Estudio bíblico: El recuerdo del comienzo de la predicación del evangelio en Galacia - Gálatas 4:12-20

Serie:   Exposición a los Gálatas   

Autor: Ernestro Trenchard
Email: estudios@escuelabiblica.com
Reino Unido
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El recuerdo del comienzo de la predicación del evangelio en Galacia (Gálatas 4:12-20)

Consideraciones generales

Se ha dicho que no es posible analizar el argumento de Pablo al redactar esta Epístola a los Gálatas. Si se cree que el apóstol siempre ha de seguir el método de la Epístola a los Romanos, por el cual los movimientos del argumento se desarrollan ordenadamente, coordinándose todas las partes con el fin de probar la tesis central, entonces el análisis se hace imposible. Pero hay diversas maneras de llevar el convencimiento de la verdad a las almas, y ya hemos visto que aquí Pablo dirige sucesivos golpes de ariete contra las fortificaciones del error entre las iglesias de Galacia, no prestándose el momento al desarrollo tranquilo de las doctrinas fundamentales del cristianismo. Cada sección, según nuestro análisis, corresponde a otro golpe contundente contra las murallas del error, sirviendo cada uno para reforzar y complementar los precedentes, hasta abrir brecha por donde la verdad puede entrar como ejército vencedor.
No hemos querido hablar de "argumento" en esta corta sección, pues las expresiones constituyen más bien un llamamiento basado sobre las primeras relaciones que existían entre Pablo y los gálatas. La finalidad, sin embargo, es siempre la misma, ya que Pablo se agarra a diversas palancas con tal de quitar del camino el obstáculo que los judaizantes colocaban delante de los gálatas para desviarles del camino de la fe. Deja por un momento su arsenal de armas sacadas del Antiguo Testamento y vuelve conmovido a memorar los primeros días de su alegre comunión con los gálatas, anhelando que éstos también se dejen conmover por tan sagrados recuerdos. Se destaca aquí la nota personal, e incidentalmente se echa más luz sobre el principio de la evangelización de la provincia de Galacia.

El recuerdo de la bienvenida que los gálatas otorgaron al apóstol (Ga 4:12-15)

