Estudio bíblico: Los martillazos de un rey - 2 Crónicas 29:1-36

Serie:   La lucha entre lo bueno y lo malo   

Autor: Roberto Estévez
Email: estudios@escuelabiblica.com
Uruguay
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Los martillazos de un rey (2 Crónicas 29) (2 Reyes 18)

— ¡Qué la rompan a martillazos! ¡Qué la partan con el cortafierro! ¡Qué no quede nada! ¡Qué pongan a derretir los pedazos en el fuego!
— Su excelencia — dice con todo respeto uno de los ministros —, algunos sacerdotes y levitas se van a enojar. Ellos han insinuado que usted quiere destruir completamente algo que fue hecho por nuestro gran legislador Moisés. Dicen que esa serpiente de metal significa mucho para Israel. Cuando la plaga de las serpientes azotaba al pueblo en el desierto, miles de personas salvaron su vida con solo mirar a esa serpiente (Nm 21:8) (Jn 3:14).
— ¡Yo he dicho que la rompan! ¡Quiero que sea destrozada completamente!
El martillo cae pesadamente sobre el escoplo. Las chispas saltan por el aire. Algunos levitas no pueden disimular su disgusto. Están destruyendo lo único que al pueblo le quedaba del gran Moisés. Los golpes del martillo sobre el escoplo resuenan como una campana maciza.
¡Qué difícil es cortarle la cabeza a esa serpiente! Finalmente la víbora de metal ha sido convertida en un montón de irreconocibles pedazos de bronce.
Un tiempo después, Ezequías convoca a los sacerdotes y levitas (2 Cr 29:4). Estos acuden a la plaza oriental donde se ha hecho la convocatoria.
Desde un lugar alto el rey se dirige a la multitud. En esa muchedumbre hay muchos que se han enfriado espiritualmente. Unos pocos han seguido fieles al Señor. El templo del Señor está abandonado.
Con voz clara y firme el rey dice: "hijos míos, no seáis negligentes" (2 Cr 29:11).
Los levitas y los sacerdotes se miran unos a otros. Aquí está un hombre que es mucho menor que ellos y les está llamando "hijos míos" (1 Jn 2:12).
Algunos de ellos quizá están pensando en su corazón: "Creo que yo no he sido negligente, lo único es que... bueno... como nadie se preocupaba de las cosas del Señor pues yo tampoco lo hacía" (Jer 48:10).
El rey continúa: "El Señor os ha escogido a fin de que estéis delante de él y le sirváis..." (2 Cr 29:11).
Uno de los sacerdotes, quien se ha "enfriado" y ha dejado de confiar en la provisión de Dios, le da un codazo a otro mientras le dice:
— Pero eso no pone un plato de comida en la mesa. Hace mucho que no nos dan ni las ofrendas que nos corresponden.
El monarca prosigue:
— Ustedes saben que es una gran distinción estar delante de un rey. El Señor les ha dado el privilegio de estar delante de Dios que es el Rey de reyes.
Algunos menean la cabeza y miran hacia arriba como diciendo: "Sí, bueno, pero esto no me arregla la situación; me pregunto si no erré al entrar al ministerio del Señor" (Mal 3:14).
Alzando un poco más la voz, ahora el rey dice: "A fin de que estéis delante de él y le sirváis, para que seáis sus servidores y le queméis incienso" (2 Cr 29:11).
El monarca termina su exhortación y luego se retira. Las puertas de templo han estado cerradas por varios años (2 Cr 29:3). Al abrirlas, por mandato del rey, es como si del interior del edificio se escapara un olor nauseabundo por la corrupción idolátrica allí acumulada: "Los sacerdotes entraron en la parte interior de la casa del Señor para limpiarla" (2 Cr 29:16).
Al franquear las puertas encuentran que las lámparas, que siempre debían estar encendidas, están apagadas (2 Cr 29:7). Es sorprendente, las cosas que tuvieron que sacar de allí. Aquel lugar, que había sido consagrado al Señor Todopoderoso, se había convertido en una bodega para amontonar todo tipo de imágenes diabólicas y de objetos vinculados con la idolatría. El mismo rey se estremece cuando se da cuenta del grado de profanación del templo. Es como si en el quirófano, donde todo tiene que estar absolutamente limpio y esterilizado, alguien hubiera vaciado líquidos putrefactos llenos de los microbios más virulentos. Esta analogía queda corta cuando la comparamos con el sacrilegio que se había hecho en el templo de Dios.
"Sacaron al atrio de la casa del Señor toda la inmundicia que hallaron en el templo del Señor, y los levitas la tomaron para sacarla fuera, al arroyo de Quedrón" (2 Cr 29:16).
Los meses han pasado. El rey sigue buscando maneras de agradar al Señor. Una enorme multitud se ha congregado en Jerusalén. Han venido personas de todo Judá y aun algunos del reino de Israel. En el templo los sacerdotes se aprontan para ofrecer el sacrificio de acuerdo con la ley. El ambiente es alegre. En las calles se escuchan los instrumentos musicales sonando sus notas mientras que la gente alaba al Señor con gozo.
En el momento que "el holocausto empezó a ser ofrecido, comenzó el canto al Señor con las trompetas y los instrumentos de David" (2 Cr 29:27).
Cuando acabaron de ofrecer el holocausto el Rey y todo su séquito se arrodillaron para adorar a Dios.
Ezequías se dirige al pueblo y le dice: "Vosotros os habéis consagrado al Señor. Acercaos y presentad sacrificios y ofrendas de acción de gracias en la casa del Señor" (2 Cr 29:31).
Cientos de años después el apóstol Pedro diría palabras muy similares: "También vosotros sed edificados como piedras vivas en casa espiritual para ser un sacerdocio santo, a fin de ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios por medio de Jesucristo" (1 P 2:5).

