Estudio bíblico de 2 Timoteo 4:6-22

2 Timoteo 4:6-22

Al comenzar nuestro último estudio de esta carta, amigo oyente, deseamos repetir un párrafo de nuestro programa anterior, teniendo en cuenta su gran importancia, ya que tenemos ante nosotros el testimonio pronunciado, prácticamente, en el lecho de muerte del Apóstol Pablo. Llegamos ahora a un gran pasaje de las Sagradas Escrituras. Pablo estaba escribiendo su propio epitafio. Leamos entonces estos versículos 6 al 8 que nos presentan

El testimonio de Pablo anterior a su muerte

"Yo ya estoy próximo a ser sacrificado. El tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida."

Comenzamos con la frase Yo ya estoy próximo a ser sacrificado. Si usted visitara esa sala de ejecución en Roma, vería un espectáculo sangriento. Y si a usted le hubiera tocado asistir a esa ejecución en Roma, podría haber visto una escena sangrienta. Hablando sinceramente, habría sido una escena que lo habría hecho enfermar a uno, al ver a este hombre colocar su cabeza en un bloque de madera grueso y pesado sobre el cual se cortaba la cabeza a los condenados, mientras un gigantesco soldado romano que hacía las veces de verdugo, levantaría esa tremenda cuchilla sobre su cabeza y la dejaría caer en el cuello del Apóstol, y con un golpe rápido cortaría la cabeza de Pablo. Luego su cabeza caería en una canasta, mientras que su cuerpo caería del otro lado sin fuerzas y tembloroso. Pero el Apóstol nos estaba diciendo que si uno viera solamente eso, en realidad no vería mucho. Primeramente, aquel lugar era un altar, y su vida estaría siendo derramada como una libación, como una ofrenda. Pablo había usado esa figura retórica en su carta a los Filipenses, cuando fue detenido por primera vez y pensó que su muerte estaba cerca. Y escribió en Filipenses 2.17, 17Y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y regocijo con todos vosotros. Él quería que su vida fuese derramada. Ahora, él podía decir al final de su vida que su vida sería derramada como una libación.

¿Y qué era una libación? Aunque Dios no había dado a los israelitas ninguna instrucción específica en relación con la ofrenda de libación, se la mencionó una y otra vez en los libros de Éxodo y Levítico. Consistía en tomar el vino y derramarlo sobre el sacrificio que se había colocado sobre el altar. Ese altar, por supuesto, estaba extremadamente caliente porque era un altar de bronce con fuego que ardía por debajo de él. (Este fuego representa el fuego del juicio.) Al tocar el altar caliente, se convertía rápidamente en vapor y desaparecía. Esto era exactamente lo que Pablo estaba diciendo aquí: "He derramado mi vida como una ofrenda de libación sobre el sacrificio de Cristo. No ha sido nada, para mí, sino todo para Él". La vida de Pablo pronto desaparecería y Cristo sería todo lo que se podría ver. Esta fue una de las más hermosas figuras retóricas que el apóstol uso. Hay tantos creyentes que tratan de ser recordados haciendo que sus nombres sean cincelados en piedra o que quede un edificio o sala llevando su nombre. Pero Pablo no estaba interesado en esto. Es como si hubiera dicho: "Mi vida es una libación derramada; Cristo, y no Pablo, es el que será exaltado". Este es un pasaje muy rico de la Escritura. El epitafio de Pablo está dividido en dos secciones: La primera fue retrospectiva, en la cual Pablo miró a su vida en la tierra, justamente antes de que lo ejecutaran. Después, la segunda parte de su epitafio era prospectiva, orientada hacia el futuro, mirando con ansia a la vida eterna. La vida terrena y la eterna están separadas por lo que en la tierra llamamos muerte.

