Estudio bíblico de Zacarías 14:1-4

Zacarías 14:1 - 4

Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro viaje por el libro del profeta Zacarías, y nos corresponde hoy comenzar el último capítulo de este libro.

En este capítulo continúa y concluye la segunda división de este libro que hemos estudiado en programas anteriores. Hemos dividido esta última sección según los temas proféticos que comienzan con el capítulo 9 y concluyen en el capítulo 14. Hemos estado reflexionando sobre los aspectos proféticos de la primera sección que estaba relacionada con la "primera venida" de Jesucristo a la Tierra. Y en esta última parte, que comenzó con el capítulo 12, y que finaliza aquí en el capítulo 14, estamos profundizando los aspectos proféticos relacionados con la "segunda venida" de Jesucristo.

Ahora, en este último capítulo, veremos la conclusión de todas las profecías anteriores que describen acontecimientos que todavía no han ocurrido hasta el día de hoy. Podemos titular este capítulo "Características y hechos relacionados con la Segunda Venida de Cristo a la Tierra".

Estimado amigo oyente, tenemos delante de nosotros una descripción muy definida que el profeta Zacarías tuvo que comunicar por mandato de Dios. Recordemos que en este libro profético se pueden encontrar tres divisiones principales. En programas anteriores hemos hablado sobre las 10 visiones que tuvo Zacarías; después meditamos sobre el interludio histórico. Y ahora, finalmente hemos llegado a la última sección profética.

Nuestros amigos oyentes que habitualmente nos acompañan recordarán que el profeta anunció eventos que todavía no han ocurrido hasta la fecha y Zacarías hablaba sobre las dificultades futuras que el pueblo de Israel tendrá que enfrentar. También hemos estudiado los acontecimientos que llevarán al arrepentimiento y a la conversión de toda la nación de Israel y el derramamiento del Espíritu de Dios sobre ellos. Estos eventos prepararán la escena para el regreso del Mesías, la segunda venida de Jesucristo a la Tierra.

Ahora, este último capítulo es el capítulo culminante de todos los acontecimientos que forman parte del plan o programa que Zacarías profetizó, y ahora nos encontramos con una situación mundial que nos llevará a contemplar el establecimiento del Reino en la Segunda Venida de Cristo.

En otras palabras, Zacarías está animando a la gente de su tiempo para que mire con confianza hacia un futuro que será glorioso, al final de la historia, a pesar de las muchas dificultades que todavía les esperaban. En esta sección que tenemos ante nosotros, en este capítulo 14, hay ciertos aspectos que necesitamos aclarar en cuanto al texto bíblico. El primer aspecto es que estamos hablando de profecías, es decir que es totalmente profético. Y el segundo, es que no es una profecía que está específicamente relacionada con nuestro tiempo presente, para esta época en la cual estamos viviendo. Zacarías está hablando del "fin de la era" que introduce el Reino del Milenio. Hay numerosos comentaristas bíblicos que enseñan que este texto no habla en realidad de profecías que todavía no se han cumplido, que este capítulo no se debe afrontar de manera literal.

Sin embargo creemos que la totalidad de este capítulo es profético porque la única interpretación que puede satisfacer es una interpretación literal. Ésa es la única que puede darle significado y sentido porque sólo así se puede encontrar armonía con el contexto de la Escritura. Ya hemos mencionado en distintas ocasiones que el tratamiento de cualquier texto bíblico siempre debe ser muy cuidadoso, ya sea la interpretación de una profecía o de cualquier otro pasaje de la Escritura. Un analista bíblico nunca puede despreciar, o dejar de lado, el contexto anterior y posterior del texto bíblico que está contemplando, porque todo tiene que ser interpretado en plena armonía con el espíritu y el sentimiento de toda la Palabra de Dios. No es serio tomar pasajes sueltos y reunirlos arbitrariamente para así llegar a una interpretación subjetiva, y este pasaje bíblico es una buena muestra de que existe una diferencia entre la interpretación literal, y la práctica de espiritualizar o mistificar algunos textos bíblicos. Estos versículos que trataremos no son meramente figurativos, y tampoco son aplicables a los tiempos del Nuevo Testamento. El remanente que aquí se menciona - y esto ha sido muy claramente expresado en este libro profético- se refiere al remanente del pueblo judío. Tenemos que reconocer que todo este capítulo final es enteramente escatológico.

