Estudio bíblico de 2 Crónicas 14:11-16:9

2 Crónicas 14:11 - 16:9

Continuamos hoy estudiando el capítulo 14 de este Segundo Libro de Crónicas. Y en nuestro programa anterior, estuvimos hablando del reinado de Asa, y decíamos que Asa fue uno de los cinco reyes que Dios usó para promover una renovación espiritual en el reino del sur. El reino del norte, decíamos, nunca experimentó una renovación. Ellos tuvieron 19 reyes y todos ellos fueron malos; no hubo ni siquiera uno que pudiera haber sido considerado como bueno. Y en Judá hubo 20 reyes. Solo 10 de ellos, fueron considerados como buenos y cinco de éstos fueron excepcionales. Ellos fueron: Asa, Josafat, Joás, Ezequías y Josías. Durante su época hubo un período de reforma, inspirado en la renovación espiritual que vivieron.

Hubo una cierta similitud entre todos ellos pero también, algunas diferencias notables. Asa, según dijimos, fue el primero. Salomón había sido su bisabuelo, Roboam su abuelo y Abías su padre. Ahora, nos dicen aquí los primeros versículos de este capítulo 14, que en los días de Asa, hubo paz en el país por 10 años. Dice que Asa hizo lo bueno y lo recto ante los ojos de Dios. Así fue el carácter de aquel hombre. Y vimos también que Asa quitó los altares del culto extraño y los lugares altos; destruyó las imágenes y también los símbolos de Asera y exhortó al pueblo a que buscase a Dios.

También vimos que había edificado ciudades fortificadas en Judá porque había paz en la tierra, porque el Señor Jehová le había dado paz. Y esto nos muestra que este hombre Asa, fue también un hombre de paz. Terminamos nuestro programa anterior cuando el rey Sera, etíope, con un ejército de un millón de hombres y 300 carros, vino hasta Maresa, para hacerle guerra. Comencemos hoy nuestra lectura con los versículos 11 y 12, para ver lo que sucedió:

"Y clamó Asa al Señor, su Dios, y dijo: ¡Señor, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, Señor, Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre marchamos contra este ejército. Señor, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre. El Señor deshizo a los etíopes delante de Asa y delante de Judá; y huyeron los etíopes".

Aquí dice que "clamó Asa al Señor su Dios". La suya fue una verdadera oración. No trató de ser elocuente ni adornada con hermosas palabras, sino que fue directamente al problema, expresando exactamente lo que el rey sentía. Realmente, Asa fue un gran hombre de oración. Evidentemente, la renovación experimentada por la nación se produjo por el carácter de este rey. Y vimos que este hombre, no tenía solamente un carácter maravilloso, y que también hizo lo recto, lo correcto delante de los ojos del Señor, sino que también era un hombre de paz. Él no quería la guerra, pero también era un hombre de oración, como podemos ver aquí. Ésa fue la vida privada del rey y es algo que se puede elogiar. Leamos el versículo 15 de este capítulo 14 del Segundo Libro de Crónicas:

"Asimismo atacaron las cabañas de los que tenían ganado y se llevaron muchas ovejas y camellos. Después volvieron a Jerusalén".

Podemos apreciar que Dios le dio al rey una gran victoria. Y llegamos ahora a

2 Crónicas 15 - El ánimo del profeta Azarías

En el camino que conduce a una renovación hay que cruzar tres puentes. Llegamos ahora al primero, que es el conocimiento de la Palabra de Dios. Leamos los tres primeros versículos de este capítulo 15, del Segundo Libro de Crónicas:

"Vino el espíritu de Dios sobre Azarías hijo de Obed, el cual salió al encuentro de Asa y le dijo: Oídme, Asa, todo Judá y Benjamín: el Señor estará con vosotros si vosotros estáis con él; y si lo buscáis vosotros lo hallaréis; pero si lo dejáis, él también os dejará. Muchos días ha estado Israel sin verdadero Dios y sin sacerdote que enseñara, y sin Ley"

La tragedia del momento en muchos círculos cristianos es que no hay suficiente enseñanza bíblica. Pasando por alto el asunto de si hacen falta más predicadores, es evidente que los maestros son relativamente pocos y muy necesarios. También les necesitaban en los días del rey Asa. Ellos no tenían un sacerdote que les enseñara. ¡Ah sí, tenían sacerdotes, los levitas! Tenían muchos. Pero no tenían un sacerdote que les enseñara; y por tanto, estaban sin la ley, sin la Palabra de Dios. El versículo 4, dice:

"pero cuando en su tribulación se convirtieron al Señor, Dios de Israel, y lo buscaron, ellos lo hallaron".