1. Un ruego a los hermanos de Galacia (Ga 4:12)
"Os ruego, hermanos, que lleguéis a ser como yo, pues yo me hice como vosotros". He aquí una traducción literal de (Ga 4:12), y lo más natural es que entendamos que Pablo recuerda a los gálatas que él, judío de raza, se había adaptado a la condición de ellos, como gentiles, en todo lo posible con el fin de predicarles el Evangelio, según su conocido principio de hacerse todo para todos con tal de poder ganar a algunos para Cristo (1 Co 9:19-22). Desde luego, se entiende que se adaptaba a las costumbres no pecaminosas de los gentiles, sin que por ello hayamos de pensar en una política de "manga ancha". El tenor de su llamamiento viene a ser, pues: "Si yo me hice todas las cosas con tal de ganaros por medio del anuncio del Evangelio, bien podéis recordar el hecho ahora, con el fin de procurar entender mi posición al subrayar vuestra libertad espiritual en Cristo, que es también la mía". Les correspondía un pequeño esfuerzo por entender el sentido del ejemplo y de las enseñanzas de quien tanto se había sacrificado con el fin de aclarar delante de ellos la verdad del Evangelio.
Recordando aquellos primeros tiempos Pablo añade: "En nada me agraviasteis" o "No me hicisteis daño entonces bajo ningún concepto". Quizá la frase se aclararía más si supiéramos exactamente el recuerdo que se presentó a la memoria del apóstol en aquel momento, pero los versículos que siguen echan luz suficiente sobre la frase, determinando que, en circunstancias difíciles, no se aprovecharon de su enfermedad para rehusar su mensaje, ni participaron en movimiento alguno tendente a levantar persecución contra el mensajero que "había caído" entre ellos a causa de su enfermedad. La bondad de los gálatas durante los primeros días se ha de presentar en términos positivos en (Ga 4:14-15).
2. La enfermedad de Pablo y la nobleza de los gálatas (Ga 4:13-15)
Sabemos por estos versículos que Pablo no llevó el Evangelio a los gálatas según un plan preconcebido, sino que, en algún momento de su itinerario, quizá cuando se hallaba preocupado por las necesidades de las grandes provincias de Asia y de Bitinia, tuvo que hacer alto al presentarse síntomas de una enfermedad bastante grave que interrumpió su viaje y puso en suspenso todos sus planes. Al mismo tiempo supo sobreponerse a las molestias, esforzándose en Dios hasta el punto de aprovechar la prueba con el fin de anunciar el Evangelio a las almas entre las cuales se hallaba inesperadamente. Ya hemos visto que tales circunstancias difícilmente corresponden al momento cuando "Pablo y su compañía" se adentraron denodadamente al interior de Asia Menor en busca de las ciudades de la gran ruta romana que pasaba por la Antioquía pisidiana (Hch 13:13-14), ajustándose mucho mejor a los momentos de incertidumbre, cuando, al pasar por la provincia de Galacia, le fue prohibido predicar la Palabra en Asia y Bitinia (Hch 16:6-8).
Es natural que los escriturarios se hubiesen ocupado en investigar la naturaleza de la enfermedad de Pablo, relacionándola generalmente con "el aguijón (estaca) en la carne" sobre el que oró al Señor según (2 Co 12:7-10). Desde luego, es posible que no haya relación alguna entre los dos pasajes, pues cualquiera está expuesto a caer enfermo en el sitio que sea, sin que tengamos que pensar necesariamente en el recrudecimiento de una enfermedad crónica. Con todo, hay indicios de una prueba física que desmejoraba la apariencia del apóstol a los ojos de sus oyentes, pues no sólo tenemos las expresiones de (Ga 4:14) en nuestro pasaje, sino aquellas otras de (2 Co 10:10): "Las cartas ?dicen? son graves y fuertes; mas la presencia corporal flaca y la palabra menospreciable". Hemos de añadir el hecho, que hemos de considerar en su lugar, que, al escribir personalmente el epílogo de esta carta, tuvo que trazar "letras grandes", detalle que parece indicar alguna dificultad de la vista.
Extraña que J. B. Lightfoot, tras un brillante examen de los pasajes relevantes, llegara a la conclusión de que el apóstol sufriera ataques epilépticos. Tal hipótesis no cuadra con el tenor general de la gran obra de Pablo, ya que sus magníficos dones espirituales, intelectuales y morales están siempre en su apogeo, siéndole posible, además, emprender largos paseos solitarios en condiciones de cierta premura (Hch 20:13). Más acertada parece la hipótesis de que el apóstol sufriera una oftalmía: enfermedad de los ojos muy corriente en el Oriente, que afeaba el rostro y afectaba la vista. Con todo, un hombre del espíritu y valor del apóstol podría sobreponerse a tal aflicción, haciendo caso omiso de las apariencias, hasta el punto de poder evangelizar a los gálatas que querían escucharle. Si es así, la frase de (Ga 4:15) cobra especial significado: "Porque os doy testimonio de que, si hubiese sido posible, os hubierais sacado los ojos vuestros para dármelos".
Vemos, pues, al apóstol, detenido inesperadamente en un lugar que no le parecía de gran importancia estratégica, sufriendo a causa de una enfermedad que podría ser el recrudecimiento de oftalmía. Al verse rodeado por el pueblo gálata, se esforzó por comunicarles el Evangelio a pesar de lo penoso de su estado físico, viendo con gozo cómo muchos de ellos recibieron la Palabra con entusiasmo.
La nobleza de los gálatas (Ga 4:14-15). Al denodado esfuerzo de Pablo correspondían el amor y el entusiasmo de los gálatas que se prestaron a escuchar y recibir el mensaje de vida. Hay que leer (Ga 4:14) como en la Vers. H. A.: "lo que por mi estado de salud era para vosotros motivo de prueba, no le despreciasteis ni lo desdeñasteis". Pablo pensó en el efecto que produciría su rostro afeado en quienes le escuchaban, siéndoles una "prueba" fijar su vista en él mientras que les explicaba las verdades divinas. Con todo tuvieron entonces suficiente discernimiento para saber que la apariencia del predicador no desmerecía en nada el valor de las palabras de vida que salían de su boca. No sintieron desprecio ante lo que de otra forma habría podido serles repugnante ?las voces "despreciar" y "desdeñar" son fuertes en el original? sino que agradecieron el gran esfuerzo que el apóstol hacía en bien suyo a pesar de su enfermedad, anhelando tanto ayudarle que, si hubiese sido posible, se habrían sacado sus propios ojos para dárselos. Al mismo tiempo percibían que el mensaje venía del Cielo, de modo que recibieron a Pablo como si fuese ángel, y, aún más, como a un portavoz de Cristo y, por ende, como a Cristo mismo (Ga 4:14). No podían haberse olvidado de días de tanta bendición, de tanta bienaventuranza, ¡y extraña tanto al apóstol que se hubiese producido un cambio radical en sus queridos hijos de la fe, nacidos a la vida en medio de un ambiente de heroísmo, de sacrificio y de dicha!

