Estudio bíblico de Ester 2:16-3:6

Ester 2:16 - 3:6

Continuamos, estimado oyente, en nuestro estudio en el capítulo 2 del libro de Ester. Interrumpimos nuestra lectura en el programa anterior, en el preciso momento en que esta joven Ester estaba preparada para presentarse ante el rey. Recordemos que al llegar el día señalado en que Ester se presentaría ante el rey Asuero, y según leímos en el versículo 15, vimos que ella no pidió llevar nada especial en ropas o joyas, sino que usó lo que le había indicado Hegai, que era el hombre de confianza del rey, y guardián o encargado del harén, o casa de las mujeres del rey. Para entonces, Ester se había ganado la simpatía de todos los que la trataban.

Nosotros queríamos saber lo que le iba a ocurrir a ella. ¿Sería la ganadora de este concurso? Y lo interesante de todo esto es que sí, que ella sería la ganadora. Muy bien, comencemos pues, nuestra lectura de hoy en los versículos 16 y 17, de este capítulo 2 de Ester:

"Fue, pues, Ester llevada ante el rey Asuero, al palacio real, en el mes décimo, que es el mes de Tebet, en el séptimo año de su reinado. Y el rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres; halló ella más gracia y benevolencia que todas las demás vírgenes delante del rey, quien puso la corona real sobre su cabeza, y la hizo reina en lugar de Vasti".

Cuando el rey vio a Ester, no tuvo que mirar a más mujeres en su búsqueda de una reina. Por lo que a él se refería, el concurso de belleza había terminado. Había encontrado a la que ocuparía el lugar de la ex reina Vasti y Ester fue entonces convertida en reina.

Nos volvemos a preguntar: ¿Cómo llegó a ganar? ¿Fue acaso por casualidad, o por accidente? No creemos que haya sido así. Creemos que su elección fue el resultado de la providencia del Dios Todopoderoso. Como veremos en el próximo capítulo, era esencial que Dios tuviera a alguien en esa posición con el objeto de realizar gestiones para proteger a Su pueblo, y lo logró convirtiendo a Ester en reina. Por este motivo fuimos introducidos en un palacio real pagano, en un banquete multitudinario, y en la orgía que tuvo lugar. Dios quiso que viéramos su control sobre los asuntos de los seres humanos y de Satanás. Esta forma de actuar de Dios debiera ser de ánimo y consuelo para todos los hijos de Dios en esta hora en que vivimos.

Se nos dijo que el rey amó a Ester. Debemos reconocer que ello no nos sorprende en absoluto. En el libro que el profesor McGee escribió sobre el libro de Rut, puede verse el énfasis colocado sobre el romance entre Booz y Rut, que fue una hermosa historia de amor. El autor del libro la presentó como una figura del amor de Cristo por Su iglesia. Pero debemos decir que el profesor McGee no encontró esa calidad espiritual en la historia de Asuero y Ester. Porque en este caso, el rey Asuero era un hombre decepcionado que casi había llegado al final de su vida. Era un rey anciano casado con una joven encantadora. Se trataba de un rey pagano, que no tenía en absoluto el conocimiento de lo que el amor real a Dios podía significar para una pareja. El autor de estos estudios no pudo encontrar en esa relación detalles como para ponerse elocuente al describirla, o para decir, como algunos han dicho, que ésta fue una figura de Cristo y Su iglesia.

Sin embargo el evento acerca del hemos leído fue de la máxima importancia. Resulta emocionante ver a esta joven, perteneciente a un pueblo cautivo, convertirse repentinamente en reina de uno de los mayores imperios paganos que el mundo jamás ha conocido. La ola inminente de antisemitismo habría borrado de la historia a este pueblo y la totalidad del propósito de Dios hacia Israel se habría frustrado. Pero entonces, cuando el peligro apareciera, Ester estaba situada en una posición única. Por ello Dios la colocó en ese lugar. Continuemos leyendo el versículo 18 de este capítulo 2 de Ester:

"Ofreció luego el rey un gran banquete, en honor de Ester, a todos sus príncipes y siervos. Rebajó los tributos a las provincias, y repartió regalos conforme a la generosidad real".

Recordemos que este libro comenzó con una fiesta. Y aquí tenemos otro banquete, el que tuvo lugar en honor de Ester. Ya que el rey estaba tan encantado con la encantadora reina que ocupaba el lugar de la reina Vasti, rebajó los impuestos por un año. Ahora leamos el versículo 19:

"Cuando las vírgenes fueron reunidas por segunda vez, Mardoqueo estaba sentado a la puerta del rey".

