Estudio bíblico de Levítico 8:14-9:24

Levítico 8:14-9:24

Dentro del Tema general del ritual del tabernáculo o tienda reunión del desierto, y de la consagración de los sacerdotes, terminábamos nuestro programa anterior examinando concretamente la consagración del sumo sacerdote y las ropas de los sacerdotes. Leeremos ahora el versículo 14 para considerar el Tema de

La purificación de los sacerdotes y de Aarón por la sangre de las ofrendas

"Entonces trajo el becerro de la ofrenda por el pecado, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del becerro de la ofrenda por el pecado."

El becerro constituía la ofrenda por el pecado del sumo sacerdote. Los cuatro hijos de Aarón también podían reclamarla como su ofrenda. Sus pecados eran transferidos a la víctima, lo cual era simbolizado por la imposición de las manos sobre la víctima. Dios grabó indeleblemente en sus almas y corazones la realidad de que ellos eran pecadores, aun cuando estaban dedicados al servicio de Dios.

Al leer la Biblia vemos que todos los hombres escogidos por Dios fueron conscientes de que eran pecadores. Por ejemplo, el rey David, en su Salmo 40:12, dijo:

"porque me rodean males sin número; mis maldades me han alcanzado, y no puedo ver; son más numerosas que los cabellos de mi cabeza, y el corazón me falla."

Estimado oyente, ¿tú te consideras esa clase de pecador? Si así es, entonces Dios sí puede hacer algo por ti. Después de todo, si no te sientes lo bastante enfermo como para ir al médico, no acudirás a su consulta. Si no estás seguro de ser realmente un pecador, no te sentirás inclinado a dirigirte a Cristo. También dijo David en su Salmo 38:4:

"Porque mis maldades me han abrumado; como pesada carga, pesan mucho para mí."

Si tienes una carga que resulta demasiado pesada de soportar, seguramente querrás que alguien la lleve por ti. Recuerda que Jesús dijo: Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar. Es como si hubiese dicho: "Yo llevaré vuestras cargas". Y no trates de disimular o engañar a Dios. El lo sabe todo sobre ti, así que es mejor que le cuentes la historia completa.

Continuemos leyendo los versículos 15 al 17:

"Después Moisés lo degolló y tomó la sangre y con su dedo puso parte de ella en los cuernos del altar por todos los lados, y purificó el altar. Luego derramó el resto de la sangre al pie del altar y lo consagró, para obtener allí el perdón de los pecados. Tomó también todo la grasa que había en las entrañas y el lóbulo del hígado, y los dos riñones con su sebo, y los quemó Moisés sobre el altar. Pero el novillo, con su piel, su carne y su estiércol, lo quemó en el fuego fuera del campamento, tal como el Señor había mandado a Moisés."

Este ritual no tendrá sentido hasta que comprendamos la lección espiritual. Ellos seguían el ritual de la ofrenda por el pecado, con la excepción de que la sangre era colocada en los cuernos del altar de bronce, antes que en el altar de oro. Incluso el altar que era usado para los sacrificios de sangre, debía ser dedicado con sangre. Ello nos recuerda que no hay ningún mérito en la madera de la cruz, es decir, en la cruz misma. No lo hay. El mérito lo tiene El que derramó allí Su sangre por nosotros. Aunque El fue hecho pecado o tratado como un pecador, no estaba contaminado por el pecado. Una vez más, observemos que todo este ritual fue realizado por mandato de Dios. Leamos los versículos 18 al 21:

"Entonces presentó el carnero del holocausto, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero. Y Moisés lo degolló y roció la sangre sobre el altar, por todos los lados. Después de haber cortado el carnero en pedazos, Moisés quemó la cabeza, los pedazos y la grasa. Después de lavar las entrañas y las patas con agua, Moisés quemó todo el carnero sobre el altar. Fue holocausto de aroma agradable; fue ofrenda encendida para el Señor, tal como el Señor había ordenado a Moisés."

Aquí vemos que siguieron el ritual del holocausto. El holocausto seguía a la ofrenda por el pecado. Es imposible comprender las hermosas características y méritos de Cristo hasta que la cuestión del pecado es tratada de una manera satisfactoria para Dios. La ofrenda por el pecado representaba lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz. Y el holocausto representaba quién era El. Nunca podrás conocerle realmente hasta que primero acudas a El para que te salve y le aceptes como tu sustituto por el pecado. El pagó el castigo por tu pecado. Es de la máxima importancia reconocer esta verdad.