Después de estas aclaraciones, volvamos al texto que hoy nos ocupa, y comenzamos con el primer versículo del capítulo 14 de Zacarías, que dice:

"He aquí, el día del Señor viene, y en medio de ti serán repartidos tus despojos."

Ahora, esta frase "he aquí, el día del Señor viene" podría ser un buen titular para el comienzo de este capítulo. Probablemente usted se habrá dado cuenta, al leer un periódico, que el editor encabeza los artículos con llamativos titulares; después de leer el contenido de algún artículo, encontramos que el autor retrocede y presenta más información preliminar que lleva a la conclusión relacionado con el titular. Pues, bien, eso es lo que aquí tenemos. Fijemos nuestra atención en la frase: "He aquí, el día del Señor viene". Nuevamente encontramos esta declaración tan impresionante. Vamos a ver que en los primeros tres versículos de este capítulo, tenemos lo que se llama "el último sitio de Jerusalén".

A continuación veremos los cuatro versículos que siguen a estos, del versículo 4 al 7, cuando Zacarías habla acerca del advenimiento personal del Mesías. Todos estos temas los hemos tratado y conocido ya en los anteriores capítulos del libro. Pero ahora, se nos presentan desde un ángulo algo diferente. Por ejemplo, el período de la Gran Tribulación, y el sitio de Jerusalén; lo que era importante en los demás pasajes bíblicos era el énfasis que Zacarías ponía en los últimos acontecimientos, en el final que culmina con la liberación que venía de parte del Señor, para animar y dar esperanzas al pueblo. Ahora, sin embargo, veremos cuán trágico va a ser ese período del día del Señor. El profeta Joel dijo que "el día del Señor" no es un día diáfano, claro o agradable; quizá usted recuerda, él dijo: "El día, de tinieblas y de oscuridad". (Joel 2:2). Así será el día del Señor; no habrá claridad, no habrá luz, comenzará con las tinieblas, y nos es imposible entender la desesperación de la gente que vivirá en ese tiempo.

De modo que, "He aquí, el día del Señor viene", es el titular que encabeza nuestra meditación. La expresión hebrea que se utiliza aquí es "Yom ba le Yawh". La expresión se refiere a este día que vendrá, y que aún se encuentra en el futuro, cuando la Iglesia será quitada y el Anticristo introduzca la Gran Tribulación. El mundo, todas las naciones creerá que ese personaje introducirá el Milenio, el tiempo de la paz. Muchos líderes o gobernantes han prometido paz, la paz sobre el planeta Tierra, pero, estimado amigo oyente, ninguno de ellos pudo lograr un período continuado de paz y estabilidad. Como dijimos en la anterior oportunidad, sólo el Señor Jesucristo puede hacerlo verdaderamente.

Ahora, este versículo 1, de este capítulo 14 de Zacarías, comienza diciendo: "He aquí, el día del Señor viene, y en medio de ti serán repartidos tus despojos". Esto demuestra que el enemigo nuevamente se apoderará de Jerusalén, pero ésta será la última derrota e invasión que sufrirá. Luego, en el versículo 2, leemos:

"Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad."

Este será el último sitio de esa amada ciudad, pero el cuadro que se nos describe no es muy hermoso. El enemigo se apoderará cruelmente de la ciudad. Y cuando Zacarías profetiza y menciona aquí a "todas las naciones", pensamos que cada nación tendrá una delegación representativa allí. Hoy en día ya no es difícil imaginarse cómo podría haber representantes de todas las naciones todos reunidos en un mismo lugar. Hace años se han creado las Naciones Unidas, ese organismo que ha aprobado la creación del Estado de Israel, y que está integrado por la mayoría de las naciones del mundo. Además, esa entidad mantiene un ejército formado por muchos países que tiene una función representativa y cuyo fin es pacífico. Ese ejército internacional está presente en muchas zonas conflictivas del planeta, y también tiene en las zonas limítrofes de Israel una misión permanente muy complicada, por los muchos intereses políticos de esa región. Pero todo será diferente en aquel día. Se presentará un ejército formado por representantes de todas las naciones que rodearán y al final se apoderarán de Jerusalén.

