El salmista aborda dos de los grandes anhelos del ser humano: protección y seguridad frente a los peligros, y descanso frente a la ansiedad que fácilmente invade nuestras vidas.
"Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia" (2 Ti 3:16)