Estudio bíblico de Éxodo 2:1-21

Exodo 2:1-22

Tema: Dios preparó un libertador para Su pueblo; el nacimiento de Moisés; los primeros 40 años de Moisés en el palacio de Faraón; relación de Moisés con Israel y el rechazo del pueblo; matrimonio de Moisés con una mujer de otra nación.

En nuestro programa anterior, finalizábamos el primer capítulo del Éxodo con el relato de la persecución de Faraón contra los niños que naciesen en las familias de Israel, en contraste con la actitud de las parteras que valientemente ocultaron la información requerida por el soberano, debido a su reconocimiento y respeto a Dios. Al comenzar este capítulo 2, mencionaremos algunas breves

Observaciones

Este capítulo nos presenta, a una figura relevante; Moisés, libertador de Israel, como protagonista principal de los once primeros capítulos, cuyos principales Temas son:

Capítulo 1 - Esclavitud de Israel en Egipto.

Capítulo 2 - Nacimiento de Moisés; los primeros años en el palacio del Faraón.

Capítulo 3 - Llamado de Dios a Moisés; segundo período de 40 años Madián (se describe el incidente de la zarza ardiendo)

Capítulo 4 - Regreso de Moisés a Egipto; anuncio de la liberación de Israel

Capítulo 5 - Las disputas con Faraón (y las 10 plagas contra la idolatría de Egipto)

Éxodo es el gran libro de la salvación, de la redención. Ningún Tema ni evento se comienza en este libro, que constituye simplemente una continuación de la historia iniciada en el libro del Génesis, que proseguirá en los libros de Levítico y Números.

Comencemos la lectura Bíblica con los versículos 1 y 2, que relatan

El nacimiento de Moisés

"Un hombre de la casa de Leví fue y tomó por mujer a una hija de Leví. Y la mujer concibió y dio a luz un hijo; y viendo que era hermoso, lo escondió por tres meses."

Esta es la historia secular del hombre que ve a una mujer, se enamora; ella, a su vez, le corresponde. Se casan y tienen un hijo, como suele suceder en todas partes.

Moisés estaba escribiendo la historia de sus padres y su nacimiento y lo hizo escuetamente, sin entrar en mayores detalles. Por tal motivo, debemos dirigirnos a otras partes de la Biblia para obtener más detalles sobre aquellos eventos. Si tuviésemos la oportunidad de escribir nuestra biografía, posiblemente incluiríamos más detalles sobre nuestros padres. Sin embargo, Moisés ni siquiera mencionó el nombre de sus progenitores. Estos eran personas normales y corrientes, que vivían en la esclavitud, miembros de la tribu de Leví. En este momento, es todo lo que Moisés registró en el relato. Aunque más tarde incluye sus nombres: Amram y Jocabed.

El versículo 2 dice que Moisés era un niño atractivo y sano; y el escritor se mostró reticente a ofrecernos una descripción más detallada de sí mismo. Leamos los versículos 3 y 4:

"Pero no pudiendo ocultarlo por más tiempo, tomó una cestilla de juncos y la calafateó con asfalto y brea. Entonces puso al niño en ella, y la colocó entre los juncos a la orilla del Nilo. Y la hermana del niño se puso a lo lejos para ver qué le sucedería."

Resulta evidente que Moisés era un niño sano. Sus padres pudieron, en un principio, esconderle, pero llegó un día cuando el niño comenzó a llorar y gritar con todas sus fuerzas. ¡Qué contraste con la escena que tendría lugar años más tarde, cuando el Señor le pediría que fuese su portavoz ante Faraón y Moisés respondería que no sabía hablar!