Ahora, el Apóstol Pablo resumió su vida de tres diferentes maneras: (1) He peleado la buena batalla. Él había sido un soldado, un buen soldado. Había habido una batalla para luchar, y una victoria que ganar. Y aquí, al final de la vida dijo: "he sido un buen soldado de mi Salvador". Estimado oyente, todos los creyentes deberían adoptar esta posición. Hay una batalla en la que luchar, y cada creyente debería ser un defensor de la Palabra de Dios, permaneciendo firme en las grandes verdades de la Biblia.

Luego, (2) el Apóstol Pablo continuó diciendo: he acabado la carrera. La vida cristiana no es solo una batalla, es un evento atlético, una carrera. Durante la carrera el Apóstol estuvo manteniendo su cuerpo bajo control. Estuvo intentando vivir la vida cristiana de tal manera que no fuera desaprobado. Y así escribió en 1 Corintios 9:27, Golpeo mi cuerpo y lo hago mi esclavo?Como consideramos a Pablo autor de Hebreos, creemos que en 12:1-2 escribió: corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe?.Ahora, en el final de su vida pudo decir: he acabado la carrera. Había completado todo lo que Dios había planeado para él.

Luego (3) él dijo, aquí en la Segunda Epístola a Timoteo, capítulo 4, al final del versículo 7: he guardado la fe. La vida había sido como un depósito de Dios, y él había sido un buen mayordomo. Había guardado la fe. Nunca cambió su opinión acerca de las grandes verdades y doctrinas de la Palabra de Dios. Estas fueron realmente 3 declaraciones tremendas.

Retrocedamos a su declaración del versículo 6 de este cuarto capítulo de 2 Timoteo: el tiempo de mi partida está cercano. Ahora, esa palabra partida proviene de otra palabra griega diferente a la que se usa en 1ª Tesalonicenses para la partida en el arrebatamiento de la iglesia de esta tierra. El Apóstol Pablo mismo estaba pasando por otra puerta. Los creyentes que estén con vida cuando tenga lugar el arrebatamiento no pasarán por la puerta de la muerte. Dijo el apóstol en 1 Corintios 15:51 y 52, No todos moriremos; pero todos seremos transformados, 52en un momento, en un abrir y cerrar de ojos?La palabra griega que Pablo usó para hablar de su partida es "analusis", una palabra totalmente diferente. Está formada por dos palabras, una de las cuales es luo que quiere decir "desatar" y "soltar". Esta palabra analusis se podía usar para referirse a desatar cualquier cosa, pero básicamente era un término náutico que se utilizaba para un barco que estaba amarrado al puerto, listo para hacerse a la mar.

El Apóstol Pablo tenía una concepción completamente diferente a lo que es popular hoy. Lo hemos escuchado en un culto fúnebre cuando se dice que "Fulano de Tal ha llegado por fin al puerto; ha estado viajando por un mar embravecido borrascosas, pero el viaje ha terminado, y él ha llegado a puerto seguro". Pablo estaba diciendo exactamente lo contrario. Estaba queriendo decir: "He estado amarrado al puerto". Y esto es la que es la vida; aun no hemos estado en ningún lugar; hemos estado atados a esta pequeña tierra.

El único escritor del pasado que ha captado ese significado de lo que el Apóstol Pablo dijo, fue Tennyson, en un poema muy conocido que dice: "El ocaso y la estrella vespertina, y una llamada clara para mí. Y que nadie lamente mi salida, cuando salgo a la mar". Y eso es lo que la muerte es para el hijo de Dios, amigo oyente. Es una liberación.

El Apóstol Pablo nos estaba diciendo: "No miréis a mi ejecución ni permitáis que la sangre derramada os pueda impresionar. Soy como un barco que ha estado atado amarrado en el puerto. Cuando la muerte llegue, realmente partiré para estar con el Señor Jesucristo, lo cual será mucho mejor".