Mardoqueo tenía entonces una nueva posición, no un cargo sino una posición. Se encontraba sentado a la puerta del rey. ¿Qué quiere decir eso? Que él era un juez, porque en el mundo antiguo el equivalente del Palacio de Justicia se encontraba a la puerta de la ciudad. La mayoría de las ciudades estaba amuralladas, y por la puerta pasaban tarde o temprano todos los ciudadanos. La corte de justicia se reunía en la puerta de la ciudad y no en un edificio situado en una plaza de la ciudad. Recordemos que en el libro de Rut, fue a la puerta de la ciudad donde Booz presentó su caso legal. También, en el libro del Génesis, el patriarca Lot se sentó a la puerta de la ciudad, lo cual significaba que se había dedicado a la política en Sodoma y había conseguido que le nombraran juez.

Pensando en Mardoqueo, ¿no resulta interesante ver que cuando Ester se convirtió en reina, se nos dice que Mardoqueo era un juez, sentado a la puerta de la ciudad? Eso es nepotismo, o sea, colocar a familiares en cargos. No sabemos si Mardoqueo, fue nombrado juez a causa de su capacidad, o porque Ester se lo sugirió al rey. Es que este libro es muy humano, y algunos aspectos de la política no han cambiado mucho ¿no es cierto? Todos habremos oído hablar alguna vez sobre el tráfico de influencias. Continuemos leyendo el versículo 20:

"Ester, según le había mandado Mardoqueo, no había revelado su nación ni su pueblo, pues Ester hacía lo que decía Mardoqueo, como cuando él la educaba".

Aquella joven era una persona extraordinaria. Aun cuando estaba casada con el rey, recibía instrucciones del hombre que la había criado. Creo que Mardoqueo fue uno de los personajes destacados de la Biblia, a quien no se le ha dedicado mucha atención. Aparentemente, era un hombre de una capacidad notable.

En este momento sucedió algo que pareció extraño, y sin embargo es de este incidente que depende todo el libro. Como alguien ha dicho, "Dios hace girar las grandes puertas sobre pequeños goznes". Una vez más vemos la providencia de Dios. Él se estaba moviendo aquí detrás de la escena. Leamos entonces los versículos 21 al 23:

"En aquellos días, estando Mardoqueo sentado a la puerta del rey, Bigtán y Teres, dos eunucos del rey que vigilaban la puerta, estaban descontentos y planeaban matar al rey Asuero. Cuando Mardoqueo se enteró de esto, lo comunicó a la reina Ester, y Ester lo dijo al rey en nombre de Mardoqueo. Se hizo investigación del asunto, y resultó verdadero; por tanto, los dos eunucos fueron colgados en una horca. Y el caso se consignó por escrito en el libro de las crónicas del rey".

Éste fue un incidente interesante. Mardoqueo estaba sentado a la puerta de la ciudad. Las multitudes entraban y salían por la puerta. Entonces escuchó la conversación entre dos hombres y cuando oyó mencionar el nombre del rey escuchó con mayor atención para saber de qué estaban hablando. Y descubrió que estaban tramando asesinar al rey. Así que Mardoqueo le hizo llegar a Ester la noticia de este complot.

Ésta era una escena familiar: un potentado oriental, escondido entre columnas, hablando con otras personas y tramando algo en contra del rey. De hecho, en la corte oriental eran comunes las intrigas. Parecía haber siempre alguien que ambicionaba el cargo del rey. La nueva posición de Mardoqueo le colocó en un punto apropiado para poder escuchar lo que se tramaba.

Después de que Mardoqueo le informó a Ester sobre el plan que había para matar al rey, ella se lo dijo a su marido. La investigación realizada confirmó que las noticias eran correctas y los conspiradores fueron arrestados. No tuvieron que pasar por un largo juicio porque el rey ordenó que fueran ejecutados en la horca. Éste fue un castigo para disuadir a otros que pudieran tener las mismas intenciones de conspirar contra el rey. Y todo este incidente fue debidamente registrado, en presencia del rey, en los registros reales, es decir, en los libros en los que se escribía la historia del reino de Persia.

Es interesante notar aquí una omisión. Mardoqueo no fue recompensado o reconocido por su acción. No se dice que hubiera recibido una medalla ni una condecoración. Supongo que muchas veces le dio vueltas a este asunto, preguntándose por qué había sido ignorado. Como veremos más adelante, al llegar al capítulo 6:1-3, hasta el mismo rey se sorprendería muchísimo de que el gesto de lealtad de Mardoqueo, que le había salvado la vida, no hubiera sido recompensado debidamente. Por ello nos preguntamos: ¿por qué fue él pasado por alto en este incidente de tanta importancia? Es que Dios estaba controlando toda la situación y dirigiendo el curso de los acontecimientos. Llegamos ahora a

