Estudio bíblico de 2 Timoteo 4:1-5

2 Timoteo 4:1-8

En nuestro viaje por la Segunda Epístola del Apóstol Pablo a Timoteo, llegamos hoy al capítulo 4. Pablo le daría a Timoteo instrucciones para los últimos días. Después le dejaría un testimonio que parecería pronunciado desde su lecho de muerte, el cual contendría probablemente sus últimas palabras escritas. Detectaremos sus sentimientos de soledad. Se encontraba en Roma, solo y encarcelado en una horrible prisión. Tenía frío y le pidió a Timoteo que le trajera su capa. Además le pidió que le trajera sus libros, especialmente los pergaminos.

Pero junto con la tristeza y la soledad también escucharemos una nota de victoria, a medida que Pablo le encargaba a su hijo en la fe su última tarea. Al escucharlo, estaremos escuchando lo que Dios quiere que oigamos. Por parte de Pablo, esta fue su palabra final para usted y para mí. Leamos entonces el primer versículo de este cuarto capítulo de 2 Timoteo, donde comienza el párrafo titulado

El encargo de Pablo a Timoteo

"Te suplico encarecidamente delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su Reino"

Este fue un encargo o mandato muy solemne, pronunciado en presencia de Dios y del Señor Jesucristo, juez de vivos y muertos. Y también dice aquí, en su manifestación y en su reino. La aparición de Cristo y Su reino no son el mismo evento. Su aparición es la epifanía, el arrebatamiento de la iglesia. Su Reino se refiere a la revelación de Cristo cuando regrese a la tierra para establecer Su Reino. Y realizará dos juicios. Juzgará a los Suyos cuando los recoja del mundo. También juzgará a aquellos que se vuelvan a Dios en la Gran Tribulación. Y todos nosotros que somos creyentes nos presentaremos delante de Él para ser juzgados, en uno u otro momento. Nuestras vidas van a ser probadas para evaluar si hemos de recibir un premio o no.

Fue como si Pablo le hubiera dicho: "Ante el hecho de que tú, Timoteo, vas a presentarte delante de Él para que tu vida sea juzgada, esto es lo que tienes que hacer". Estas instrucciones para Timoteo son tan pertinentes a nuestro tiempo, como lo fueron en el tiempo en que fueron pronunciadas por el propio Timoteo. Esto fue lo que Dios nos está diciendo ahora a usted y a mí. Leamos el versículo 2 de este cuarto capítulo:

"que prediques la palabra y que insistas a tiempo y fuera de tiempo. Redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina"

La primera instrucción, que prediques la palabra significa que proclamara esa Palabra, que la comunicara por todos los medios. Esta frase fue como un llamamiento público, un lema para que la gente respondiera. Y este es también nuestro lema en la actualidad, un llamamiento a emprender una proclamación común.

Observemos la frase, que insistas a tiempo y fuera de tiempo, En otras palabras, significa que deberíamos predicar en todo tiempo, no importa el día o la hora en que tengamos oportunidad de hacerlo.

Y otra aclaración más sutil es que al predicar, Pablo no dijo que predicáramos desde la Biblia, o sea, que tomáramos un versículo de la Biblia y después urdir un sermón alrededor de él. Alguien ha dicho que un texto tomado fuera de su contexto, constituye un pretexto, No debemos predicar acerca de la Biblia o desde la Palabra de Dios, sino que tenemos que predicar la misma Palabra de Dios.

La instrucción que insistas a tiempo y fuera de tiempo contiene un verbo que tiene la idea de ser diligente o, mejor aún, de actuar con urgencia. Hay como una compulsión, un apremio sobre nosotros. Deberíamos estar siempre en estado de alerta, preparados para comunicar la Palabra de Dios en todo tiempo y ocasión que se presente, a cualquier hora, en cualquier época del año y bajo cualquier circunstancia.

La palabra redarguye nos indica que la Palabra debe ser comunicada con convicción.

La palabra reprende indica corregir, amonestar y hay quienes piensan que contiene la idea de amenazar.

El verbo exhorta significa consolar. Con frecuencia los creyentes necesitan consolación.

La expresión con toda paciencia nos señala la necesidad de comunicar la Palabra de Dios ejercitando muchísima paciencia.

Y en cuanto al término doctrina se refiere, como dijimos anteriormente, a enseñar. Cada responsable de la iglesia debería tener un ministerio de enseñanza.

Así que todos estos elementos deberán estar incluidos en la predicación de la Palabra de Dios. Y dice el versículo 3 de este cuarto capítulo:

"Pues vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias pasiones"

Aquí comenzó diciendo: pues vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina. Nos preguntamos si nuestra sociedad contemporánea no habrá llegado a ese momento. Aunque estamos sorprendidos y agradablemente abrumados por el número de personas que en el día de hoy están escuchando la enseñanza de la Palabra de Dios, comparado con la población total, ese grupo representa un porcentaje pequeño. Hay relativamente pocos miembros de iglesias que toleran la enseñanza de una sana doctrina. Realmente, no la quieren oír. Y entonces, ¿qué desean?