En efecto, la comunión o el compañerismo, en el Nuevo Testamento, significa compartir todo lo que se refiera a Cristo. Solo aquellos que son creyentes redimidos por Su sangre pueden compartir tales cosas. Los sacerdotes tenían que entrar al lugar santo para ver la belleza de aquel sitio. Porque la parte exterior no era muy atractiva. Precisamente de la misma manera, el mundo de los no creyentes no puede ver la hermosura de Cristo y entonces, le rechaza. Pero el hijo de Dios, está descubriendo cada día nuevas experiencias hermosas y gloriosas en el Señor. Continuemos nuestra lectura con los versículos 22 al 24:

"Luego presentó el segundo carnero, el carnero de la consagración, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero. Y Moisés lo degolló y tomó de la sangre y la puso en el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, en el pulgar de su mano derecha y en el pulgar de su pie derecho. Hizo también que se acercaran los hijos de Aarón; y Moisés puso sangre en el lóbulo de la oreja derecha de ellos, en el pulgar de su mano derecha y en el pulgar de su pie derecho. Entonces Moisés roció el resto de la sangre sobre el altar, por todos los lados."

El carnero de la consagración era, en realidad, una ofrenda por la culpa. No se presentaban ofrendas de paz. ¿Y por qué? Porque los sacerdotes ya se encontraban en el santuario, el lugar del compañerismo y la comunión.

El lóbulo de la oreja marcado con sangre simbolizaba al oído que escucha la voz de Dios. Sin esa señal, nadie podría escucharle. Porque el ser humano normal o natural, que no haya sido redimido por la sangre de Cristo, no pude entender las cosas de Cristo. Y la mano marcada con sangre era esencial para llevar a cabo cualquier tarea. Por ello, no puede hablarse de un servicio para el Señor antes que uno sea salvo. El pie marcado con sangre era fundamental para caminar, es decir, para vivir, delante de Dios. Todos estos detalles eran simbólicos del hecho de que la personalidad total tenía que ser presentada ante Dios. Leamos ahora los versículos 25 al 29:

"Y tomó la grasa y la cola, y todo la grasa que estaba en las entrañas, el lóbulo del hígado, los dos riñones con su grasa y el muslo derecho. Y de la cesta del pan sin levadura que estaba delante del Señor, tomó una torta sin levadura, una torta de pan mezclada con aceite y un hojaldre, y los puso sobre las porciones de grasa y sobre el muslo derecho. Entonces lo puso todo en las manos de Aarón y en las manos de sus hijos, y lo presentó como una ofrenda mecida delante del Señor. Después Moisés tomó todo esto de las manos de ellos y lo quemó en el altar con el holocausto. Fue ofrenda de consagración como aroma agradable, ofrenda encendida para el Señor. Tomó también Moisés el pecho y lo presentó como ofrenda mecida delante del Señor; era la porción del carnero de la consagración que pertenecía a Moisés, tal como el Señor le había ordenado."

Estos versículos nos cuentan que tomaron partes de todas las ofrendas y las reunieron para ponerlas en las manos de Aarón y sus hijos, quienes las mecieron como rito de presentación ante el Señor. Esta actitud expresaba un compromiso total hacia Dios en base al valor de una ofrenda. Esto nos recuerda las siguientes palabras de la carta a los Hebreos 9:28. Así también Cristo, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente le esperan. Continuemos leyendo el versículo 30:

"Y tomó Moisés del aceite de la consagración y de la sangre que estaba sobre el altar, y roció a Aarón y sus vestiduras, y a sus hijos y las vestiduras de sus hijos; y consagró a Aarón y sus vestiduras, y a sus hijos y las vestiduras de sus hijos con él."

Y así fue que los sacerdotes, junto con Aarón, fueron consagrados con sangre y aceite. La sangre nos hablaba del perdón de los pecados y sería la obra de Cristo. El aceite señalaba al ungimiento del Espíritu de Dios. (Las instrucciones precisas para esto se encuentran en Éxodo 29:21). Este rito está relacionado con las palabras del Señor Jesús cuando en el Evangelio de Juan 17:19, hablando de sus discípulos dijo: Y por causa de ellos me consagro a mí mismo, para que también ellos sean consagrados por medio de la verdad.

Esto también debiera recordarnos que los creyentes tendrían que vivir ante el mundo como hijos de Dios redimidos por sangre. Es que podemos hacer promesas y consagrarnos públicamente al servicio de Dios, pero la verdadera cuestión es lo que tus vecinos y tus compañeros de estudio o trabajo piensan de ti. ¿Qué concepto tienen de ti? ¿Creen que estás consagrado para servir a Dios? Me temo que, con demasiada frecuencia, lo que el mundo ve de un cristiano no es realmente muy atractivo. Nuestra vida tendría que tener un nivel de calidad como para atraer al ser humano alejado de Dios hacia la persona del Señor Jesucristo.

