y aquí, antes que llegara incluso a la tierra prometida. Él estaba estableciendo normas para el rey que tendrían en el futuro.

Era posible que los testigos no estuvieran de acuerdo en cuanto a una cuestión importante. ¿Cómo debía resolverse ese problema cuando la evidencia parecía ser convincente por parte de ambos comparecientes? Leamos ahora los versículos 10 y 11, de este capítulo 17 de Deuteronomio:

"Y harás según la sentencia que te indiquen los del lugar que Jehová escogiere, y cuidarás de hacer según todo lo que te manifiesten. Según la ley que te enseén, y según el juicio que te digan harás; no te apartarás ni a diestra ni a siniestra de la sentencia que te declaren."

Como la ley no abordaba todas las situaciones, los desacuerdos debían ser llevados al sacerdote, y luego debían obrar de acuerdo con la decisión dada. Ahora, la desobediencia al juicio del sacerdote debía ser castigada con la pena de muerte. Leamos aquí el versículo 12:

"Y el hombre que procediere con soberbia, no obedeciendo al sacerdote que está para ministrar allí delante de Jehová tu Dios, o al juez, el tal morirá; y quitarás el mal de en medio de Israel."

La única vez que sepamos que este procedimiento de consulta al sacerdote, fue usado, se registró en el libro del profeta Hageo, capítulo 2, versículo 11. Seguramente hubo muchos casos como éste. Pero dice allí en Hageo capítulo 2, versículos 11 y 12: "Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Pregunta ahora a los sacerdotes acerca de la ley, diciendo: Si alguno llevare carne santificada en la falda de su ropa, y con el vuelo de ella tocare pan, o vianda, o vino, o aceite, o cualquier otra comida, ¿será santificada? Y respondieron los sacerdotes y dijeron: No". Ahora, en caso de que la ley específicamente tratara una cuestión y en forma dogmática diera un reglamento al respecto, entonces, obviamente, no habría ninguna necesidad de llevar el asunto al sacerdote, o al juez. Pero si tuvieran que llevar un asunto al sacerdote, o al juez, para que él tomara una decisión, esa decisión o veredicto, era final, era vinculante y debía ser obedecido estrictamente. Veamos ahora

Las leyes sobre el rey

Dios sabía que llegaría el tiempo en que ellos querrían tener un rey, así como lo tenían las otras naciones. Ahora, Dios dijo que su rey debía ser israelita y no extranjero. Leamos los versículos 16 al 19 de este capítulo 17 de Deuteronomio:

"Pero él no aumentará para sí caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto con el fin de aumentar caballos; porque Jehová os ha dicho: No volváis nunca por este camino. Ni tomará para sí muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe; ni plata ni oro amontonará para sí en abundancia. Y cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces escribirá para sí en un libro una copia de esta ley, del original que está al cuidado de los sacerdotes levitas; y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida, para que aprenda a temer a Jehová su Dios, para guardar todas las palabras de esta ley y estos estatutos, para ponerlos por obra."

Aquí tenemos los reglamentos para el rey. Es interesante observar que el rey Salomón violó estos reglamentos. En primer lugar, él aumentó el número de caballos. Los establos de Salomón habrían hecho parecer pequeños a los hipódromos actuales. Este hombre Salomón, hizo un esfuerzo supremo para lograr aumentar sus caballos. Y Dios amonestó en cuanto a esto. El criar caballos haría que uno se enredara con Egipto, porque allí es donde criaban los mejores caballos. Luego Salomón violó la segunda regla al tomar para sí a muchas mujeres. Dios le dio advertencias mucho antes de que Israel tuviera un rey, para que no actuaran así. Sin embargo, Salomón tomó para sí a muchísimas mujeres. Fueron sus esposas precisamente las que le apartaron de Dios, conduciéndole a la idolatría.

En tercer lugar, Dios amonestó contra el amontonar para sí la plata y el oro en abundancia. Sin embargo, eso es exactamente lo que hizo Salomón. David empezó a acumular la plata y el oro, pero David lo estaba haciendo para la construcción del templo. A pesar de todo, Salomón continuó atesorando la plata y el oro para sí mismo. Ésta fue la ruina de Salomón y la onerosa imposición de impuestos, fue el motivo directo de la división del reino, en los reinos del norte y del sur, después de la muerte de Salomón.

Leamos finalmente los versículos 18-20

Ahora, finalmente el rey debía ser un hombre cumplidor de la Palabra de Dios. Debía tener una copia particular de la ley de Dios y debía leerla cada día de su vida.

Quisiéramos concluir, como comenzamos, recordando a aquel esclavo con la oreja perforada. Dijimos que era una hermosa descripción del Señor Jesucristo, quien por amor renunció a lo que le era propio y asumió la naturaleza de un siervo, viviendo entre nosotros, hasta que sufrió la muerte en la cruz. Estimado oyente, usted y yo, y los demás seres humanos, todos hemos sido objeto de ese amor. ¿Cómo responderá usted a él?

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