Regresando al versículo 8 de este cuarto capítulo de 2 Timoteo, vemos que Pablo dijo, además. Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día. Esta frase nos lleva al aspecto positivo. Pablo estaba mirando hacia el futuro. Él estaba esperando recibir una corona de justicia. Una corona es un premio, y el recibirá ese premio algún día. Creemos que todavía no se la habrán entregado, pero el Señor la tiene para él cuando comience a otorgarlas.

Hay varias coronas mencionadas en el Nuevo Testamento; una de ellas la encontramos en la Primera Epístola del Apóstol Pablo a los Corintios, capítulo 9, versículos 24 y 25, donde dice: ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Esa es la corona para el atleta por ser un ganador en la pista de carreras de la vida. Y también hay una corona para el que gana almas, mencionada por Pablo en su Epístola a los Filipenses, capítulo 4, versículo 1, donde dijo: Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados. Se dará una corona a aquellos que tuvieron parte en llevar a otros al Señor. Pablo tendrá muchas coronas, no hay ninguna duda al respecto.

Creemos que una corona de justicia será la recompensa por una vida justa, y Pablo la recibirá.

Y añadió el apóstol, y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida. Bueno, el amar Su venida no se refiere al punto de vista que usted tenga en relación con Su venida. Usted puede tener una postura premilenarista (o sea, la segunda venida de Cristo anterior al milenio) postmilenarista (la venida de Cristo posterior a un milenio) o amilenarista (que no cree en un milenio literal). Pero no hay recompensa, no hay premio para ninguna de esas posiciones de la profecía Bíblica. La cuestión es: ¿Ama usted su venida? Amar Su venida significa que usted tendrá que amarle a Él. Estimado oyente, ¿tiene usted una relación íntima con Él? ¿Le ha dicho alguna vez que lo ama? Yo tengo la impresión que Pablo le dijo al Señor cada día que le amaba, porque antes le había odiado y perseguido. Hay una corona para aquellos que aman Su venida. Y creo que brillará más que todas las otras.

Y ahora llegamos al último párrafo, que hemos titulado

Las últimas palabras de Pablo

En los versículos anteriores hemos escuchado una nota de triunfo, pero ahora la sensación que queda no es triunfante. Pablo se enfrentó a la realidad de su situación. Leamos el versículo 9 de este cuarto capítulo de 2 Timoteo,

"Procura venir pronto a verme"

Ahora, ¿por qué dijo esto? Él se sentía solo, y al visitar esa cárcel uno entiende los sentimientos que expresó y la soledad que sintió. Y dijo en el versículo 10:

"Porque Demas me ha desamparado, amando este mundo, y se ha ido a Tesalónica. Crescente fue a Galacia, y Tito a Dalmacia."

O sea que Demas partió; quizás no pudo soportar lo que estaba ocurriendo y tuvo que alejarse de ese lugar; así fue que dejó a Pablo, y se fue para Tesalónica, que se encontraba a bastante distancia.

Dice aquí que Tito se fue a Dalmacia. No sabemos si estos otros compañeros suyos tuvieron una excusa legítima para dejar a Pablo. Ahora creemos que Tito sí la tuvo. Pablo probablemente lo envió a Dalmacia para desempeñar un ministerio de parte suya. Pero no sabemos lo suficiente sobre Crescente como para defender su partida. Y continuó Pablo diciendo en el versículo 11:

"Solo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráelo contigo, porque me es útil para el ministerio."

Solo aquel buen doctor Lucas se quedó junto a Pablo hasta su mismo fin.

Observemos la frase Toma a Marcos y tráelo contigo. Recordemos que el Apóstol Pablo no quiso que Marcos le acompañara en su segundo viaje misionero. Pero el Apóstol se había equivocado en cuanto a ese joven porque Juan Marcos resultó ser un buen colaborador. Y en esos últimos momentos Pablo pudo decir que Marcos le era de ayuda para su ministerio, y nos agrada que lo dijera aquí, como una de sus últimas palabras. Y continuó diciendo en el versículo 12:

"A Tíquico lo envié a Éfeso."

