Estudio bíblico de Apocalipsis 15:2-8

Apocalipsis 15

Versículos 2-8

Estimado amigo y amiga oyente, bienvenidos a nuestro encuentro de hoy en "La Fuente de Vida". Continuaremos nuestro apasionante viaje por un libro realmente singular: el Apocalipsis, escrito por el apóstol y Evangelista Juan hace casi dos mil años, en unas circunstancias muy difíciles y que hoy podemos leer cómodamente en nuestras Biblias. Para nosotros, los cristianos, la Biblia es la Palabra de Dios, escrita por manos humanas, pero inspirada por el Espíritu Santo. Por ello, creemos que la Biblia no se equivoca, que todo lo que dice es verdad y que ha llegado hasta nosotros con un único motivo, de cambiar y transformar nuestras vidas. ¿Por qué estamos leyendo y estudiando un libro tan extraño y, en ocasiones, difícil de entender como el Apocalipsis? Creemos que Dios quería abrir una pequeña ventana hacia el futuro que nos aguarda; o mejor dicho: cómo comenzará la vida, la verdadera vida, la vida eterna; cómo será el fin de la Humanidad, cómo será la batalla final entre Jesucristo y Satanás. En definitiva, el propósito de Dios es el darnos ánimos para persistir, porque al final, el Bien vence sobre el Mal.

Pero antes de esto, como estamos viendo, muchas cosas habrán de suceder. Y con el Apocalipsis de Juan podemos levantar la vista de nuestros problemas diarios y ver a Cristo en el Cielo, en plena gloria y majestad, sentado en Su Trono, reinando por siempre. Y nosotros, estaremos con Él. Esta certeza nos debe llenar de esperanzas y fuerzas, nuestra lucha diaria como cristianos, no es en vano.

Estamos situados en el capítulo 15 y en nuestro programa anterior leímos solamente el primer versículo. Anteriormente vimos los Siete Sellos iniciales, así como el toque de las Siete Trompetas. A continuación abordaremos, en este capítulo 15, las Siete Copas de la Ira, que representan los juicios finales de Dios sobre el hombre al final del periodo de Tribulación de los siete años. Los juicios de las Copas vienen en una especie de ráfaga progresiva, cada uno de ellos más fuerte en furia e intensidad que el anterior. Las copas serán las últimas plagas que caerán sobre los hombres tras el toque de la séptima trompeta. Recordemos que las 7 Trompetas pertenecen al séptimo Sello, que cerraba el libro que nadie era digno de abrir, con excepción de Jesucristo.

Antes de hablarnos de los Siete Ángeles con las Siete Copas de la Ira, Juan describe la escena que leeremos a continuación, que transcurre en el Cielo. Leámoslo el versículo 2 de este capítulo 15 de Apocalipsis, que dice así:

2 Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios.

Se menciona aquí "un mar de vidrio mezclado con fuego", que representa, posiblemente, la terrible persecución que la Bestia someterá a los cristianos durante el período de la Gran Tribulación. Durante este período ningún hombre podrá comprar, ni vender, a no ser que tenga grabada en su mano o en su frente la Marca de la Bestia, el número 666. Quizá nuestro Señor Jesucristo tenía en mente este difícil período cuando, en Su discurso en el Monte dijo: "Cualquiera que os diere un vaso de agua en mi nombre os aseguro que tendrá su recompensa." (Marcos 9:41). En ese tiempo de la Tribulación, nadie podrá ofrecer ni un vaso de agua fresca a uno de los 144.000 Testigos judíos, sellados y protegidos por Dios, pero perseguidos ferozmente por la Bestia; ese valiente pondrá en serio peligro su propia vida, al poder ser acusados de apoyar o cobijar a un supuesto criminal o terrorista. Serán estos días muy difíciles, en los que ningún cristiano sobrevivirá a no ser que haya sido sellado con la Marca de Dios.

Este versículo nos declara que no sólo soportarán ese período, sino que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen y su marca y el número de su nombre. Aquí tenemos a los santos de la Tribulación, que han pasado a través del fuego de la persecución y aún así no han cesado su cántico. Ellos tienen las arpas de Dios, y veremos, más adelante cómo, juntos, entonarán su particular canción de alabanza a Dios.

A pesar de que la mayoría de los cristianos, en la actualidad, no sufrimos privaciones, persecución, o martirio a causa de nuestra fe en Jesucristo, muchos no viven, ni transmiten gozo y paz; posiblemente, la multitud de pequeños o grandes problemas que a diario enfrentamos desvían nuestra mirada del Cielo, al centrarnos en nosotros mismos. Todos albergamos pequeñas raíces de amargura, ¿verdad? Hay que esforzarse para evitar que en nuestra mente y espíritu anide y crezca esa mala hierba, que es la amargura. ¿Sabía usted que el apóstol Pablo se enfrentó con este mismo problema? Él advirtió a los creyentes que tuvieran cuidado, porque esa pequeña raíz de amargura, al crecer, nos roba el gozo, la paz y las bendiciones de Dios.