En este versículo se nos dice: "Serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres, y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad". Aparentemente, lo que podemos entender por este texto es que algunos podrán escapar. Hay quienes creen, y entre ellos nosotros, que probablemente los que han podido escapar de aquella situación tan angustiosa irán a refugiarse a esa famosa ciudad esculpida en una zona netamente rocosa llamada Petra, pero también podría tratarse de la roca llamada Messada, donde ya, en el primer siglo, alrededor del año 70 D.C, cuando cayó la ciudad de Jerusalén, un grupo numeroso de judíos se refugió con sus familias y animales para escapar de los invasores romanos. El único problema de esa roca-refugio Messada es que sería un buen objetivo, un blanco fácil para los aviones bombarderos. Por esa razón muchos estudiosos de las profecías se inclinan a pensar que la abandonada ciudad de Petra, tan original, enclavada en la roca, esa ciudad hoy en día muy visitada por los turistas, será el sitio elegido por constituir el más adecuado refugio.

Zacarías tuvo que revelar esta triste verdad a su pueblo. Jerusalén será invadida, tomada por una multitud de enemigos, las casa serán saqueadas, y las mujeres violadas. Ésas son las tres situaciones que se nos mencionan aquí. Luego, en el versículo 3, leemos:

"Después saldrá el Señor y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla."

Ahora Zacarías describe otro cuadro; dibuja la llegada del Libertador que vendrá. En esta ocasión la ayuda para el pueblo de Israel no vendrá ni del norte, ni del sur, ni del oriente, ni del occidente. La ayuda, el oportuno socorro, para ellos vendrá del Señor, del Omnipotente, quien hizo los Cielos y la Tierra. Y no será ningún otro sino el Señor Jesucristo que regresa a la Tierra, a liberar a Su gente, a su pueblo, el pueblo del Pacto. Y su llegada es parte del programa, del gran plan de este "día del Señor". Veamos ahora lo que nos dice el versículo 4:

"Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur."

La escena aquí descrita tiene una fuerte carga dramática. Creemos y comprendemos que lo que nos narra Zacarías debemos interpretarlo literalmente. Todo lo que se menciona en esta narración se debe interpretar literalmente; el Monte de los Olivos, es literal; la ciudad de Jerusalén es literal; la gente, todo es absolutamente literal. Todo está preparado y las profecías cumplidas, para el regreso, porque es Su Segunda Venida, a este planeta Tierra, del Hijo del Omnipotente, del Mesías anunciado, y tan esperado, del Emanuel, de Jesucristo, el Señor. Zacarías menciona claramente que Sus pies se afirmarán sobre el Monte de los Olivos. Creemos que esto ocurrirá literalmente. El que viene, el que regresa es ahora el Cristo glorificado. Los clavos que un día penetraron sus muñecas y pies Le dejaron las cicatrices en sus manos, en Sus pies, y serán marcas visibles. Probablemente, usted estimado amigo oyente recordará la escena de la ascensión de Jesucristo. Cuando el Señor ascendió a los Cielos, después de haberse presentado corporalmente a más de 500 personas después de Su Resurrección, se encontraba en el Monte de los Olivos, acompañado por sus discípulos y seguidores, dice el relato bíblico que hubo dos varones con vestiduras blancas que les dijeron a los discípulos: "Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo". (Hechos 1:11). El cumplimiento de aquel regreso anunciado y tan esperado a través de muchos siglos, ciertamente tendrá lugar, literalmente, en el futuro; ¿cuándo será eso, cuándo ocurrirá lo que millones de seguidores anhelaban ver, el regreso de Su amado Salvador y Señor? En el día del Señor, dice Zacarías, en el momento cuando el pueblo judío, Su pueblo escogido y tan amado estén pasando por grandes dificultades. La profecía es que Jerusalén va a ser sitiada, y será tomada, pero será la última vez que sufrirá esa humillación y angustia.