El Apóstol Pablo lo envió de regreso a Éfeso porque era el Pastor de la Iglesia de aquella ciudad. Como tenía esa responsabilidad pastoral, no podría quedarse indefinidamente en Roma. Ahora observemos un detalle revelador. Leamos el versículo 13:

"Trae, cuando vengas, el capote que dejé en Troas en casa de Carpo, y los libros, mayormente los pergaminos."

Pablo pidió la capa o capote que había dejado en Troas. Esto revela un poco del sufrimiento de Pablo. Se calcula que él estuvo en esa cárcel en los meses de Mayo y Junio, en los que el tiempo era allí frío. Este fue, pues, un pedido para su necesidad física.

Y además pidió los libros, mayormente los pergaminos, porque necesitaba algo para leer, algo para llenar su mente. Y añadió otro recuerdo interesante. Leamos el versículo 14:

"Alejandro el herrero me ha causado muchos males; el Señor le pague conforme a sus hechos."

Seguramente Alejandro no esperaba recibir lo que realmente le correspondía, pero seguramente recibiría su merecido. Porque estamos seguros de que el Señor lo juzgaría por el daño que le causó a Pablo. Y dijo en el versículo 15:

"Guárdate tú también de él, pues en gran manera se ha opuesto a nuestras palabras."

Él estaba advirtiendo aquí a este joven Timoteo, que se cuidara de él. Era una de esas personas que halagaban en una conversación personal, pero luego, al darle la espalda, criticaban para causar el mayor daño posible. Tendríamos que tener sumo cuidado con aquellos que se le parezcan. Y continuó diciendo en el versículo 16:

"En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado esto en cuenta."

Aquí Pablo recordó que estuvo solo en una ocasión muy importante. Aquí se refirió a la primera vista de la causa, la que inició el proceso final contra el apóstol, o a su primer proceso en Roma que tuvo lugar 3 años antes. Después el apóstol dijo en el versículo 17:

"Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas, para que por mí fuera cumplida la predicación, y que todos los paganos oyeran. Así fui librado de la boca del león."

Recordemos que Pablo le había pedido a Timoteo su capa -es decir, algo para su cuerpo-y sus libros y pergaminos -algo para su mente-En este momento mencionó algo para su espíritu y dijo: el Señor estuvo a mi lado. Y todos nosotros, en cualquier lugar y circunstancia en que nos encontremos, tenemos necesidades en estas tres áreas. Es hermoso poder decir como el apóstol el Señor estuvo a mi lado.

Las palabras fui librado de la boca del león parecen indicar que en ese momento pudo evitar la ejecución. Y dijo en el versículo 18:

"Y el Señor me librará de toda obra mala y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén."

Aquí vemos que el apóstol Pablo sabía que iba a ser trasladado al cielo. Esta es la misma seguridad que tienen todos aquellos que han aceptado la gracia de Dios creyendo en la obra redentora de Jesucristo, y aceptándole por la fe como su Salvador.

Y así concluyó esta carta personal a Timoteo, con referencias a amigos comunes. Leamos los versículos 19 al 22:

"Saluda a Prisca y a Aquila y a la casa de Onesíforo. Erasto se quedó en Corinto, y a Trófimo dejé en Mileto, enfermo. Procura venir antes del invierno. Eubulo te saluda, y Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos. El Señor Jesucristo esté con tu espíritu. La gracia sea con vosotros. Amén."

Luego, le dijo a Timoteo, que fuera pronto, antes que llegara el invierno. Y con estas últimas palabras registradas de su vida concluye esta gran carta del apóstol Pablo.

Y en nuestro próximo programa volveremos al Antiguo Testamento para considerar el libro del profeta Ezequiel. Al despedirnos, dejamos con usted estas frases inmortales del Apóstol Pablo: Y el Señor me librará de toda obra mala y me conservará para Su reino celestial. A Él sea gloria por los siglos de los siglos. ¡Amén!

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