Ester 3:1-6

El tema de este capítulo gira alrededor de Amán y el antisemitismo. Éste es un capítulo que en la vida de un judío se ha duplicado muchas veces en la historia. Cuando uno lo lee, casi puede sustituir el nombre de Amán por el de Faraón, o por los de otros líderes que han tenido entre sus prioridades el promover el antisemitismo. Desde que Israel se convirtió en una nación en la tierra de Egipto hasta el presente, nunca ha habido un período en el que no ha existido un movimiento en alguna parte del mundo, para exterminarlos. Leamos el versículo 1 de este capítulo 3:

"Después de estas cosas, el rey Asuero engrandeció a Amán hijo de Hamedata, el agagueo. Lo honró y puso su autoridad por encima de la de todos los príncipes que estaban con él".

Aquí tenemos a un hombre llamado Amán. Él fue uno de una larga lista que por mucho tiempo han llevado a cabo una campaña de anti-semitismo. Fue ascendido por el rey a una posición que correspondería al cargo actual de primer ministro. Era un descendiente de Agag. Si nos dirigimos a Primera de Samuel 15:8, veremos que Agag era de la familia real de los amalecitas. Saúl debía haber obedecido a Dios y destruido a los agagueos. Si Saúl hubiera hecho lo que se le ordenó, su pueblo no se habría encontrado en esta situación, porque los agagueos habrían desaparecido completamente. Dios pudo ver el curso de la historia y sabía lo que iba a suceder. El error de Saúl al no haberlos exterminado, casi condujo al exterminio de su propio pueblo. Y así, en este pasaje vemos a Dios actuando desde fuera de la escena, y protegiendo a Su pueblo.

Dios iba a detener a Amán, y ahora comenzamos a ver por qué Él había colocado a Ester en el trono. Si ella no hubiera estado allí, el antisemita Amán habría exterminado a los judíos. Ésa era, por supuesto, su intención. Continuemos leyendo el versículo 2:

"Todos los siervos del rey que estaban a la puerta real se arrodillaban y se inclinaban ante Amán, porque así lo había mandado el rey; pero Mardoqueo ni se inclinaba ni se postraba".

Aquí vemos que el rey había informado que tenía un nuevo primer ministro. Todos tenían que inclinarse ante él y reconocer su posición. Ya hemos visto que Mardoqueo era un juez en la puerta de la ciudad. Tenía un cargo político, lo cual significa que era uno de los funcionarios del reino, y que tenía que inclinarse ante Amán. Pero se nos dice que no lo hacía. Y en esta actitud de no querer reverenciar a Amán comenzamos a ver el lado positivo de Mardoqueo. Imaginamos que todos los demás lacayos del servicio real se postraban cuando Amán pasaba frente a ellos.

Por ello vemos por primera vez a la mano de Dios comenzando a actuar en la vida de Mardoqueo. Claro que alguien podría decir: "pero él estaba viviendo fuera de la voluntad de Dios; "¿Cómo podía Dios actuar en un caso como éste? Él tenía que haber regresado a su tierra". Esta afirmación es correcta. Por razones personales no había regresado pero, siendo un judío, su lugar estaba en Palestina. Está claro que él estaba al margen de la voluntad de Dios, pero él estaba aún reconociendo a Dios. Aunque en ningún lugar del libro de Ester le vemos apelando a Dios, el reconocía a Dios. ¿Sabe usted por qué llegamos a esta conclusión? La ley de Dios dada a los judíos era explícita: No debían inclinarse ante nada, ni ante nadie. Y así, cuando Amón, después de su ascenso, se acercaba, todo aquel que tuviera un cargo político se inclinaba ante él, excepto un hombre, Mardoqueo. Y realmente, su actitud era muy evidente ya que era el único hombre que permanecía en pie.

Mardoqueo y Ester no habían sido lo suficientemente fieles como para regresar a Jerusalén, pero estaban dispuestos a poner en peligro sus vidas para salvar a su pueblo. Continuemos leyendo los versículos 3 y 4:

"Entonces los siervos del rey, que estaban a la puerta real, preguntaron a Mardoqueo: ¿Por qué desobedeces el mandamiento del rey? Así le hablaban cada día, pero él no los escuchaba, debido a lo cual lo denunciaron a Amán, para ver si Mardoqueo se mantendría firme en su dicho, pues él ya les había manifestado que era judío".

