Estudio bíblico: Mujeres muy distintas que el Señor transforma - Hechos 16:11-21

Serie:   Probados y transformados   

Autor: Roberto Estévez
Email: estudios@escuelabiblica.com
Uruguay
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Mujeres muy distintas que el Señor transforma

Lidia y la pitonisa (Hechos 16)

Todos los que la conocían bien la respetaban. Era muy distinta a la mayoría de las mujeres de su sociedad. Algunos la criticaban otros la admiraban. No es que ella hiciera algo que no fuera ético, pero en esa sociedad lo normal para una mujer era casarse, tener hijos y cuidar la casa. Esta dama se dedicaba a la venta de púrpura. Se decía que el negocio lo había heredado de su padre. Pero lo que más les disgustaba a algunos era su éxito. Tenía una casa amplia donde vivía con otros miembros de su familia . No sabemos si era viuda o si nunca se había casado. Ignoramos si era judía o si era gentil. Por supuesto que en su ciudad había muchos monumentos a los dioses griegos a quienes los romanos le habían cambiado el nombre pero no el apellido.
Un sábado se animó a concurrir con un grupo de amigas a esa improvisada reunión a la orilla del río. Ella sabía en su corazón que había un Dios único que era el auténtico. Pero ¿cómo determinar cuál de esa lista tan grande de presuntas divinidades era la verdadera? Fue así que aquel día fue a la orilla del río que quedaba a unos 3 kilómetros de la ciudad. Fue entonces que comenzó a hablar un judío llamado Pablo que era ciudadano romano por haber nacido en Tarso. Mientras escuchaba el discurso le pasó algo que no lo pudo explicar. Ella no perdía ni un gesto ni una palabra de todo lo que se decía. De pronto las palabras de ese hombre empezaron a tener sentido. Entonces todas las cosas comenzaron a relacionarse como los eslabones de una cadena. Se dio cuenta que a pesar de ser religiosa y honesta le faltaba algo. Y eso era que no conocía a aquel que dijo "Yo soy la luz del mundo" y "el que me ha visto ha visto al Padre".
Cuando el apóstol concluye su mensaje ella se levanta y con resolución dice "quiero ser bautizada". El predicador quizás le responde "si crees de todo corazón bien puedes".
Pero ella no es la única, varias hermanas y sobrinas también escucharon y aceptaron el mensaje y quieren seguir "el camino" (Hch 16:15).
Varios días después en otra parte de la ciudad los gritos de una muchacha ensordecían. Los dos hombres siguen como si ni nunca la hubieran visto. Los chillidos que parecen aullidos se hacen más estridentes. La gente se amontona y siguen atrás de la joven.
Todo esto había comenzado dos días atrás. Cuando pasaron a descansar durante la noche se creyeron que ya se habían librado de ella pero no fue así. Al salir de la casa los estaba esperando la gritona. En Filipo todos la conocen. Algunos dicen en voz baja que es una embustera pero tienen miedo de ofenderla para que no los maldiga. Otros también opinan que tiene poderes sobrenaturales y que puede predecir el futuro con completa certeza. Otros aseguran que la han visto con la boca cerrada al mismo tiempo que de su ser interior salen palabras con un mensaje secreto. Es mucho más que una adivina, es una pitonisa. Ella dice que se conecta con el dios Apolo y éste le revela lo que va a acontecer. Unos dicen que tienen poderes de los dioses griegos, otros que son de los dioses egipcios. Y hay quien asegura que sus poderes vienen del mismo Satanás.
Pero lo increíble del caso es que de pronto ella comienza a decir algo inusitado. Lo que ella anuncia va en contra de lo que ella es. Además de adivinar, como era común en esos casos hacía otras cosas que no eran virtudes. Cuando profetizaba hablaba del mañana, de cosas malas y de cosas buenas que iban a suceder.