Esto es tan sencillo y sin embargo, al mismo tiempo, es tan complicado. Estimado oyente, si usted realmente toma las cosas de Dios en serio, Él también le tomará en serio a usted. Cuando oímos decir a la gente: "¡Ah! Yo trato de estudiar. Yo trato de orar, trato de hacer esto, pero no llego a ninguna parte". Permítanos decirle, que cuando usted dice eso, da la impresión de que se estuviera haciendo a Dios mentiroso. Y quisiéramos decir que Dios no es mentiroso. Dios dijo, por medio del profeta Jeremías en 29:13: "Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón". Si usted toma los asuntos de Dios de una manera seria, Él hará lo mismo con usted. Examine su corazón, estimado oyente, y si usted quiere realmente conocer la Palabra de Dios, entonces, Dios está dispuesto para encontrarse con usted en cualquier momento en que usted esté preparado para ello. Notemos ahora, lo que nos dicen los versículos 5 hasta el 7, de este capítulo 15 del Segundo Libro de Crónicas:

"En aquellos tiempos no hubo paz, ni para el que entraba ni para el que salía, sino muchas aflicciones sobre todos los habitantes de las tierras. Una gente destruía a otra, y una ciudad a otra ciudad; porque Dios los turbó con toda clase de calamidades. Pero esforzaos vosotros, y no desfallezcan vuestras manos, pues hay recompensa para vuestra obra".

En otras palabras, este hombre Asa estaba comenzando a volverse hacia Dios. Y este profeta lo animó a ello y le explicó por qué ellos habían sufrido tantos problemas. Seguramente el mensaje del profeta puede aplicarse a nosotros, así como se aplicó a Judá. Nos preguntamos si la raíz de los problemas de la sociedad actual no es la misma que la que provocó aquella situación en el reino de Judá. Somos conscientes de la crisis de autoridad en las instituciones educativas, de la parcialidad con que se aplican ciertas leyes, y de la impotencia de la sociedad para controlar las situaciones de corrupción e ilegalidad. ¿No será porque Dios ha sido dejado de lado y la influencia de Su Palabra ha sido desechada? ¿No cree que resulta significativo que este proceso de deterioro ético y moral, coincida con un creciente apoyo de la sociedad a los valores puramente materiales y una actitud indiferente hacia la Palabra de Dios?

Leamos ahora, los versículos 8 y 9, de este capítulo 15 del Segundo Libro de Crónicas:

"Cuando oyó Asa las palabras y la profecía del profeta Azarías hijo de Obed, cobró ánimo y quitó los ídolos abominables de toda la tierra de Judá y de Benjamín, y de las ciudades que él había tomado en la parte montañosa de Efraín; y reparó el altar del Señor que estaba delante del pórtico del Señor. Después reunió a todo Judá y Benjamín, y con ellos los forasteros de Efraín, de Manasés y de Simeón; porque muchos de Israel se habían pasado a él, viendo que el Señor, su Dios, estaba con él".

Aquí interrumpimos para hacer la observación de que Dios siempre tiene un remanente que se vuelve a Él. Continuemos con los versículos 10 al 12:

"Se reunieron, pues, en Jerusalén, en el mes tercero del año decimoquinto del reinado de Asa. Y en aquel mismo día sacrificaron para el Señor, del botín que habían traído, setecientos bueyes y siete mil ovejas. Entonces prometieron solemnemente que buscarían al Señor, el Dios de sus padres, de todo su corazón y de toda su alma"

Ahora, aquellas personas estaban cruzando el primer puente. No estaban dando un rodeo para evitar cruzarlo. Habían llegado a tener un conocimiento de la Palabra de Dios. Habían realizado un giro espiritual en dirección a Dios, y le buscaban de todo corazón. Este hecho caracterizó a cada uno de los movimientos de renovación. Hubo un retorno a la Palabra de Dios.