Durante muchos años el autor de estos estudios bíblicos, el Dr. McGee, en su juventud albergó en su corazón amargura y resentimiento contra una familia de mucho poder económico, cuya hija él estaba cortejando; le cerraron las puertas cuando supieron que iba a estudiar Teología. Esta actitud le hizo mucho daño, y sólo años más tarde pudo perdonarlos. Sólo el perdón pudo extraer esa dolorosa raíz en sus recuerdos. Quizá usted, amigo, amiga oyente, está pasado por una experiencia similar, por un problema laboral, un desencuentro familiar, crisis de pareja, dificultades con la educación con los hijos, los eternos problemas económicos para llegar a fin de mes, etc. ¿Se ha preguntado usted si está permitiendo que pequeñas raíces de amargura estén creciendo en su corazón? La Biblia nos advierte contra la amargura, porque elimina de nuestras vidas el gozo de ser cristianos y la alegría de conocer a Cristo; la amargura nos convierte en seres desgraciados, rencorosos, infelices. Los cristianos hemos sido llamados a ser luz, a pesar de nuestros problemas. La amargura puede arruinar su vida cristiana de la misma manera que una plaga arruina una hermosa cosecha. Y por esto, es sorprendente ver cómo estos santos que habían pasado a través de la Gran Tribulación aún tenían ganas de cantar. La poetisa Ophelia Guyon Browning escribió un poema sobre la fe y la oración, que traducido dice así:

"¿Sin respuesta aún? La fe no puede quedar sin respuesta.
Sus pies están plantados firmemente sobre la roca.
En medio de la tormenta salvaje se mantiene impávida,
Ni se acobarda ante el resonar de los truenos.
Sabe que la omnipotencia ha oído su oración
Y clama: se realizará alguna vez, en algún lugar.
¿Sin respuesta aún? No. No digas que no se ha concedido,
Quizá tu parte aún no se ha realizado completamente.
La obra comenzó cuando tu primera oración tomó voz,
Y Dios concluirá aquello que ha comenzado.
Si continúas quemando allí el incienso,
Su gloria contemplarás, alguna vez, en algún lugar."

Amigo, amiga oyente, los cristianos no somos perfectos; tan sólo somos hombres y mujeres que un día decidimos poner nuestras vidas y nuestra fe en una persona llamada Jesús, que existió físicamente hace unos 2.000 años, y que no vino a fundar ninguna religión, sino a ofrecernos una nueva relación: Una relación entre Dios y los hombres. Hoy, su mensaje ha sido utilizado y hasta tergiversado por muchos. Pero eso no invalida Su mensaje original, recogido en los Evangelios de la Biblia. Y Su mensaje es el siguiente: Dios quiere tener una relación personal de amistad con usted. ¿No le parece increíble? ¿No es absolutamente sorprendente que el mismo Dios que creó el Universo se preocupe personalmente por usted? Aunque usted no lo haya visto, Dios estaba ahí cuando usted nació; la Biblia dice que su embrión vio a Dios, quien le conoce por nombre. Dios estaba, cuando tuvo ese grave problema, cuando usted cayó en una desesperación pensando en que estaba solo. Dios estaba a su lado, pero ¿estaba usted con Él? Quizá usted se sintió solo porque no sabía que Él estaba con usted. Dios hoy sigue interesado por usted, y sigue ofreciendo Su amistad. No permita, querido oyente, que la amargura estrangule su vida y estropee una amistad única, entre Él y usted. Dios nunca prometió solucionar todos sus problemas, muchos de los cuáles han sido producto de sus propias decisiones; sin embargo, sí prometió ayudarle en medio de ellos.

El Salmista nos dice en el Salmo 30, versículo 5: "Porque un momento será su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría."

Con el transcurrir de los años hemos aprendido que Dios nunca permite que nada, o nadie, cruce nuestro camino, aun un enemigo, sin que eso nos enseñe una lección. Dios ha permitido cada problema con algún propósito, para madurar nuestro carácter. Por eso debemos practicar el hábito de la oración, para no caer en la trampa de perder "la alegría de la salvación". ¡Los cristianos debemos ser gente alegre! Un cristiano triste es una contradicción. Con este pensamiento en mente retomemos nuestra lectura del capítulo 15 de Apocalipsis, leyendo los versículos 3 y 4:

3 Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. 4 ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado.