Dice aquí que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias pasiones. Aquí queremos compartir lo que Dijo el Dr. Vincent en uno de sus estudios sobre esta frase. "Esto quiere decir que ellos invitarán a un gran número de maestros. En los períodos de fe inestable, de escepticismo, y de una especulación meramente curiosa, en asuntos de religión, toda clase de maestros se amontonarán como los enjambres de moscas en Egipto. La demanda crea la provisión, Los oyentes invitan y modelan a sus propios predicadores. Si la gente quiere adorar algún becerro, fácilmente se puede encontrar a un ministro especializado en adoración de becerros:" Hasta aquí las palabras del Dr. Vincent.

Esto es realmente cierto en nuestro tiempo. Alguien ha dicho que el púlpito de nuestra época es como una caja de resonancia que simplemente le dice a la gente lo que ésta quiere oír.

En cuanto a la comezón de oír, citemos de nuevo lo que el Dr. Vincent dijo: "Clemente de Alejandría describe a ciertos maestros como rascando, o arañando y haciendo cosquillas, de una manera no humana, en los oídos de aquellos que desean ser rascados". Y luego, citando a Séneca continuó diciendo: "Algunos vienen a oír, no a aprender, de la misma manera en que vamos al teatro por placer, para deleitar nuestros oídos con la conversación, con la voz, o con la representación".

¡Que imagen del panorama actual! Como alguien ha dicho: algunos van a la iglesia para cerrar sus ojos y otros para ver los vestidos y trajes que llevan los demás. En otras palabras, no van a la iglesia para escuchar una enseñanza sana. No quieren escuchar la Palabra de Dios. Quieren un substituto. El Dr. Warren Wiersbe, antiguo pastor de la iglesia Moody de Chicago ha dicho: "La gente quiere entretenimiento religioso por parte de artistas creyentes, para que los diviertan. En el día de hoy, nos gusta mucho lo novedoso en la Iglesia: películas emocionantes, desfiles, música alegre, luces de colores, etc. El hombre que sencillamente abre la Biblia es rechazado, mientras que los artistas religiosos superficiales llegan a ser célebres. Y el versículo 4 de este capítulo 4, de la Segunda Epístola a Timoteo, nos indica que esos que tienen comezón de oír pronto se convertirán en oídos sordos a medida que la gente se aparte de la verdad, y crea en las fábulas creadas por hombres". Hasta aquí la cita. Ahora, creemos que esa es una declaración excelente. En conexión con esto leamos el versículo 4 que dice:

"Y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas."

O sea que la gente prefiere algo novedoso, algo que los entretenga.

El Dr. McGee, autor de estos estudios bíblicos, dijo que en cierta ocasión tuvo la oportunidad de hablar con el Dr. Gabelein, que era una persona de avanzada edad y un gran hombre de Dios, un gran maestro. Y entonces le hizo este comentario en cuanto a la zona en la cual el Dr. McGee se encontraba trabajando: "Este es un lugar extraño e interesante. Me he dado cuenta que si enseño el libro de Apocalipsis, se llena la Iglesia, aunque sea en un servicio religioso celebrado en la mitad de la semana. Pero si comienzo a enseñar la Epístola a los Romanos, dicho estudio puede dejar la Iglesia `prácticamente vacía. He descubierto que la gente va de un lugar a otro recorriendo grandes distancias por toda esta zona para escuchar a algún predicador que les pueda enseñar algún detalle curioso en cuanto a un caballo que se menciona en Apocalipsis". Al oír esto, el Dr. Gabelein le respondió de una manera imposible de olvidar, pues le dijo: "Dr. McGee, usted va a descubrir en su propio ministerio que hay muchas personas que están más interesadas en el anticristo, que las que están interesadas en Cristo". Hasta aquí la cita.

Y así vemos, estimado oyente, que hay muchas personas que tienen comezón o desazón para oír. Les gusta oír hablar de cosas extrañas, raras, sobrenaturales. Quieren ser entretenidas, pero no quieren que se les comunique la Palabra de Dios. Continuemos leyendo el versículo 5 de este capítulo 4, de la Segunda Epístola a Timoteo, que dice:

"Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio."

La obra de un evangelista no era exactamente tal como la comprendemos en el día de hoy. En los tiempos de Pablo, un evangelista era un maestro viajero, itinerante, un misionero. El Apóstol Pablo era un evangelista en ese sentido. Y entonces le dijo a este joven predicador Timoteo, haz obra de evangelista, y eso fue lo que hizo cuando se encontraba con el Apóstol Pablo.