El triste cambio (Ga 4:15-20)

1. La pérdida de la dicha (Ga 4:15)
El versículo 15 enlaza los recuerdos de los primeros tiempos felices y heroicos con el reproche que el apóstol tiene que dirigir a hijos tan inconstantes: "¿Dónde está, pues, aquella expresión de vuestra dicha?" o, como algunos traducen: "vuestra felicitación de vosotros mismos" por haber escuchado tan sublime mensaje. La pérdida del gozo y la alegría del "primer amor" no pudo obedecer a buenos móviles. Que volviesen a meditar el significado de los primeros días con el fin de discernir cómo se había trocado la mutua felicitación en las agrias críticas del legalismo.
2. El efecto de subrayar la verdad (Ga 4:16)
Pablo predicó el Evangelio a los gálatas "la primera vez" a consecuencia de una interrupción producida en sus viajes a causa de una enfermedad (Ga 4:13), y (Ga 4:16) lleva implícita en sí la realización de otra visita a Galacia cuando percibió las primeras infiltraciones del error y tuvo que declarar la verdad sobre el hecho. No es necesario leer (Ga 4:16) como una pregunta, pues más bien señala un hecho trágico: "por tanto he llegado a ser enemigo para vosotros por declararos la verdad". Lo extraño y vergonzoso de este estado de cosas se destaca contra el fondo del gozo y de la nobleza de los gálatas durante la primera visita que recordó el apóstol en (Ga 4:13-15).
La verdad produce malestar cuando los corazones de los hermanos están empeñados en seguir caminos propios y carnales, pero Pablo nunca admitió la posibilidad de "aguar" la verdad con el fin de tener a los hermanos contentos. Conviene mostrar mucha consideración frente al hermano "débil" cuya conciencia no se ha libertado aún de los escrúpulos en cuanto al comer y beber, pero las componendas cuando se trata de verdades fundamentales entrañan la ruina del testimonio, ya que minan los mismos fundamentos de la verdad.
Este corto versículo nos alecciona sobre los extraños desvaríos del corazón de los hermanos bajo la influencia del legalismo ?o de otras tradiciones carnales?, ya que el mismo apóstol Pablo, su "padre en la fe", quien tanto sufrió y luchó por llevarles el Evangelio, fue considerado como un "enemigo".
3. Celos buenos y malos (Ga 4:17-18)
"Zelos" y su verbo correspondiente lleva un sentido bueno y otro malo en el griego, que se refleja en "celo" y "celos" en el castellano. Un hermano celoso se afana por adelantar el Reino de Dios, por encima de toda consideración humana y natural. Otro hermano siente "celos" porque le parece que el primero cumple un cometido que le correspondía a él.
El celo del primero es obra del Espíritu, pero los "celos" del segundo se arraigan en la carne y las llamas se mantienen por el soplo del diablo. En adición, el verbo "zeloo" podía significar "cortejar", o "buscar el favor de alguien". Quizá podemos aceptar la traducción de la Vers. H. A.: "Hay quienes os solicitan con celo, mas no con buen fin, sino que quieren excluiros, para que los solicitéis a ellos". El lenguaje del apóstol es algo difícil en este lugar, pero el cuadro general se destaca con claridad diáfana. Los judaizantes, con grandes manifestaciones de celo por la Ley, solicitaban a los gálatas, buscando su favor, quizá mediante halagos, y ciertamente con la oferta de "mayores cosas" dentro del redil de Israel. Pero el fin de tanto celo no era bueno, ya que querían "excluir" a los gálatas, lo que significaba aquí el intento de separarles de las grandes verdades evangélicas, de la Persona de Cristo como único Salvador y de la comunión del apóstol, el pregonero del Evangelio en Galacia. Quizá la idea de "separación" se refiere especialmente a Pablo, ya que denegaban su autoridad apostólica y querían tapar los oídos de los gálatas para que no escuchasen sus enseñanzas.
Separados del apóstol ?con cuanto ello significaba? los necios gálatas tendrían que "solicitar" a los judaizantes, pasando a depender de ellos, aceptando el yugo que ofrecían en lugar de la gloriosa adopción de hijos.