No tenemos inconveniente en afirmar dogmáticamente que nunca ha habido una renovación sin un retorno a la Palabra de Dios. No existe ningún rodeo o desvío trazado alrededor de la Biblia. No hay un sustituto para ella. La renovación exige cruzar solamente por el puente del conocimiento de la Palabra de Dios. Y eso es lo que caracterizó a los cinco períodos de avivamiento. Hubo un retorno a la Palabra de Dios.

Los grandes movimientos espirituales en los días de Wesley, fueron hechos alrededor de la Palabra de Dios. Wesley era una persona que podía leer la Biblia en tres diferentes idiomas todas las mañanas. El gran predicador Dwight L. Moody, en el gran avivamiento que produjo, comenzó el movimiento de los Institutos Bíblicos, uno de los grandes movimientos para promover el estudio de la Palabra de Dios. Ese movimiento está muriendo en estos días. ¿Por qué? Porque muchos llamados cristianos se están alejando de la Biblia. Necesitamos más que una mera familiaridad superficial con la Palabra de Dios. Necesitamos más que un simple vocabulario artificial, con palabras correctas. La renovación no depende de una determinada actividad, ni de un tipo de servicio religioso, ni de cierto método. Requiere un conocimiento real y un amor por la Palabra de Dios.

En nuestra sociedad contemporánea hay movimientos y hay predicadores del Evangelio a quienes Dios está usando, sin lugar a dudas. Pero tenemos algunas dudas sobre si en algunos casos se está dando al estudio de la Palabra de Dios la máxima importancia. Encontramos que es difícil interesar a algunos movimientos en el estudio de la totalidad de la Palabra de Dios, como lo estamos tratando de hacer aquí en este programa "A Través de la Biblia". Estimado oyente, no podemos tener una auténtica renovación si no está basada en un profundo conocimiento de la Biblia. Ese es nuestro deseo, nuestra esperanza, de que llegue una renovación. Creemos que éste es el primer puente que hay que cruzar en esa ruta. Éste es, pues, el avivamiento que tuvo lugar bajo el reinado de Asa. Asa fue quien trajo el primer avivamiento. Él fue un hombre, en realidad, que desde el mismo principio de su reinado mostró gran integridad. Fue una persona muy destacada. Él trajo de vuelta la Palabra de Dios.

Ahora en aquella gran asamblea que el rey Asa había convocado en Jerusalén, el pueblo hizo un pacto con Dios, comprometiéndose a buscarle con todo su corazón. Leamos entonces, los versículos 13 al 15 de este capítulo 15 del Segundo Libro de Crónicas:

"y que cualquiera que no buscara al Señor, el Dios de Israel, que muriera, ya fuera grande o pequeño, hombre o mujer. Juraron, pues, al Señor en alta voz y con gritos de júbilo, al son de trompetas y de bocinas. Todos los de Judá se alegraron de este juramento; porque de todo su corazón lo juraban, y con toda su voluntad lo buscaban. Por eso el Señor se dejó hallar de ellos y les dio paz por todas partes".

Podemos decir aquí, que las condiciones de su compromiso eran bastante duras; sin embargo, hubo una pronta respuesta de la gente. Es evidente que el rey Asa trajo a su pueblo importantes reformas.

Dijimos hace un momento, que si uno buscaba al Señor con todo su corazón, Él permitirá que esa persona le encuentre. Y hemos estado diciendo que el primer puente hacia una renovación es el conocimiento de la Palabra de Dios.