La historia bíblica y nosotros

Ezequías empezó bien y terminó bien; fue uno de los mejores reyes de Judá. Desde el punto de vista de su vida personal y moral no cayó en algunos de los pecados graves que perpetraron otros reyes que también "hicieron lo recto". Nunca cometió idolatría como Salomón, jamás incurrió en adulterio y crimen como David. Es llamado el mejor rey de Judá (2 R 18:5).
Su obra pública inicial en su reinado fue reparar la puerta de la casa del Señor y abrirla. Ezequías amaba profundamente la casa de Dios (Sal 84:1-2).
Su vida entera vista en forma panorámica se distingue por tres cualidades:
1) Fue fiel al Señor. 2) No se apartó de su Dios. 3) Guardó los mandamientos del Señor (2 R 18:6).
Su primer acto de gobierno no fue eliminar a sus enemigos políticos ni tratar de reorganizar el ejército. Su prioridad fue lo espiritual.
¿De dónde salió esa influencia tan positiva en un hombre cuyo padre había sido un rey impío? Quizás provenía de su madre que es nombrada muy específicamente como Abía la hija de Zacarías. También pudo haber influido algún fiel sacerdote exitoso al inculcarle al joven rey el temor del Señor.
El mensaje de Ezequías a los sacerdotes y levitas es uno de ánimo y de inspiración. Reconoce que sus antepasados reales y el pueblo habían pecado. Se da cuenta de que la desobediencia y la infracción a los mandatos de Dios tienen consecuencias. Dos mil quinientos años después hemos llegado a pensar, de manera equivocada, que los creyentes podemos vivir en desobediencia y aun en franco pecado sin tener que afronta las consecuencias.
Las palabras que Ezequías utiliza demuestran claramente la transgresión: "Han sido infieles y han hecho lo malo... han apartado sus rostros.. han vuelto las espaldas" (2 Cr 29:6).
En términos inequívocos el rey expresa su decisión: "Yo he decidido hacer un pacto con el Señor Dios de Israel, para que aparte de nosotros el furor de su ira" (2 Cr 29:10).
Nos preguntamos de qué manera podemos caer hoy en algo similar a lo que sucedió en los días que precedieron a Ezequías. Vivimos en una sociedad que en forma progresiva acepta los elementos del paganismo Yo he visto cientos de personas esperando la puesta del sol para "saludar" con un fuerte aplauso al astro rey.
El panteísmo de los pueblos antiguos se está infiltrando lentamente en una veneración impropia a la naturaleza. Pero uno de los aspectos más graves de nuestros días es la corrupción del evangelio (Ga 1:8), y la predicación de otro Jesús y otro espíritu (2 Co 11:4).
La serpiente de metal que Moisés había colocado en la punta de un poste se transformó en un objeto de idolatría (2 R 18:4). El rey Ezequías decide destruirla para evitar esto.
Es durante el reinado de este rey que el reino del norte (Israel) cae bajo el poder de los asirios.
Es interesante el proceso que se observa en este pequeño "despertar espiritual". Podemos ver la anatomía y fisiología de un avivamiento.
1. Se abrieron las puertas de la casa del Señor. No solamente se abrieron en un sentido físico sino que esta es la demostración de que las puertas de los corazones fueron abiertas buscando al Señor (Is 55:6).
2. Se repararon las puertas. El interés espiritual se ilustra en el arreglo de las aberturas. Encabezado por el rey, un grupo de levitas y sacerdotes se llenan de fervor en el servicio de Dios (2 Cr 29:12-13). Las puertas nos hablan figurativamente: de separación cuando están cerradas; y de comunicación cuando están abiertas.
3. Reunió a los sacerdotes y a los levitas para exhortarlos. Fue una exhortación con autoridad no solamente por su posición de rey sino por su consagración personal al Señor (2 Cr 29:4).
4. Los alienta a no ser negligentes. Ezequías puede demostrar con su vida que él no lo es (2 Ti 4:1-2).
5. Los sacerdotes se purifican. Este proceso era un requisito para actuar apropiadamente en el servicio del Señor. Muchos siglos después el apóstol Pablo nos exhorta: "Ya que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda impureza de cuerpo y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios" (2 Co 7:1).
6. Limpiaron el templo de todas las inmundicias. De la misma manera, nosotros tenemos que permitir que Dios nos "santifique por completo... espíritu, como alma y cuerpo" (1 Ts 5:23).
7. Ofrecieron sacrificios al Señor. Solamente después de este proceso se puede realmente ofrecer sacrificios al Señor que es equivalente a la verdadera adoración (2 Cr 29:29).
8. Reconocieron que Dios había preparado al pueblo (2 Cr 29:29).
Quizá todos tenemos alguna serpiente de metal en nuestra vida que tiene que ser destruida. Es algo que Dios utilizó en su momento pero que de alguna manera ha venido a ser un obstáculo en nuestro crecimiento espiritual. Algo que Dios puso en nuestra vida con un propósito determinado pero que ha llegado a ser un verdadero ídolo.
La obra del Señor no debe ser el centro de nuestra "adoración". El centro de nuestra adoración debe ser nuestro amado Salvador. Los proyectos, edificios, programas y aun la formación de iglesias pueden constituirse en nuestra "serpiente de metal".