Si usted desea conocer el cántico de Moisés, lo encontrará en el libro de Éxodo, capítulo 15, versículos 1 al 21; y también en Deuteronomio, capítulo 32, versículos 1 al 43. Ambos cánticos hablan de la libertad que ofrece Dios, de Su salvación y Su fidelidad.

Este cántico fue entonado por el pueblo de Israel después de haber pasado el Mar Rojo al ser librados del ejército egipcio. Es un cántico de victoria y liberación con el que se identificarán los redimidos que venzan al Anticristo y a su sistema de maldad. Estos dos cánticos, el de Moisés y el del Cordero celebran los dos sucesos más grandes en la historia de la salvación de Dios: su liberación del cautiverio egipcio, de la mano de Moisés y la liberación de los pecadores del pecado, por medio de Cristo.

"Grandes y maravillosas son tus obras". Esta declaración exalta las obras poderosas de Dios en la Creación y su sustento providencial de todo el Universo. El libro de Apocalipsis es Cristo-céntrico. Quiere decir que está centrado, basado, en Cristo. No permita, estimado oyente, que los cuatro jinetes, el dramatismo de las plagas y los juicios le distraigan del protagonista principal: Jesucristo. Alrededor de Él giran todos los acontecimientos. Mantengamos nuestros ojos centrados en Cristo. Él es el Señor, Él está en control de todo. En este libro, tenemos la máxima revelación de Jesucristo, en Su plena santidad, en todo Su poder y en toda Su gloria. Leemos que a Él se le llama "Rey de los santos", "Rey de las edades" o "Rey de las naciones". Cristo será el objeto de la adoración universal y del reconocimiento universal. ¡Él será adorado en toda la tierra!

Hemos leído: "¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre?" En la actualidad existe muy poco temor reverencial hacia Dios, aun entre los creyentes. Estamos tan convencidos de que Dios, es un Dios personal de Amor, ? y por supuesto lo es, nunca perdamos de vista esta verdad ? pero muchas veces olvidamos que Dios también es Luz, y que es Santo; temible y capaz de demostrar Su Ira. La Biblia habla de la Ira de Dios. Y si usted es "un hijo de Dios", amigo oyente, quizá sería una buena idea comportarnos como si lo fuéramos realmente; la paciencia de Dios es limitada y puede agotarse. Si usted cree que Dios no va a permitirle tener problemas o dificultades, tal vez esté equivocado. Dios debe ser temido. Nuestro Dios es un Dios santo, que no tolera el pecado; mi pecado, y su pecado. Dios le ama intensamente, pero rechaza, con igual intensidad, su pecado.

Hemos leído: "Por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán." Llegará el día cuando las naciones vendrán, y Le adorarán, aunque ese evento está hoy lejos de ser una realidad. Algunos creyentes afirman vivir en "una nación cristiana", pero esta idea no es del todo correcta. Aparentemente, no hay ninguna nación cristiana, o al menos, que se comporte como tal. A pesar de ello, la Biblia afirma que llegará un día en el cual toda nación le adorará. Este conocimiento nos otorga ánimo, a pesar de ver cómo nuestras naciones se encaminan en una dirección equivocada. Algún día, Dios quitará a los hombres rebeldes y sólo dejará a aquellos que le adoren. En el Salmo 2, versículo 8, se nos dice: "Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra". Y en el libro del profeta Isaías, capítulo 11 y versículo 9, dice: "No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar". El profeta Jeremías, dice en el capítulo 23 de su libro, versículo 5: "He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra."

El apóstol Pablo escribió en Carta a los Filipenses, capítulo 2, versículos 9 al 11, dice: "Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre".

Aunque, a pesar de las demostraciones de Su juicio, hombres y mujeres que renegaron de Dios, no tendrán más remedio que reconocer Su Poder y Autoridad.

Regresando al libro de Apocalipsis, al final del versículo 4 del capítulo 15 leímos: "Porque tus juicios se han manifestado." Esta declaración proviene de los labios de aquellos que han pasado a través de la Gran Tribulación. El testimonio de personas que hayan pasado a través de este período será sin duda, impresionante. Dios es Justo y si usted cree lo contrario, es muy libre de hacerlo, pero tal vez debería reconsiderar su posición. El carácter santo y perfecto de Dios demanda de forma inevitable que Él juzgue, según Sus reglas, mandamientos y leyes. El Salmo 7, versículo 9, nos dice: "Fenezca ahora la maldad de los inicuos, mas establece tú al justo; porque el Dios justo prueba la mente y el corazón." Y el Salmo 11, versículo 7 dice: "Porque Jehová es justo, y ama la justicia; el hombre recto mirará su rostro." En el Salmo 107, leemos los versículos 1, 40 y 42, que dicen: "Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es Su misericordia. Él esparce menosprecio sobre los príncipes, y les hace andar perdidos, vagabundos y sin camino. Véanlo los rectos, y alégrense, y todos los malos cierren su boca." Bien, volviendo nuevamente a Apocalipsis, veamos lo que nos dicen los versículos 5 y 6 de este capítulo 15:

5 Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto en el cielo el templo del tabernáculo del testimonio; 6 y del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro.

