Estudio bíblico de Hechos 15:19-16:5

Hechos 15:19-16:5

Continuamos estudiando hoy el capítulo 15 de los Hechos de los Apóstoles. Y en nuestro programa anterior, estuvimos hablando del concilio que se celebró en Jerusalén, para considerar el asunto de la Ley frente la Gracia de Dios; o la Ley frente a la Libertad cristiana, debido a que algunos estaban enseñando a los creyentes no judíos que si no se sometían al rito de la circuncisión conforme a la ley de Moisés, no podían ser salvos. Por lo cual fue necesario que se reunieran los Apóstoles y los ancianos para tratar esta cuestión. Y dejamos a Jacobo haciendo uso de la palabra en este concilio y citando las palabras del profeta Amós que se encuentran en el capítulo 9 de esa profecía, versículos 11 y 12. Y luego de hacer un resumen del programa de Dios, Jacobo comunicó su decisión. Y prestemos mucha atención a esta decisión de Jacobo, porque fue una resolución muy importante. Leamos pues, los versículos 19 y 20 de este capítulo 15 de los Hechos:

"Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los no judíos que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre"

La decisión tomada estableció que los no judíos que se habían convertido a Dios no debían ser puestos bajo el sistema mosaico. Sin embargo, se les pediría que hicieran ciertas cosas, más bien por cortesía. Se les pediría que se apartasen de todo aquello que hubiera sido contaminado por los ídolos. Ahora, la razón por la cual esto se menciona tan específicamente se presentará nuevamente en la primera carta del apóstol Pablo a los Corintios, en la sección en cuanto al asunto de comer o no comer carne. En la situación de aquella época, los que no eran judíos adoraban a los ídolos y en una ciudad como Corinto, por ejemplo, los corintios tomaban sus mejores animales y los ofrecían a sus dioses paganos. Ahora, ellos eran muy ingeniosos en cuanto a este asunto, porque llevaban el animal y lo presentaban como su ofrenda, pero los dioses, que eran espirituales, comían el animal "espiritual". Entonces la gente lo que hacían era recuperar la carne del animal y venderla en las carnicerías de los templos paganos. Ese era el lugar donde se podía comprar la mejor carne de aquel entonces.

Pues bien, los que no eran judíos no se ofendían por esto. Siempre habían comprado su carne en estos mercados y para ellos no constituía un problema de conciencia. Sin embargo, para el cristiano israelita, esto sería muy ofensivo. Habían sido educados e instruidos para no comer nada que hubiera sido ofrecido a los ídolos. De modo que la idea aquí era que el no judío que invitara a un creyente judío a comer no debía ofenderle sirviéndole carne que hubiera sido ofrecida a los ídolos. Así pues, esta petición no constituía en manera alguna un esfuerzo por colocar a los no judíos bajo la ley mosaica. Fue más bien una petición de buena voluntad para que no hicieran algo que resultaría muy ofensivo para sus hermanos judíos.

También les pidieron abstenerse de fornicación o inmoralidad sexual. Y una vez más tenemos que entender aquel contexto social, para ver por qué esto se mencionó específicamente. El adulterio en aquella época era tan común entre los que no eran judíos, que la conciencia de muchos se había insensibilizado. En realidad, el adulterio era tan común entre los no judíos porque en sus religiones paganas, formaba parte del rito religioso. Los no judíos que se habían convertido en cristianos debían pues abstenerse de esa inmoralidad sexual. Necesitaban comprender que la adoración del Dios vivo y verdadero era totalmente diferente a sus ritos paganos. El concilio de Jerusalén también les pidió a los cristianos no judíos que se abstuvieran de comer carne de animales estrangulados o ahogados, y sangre, lo cual igualmente sería muy ofensivo para sus hermanos judíos. Nuevamente destacamos que fue ésta una cuestión de cortesía y buena voluntad. Y dijo Jacobo aquí en el versículo 21:

"porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada sábado."

Creemos pues, que no estaría de más repasar lo que Jacobo había dicho. Incluía a la iglesia en el programa de los profetas aunque la iglesia no estaba sujeta a la profecía. Hoy Dios está tomando de entre todas las naciones un pueblo que proclame Su nombre, como vimos en el versículo 14. Después, el programa de los profetas seguirá su desarrollo.

En primer lugar, tenemos la expresión "Después de esto", que quiere decir, después que la iglesia haya sido quitada del mundo "Volveré", dice el versículo 16. Y esto se refiere a la Segunda venida de Cristo, según se describe en Apocalipsis, capítulo 19.

En segundo lugar, en el versículo 16, tenemos que Él "reedificará el tabernáculo de David", que está hoy caído y reparará sus ruinas.