Ese día después que ella ha estado gritando por un buen rato, los dos hombres se detienen y el mayor fija sus ojos en ella. Todos se acercan. La muchacha tiene los largos cabellos negros desordenados como si nunca se hubiera peinado. Sus ojos oscuros son saltones y se mueven a gran velocidad para todos lados. Su ropa tiene colorinches muy distintos a las ropas usadas en esa ciudad.
La pitonisa era una esclava muy productiva. Con sus adivinanzas, sus patrones amasaban semanalmente una buena cantidad de dinero.
La muchacha sigue gritando "Estos hombres son siervos del Dios altísimo que anuncian el camino de salvación" (Hch 16:17).
Pablo fija sus ojos en ella y ve más que lo que todos los otros han visto. Todos veían el resultado de la acción del espíritu satánico pero el Apóstol vio la causa. Con voz fuerte y clara exclama: Te mando en el nombre de Jesucristo que salgas de ella. La moza pega un grito y cae al suelo. Permanece así por varios segundos que parecen horas sin moverse. Los curiosos se acercan. Uno de ellos le dice a su amigo dándole un codazo: "Esta sí que no la pudo adivinar". El otro le contesta "el demonio del viejo tiene más poder que el de la muchacha". Luego de unos minutos se levanta. Su aspecto ha cambiado. Sus ojos no son más burlones y diabólicos.
Tambaleando se acerca a los dos hombres. Ellos le hablan de ese mensaje maravilloso que Jesús el eterno Hijo de Dios vino a salvar lo que se había perdido. Le enseñan de un Mesías que fue crucificado y resucitó. Le hablan de la sangre preciosa de la cruz que limpia de todo pecado. Ella se arrepiente, lo acepta y recibe el perdón de sus pecados.
Aún están conversando cuando aparecen tres hombres gritando a voz en cuello. La muchacha empieza a temblar como una rama movida por el viento. ¡Ven con nosotros! le ordena el mayor, tú eres nuestra. La jovencita está atemorizada pero se coloca detrás de Pablo y Silas y dice: "Yo soy de Cristo nunca volveré a mi vida de antes".
Más gente se aproxima. Los hombres gritan con más fuerza. Vienen las "autoridades" de la ciudad. Como no entienden bien lo que pasa deciden darle una paliza a los dos hombres siguiendo el principio que si no se sabe si es culpable o no, lo mejor es castigarlos en forma "preventiva". En el alboroto la jovencita se escapa. De ahí en adelante le dice a todas sus amistades: "El Señor Jesucristo me ha perdonado, ha cambiado mi vida, y quiero vivir para honrarle".
Esa tarde Lidia no puede creer lo que le dicen. Pablo y su compañero han sido atacados por el populacho y fueron puestos en la cárcel. La tristeza cubre el rostro noble de esta mujer. Ella sabe que son inocentes y que su única "culpa" es la de anunciar ese camino.
Esa noche convoca una reunión urgente de oración al pequeño grupo de creyentes. Oran para que el Señor Todopoderoso le dé fortaleza a Pablo y a Silas en esa hora de prueba. Ruegan también para que pronto sean puestos en libertad. La reunión de oración en que estas mujeres claman al Eterno con todo su corazón se prolonga. Siguen orando aunque ellas ignoran que allí en las profundidades de ese edificio oscuro y temido, dos hombres son fortalecidos en sus corazones por la oración de intercesión de ellas.
Por fin están prontas para retirarse. Ya es la medianoche. El paso de los centinelas con el ruido metálico de sus lanzas y escudos se ha escuchado. De súbito se siente una vibración. El suelo comienza a temblar pero estas mujeres no tienen miedo. Saben que Dios ha escuchado sus oraciones.
Al día siguiente dos hombres llaman a la puerta. Tienen aspecto de cansados y se observa la evidencia de los golpes que han sufrido con hematomas en los ojos, la frente y los labios, que a fuerza de golpes fueron cortados. Pero ellos no están tristes ni quejándose. Se están gozando en el Señor de su salvación. Uno de los presentes les pregunta: ¿Por favor dígannos que les pasó? El Apóstol con una sonrisa en esa cara desfigurada les responde: "A vosotros os es concedido a causa de Cristo, no solo que creáis en él, sino también que padezcáis por él" (Fil 2:29).