Al ser preguntado porque no se inclinaba ante Amán, Mardoqueo reveló por primera vez que era judío. Hasta ese momento no se lo había dicho a nadie. Y recordemos que había pedido a Ester, cuando entró en el concurso de belleza, que nadie supiera a que raza pertenecía. Incluso, su marido, el rey, no lo sabía. Pero en este momento Mardoqueo explicó que, por ser judío, no podía inclinarse ante Amán. Al reconocer su origen racial, les estaba hablando de su religión. Él solo adoraba al Dios verdadero y vivo; no se inclinaría ante ningún ídolo, ante ninguna imagen, ni ante ningún hombre. Él había sido enseñado en los términos que encontramos en Deuteronomio 6:4, que dice: Escucha, oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor uno es. Él tenía que declarar ante el mundo, el mundo antiguo, el mundo de la idolatría, la unidad de la divinidad. En la actualidad, en un mundo donde se ha difundido el ateísmo, tenemos que proclamar la Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Mardoqueo adoptó una actitud firme y a partir de ese momento, los demás sabrían por qué. En el mundo de aquella época el judío era conocido como un adorador del único y verdadero Dios.

Así que, por primera vez, Mardoqueo adoptó una posición firme junto a Dios, que le iba a costar mucho. No creemos que el pensó que su postura tendría tanta trascendencia como para conmover a todo su pueblo, pero reconoció que probablemente le costaría su cargo, e incluso su vida. Y dicen los versículos 5 y 6:

"Cuando Amán vio que Mardoqueo ni se arrodillaba ni se postraba delante de él, se llenó de ira. Pero no contentándose con castigar solamente a Mardoqueo, y como ya le habían informado cuál era el pueblo de Mardoqueo, procuró Amán destruir a todos los judíos que había en el reino de Asuero, al pueblo de Mardoqueo".

En este incidente Amán reveló su pequeñez. Tendría que haber ignorado a Mardoqueo. A medida que Mardoqueo estaba comenzando a destacarse como un hombre de Dios, este hombre, Amán, comenzó a sobresalir como un hombre de Satanás. Lo primero que observamos en él es su mezquindad. A través de toda esta historia vamos a observar su escaso valor como ser humano. Más tarde en este relato, le veremos lamentarse ante su esposa y amigos porque Mardoqueo no se inclinaba ante él. Aquí se revelaba su verdadera personalidad, al permitir que la actitud de una sola persona le inquietase tanto como para convertirse en una verdadera obsesión.

Amán iba a intentar hacer algo terrible. Iba a tratar de destruir a todos los judíos que vivían en el reino de Asuero. Estamos seguros de que ignoraba la promesa que Dios le hizo a Abraham, de que bendeciría a los que bendijeran a los judíos, y maldeciría a aquellos que maldijeran a los judíos. Pero Dios ha cumplido esa promesa. Sólo tenemos que retroceder en las páginas de la historia para descubrir que los judíos han presenciado el funeral de cada una de las naciones que trataron de exterminarles. Es que Dios ha prometido proteger a Su pueblo, a pesar de que ese pueblo ha mostrado su ingratitud alejándose de Él. El hecho de que aún no hayan sido exterminados es en sí mismo milagroso. Porque Dios mismo les ha preservado. Y le veremos hacerlo aquí en este libro de Ester.

En nuestro programa de hoy hemos conocido a otro personaje peculiar. Se trata de Amán, que fue promovido por el rey a una alta posición en el gobierno del reino. Su naturaleza, dominada por una gran ambición, le impedía disfrutar de los honores que recibía, porque había alguien que le ignoraba y su orgullo no podía soportar ese desaire. Su actitud nos recuerda la insatisfacción permanente de los seres humanos, que nunca se sienten realizados o completos con lo que tienen. Su afán desmedido proviene de que ninguna de esas cosas puede satisfacer a las personas. Su deseo de acumular bienes constantemente es precisamente una de las características de esta sociedad de consumo. El espíritu del ser humano no se satisface y, al haber apartado a Dios de su vida, su búsqueda constante de una satisfacción permanente debe concentrarse en una constante preocupación por adquirir y acumular los bienes materiales. Así, el hombre y la mujer sienten en su interior como un hambre, como una sed que no puede saciarse y ante la imposibilidad de encontrar saciedad, recurren a prácticas o productos que destruyen su mente y su cuerpo. El Evangelio de Juan 6, nos mostró al Señor Jesucristo, predicando ante una multitud que había saciado su hambre física. En aquella ocasión, Él se ofreció a sí mismo para saciar su hambre y su sed espiritual y les dijo: "Yo soy el pan de vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed". Estimado oyente, por Su sacrificio en la cruz a favor suyo, y por su resurrección, el Hijo de Dios es el único que puede convertir esa satisfacción en su propia experiencia personal, en una vivencia permanente de plenitud, que por la obra del Espíritu de Dios le permitirá recibir las bendiciones divinas, afrontar la adversidad, y disfrutar aquí en esta tierra, de la esperanza y realidades futuras de la vida eterna.

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