Ahora, en tercer lugar, cuando Cristo vuelva habrá un camino para que el resto de los seres humanos busque al Señor, según el versículo 17.

Y en cuarto lugar, todas los no judíos o naciones que hayan creído estarán en el reino "en aquel día" (Amós 9:11)

Notemos también el contraste que hay entre la expresión "de ellos", refiriéndose a los no judíos, en el versículo 14, y la expresión "todos los no judíos" en el versículo 17, o sea los no judíos que invocan el nombre de Jesucristo. Tenemos ahora la decisión del concilio. Leamos los versículos 22 y 23 de este capítulo 15 de los Hechos, para ver

El anuncio de la decisión del concilio

"Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir a algunos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas, que tenía por sobrenombre Barsabás, a Silas, hombres principales entre los hermanos, y escribir por conducto de ellos: Los apóstoles, los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los no judíos que están en Antioquía, Siria y Cilicia: Salud."

Hay algunos nombres que aquí se mencionan por primera vez. Silas, como veremos más adelante sería compañero de Pablo en el siguiente viaje misionero. Ahora, observemos el amor demostrado en esta carta que estaban escribiendo. Eran judíos cristianos los que escribieron esta carta a los no judíos o paganos que se habían convertido a Dios, y los llamaron "hermanos de entre los no judíos." Continuemos con el versículo 24 de este capítulo 15 de los Hechos:

"Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la Ley"

Esta carta establecía con toda claridad que aquellos judaizantes que habían salido de Jerusalén, habían actuado sin ninguna autoridad de la iglesia en Jerusalén. En realidad y en cuanto a nuestro tiempo, podemos decir que cualquiera que trate de poner a otro creyente bajo la ley no lo hace en ninguna manera bajo la autoridad o respaldo de la Palabra de Dios. Y continuaron diciendo en esta carta aquí en los versículos 25 y 26:

"nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo, hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo."

Ésta fue, en efecto, una forma afectuosa de expresarse. La iglesia enviaba a hombres que habían sido probados, hombres que habían arriesgado sus vidas. Estimado oyente, ¿cuánto ha sufrido usted por Él? ¿Cuánto le ha costado? ¿Ha pagado algún precio por difundir la Palabra de Dios? Avancemos con el versículo 27:

"Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo"

Podemos ver que si hubieran enviado solamente a Bernabé y a Pablo la gente podría haber dicho, "Bueno, era de esperar que estos dos hombres trajeran un informe como este". De modo que, enviaron también a Judas y a Silas para confirmar el hecho de que esta era la decisión unánime del concilio. Continuemos con el versículo 28 de este capítulo 15 de los Hechos:

"pues ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias"

Observemos la expresión, "ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros". Era una evidencia más de que el Espíritu Santo les estaba guiando y dirigiendo en esta decisión. Continuemos con el versículo 29:

"que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de animal ahogado y de inmoralidad sexual; si os guardáis de estas cosas, bien haréis. Pasadlo bien."

Éste era su informe. Eso era todo lo que tienen que decirles. No les estaban pidiendo que cumplieran ninguno de los requisitos del sistema de la ley de Moisés, sino que esperaban que tuvieran estos gestos de cortesía hacia sus hermanos judíos. Y leemos en los versículos 30 y 31:

"Así pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquía y, reuniendo a la congregación, entregaron la carta. Habiéndola leído, se regocijaron por la consolación."

Evidentemente, hay consuelo y paz en el Evangelio. La ley condena. La ley es como un espejo en el cual nos vemos tal cual somos, como seres perversos y destituidos de la gloria de Dios. El Evangelio en cambio dice, "Ven a Dios. Él te quiere recibir. Él te salvará por Su gracia". ¡Éstas sí que son palabras realmente consoladoras! Sigamos adelante con los versículos 32 al 35:

"Judas y Silas, que también eran profetas, consolaron y animaron a los hermanos con abundancia de palabras. Después de pasar algún tiempo allí, fueron despedidos en paz por los hermanos para volver a aquellos que los habían enviado. Sin embargo, a Silas le pareció bien quedarse allí. Pablo y Bernabé continuaron en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos."

Era evidente que Pablo y Silas se llevaban bien. A Silas le agradaba Pablo y le gustaba trabajar junto con él. Así que se quedó allí en la iglesia de Antioquía. Debe haberse sentido entusiasmado de poder trabajar con estos creyentes no judíos; de todos modos, permaneció allí. Pablo y Bernabé eran los pastores de la iglesia allí en Antioquía. Veamos ahora los planes para el segundo viaje misionero. Leamos el versículo 36 de este capítulo 15 de los Hechos, que comienza un párrafo que expone

Los planes para un segundo viaje misionero

"Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están."