La historia bíblica y nosotros

Lidia es la primera convertida al Evangelio en Europa. La muchacha con el espíritu de pitón es al parecer la primera liberada de un demonio en el viejo continente. El carcelero de Filipos es probablemente el primer hombre gentil convertido en Europa.
Dios en su omnipotencia utiliza tres personas muy distintas al comienzo de la iglesia. Sería difícil encontrar tres personas más diferentes del punto de vista social y psicológico.
Lidia se nos presenta como una mujer seguramente pudiente que posee una casa espaciosa donde puede fácilmente albergar visitantes. Se dedica al comercio de el colorante púrpura, pero además ella era una inquisidora espiritual. Tenía temor reverencial de Dios. No sabemos como había adquirido ese conocimiento.
Fue ese sábado cuando escuchaba atentamente al Apóstol que "Dios le abrió el corazón". Ambas cosas suceden en fracción de segundos. Ella estaba atenta. Ha decidido voluntariamente poner atención al mensaje y el Todopoderoso la ilumina abriéndole el corazón.
No podemos dejar de citar en relación a la iluminación espiritual de Lidia al Apóstol quien nos enseña: "Pero si nuestro evangelio está encubierto entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios" (2 Co 4:4).
Lidia tiene así el privilegio de ser la primera gentil bautizada en Europa. Una lección que esta mujer aprende muy rápido en su vida cristiana es que muchas veces los siervos de Jesucristo experimentan persecución y ostracismo.
Es interesante observar como estas tres clases de personas tan distintas habrán tenido un impacto en la obra de evangelización en Filipo.
La ex pitonisa sería bien conocida en la comunidad, y algunos la mirarían con desprecio al acordarse de su vida anterior dedicada a la hechicería. Al ver el cambio completo en su vida llamaría mucho la atención.
Si bien el texto no nos dice específicamente que se convirtió, el hecho de que el demonio fue expulsado y su vida cambió radicalmente, está a favor de esta posición. Sus ex patrones se dieron cuenta que ella no iba a volver nunca más a esa actividad. Por otra parte, en el Nuevo Testamento la expulsión de demonios siempre se acompaña con un cambio importante de la vida sugiriendo la conversión.
Creo que se pueden aplicar las palabras del Apóstol escritas años después a la misma iglesia en Filipos: "Estando persuadido de esto que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo" (Fil 1:6).
Sin duda que Lidia era la que tenía las conexiones en el mundo de los negocios y también los vínculos femeninos.
Dios en su omnipotencia utiliza tres personas muy distintas al comienzo de la iglesia en Filipos. Una mujer comerciante, una jovencita que antes había sido una adivina y un carcelero probablemente un militar jubilado.
Es admirable el hecho de que el Señor en su gracia tiene en su Iglesia personas tan distintas que quizás algunos de nosotros no estaríamos muy contentos en nuestras congregaciones. Nuestro Señor dijo en referencia a una mujer pecadora: "Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; más aquel a quien se le perdona poco, poco ama" (Lc 7:47).
Quizás no le fue fácil al principio a una mujer como Lidia, de valores religiosos y de una posición social bastante elevada, aceptar a la ex pitonisa como su hermana en Cristo, pero creemos que lo hizo. El carcelero se supone que era un veterano de guerra romano, y por supuesto, tendría una puerta abierta grande en la comunidad militar. Filipo era bien conocida en todo el mundo romano.
De la misma manera que un experto pintor con pocas pinceladas puede decir mucho de su arte, la breve narración nos dan bastante información sobre Lidia.
1) Era emprendedora: Se nos enseña claramente que vendía púrpura. El diccionario nos dice que un emprendedor es uno que acomete con resolución acciones dificultosas o azarosas. Hay personas que en situaciones en las que hay que hacer algo en concreto se escudan en que están orando y no hacen nada. Las Escrituras nos enseñan: "¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de reyes estará; no estará delante de los de baja condición" (Pr 22:29).
2) Era temerosa de Dios. Se nos dice que "adoraba a Dios". Por lo tanto podemos concluir que tenía sabiduría dado que el "principio de la sabiduría es el temor de Jehová" (Pr 1:7). El término temor de Dios es una palabra poco apreciada en el día de hoy. Ella tenía un concepto de la santidad de Dios muy alto. No quería ofenderlo. La grandeza, la potencia y la sabiduría de Dios eran atributos que la maravillaban.
3) Era obediente. Cuando Pablo le presentó el plan de salvación y el Señor le abrió el corazón, ella acató el mensaje. Es probable que el Apóstol le citó las palabras del Señor: "el que creyere y fuere bautizado" (Mr 16:16).
4) Era consciente de la evaluación espiritual de otros "si habéis juzgado que yo sea fiel".
5) Era hospitalaria "entrad en mi casa y posad". No sabemos por cuantos días.
6) Era insistente. "Nos obligó a quedarnos" (Hch 16:15).
7) Era constante. Recibe a Pablo y Silas después de haber sido encarcelados (Hch 16: 40).
8) Estaba dispuesta a tomar su posición ayudando a dos siervos de Dios que habían sido castigados y encarcelados corriendo ella misma y su familia el riesgo de la ira de la multitud.
9) Era humilde. Ella dice "si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad" (Hch 16:15). En su trabajo estaba acostumbrada a que otras personas evaluaran los productos que ella tenía para vender. En general no nos gusta el ser juzgados en nuestra teología y nuestro andar por otras personas. Pablo lo hacía y dijo con lágrimas en sus ojos: "porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando que son enemigos de la cruz de Cristo" (Fil 3:18).