Jocabed tenía un problema serio; no podía esconder al niño por más tiempo. Hubiera sido una imprudencia mantenerle en la casa, pues un guardia podría fácilmente haberle oído llorar, lo cual hubiera implicado la muerte del niño. Y como la fe no está reñida con el sentido común, que también es provisto por Dios, Jocabed actuó con sensatez y colocó a Moisés en la pequeña cesta de juncos, con lo cual demostró su fe y confianza en la intervención de Dios para proteger a su hijo, dejándole en un lugar seguro, a la orilla del río, frecuentado por gente que pudiese recogerle. Además, puso a la hermana de Moisés en un lugar donde, prudentemente, pudiese vigilarle. Continuemos leyendo los versículos 5 al 10:

"Y la hija de Faraón bajó a bañarse al Nilo, y mientras sus doncellas se paseaban por la ribera del río, vio la cestilla entre los juncos y mandó a una criada suya para que la trajera. Al abrirla, vio al niño, y he aquí, el niño lloraba. Y le tuvo compasión, y dijo: Este es uno de los niños de los hebreos. Entonces la hermana del niño dijo a la hija de Faraón: ¿Quieres que vaya y te llame una nodriza de las hebreas para que te críe al niño? Y la hija de Faraón le respondió: Sí, ve. Y la muchacha fue y llamó a la madre del niño. Y la hija de Faraón le dijo: Llévate a este niño y críamelo, y yo te daré tu salario. Y la mujer tomó al niño y lo crió. Cuando el niño creció, ella lo llevó a la hija de Faraón, y vino a ser hijo suyo; y le puso por nombre Moisés, diciendo: Pues lo he sacado de las aguas."

Lo sucedido nos muestra la mano del Señor y cómo El iba a intervenir en esta situación en la que Jocabed, demostró su fe, sentido común y sensibilidad. Nada menos que la hija de Faraón descendió al río a bañarse en aquel lugar protegido y le llamó la atención la cesta. Una vez abierta ésta, el niño comenzó a llorar y la mujer no pudo permanecer insensible. Sus sentimientos prevalecieron sobre las órdenes que su padre había difundido con respecto a los niños hebreos. Y aquel fue también el momento oportuno para que apareciese la hermana de Moisés y ofreciese una sugerencia útil a la princesa. El giro real de aquellos acontecimientos nos muestra cómo actuó Dios a favor de aquellos que depositaron su fe en El. Pues la misma madre del niño fue encargada de criarlo. Más tarde, la hija de Faraón le pondría al niño el nombre de Moisés, que significaba precisamente, "salvado de las aguas".

Aunque la identificación histórica del Faraón de la época de la opresión ha sido objeto de controversia y especulación, la hija de Faraón puede haber sido la hija mayor del famoso Ramsés II o, quizás, su hermana. Según las costumbres de la época, el primer hijo de la princesa, tenía derecho a acceder al trono y, entonces, en el caso de que Ramsés II y su reina hubieran permanecido sin hijos, Moisés habría sido el sucesor del Faraón.

Vamos a considerar ahora, el

Primer intento de Moisés para ayudar a su pueblo

Moisés pasó los primeros cuarenta años de su vida en la corte de Faraón, donde creció y se educó como un egipcio. Su aspecto, su forma de hablar y su modo de actuar eran los de un egipcio. Más adelante, en este libro del Éxodo, veremos que cuando llegó a Madián, fue reconocido como un egipcio.

Moisés se educó en el gran Templo del Sol, que era la universidad más importante de aquel tiempo. A veces, solemos dar poco valor a los conocimientos y logros de los egipcios. Sus conocimientos de astronomía eran extraordinarios e incluyeron estudios sobre la distancia entre el sol y la tierra y teorías sobre la redondez de la tierra. También se destacaron por su dominio de la química, evidente en la forma en que eran capaces de embalsamar a los muertos; técnica que no ha podido ser aun igualada. Su destreza en la preparación de los colores era extraordinaria, pues los tonos logrados eran de mayor brillo que los nuestros en la actualidad, ya que no ha sido posible descubrir las fórmulas para producir el color que utilizaban los egipcios. Resulta increíble que tales colores se conserven aún luminosos, sorprendentemente vivos y hermosos después de 4.000 años.