Pablo no niega la virtud de un celo verdadero, dentro del marco de la Palabra (Ga 4:18), y de paso insinúa una reprensión por la falta de verdadero celo de parte de los gálatas cuando él tuvo que marcharse de en medio de ellos; sed celosos ?dice en efecto? "no sólo mientras estoy presente con vosotros". Pasa luego al tierno llamamiento de (Ga 4:19-20).
4. El espíritu paterno de Pablo frente a los gálatas (Ga 4:19-20)
a) Los dolores de parto (Ga 4:19). Los dolores de parto son propios de la madre que da a luz, pero Pablo se considera como padre y madre de la familia espiritual de la provincia de Galacia (1 Ts 2:6-11), y no rehúye la metáfora de estar en la angustia de dolores de parto hasta que Cristo sea formado en los creyentes gálatas. No se trata aquí de ser el medio humano para la regeneración de los gálatas, pues ya eran creyentes, sino de señalar el hecho de que ellos, al prestar oído a los judaizantes, dejaban de manifestar la realidad de la vida de Cristo en sus vidas, pues lo que la gracia de Dios inició por la potencia del Espíritu había de mantenerse por los mismos poderosos medios. Pablo lucha y se afana en esta epístola por conseguir la renovación de la vida espiritual de los hermanos. La voz traducido "formado" se relaciona con "morphe", una "forma" o expresión externa que corresponde exactamente a la realidad interna, y Pablo no puede descansar hasta que la gran obra de la manifestación de la vida de Cristo resucitado por medio de las operaciones del Espíritu llegue a su consumación en los gálatas. La intrusión de los judaizantes supone un retroceso, pero Pablo se angustia hasta que se quite el obstáculo y que Cristo sea de nuevo manifestado en cada uno de los creyentes.
La evocación "hijos míos" al principio de (Ga 4:19) ?no hay falta de continuidad con el versículo anterior? es "teknia mou", "mis hijitos", empleando Pablo el término que es más corriente en los escritos del apóstol Juan, recalcando por tal hecho que no se trata de la posición del "hijo" ante Dios, sino del cariño del apóstol frente a la querida familia que, en un principio, le debía la vida por medio de la predicación, y que vuelve a necesitar sus anhelos paternos, además de sus luchas maternas, según la atrevida metáfora de los "dolores de parto".
b) El cambio de voz (Ga 4:20). La Vers. H. A. traduce literalmente el griego de este versículo. A Pablo le duele la distancia que le separa de los hijitos que le necesitan tanto, y, comprendiendo además que la pluma es instrumento tosco para expresar matices de cariño que han de alternarse con los reproches de un corazón dolorido, anhela estar entre ellos "ahora mismo", en el preciso momento del llamamiento basado sobre los recuerdos del pasado, para mudar su voz: medio tan adecuado, unido con la mirada, para matizar las expresiones precisas, en las que la reprensión había de envolverse en el cariño paterno. "Voz" o "tono" traducen "phone" en el griego, que es voz articulada o sin articular. El apóstol se hallaba perplejo frente al problema de la mudanza de sus queridos hijos en la fe, sin llegar a comprender cómo tan bellos principios podían haberse cambiado en las cenizas del legalismo y en el desafecto hacia su persona. En su perplejidad, y guiado por el Espíritu Santo, vuelve una y otra vez a la brecha, por medio de las secciones de esta breve carta, buscando renovada entrada en el corazón de los gálatas y empleando todos los medios para iluminar su mente.

Temas para meditar y recapacitar

1. ¿Qué podemos aprender de los principios de la obra de Dios entre las iglesias de Galacia por medio del análisis de (Ga 4:12-15)?
Copyright ©. Texto de Ernesto Trenchard usado con permiso del dueño legal del copyright, Centro Evangélico de Formación Bíblica en Madrid, exclusivamente para seguir los cursos de la Escuela Bíblica (https://www.escuelabiblica.com).
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