En el libro de Apocalipsis, se hace referencia al templo en 15 ocasiones, lo cual es indicativo de su importancia. En la primera parte de Apocalipsis, hasta el capítulo 3, se menciona la Iglesia pero ¡No hay templo! Sin embargo, a partir de aquí, tenemos una escena en la cual el templo se abre en el Cielo, aunque también aparece un templo en la tierra, hecho según el modelo del que está en el Cielo.

El Tabernáculo del Testimonio es un título corriente en el Antiguo Testamento para el Tabernáculo que tuvo el pueblo hebreo en el desierto. Parece claro, por lo tanto, que lo que Juan está viendo en esta visión, no es el Templo de Jerusalén, sino que está relacionado con el antiguo Tabernáculo. Es desde el interior del Tabernáculo de donde salen los siete ángeles. Recordemos que en el centro del Tabernáculo, estaba el Lugar Santo, donde se encontraba el Arca de la Alianza, el arcón donde se conservaban las Tablas de los Diez Mandamientos, la esencia de la Ley de Dios. Es decir, Juan vio que estos ángeles salían del lugar donde descansa la Ley de Dios. Están vestidos con túnicas de un blanco resplandeciente, y con el pecho ceñido con cintos de oro. Las túnicas de los ángeles representan tres cosas: 1) Son vestiduras sacerdotales, dado que, al igual que el sacerdote era el representante de Dios entre los hombres, estos ángeles serán sus representantes vengadores de Dios. 2) Su atuendo es regio. El lino blando y el cinto de oro son las vestiduras de los reyes y de los príncipes; y estos ángeles están revestidos con la soberanía del Rey de Reyes. 3) Sus vestiduras son celestiales; y los ángeles son los habitantes del Cielo que vienen a la Tierra a ejecutar los decretos de Dios. Leamos ahora los versículos 7 y 8:

7 Y uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro, llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos. 8 Y el templo se llenó de humo por la gloria de Dios, y por su poder; y nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles.

Es uno de los Cuatro Seres Vivientes el que entrega a los ángeles las Copas de la Ira de Dios. Cuando pensamos en los cuatro seres vivientes que aparecieron en escena, en Apocalipsis, capítulo 4:7, vimos que el primero era parecido a un león, en segundo a un becerro, el tercero a un ser humano y el cuarto a un águila; entre todos simbolizan "lo más fuerte, bravo, sabio y veloz" de la naturaleza. En este caso, es apropiado que uno de ellos les entregue a los Ángeles, las Copas de la Ira. Éstas han de traer desastres en la naturaleza del mundo; y el simbolismo bien puede ser que la naturaleza se esté entregando a Dios, para mantener Su propósito.

Acabamos de llegar a las siete últimas plagas del Apocalipsis, cada una de ellas contenida en una Copa, sostenida por un Ángel. Son las 7 copas de oro. A veces hemos escuchamos que el número 7 es el número de la perfección, pero realmente simboliza la plenitud de lo completo; a veces, el número de "lo completo" también es "lo perfecto". Recordemos que Dios creó los Cielos y la Tierra en 6 días. Él descansó en el día séptimo, no sólo porque Su obra estaba completa, sino porque era "perfecta". Estas series de sietes demuestran que algo se está completando, como por ejemplo, la historia completa de la Iglesia, en las siete iglesias aludidas al comienzo de Apocalipsis. Encontramos el período completo de la Gran Tribulación, en cada una de las series de "sietes". En primer lugar, vimos en los 7 sellos iniciales, un esquema general. Luego, al avanzar, Dios nos indica lo que ocurrirá durante los últimos tres años y medio, la última mitad del período de la Gran Tribulación. En nuestro próximo programa, asistiremos al derramamiento de las Copas de la Ira de Dios.

Bien, estimados oyentes, hasta aquí nuestro programa de hoy. Como siempre, pedimos a Dios que bendiga Su Palabra y a cada amigo, amiga oyente al recibirla. Esperamos contar con su presencia en nuestro próximo encuentro.

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