El líder que hay en cada uno

Lidia es una mujer que es una líder natural. Tiene su propio negocio, al parecer exitoso, en un mundo donde los hombres dominan en el comercio.
El líder tiene una mente abierta y busca la verdad y trata de investigar. Ella lo demuestra al estar a la orilla del río con esas mujeres que están escuchando hablar a un tal Pablo de Tarso.
El hecho de invitar a estos dos huéspedes que son personas de alta educación, sugiere que es una persona hospitalaria. Su residencia es probablemente espaciosa.
Ejerce el liderazgo en forma natural en su propia casa.
Cuando ella decide ser bautizada, los demás miembros de su familia lo hacen. No hay mención de personas del sexo masculino.
Antes uno de sus principales preocupaciones eran su religión y su negocio. Ahora su fe en el Señor Jesucristo y cómo servirle es su meta principal en su vida.

Detalles técnicos

El púrpura era un colorante que se usaba en el teñido de las vestimentas. Solamente lo utilizaban los nobles, los oficiales de importancia, o la clase acaudalada. Era muy costoso. Esta mujer al parecer había establecido un negocio exitoso. El estar en contacto con colorantes obtenidos de los cuerpos muertos de los gusanos, nos indicaría que probablemente no era israelita.
El hecho de que esta mujer comerciaba con púrpura, sería semejante en el día de hoy a alguien que tiene un negocio de alta costura.
El pitón era una serpiente mística que cuidaba el templo de el dios Apolo. Posteriormente se entendió que una pitonisa era una persona endemoniada por medio de la cual el pitón hablaba.
Algunos plantean que la voz era inspirada por el espíritu maligno y era semejante a lo que hace un ventrílocuo al modificar su voz en forma tal que parece que viene de lejos y simular a otras personas o sonidos.
De acuerdo a la tradición judía, para empezar una sinagoga tenía que haber a lo menos diez hombres cabezas de familia que se comprometieran a reunirse regularmente. Por lo tanto, se puede deducir que no había sinagoga en Filipos.

Lidia y la muchacha pitonisa

Lidia era una mujer madura, mientras que la pitonisa era sólo una muchacha. Lidia era temerosa de Dios, mientras que la pitonisa estaba poseída de un "espíritu malo". Lidia escuchó cuidadosamente y estaba atenta a lo que Pablo decía, mientras que la pitonisa seguía al apóstol gritando e interrumpiendo. Lidia fue bautizada y la pitonisa fue liberada. Lidia servía al Señor y la pitonisa no siguió adivinando (Fil 1:6). Lidia tenía una casa y familia, mientras que la pitonisa tenía unos patrones que la usaban.

Temas para discutir en grupo de estudio

¿Qué significa que el Señor le abrió el corazón?
¿Cuánto tiempo transcurrió entre la conversión y el bautismo de Lidia?
¿Cómo expresó Lidia su amor cristiano?
¿Por qué se enojaron tanto los amos de la muchacha?
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