Ahora llegamos al segundo puente hacia la renovación espiritual, que es el de la separación inspirada en las Sagradas Escrituras. Esta palabra separación es una de las palabras de las que más se ha abusado en los círculos cristianos, no sólo en palabras, sino en las enseñanzas que tenemos. El rey Asa, en nuestro relato, practicó una separación inspirada en las Sagradas Escrituras. Veamos lo que dice aquí en el versículo 16:

"Aun a Maaca, su propia madre, el mismo rey Asa la depuso de su dignidad, porque había hecho una imagen de Asera; y Asa destruyó la imagen, la desmenuzó y la quemó junto al torrente Cedrón".

Esto fue realmente interesante. Su propia madre estaba involucrada en este asunto de la idolatría. Y observemos un detalle importante: Ella no era simplemente una amiga de otra gente que estaba practicando la idolatría, sino que ella misma era una idólatra. Ésta fue la razón por la cual el rey Asa la apartó de su posición de influencia.

Y hubo algo más. Leamos el versículo 17 de este capítulo 15 del Segundo Libro de Crónicas:

"Con todo esto, los lugares altos no desaparecieron de Israel, aunque el corazón de Asa fue perfecto en todos sus días".

Podemos ver que aunque Asa se había separado para Dios, él permitió que los santuarios de los lugares altos continuaran. Él los podía haber quitado, pero no lo hizo. En ese sentido, podemos decir que siguió en los caminos de Dios sólo en parte. Y sin embargo, Dios le usó, lo cual nos lleva a admirar la misericordia de Dios.

Causan cierta inquietud aquellas personas que, por su supuesto nivel espiritual, se separan de los demás en el ministerio cristiano, cuyos métodos son diferentes a los suyos. Ciertamente, esa no es la separación inspirada en las Sagradas Escrituras. La separación no consiste en que usted trate de enderezar a cada persona, ni fuerce a personas a las cuales Dios está usando a que se amolden a sus esquemas. Esta actitud es la forma más cerrada de intolerancia y fanatismo. A veces hemos llegado a pensar que a algunas personas les vendría bien separarse de sí mismas. ¡Entonces sí que tendría lugar una verdadera separación!

Si usted desea una renovación espiritual, estimado oyente, el lugar para comenzar debe ser uno mismo. Es como si trazáramos un círculo alrededor nuestro y le dijéramos al Señor, que comience una obra de renovación dentro de dicho círculo. Ello excluirá el estar observando y criticando a otros. Estimado oyente, en lo que nos concierne a usted y a mí ante la presencia de Dios, allí es donde tiene que comenzar la renovación, y la obra de transformación. Llegamos así a

2 Crónicas 16

Notemos ahora, lo que dice aquí el primer versículo del capítulo 16 de este Segundo Libro de Crónicas, que comienza un párrafo en el que se relata

El desliz y la falta de fe del rey Asa

"En el año treinta y seis del reinado de Asa, subió Baasa, rey de Israel, contra Judá, y fortificó a Ramá, para cortarle toda comunicación a Asa, rey de Judá".

En diversos versículos hemos leído que gente del reino del norte se trasladó a Israel porque vieron que estaba teniendo lugar un movimiento de renovación en el reinado de Asa. El rey Baasa, de Israel, quería que su pueblo quedara en su propio reino, y no quería que ellos se fueran hacia Judá. Y leemos en los versículos 2 y 3:

"Entonces sacó Asa la plata y el oro de los tesoros de la casa del Señor y de la casa real, y envió mensajeros a Ben-adad, rey de Siria, que estaba en Damasco, diciendo: Haya alianza entre tú y yo, como la hubo entre tu padre y mi padre. Aquí te envío plata y oro para que vengas y deshagas la alianza que tienes con Baasa, rey de Israel, a fin de que se aleje de mí".

Israel se había convertido en un enemigo formidable para Asa y Judá. ¿Y qué hizo Asa? Recurrió a un antiguo aliado, el rey Ben-adab de Siria. ¿Y que nos indica esa actitud? Pues, mostró su falta de fe en Dios. Leamos el versículo 4:

"Consintió Ben-adad con el rey Asa y envió los capitanes de sus ejércitos contra las ciudades de Israel; conquistaron Ijón, Dan, Abel-maim y las ciudades de aprovisionamiento de Neftalí".