Además de todos estos descubrimientos, los egipcios tenían también una gran biblioteca. El relato Bíblico nos informa que Moisés fue educado en toda la sabiduría de Egipto. La única gran carencia en la preparación académica de Moisés fue que no había sido instruido en cómo servir a Dios. Pero no le tengamos en poco, porque era un hombre extraordinario. Esteban, primer mártir de la iglesia cristiana, nos ofreció una visión penetrante sobre este período de la vida de Moisés. En el libro de los Hechos de los Apóstoles 7:20-29, podemos leer lo siguiente:

"Fue por ese tiempo que Moisés nació. Era hermoso a la vista de Dios, y fue criado por tres meses en la casa de su padre. Después de ser abandonado para morir, la hija de Faraón se lo llevó y lo crió como su propio hijo. Y Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios, y era un hombre poderoso en palabras y en hechos. Pero cuando iba a cumplir la edad de cuarenta años, sintió en su corazón el deseo de visitar a sus hermanos, los hijos de Israel. Y al ver que uno de ellos era tratado injustamente, lo defendió y vengó al oprimido matando al egipcio. Pensaba que sus hermanos entendían que Dios les estaba dando libertad por medio de él, pero ellos no entendieron. Al día siguiente se les presentó, cuando dos de ellos reñían, y trató de poner paz entre ellos, diciendo: Varones, vosotros sois hermanos, ¿por qué os herís el uno al otro? Pero el que estaba hiriendo a su prójimo lo empujó, diciendo: ¿Quien te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotros? ¿Acaso quieres matarme como mataste ayer al egipcio? Al oír estas palabras, Moisés huyo y se convirtio en extranjero en la tierra de Madian, donde fue padre de dos hijos."

En otras palabras, toda la educación recibida en Egipto no preparó a Moisés para liberar al pueblo de Israel. Un día estaba él por la calle y vio a uno de los suyos que era perseguido y golpeado por uno de los que controlaban a los esclavos. No pudo reprimir sus impulsos y su reacción fue matar al guardia. Miró a su alrededor para comprobar si alguien le había visto. Pero su principal problema es que no miró en dirección a Dios, que no aprobó lo que él había hecho. En realidad, sin saberlo, había pretendido adelantarse 40 años a los planes de Dios para liberar al pueblo de Israel. En consecuencia, Dios iba a enviarle a un lejano lugar del desierto. Leamos el versículo 15;

"Cuando Faraón se enteró del asunto, trató de matar a Moisés; pero Moisés huyó de la presencia de Faraón y se fue a vivir a la tierra de Madián, y allí se sentó junto a un pozo."

El párrafo siguiente, nos relata cómo

En Madián, Moisés escogió una esposa de otra nación

Moisés había vivido 40 años en Egipto que, como hemos ya afirmado, no le habían capacitado para las experiencias del resto de su vida. Leamos el último párrafo de nuestro estudio de hoy; los versículos 16 al 22:

"Y el sacerdote de Madián tenía siete hijas, las cuales fueron a sacar agua y llenaron las pilas para dar de beber al rebaño de su padre. Entonces vinieron unos pastores y las echaron de allí, pero Moisés se levantó y las defendió, y dio de beber a su rebaño. Cuando ellas volvieron a Reuel, su padre, él dijo: ¿Por qué habéis vuelto tan pronto hoy? Respondieron ellas: Un egipcio nos ha librado de la mano de los pastores; y además, nos sacó agua y dio de beber al rebaño. Y él dijo a sus hijas: ¿Y dónde está? ¿Por qué habéis dejado al hombre? Invitadlo a que coma algo. Moisés accedió a morar con aquel hombre, y él dio su hija Séfora a Moisés. Y ella dio a luz un hijo, y Moisés le puso por nombre Gersón, porque dijo: Peregrino soy en tierra extranjera."