Leamos ahora los versículos 31 y 32, que tratan sobre

Los mandamientos dados a Aarón y a sus hijos

"Entonces Moisés dijo a Aarón y a sus hijos: Hervid la carne a la entrada de la tienda de reunión, y comedla allí junto con el pan que está en la cesta de la ofrenda de consagración, tal como lo he ordenado, diciendo: Aarón y sus hijos lo comerán. Y el resto de la carne y del pan lo quemaréis en el fuego."

Con estos detalles terminaba la ceremonia de consagración. Esto ilustra la realidad que los creyentes tienen que alimentarse de la obra terminada de Cristo. La paz y la satisfacción constituyen la porción de los cristianos solo en la medida en que ellos se alimenten de lo que Cristo ofrece. No debe quedar nada que pueda echarse a perder o desperdiciarse. Todo debe ser consumido por el fuego. Leamos otras instrucciones de Moisés en los versículos 33 al 36:

"Y no saldréis de la entrada de la tienda de reunión por siete días, hasta que termine el período de vuestra consagración; porque por siete días seréis consagrados. El Señor ha mandado hacer tal como se ha hecho hoy, para obtener el perdón de los pecados cometidos por vosotros. Además, permaneceréis a la entrada de la tienda de reunión día y noche por siete días, y guardaréis la ordenanza del Señor para que no muráis, porque así se me ha ordenado. Y Aarón y sus hijos hicieron todas las cosas que el Señor había ordenado por medio de Moisés."

Tenían que cumplir 7 días de consagración y meditación, permaneciendo continuamente de servicio a la puerta de la tienda de reunión. Así sucede en el caso de Jesucristo, nuestro gran Sumo Sacerdote, que constantemente intercede a favor de los suyos. A cualquier hora del día o de la noche, en que te encuentres pasando por momentos difíciles, El se encuentra allí en el cielo disponible y dispuesto a atenderte. En cada uno de estos 3 últimos versículos del capítulo 8 se enfatiza que todos estos ritos se realizaron por mandato de Dios. Y el motivo se aclara en el próximo capítulo.

Levítico 9:1-24

Tema: Al comenzar Aarón y sus hijos su servicio sacerdotal, apareció la gloria del Señor.

Este capítulo es interesante. No solo porque narra el principio del servicio sacerdotal de Aarón y sus hijos sino también porque nos da los detalles del ritual diario de los sacerdotes. Con la excepción del Gran Día de la Expiación, el resto de la Biblia ofrece pocos detalles de ese servicio diario.

Aquí se señala entonces el momento en que un sacerdote comenzaba a actuar como tal. Aunque uno hubiese sido un descendiente de Aarón, no era plenamente un sacerdote hasta que fuese consagrado. La palabra hebrea para consagración significaba literalmente "llenar la mano". Ello significa que venimos a Dios con las manos vacías y le preguntamos: "Señor, ¿que quieres que haga? Y El llena nuestras manos. Eso es la consagración.

La Septuaginta, versión griega del Antiguo Testamento, para expresar consagración, adoptó una palabra que implica la misma idea de propósito, de finalidad. Significa cumplir lo que Dios quiere que tú lleves a cabo. Es cumplir el propósito para el cual naciste. Hemos nacido con la meta de completar el pueblo de los redimidos, es decir, la iglesia. Y Jesucristo nació con el propósito de venir a esta tierra para cumplir la Voluntad de Dios, para que El pudiese llevarnos al hogar celestial. (Cabe citar aquí a la carta a los Hebreos 2:10(VP), cuando dice lo siguiente: "Todas las cosas existen para Dios y por la acción de Dios, que quiere que todos sus hijos tengan parte en su gloria. Por eso, Dios, por medio del sufrimiento, tenía que hacer perfecto a Jesucristo, el Salvador de ellos" Vemos que Jesucristo fue consagrado. Tenía un propósito que cumplir.) (Y dice la citada carta en 7:28(VP), "La ley de Moisés designa sumos sacerdotes a hombres imperfectos; mientras que el juramento de Dios, posterior a la ley, designa sumo sacerdote a su Hijo, que ha sido hecho perfecto para siempre").