El apóstol, al decirle soporta las aflicciones. Le estaba advirtiendo a Timoteo que tendría que soportar sufrimientos por predicar la Palabra de Dios en los últimos días.

Llegamos ahora a un gran pasaje de las Sagradas Escrituras. Pablo estaba escribiendo su propio epitafio. Leamos entonces estos versículos 6 al 8 que nos presentan

El testimonio de Pablo anterior a su muerte

"Yo ya estoy próximo a ser sacrificado. El tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida."

Comenzamos con la frase Yo ya estoy próximo a ser sacrificado. Si usted visitara esa sala de ejecución en Roma, vería un espectáculo sangriento. Y si a usted le hubiera tocado asistir a esa ejecución en Roma, podría haber visto una escena sangrienta. Hablando sinceramente, habría sido una escena que lo habría hecho enfermar a uno, al ver a este hombre colocar su cabeza en un bloque de madera grueso y pesado sobre el cual se cortaba la cabeza a los condenados, mientras un gigantesco soldado romano que hacía las veces de verdugo, levantaría esa tremenda cuchilla sobre su cabeza y la dejaría caer en el cuello del Apóstol, y con un golpe rápido cortaría la cabeza de Pablo. Luego su cabeza caería en una canasta, mientras que su cuerpo caería del otro lado sin fuerzas y tembloroso. Pero el Apóstol nos estaba diciendo que si uno viera solamente eso, en realidad no vería mucho. Primeramente, aquel lugar era un altar, y su vida estaría siendo derramada como una libación, como una ofrenda. Pablo había usado esa figura retórica en su carta a los Filipenses, cuando fue detenido por primera vez y pensó que su muerte estaba cerca. Y escribió en Filipenses 2.17, 17Y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y regocijo con todos vosotros. Él quería que su vida fuese derramada. Ahora, él podía decir al final de su vida que su vida sería derramada como una libación.

¿Y qué era una libación? Aunque Dios no había dado a los israelitas ninguna instrucción específica en relación con la ofrenda de libación, se la mencionó una y otra vez en los libros de Éxodo y Levítico. Consistía en tomar el vino y derramarlo sobre el sacrificio que se había colocado sobre el altar. Ese altar, por supuesto, estaba extremadamente caliente porque era un altar de bronce con fuego que ardía por debajo de él. (Este fuego representa el fuego del juicio.) Al tocar el altar caliente, se convertía rápidamente en vapor y desaparecía. Esto era exactamente lo que Pablo estaba diciendo aquí: "He derramado mi vida como una ofrenda de libación sobre el sacrificio de Cristo. No ha sido nada, para mí, sino todo para Él". La vida de Pablo pronto desaparecería y Cristo sería todo lo que se podría ver. Esta fue una de las más hermosas figuras retóricas que el apóstol uso. Hay tantos creyentes que tratan de ser recordados haciendo que sus nombres sean cincelados en piedra o que quede un edificio o sala llevando su nombre. Pero Pablo no estaba interesado en esto. Es como si hubiera dicho: "Mi vida es una libación derramada; Cristo, y no Pablo, es el que será exaltado". Este es un pasaje muy rico de la Escritura. El epitafio de Pablo está dividido en dos secciones: La primera fue retrospectiva, en la cual Pablo miró a su vida en la tierra, justamente antes de que lo ejecutaran. Después, la segunda parte de su epitafio fue prospectivo, orientado hacia el futuro, mirando con ansia a la vida eterna. La vida terrena y la eterna están separadas por lo que en la tierra llamamos muerte.

Ahora, el Apóstol Pablo resumió su vida de tres diferentes maneras: (1) He peleado la buena batalla. Él había sido un soldado, un buen soldado. Había habido una batalla para luchar, y una victoria que ganar. Y aquí, al final de la vida dijo: "he sido un buen soldado de mi Salvador". Estimado oyente, todos los creyentes deberían adoptar esta posición. Hay una batalla en la que luchar, y cada creyente debería ser un defensor de la Palabra de Dios, permaneciendo firme en las grandes verdades de la Biblia.

Luego, (2) el Apóstol Pablo continuó diciendo: he acabado la carrera. La vida cristiana no es solo una batalla, es un evento atlético, una carrera. Durante la carrera el Apóstol estuvo manteniendo su cuerpo bajo control. Estuvo intentando vivir la vida cristiana de tal manera que no fuera desaprobado. Y así escribió en 1 Corintios 9:27, Golpeo mi cuerpo y lo hago mi esclavo?Como consideramos a Pablo autor de Hebreos, creemos que en 12:1-2 escribió: corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe?.Ahora, en el final de su vida pudo decir: he acabado la carrera. Había completado todo lo que Dios había planeado para él.