Leemos en este versículo 4: "Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el Monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente". Esta mención no es un mero detalle, es una importante declaración. A través de las Escrituras vemos que la ayuda de Israel viene del oriente. Esa es la razón por la cual los judíos prestan mucha atención a esa "puerta del oriente" que algunos llaman "la puerta dorada". Personalmente, opinamos que esa referencia a "la puerta dorada" se debe a la puerta del templo que será construido un día. Es la "puerta del oriente", por lo tanto, El Mesías vendrá del oriente. El profeta Ezequiel también hace una referencia a que la ayuda que vendrá a socorrerles viene del oriente.

Esa mención es muy interesante. Hay varios países que han estado apoyando a la nación de Israel por mucho tiempo, desde su creación como Estado, pero estas naciones se encuentran en el occidente. Así es que, pensamos, que la verdadera ayuda que vendrá, proviene del Señor, pero hasta el presente, no ha habido cumplimiento de esta profecía.

Amigo oyente, al leer esta profecía comprendemos que lo que sucederá allí es que tendrá lugar un gran terremoto, y que esa montaña, el Monte de los Olivos, sufrirá un fenómeno geológico, se partirá por el medio. Zacarías aquí nos describe lo que ocurrirá: una mitad se desplazará hacia el norte y la otra mitad lo hará hacia el sur. Se anuncian grandes cambios geográficos en esa zona, porque, como explica el profeta:

y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande;

La ciudad de Jerusalén está rodeada actualmente por un tierra muy rocosa, agreste, seca, de muchas colinas que se extiende hacía cualquier dirección, al norte, sur, este y oeste, salpicada toda esa zona por enormes rocas muy características de esa región. Pero, un día, en cumplimiento de esta profecía, el Monte de los Olivos, esa zona turística que atrae a cientos de miles de cristianos de todos los rincones de la Tierra, un día será nuevamente escenario de las pisadas de Aquel que conocía bien esa región.

Jesucristo, el Mesías, el Hijo de Dios hecho Hombre, despreciado, humillado, perseguido, que sólo hizo el Bien, y que por amor a la Humanidad, y por obediencia al Padre Celestial, se hizo hombre; vivió y sufrió toda clase de penalidades, hasta el más humillante castigo que sólo los más desalmados asesinos recibían, la terrible muerte en una cruz; pero que fue resucitado por el poder de Dios, Aquel que ascendido hasta el Cielo para estar al lado del Padre, e interceder por cada uno de nosotros aquí en la Tierra, ¡Él volverá, Él regresará! ¿No es maravilloso que podemos tener esa esperanza también nosotros, que Él un día regresará, y que todos le reconocerán por las marcas de sus padecimientos que fueron el regalo de amor de Dios?

Un día, toda rodilla de arrodillará, toda lengua confesará, que Jesucristo es el Señor. El apóstol Pablo, escribiendo a los Filipenses, lo expresa tan soberbiamente en el capítulo 2, versículos 9 hasta el 11: "Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre."

Estimado amigo oyente, si todavía no conoce a Jesucristo como su Salvador y Señor, si todavía no le ha pedido que le perdone y limpie de todo pecado, -porque Él es el único que puede hacerlo, no hay otro Mediador entre Dios Padre, que Jesús- si todavía no tiene la certeza que pasará la Eternidad con Dios, y que su nombre ha sido escrito por el dedo de Dios en el Libro de la Vida, entonces, muy estimado amigo, estimada amiga, le rogamos encarecidamente que no espere más. HOY puede ser el primer día de una nueva vida, una vida como hijo de Dios, perdonado, salvado y muy amado por Aquel que un día será el Rey de Reyes.

Si tiene dudas o preguntas, por favor, contáctenos y con mucho gusto trataremos de ayudarle a comprender las preciosas promesas de vida y perdón en Cristo Jesús. Nos despedimos hoy, y esperamos encontrarnos con usted nuevamente en nuestro próximo programa.

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