Aquí vemos que el rey de Siria respondió positivamente y envió a sus tropas. Veamos lo que ocurrió leyendo los versículos 5 y 6:

"Cuando Baasa lo supo, cesó de edificar a Ramá y abandonó su obra. 6Entonces el rey Asa tomó a todo Judá, y se llevaron de Ramá la piedra y la madera con que Baasa edificaba; y con ellas edificó Geba y Mizpa".

La maniobra tuvo éxito, pero entonces, el Señor tuvo algo que decirle al rey Asa. Pues bien, Dios envió a un profeta a reprender a Asa. Leamos los versículos 7 hasta el 9 de este capítulo 16 del Segundo Libro de Crónicas:

"En aquel tiempo vino el vidente Hanani ante Asa, rey de Judá, y le dijo: Por cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en el Señor, tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria ha escapado de tus manos. Los etíopes y los libios, ¿no eran un ejército numerosísimo, con carros y mucha gente de a caballo? Con todo, porque te apoyaste en el Señor, él los entregó en tus manos. Porque los ojos del Señor contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen un corazón perfecto para con él. Locamente has procedido en esto; por eso de aquí en adelante habrá más guerra contra ti".

¿Por qué envió Dios a un profeta para reprender a Asa? ¿Por qué le juzgó? Fue por su falta de fe.

Y el tercer puente que creemos es necesario cruzar hacia una reforma o renovación, es la fe, la fe en Dios. No una fe en métodos, ni tampoco una fe en el hombre, ni en una Iglesia, ni siquiera la fe en un sistema o una organización. La renovación requiere la fe en Dios mismo.

Cuando el rey Basa, de Israel, vino a luchar contra Asa, rey de Judá, Asa recurrió a Ben-adab, de Siria, el enemigo de otros tiempos. Hanani le recordó al rey que él había tenido todas las garantías de que Dios le libraría de del adversario. Dios le había entregado al ejército de los Etíopes. Sin embargo, en este momento de crisis, Asa demostró tener poca fe.

Tenemos que comprender claramente que hay un acto puntual de fe que nos salva, es decir, cuando somos justificados por la fe. En el momento en que depositamos nuestra confianza en el Señor Jesucristo, somos salvos. Ahora, la vida no llega a su fin cuando somos salvos. Por ello, tenemos que continuar viviendo por la fe. Pablo escribió a los Romanos en el primer capítulo versículo 16: "16No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree, del judío primeramente y también del griego". Y luego el apóstol usó otra expresión muy fuerte en el versículo que le sigue en su misma carta: "17pues en el evangelio, la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá". ¿Qué significa que en el Evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe? Quiere decir que somos salvos por la fe, y que a partir de ese momento, tenemos que vivir por la fe.

Hanani le dijo al rey Asa que los ojos del Señor contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen un corazón perfecto para con Él. Esto significa que Dios está buscando a un hombre o a una mujer que crea en Él. Por cierto, estimado oyente, ¿no le agradaría ser esa persona que cree en Dios? Nadie dice que usted, ni nadie, deba convertirse en un fanático e intolerante, pero usted sí puede creer a Dios y al sólido testimonio de Su Palabra. ¿Sabe usted que no puede agradar a Dios a menos que crea en Él? Dijo el escritor a los Hebreos (11:6) que "sin fe es imposible agradar a Dios". También afirmó este escritor (Hebreos 12:1) que tenemos alrededor nuestro muchos testigos que han demostrado su fe, debemos "despojarnos de todo peso y del pecado que nos asedia". ¿Y cuál es ese pecado? Es la incredulidad, la falta de fe. Y el escritor a los Hebreos dijo que en consecuencia, debíamos correr con paciencia la carrera que tenemos por delante. Estimado oyente, le invitamos a comenzar una relación con Dios por la fe en Jesucristo. Y que ese paso sea el comienzo de una vida de fe, fe para todas las acciones, circunstancias y situaciones de la vida. Una fe integral. Ésa es la fe que agrada a Dios.

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