En este capítulo lo que se destaca es el oficio sacerdotal de Jesús, y no Su carácter. Se presenta a Jesús cumpliendo el propósito de Dios. A continuación incluyo, del capítulo 9, un breve

Bosquejo

que podríamos titular "El ministerio o servicio de los sacerdotes" y basado en la persona del sumo sacerdote, Aarón.

1 Se preparó para comenzar su servicio, vv. 1-7

2 Presentó la ofrenda por el pecado, vv. 8-11.

3 Presentó el holocausto, vv. 12-16.

4 Presentó las ofrendas de paz y de cereales, vv. 17-21.

5 Bendijo al pueblo y apareció la gloria del Señor, vv. 22-24.

Leamos entonces los versículos 1 y 2, que nos relatan cómo

Aarón se preparó para iniciar su servicio sacerdotal

"Aconteció en el octavo día que Moisés llamó a Aarón, a sus hijos y a los ancianos de Israel; y dijo a Aarón: Toma un becerro para la ofrenda por el pecado, y un carnero para el holocausto, ambos sin defecto, y ofrécelos delante del Señor."

Todo fue hecho de acuerdo con el mandato de Dios. Habían observado los ritos de los 7 días y después, en el octavo día, Aarón comenzaría su servicio como sumo sacerdote. Significativamente, el octavo día era el primer día de la semana, el día en que Jesús resucitó. Cristo comenzó su oficio como Sumo Sacerdote después de Su muerte y resurrección, cuando ascendió al cielo, entrando por Su propia sangre en el Lugar Santo del tabernáculo no hecho con manos humanas.

Al comenzar Aarón su sacerdocio, sus 4 hijos estaban como testigos. Igualmente, tenemos 4 Evangelios que dan testimonio del hecho de la muerte y resurrección de Cristo. Así que tenemos hoy un sacerdote perfecto. Dice la carta a los Hebreos 5:9, hablando de Jesús, habiendo sido hecho perfecto, vino a ser fuente de eterna salvación para todos los que le obedecen. Nosotros le obedecemos cuando creemos en El. Y le obedecemos después de habernos convertido en creyentes, cuando intentamos hacer Su Voluntad. Esto es consagración. Venimos a El extendiendo nuestras manos vacías, para que Cristo las llene.

Como Aarón no era nuestro gran Sumo Sacerdote, tuvo que hacer una ofrenda por sí mismo. En todas las celebraciones públicas, el sumo sacerdote comenzaba presentando esa ofrenda. Por medio de ella él estaba declarando que no era el Cristo, pero que después de él llegaría alguien que sería el gran Sumo Sacerdote y que, en palabras de la citada carta a los Hebreos 7:27, no necesita, como aquellos sumos sacerdotes, ofrecer sacrificios diariamente, primero por sus propios pecados y después por los pecados del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, cuando se ofreció a sí mismo. Continuemos leyendo los versículos 3 y 4:

"Luego hablarás a los hijos de Israel, diciendo: Tomad un macho cabrío para la ofrenda por el pecado, y un becerro y un cordero, ambos de un año, sin defecto, para el holocausto, y un buey y un carnero para las ofrendas de paz, para sacrificar delante del Señor, y una ofrenda de cereal mezclado con aceite; porque hoy se aparecerá el Señor a vosotros."

A Aarón se le ordenó que el pueblo trajese todas las ofrendas a Dios con excepción de la ofrenda por la culpa. Al principio, no fue necesaria esta ofrenda porque aun no habían tenido tiempo de cometer una ofensa. Ofrecieron los animales detallados en los versículos leídos. Y la gloría del Señor aparecería ante ellos en aquel día. Con esto se nos ilustraba que por medio de la muerte de Cristo y Su resurrección, después de la cual se sentó como Sumo Sacerdote ante Dios, tenemos acceso a Dios. Leamos ahora los versículos 5 al 7:

"Llevaron, pues, al frente de la tienda de reunión lo que Moisés había ordenado, y toda la congregación se acercó y permaneció de pie delante del Señor. Y Moisés dijo: Esto es lo que el Señor ha mandado que hagáis, para que la gloria del Señor se aparezca a vosotros. Entonces Moisés dijo a Aarón: Acércate al altar y presenta tu ofrenda por el pecado y tu holocausto, para el perdón de tus pecados y de los pecados de los israelitas; luego presenta la ofrenda por el pueblo, para el perdón de sus pecados, tal como el Señor ha ordenado."