Luego (3) él dijo, aquí en la Segunda Epístola a Timoteo, capítulo 4, al final del versículo 7: he guardado la fe. La vida había sido como un depósito de Dios, y él había sido un buen mayordomo. Había guardado la fe. Nunca cambió su opinión acerca de las grandes verdades y doctrinas de la Palabra de Dios. Estas fueron realmente 3 declaraciones tremendas.

Retrocedamos a su declaración del versículo 6 de este cuarto capítulo de 2 Timoteo: el tiempo de mi partida está cercano. Ahora, esa palabra partida proviene de otra palabra griega diferente a la que se usa en 1ª Tesalonicenses para la partida en el arrebatamiento de la iglesia de esta tierra. El Apóstol Pablo mismo estaba pasando por otra puerta. Los creyentes que estén con vida cuando tenga lugar el arrebatamiento no pasarán por la puerta de la muerte. Dijo el apóstol en 1 Corintios 15:51 y 52, No todos moriremos; pero todos seremos transformados, 52en un momento, en un abrir y cerrar de ojos?La palabra griega que Pablo usó para hablar de su partida es "analusis", una palabra totalmente diferente. Está formada por dos palabras, una de las cuales es luo que quiere decir "desatar" y "soltar". Esta palabra analusis se podía usar para referirse a desatar cualquier cosa, pero básicamente era un término náutico que se utilizaba para un barco que estaba amarrado al puerto, listo para hacerse a la mar.

El Apóstol Pablo tenía una concepción completamente diferente a lo que es popular hoy. Lo hemos escuchado en un culto fúnebre cuando se dice que "Fulano de Tal ha llegado por fin al puerto; ha estado viajando por un mar embravecido borrascosas, pero el viaje ha terminado, y él ha llegado a puerto seguro". Pablo estaba diciendo exactamente lo contrario. El estaba queriendo decir: "He estado amarrado al puerto". Y esto es la que es la vida; aun no hemos estado en ningún lugar; hemos estado atados a esta pequeña tierra.

El único escritor del pasado que ha captado ese significado de lo que el Apóstol Pablo dijo, fue Tennyson, en un poema muy conocido que dice: "El ocaso y la estrella vespertina, y una llamada clara para mí. Y que nadie lamente mi salida, cuando salgo a la mar". Y eso es lo que la muerte es para el hijo de Dios, amigo oyente. Es una liberación.

El Apóstol Pablo nos estaba diciendo: "No miréis a mi ejecución ni permitáis que la sangre derramada os pueda impresionar. Soy como un barco que ha estado atado amarrado en el puerto. Cuando la muerte llegue, realmente partiré para estar con el Señor Jesucristo, lo cual será mucho mejor".

Regresando al versículo 8 de este cuarto capítulo de 2 Timoteo, vemos que Pablo dijo, además. Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día. Esta frase nos lleva al aspecto positivo. Pablo estaba mirando hacia el futuro. Él estaba esperando recibir una corona de justicia. Una corona es un premio, y el recibirá ese premio algún día. Creemos que todavía no se la habrán entregado, pero el Señor la tiene para él cuando comience a otorgarlas.

Hay varias coronas mencionadas en el Nuevo Testamento; una de ellas la encontramos en la Primera Epístola del Apóstol Pablo a los Corintios, capítulo 9, versículos 24 y 25, donde dice: ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Esa es la corona para el atleta por ser un ganador en la pista de carreras de la vida. Y también hay una corona para el que gana almas, mencionada por Pablo en su Epístola a los Filipenses, capítulo 4, versículo 1, donde dijo: Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados. Se dará una corona a aquellos que tuvieron parte en llevar a otros al Señor. Pablo tendrá muchas coronas, no hay ninguna duda al respecto.

Creemos que una corona de justicia será la recompensa por una vida justa, y Pablo la recibirá.

Y añadió el apóstol, y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida. Bueno, el amar Su venida no se refiere al punto de vista que usted tenga en relación con Su venida. Usted puede tener una postura premilenarista (o sea, la venida de Cristo antes del milenio), postmilenarista (la venida de Cristo después de un milenio) o amilenarista (que no cree en un milenio literal). Pero no hay recompensa, no hay premio para ninguna de esas posiciones de la profecía Bíblica. La cuestión es: ¿Ama usted su venida? Amar Su venida significa que usted tendrá que amarle a Él. Estimado oyente, ¿tiene usted una relación íntima con Él? ¿Le ha dicho alguna vez que lo ama? Yo tengo la impresión que Pablo le dijo al Señor cada día que le amaba, porque antes le había odiado y perseguido. Hay una corona para aquellos que aman Su venida. Y creo que brillará más que todas las otras. Estimado oyente, interrumpimos aquí nuestro estudio, pero le invitamos a acompañarnos en nuestro próximo programa, en el que concluiremos esta hermosa segunda carta del apóstol Pablo a Timoteo.

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