En este episodio en el cual Moisés conocería al que sería su suegro, demostró su valentía y sentido de la justicia, al intervenir ante el abuso cometido sobre aquellas mujeres. Así fue como Séfora se convirtió en la esposa de Moisés. Resulta interesante comprobar que muchos de los hombres de la época del Antiguo Testamento fueron figuras de Cristo. Aunque no todos los detalles de sus vidas simbolizaban a Cristo, como era de esperar, sus vidas mismas ilustraron de alguna manera a Cristo. Por ejemplo, cuando Moisés mató al Egipcio, se marcó un agudo contraste entre él y la persona de Cristo, nuestro Salvador. Sin embargo, Moisés simbolizó a Cristo en el hecho de que fue el libertador escogido por Dios; también él fue rechazado por el pueblo de Israel y se dirigió a gente de otras naciones no judías, uniéndose a una esposa perteneciente e dichos pueblos. Después de ello, apareció nuevamente ante Israel como su libertador y fue aceptado.

Así es que encontramos a Moisés en la tierra de Madián, que durante los siguientes 40 años sería su hogar y donde nacieron dos de sus hijos. Allí en el desierto, comenzaría su preparación para convertirse en el libertador del pueblo de Israel, esclavo en Egipto.

Con respecto a aquel matrimonio de Moisés, ha existido siempre un interrogante. No me cabe duda de que debió haber amado a su mujer. Pero la información de que disponemos no revela que haya existido una admirable relación con su esposa. Esta parte de su vida es uno de los episodios que Moisés, en cierta forma, pasa por alto. El nombre Séfora significaba "gorrión", o pájaro pequeño. , lo cual podría describir a una persona de pequeña estatura y nerviosa. Quizás cabría ver algo de confusión en Moisés, con respecto a su propia identidad y en cuanto a las promesas que Dios había dado a Israel, en el nombre que le puso a su primer hijo: Gersón, cuyo significado en hebreo estaba relacionado con su situación de ser un peregrino en una tierra extranjera. En el pasado, Dios había prometido a Abraham la tierra de Canaán. Por una parte podría recordar a Egipto como su propia tierra y, por otra, estaba la opresión en que vivía Israel en aquel país y su necesidad de una liberación.

Podemos imaginar lo que habrá pasado por la mente de Moisés al recordar su pasado inmediato, con su elevada posición y privilegios, y su situación posterior como un nómada en el desierto. El tremendo contraste, seguramente dio lugar a que se plantease preguntas con respecto a su situación pasada y perspectivas futuras. ¿Por qué habría tenido que ocurrir aquel desafortunado y grave incidente que motivó su huída de Egipto? ¿Era su situación desfavorable ya irreversible? ¿Habría alguna forma de rehacer su vida? ¿Habría realmente un futuro para él?

Aunque él no pudiese verlo, sabemos que Dios tenía grandes propósitos para su vida, ya que llegaría a ser quien liberaría a Israel de la esclavitud. También como legislador y conductor de un pueblo, su nombre figuraría como uno de los personajes más destacados de los tiempos Bíblicos y de la historia.

Desde nuestra lejana situación en el tiempo, podemos reconocer en aquellos interrogantes, muchas de las preguntas que hoy en día podemos formularnos ante acontecimientos que hayan podido ocurrir en nuestra vida. ¿Por qué habremos tenido que pasar por ciertas experiencias? ¿Habrá que soportar interminables consecuencias por un error cometido? ¿Hay alguna manera de reparar los daños sufridos? ¿Hay perspectivas de un futuro esperanzador? ¿Vale la pena volverse a ilusionar por algo?

En este sentido, la vida de este personaje, nos mostrará como fue aprendiendo a encajar sus preguntas vitales con los propósitos que Dios tenía para él. Y nos ayudará a ir comprendiendo el significado de nuestra propia existencia, iluminando nuestra propia situación frente a Dios y en esta vida, y evitando que nuestras propias preguntas nos bloqueen, nos angustien y nos inmovilicen. En este estudio descubrirás que Dios tiene un propósito para ti, a pesar de que la realidad te lleve a fijar tus pensamientos en interrogantes sin respuesta, y sin explicación humana posible. A la luz de su trayectoria y relación con Dios, Moisés fue descubriendo el propósito de su existencia y el significado de su misión en esta vida. ¿No te parece que ésta es también nuestra opción, nuestra esperanza? Y, ¿por qué no? ¿Nuestra ilusión?

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