El pueblo obedeció y Moisés les anunció la aparición de la gloria del Señor. Leamos los versículos 8-11, relatando el momento en que

Aarón presentó la ofrenda por el pecado

"Se acercó, pues, Aarón al altar y degolló el becerro de la ofrenda por el pecado que era por sí mismo. Y los hijos de Aarón le presentaron la sangre; y él mojó su dedo en la sangre, puso parte de ella sobre los cuernos del altar, y derramó el resto de la sangre al pie del altar. Después quemó sobre el altar la grasa, los riñones y el lóbulo del hígado de la ofrenda por el pecado, tal como el Señor había ordenado a Moisés. Sin embargo, la carne y la piel las quemó en el fuego fuera del campamento."

Según el versículo 7, la ofrenda por el pecado se hizo primero. ¿Por qué? Cuando las ofrendas se presentaron por primera vez, el holocausto se había ofrecido en primer lugar y la ofrenda por el pecado, en último lugar. Es que las ofrendas se habían presentado primero desde el punto de vista de Dios. Pero aquí, en este pasaje, sucedió lo contrario. Es como si nos acercáramos a Dios desde el punto de vista humano, y el hombre viene a Dios como un pecador. La cuestión del pecado debía resolverse en primer lugar. En la carta a los Efesios 1:7, hablando de Cristo se dice: En El tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de su gracia. Los versículos 12 al 16 nos relatan cómo

Aarón presentó el holocausto

"Luego degolló el holocausto; y los hijos de Aarón le dieron la sangre y la roció sobre el altar, por todos los lados. Y le dieron el holocausto en pedazos, con la cabeza, y los quemó sobre el altar. Lavó también las entrañas y las patas, y las quemó con el holocausto sobre el altar. Luego presentó la ofrenda por el pueblo, y tomó el macho cabrío para la ofrenda por el pecado que era por el pueblo, lo degolló y lo ofreció por los pecados, como el primero. Presentó también el holocausto, y lo ofreció conforme a la ordenanza."

Todo este ritual es una figura de Cristo. (Como dice la segunda carta a los Corintios 5:21, Cristo no cometió pecado alguno, pero por causa nuestra, Dios lo hizo pecado, para así, en Cristo, hacernos a nosotros justicia de Dios.) La ofrenda por el pecado, fue hecha pecado. En la cruz, Cristo cargó sobre sí los pecados del mundo. En los versículos 17-21,

Aarón presentó las ofrendas de cereales y de paz

"Después presentó la ofrenda de cereal, y llenó de ella su mano, y la quemó sobre el altar, además del holocausto de la mañana. Luego degolló el buey y el carnero, el sacrificio de las ofrendas de paz que era por el pueblo; y los hijos de Aarón le dieron la sangre y él la roció sobre el altar, por todos los lados. En cuanto a los pedazos de grasa del buey y del carnero, la cola, la grasa que cubre las entrañas, los riñones y el lóbulo del hígado, los pusieron sobre los pechos de los animales sacrificados; y él quemó los pedazos de grasa sobre el altar. Pero Aarón presentó los pechos y los muslos derechos como ofrenda mecida delante del Señor, tal como Moisés había ordenado."

La ofrenda de cereales siguió su ritual normal, lo mismo que la ofrenda de paz. Aarón, como representante de la nación, ofreció los sacrificios ante el Señor por medio del derramamiento de la sangre. Y el pueblo aceptado, recibiría la bendición. En los versículos 22 al 24,

Aarón bendijo al pueblo y apareció la gloria del Señor

"Entonces Aarón alzó sus manos hacia el pueblo y lo bendijo, y después de ofrecer la ofrenda por el pecado, el holocausto y las ofrendas de paz, descendió. Y Moisés y Aarón entraron en la tienda de reunión, y cuando salieron y bendijeron al pueblo, la gloria del Señor apareció a todo el pueblo. Y salió fuego de la presencia del Señor que consumió el holocausto y los pedazos de grasa sobre el altar. Al verlo, todo el pueblo gritó y se postró rostro en tierra."

La bendición seguiría a la presentación de las 3 ofrendas: la del pecado, el holocausto y la de paz. Entonces, Moisés y Aarón se retiraron a la tienda de reunión. Se piensa que en el momento del sacrificio de la tarde, salieron a bendecir al pueblo y entonces apareció la gloria del Señor. El pueblo lanzó gritos de alegría y se inclinaron hasta tocar el suelo con la frente en señal de adoración y alabanza.

Cristo ya ha entrado en el Lugar Santo que está en el cielo, como representante tuyo y mío. Estimado oyente, aprópiate de Cristo, un Salvador que vive y también podrás rendirle tu adoración y alabanza.

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