El líder que hay en mí

Un desafío que todo líder va a encontrar es cuando tiene que hacer algo que está en contra de la opinión pública. Al destruir la serpiente de metal el rey rompe un objeto simbólico, al que se le había dado un gran valor "histórico". Esto lo hace todavía más difícil. Ezequías es un hombre que prefiere agradar a Dios antes que a la mayoría.

Temas para estudio en grupo

La fidelidad al Señor cueste lo que cueste.
La importancia de la santificación y la pureza en la iglesia local.
Animando a aquellos que están en el servicio del Señor.
Adorando a Dios en espíritu y en verdad.

Preguntas para reflexionar

1. ¿Por qué Ezequías determina destruir la serpiente de metal?
2. ¿Qué encontraron los sacerdotes dentro del templo? (2 Cr 29:16).
3. ¿Por qué Ezequías es llamado el mejor rey de Judá? (2 R 18:5).
4. ¿De qué manera anima Ezequías a los sacerdotes? (2 Cr 29:5,11).

Comentarios

Estados Unidos
  Rogelio  (Estados Unidos)  (30/10/2020)
Felicitaciones , sus estudios me han ayudado a desarrollar una percepción espiritual que me ha dado la oportunidad de desprenderme de la religión a la que desafortunadamente muchos hemos sido mal
condicionados por falta de conocimiento apropiado, Escuela bíblica es como una luz y los maestros que exponen los diferentes temas lo hacen con una excelencia maravillosa y también con un lenguaje no muy complicado que hace posible que podamos disfrutar el tema y apreciar la bondad De Dios por la humanidad
Que el señor los bendiga y yo seguiré pendiente de estos estudios tan edificantes
Saludos a todos los hermanos en el globo, maranata
Ecuador
  Benilde Vasquez  (Ecuador)  (28/10/2020)
Excelente estudio. DIOS siga dando esa sabiduria
Venezuela
  Eduardo Hernandez  (Venezuela)  (14/10/2020)
Me parece un excelente estudio y he sido bendecido a través de él, me interesa que me compartan los estudios.
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