Pablo tenía un profundo interés en las iglesias, y un interés sincero en los creyentes. Sabiendo cuan voluble era la gente de Galacia, creyó que sería una buena idea visitar nuevamente aquellas iglesias. Continuemos con el versículo 37:

"Bernabé quería que llevaran consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos"

Conocimos a Bernabé como una persona muy generosa y un verdadero hombre de Dios. Pero observemos lo siguiente en cuanto a él. Estaba ansioso por dar a Juan Marcos otra oportunidad. Y una vez tomada una decisión, era terco y no cedía. Recordemos que estos dos hombres nunca dejaron de ser seres humanos. Tanto Pablo como Bernabé se aferraron a su propia posición y ninguno de los dos estuvo dispuesto a cambiar de parecer. Observemos lo que ocurrió. Leamos el versículo 38 de este capítulo 15 de los Hechos:

"pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia y no había ido con ellos a la obra."

Pablo también tenía sus convicciones. Bernabé quería llevar a Juan Marcos, pero Pablo dijo que no estaba dispuesto a ello. Bueno, nos alegramos que estos dos hermanos en la fe tuvieran este pequeño altercado porque en verdad nos enseña que eran personas normales, tal como usted y yo también lo somos, y nos muestra que aun a los hombres de esa gran talla espiritual les era posible estar en descuerdo, sin ser desagradables. No rompieron su relación, ni dividieron la iglesia, ni formaron dos iglesias diferentes en Antioquia. Simplemente expresaron su desacuerdo, lo cual es perfectamente normal ante ciertas situaciones. El versículo 39 ahora nos dice que:

"Hubo tal desacuerdo entre ambos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre"

El relato no dice más en cuanto a Bernabé. Él se fue a Chipre. Es que Bernabé había salido de Chipre. Esa isla era su hogar natal. Y él tenía el deseo de llevar el Evangelio a su propio pueblo. Y según nos indica la tradición tuvo allí un gran ministerio y desde Chipre, más tarde se llevó a cabo un gran ministerio misionero en África del norte. En este momento del relato Bernabé desapareció de las páginas de la Escritura. La Biblia no nos dio ninguna información adicional en cuanto a su ministerio. De aquí en adelante, la atención se concentró completamente en el apóstol Pablo. Leamos los versículos finales, versículos 40 y 41, de este capítulo 15 de los Hechos:

"y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor, y pasó por Siria y Cilicia, animando a las iglesias."

En ese momento la iglesia tenía dos grandes proyectos misioneros donde antes tenía uno solo. Bernabé se encaminó en una dirección y Pablo en otra. Éste era el método de Dios. Y Dios utilizaría a ambos hombres. Pablo tenía entonces a Silas con él, y los hermanos los encomendaron a la gracia de Dios.

Y así concluimos nuestro estudio del capítulo 15 de los Hechos de los Apóstoles. Llegamos ahora a

Hechos 16:1-5

Y en este capítulo tenemos el segundo viaje misionero de Pablo. El último versículo del capítulo 15 realmente nos contaba el principio de ese viaje. Pablo y Silas pasaron por Siria y Cilicia, confirmando a las iglesias. Desde allí veremos que seguirían hasta el país de Galacia. Pablo visitaría las iglesias de Galacia porque fue allí donde había surgido el problema con los judaizantes. La carta a los Gálatas fue la carta de Pablo escrita especialmente para ellos, advirtiéndoles severamente en cuanto a no ser confundidos por aquellos que estaban tratando de colocarles bajo el sistema de la ley de Moisés. Esa carta sería su más enérgica declaración y defensa de la doctrina de la justificación por la fe. No solo es el pecador salvado por la gracia de Dios, por medio de la fe, sino que el pecador salvado también viviría por la gracia. La gracia de Dios es así un camino hacia la vida, y un camino de vida.

Permítanos estimularle estimado oyente, una vez más a tener en su mano un mapa a fin de que pueda seguir este viaje misionero en el mapa. Usted descubrirá que viajar con el apóstol Pablo es una experiencia emocionante. En su segundo viaje misionero veremos como entraron en Europa (después de recibir la visión de un hombre de Macedonia).Veremos como llegaron a Filipos, y cómo fueron a parar a la cárcel local. A medianoche, Pablo y Silas oraron y cantaron canciones de alabanza. Un terremoto sacudió el edificio de la cárcel, sus puertas se abrieron y el carcelero abrió su corazón para recibir al Señor Jesucristo. Leamos entonces los versículos 1 y 2 de este capítulo 16 de los Hechos, bajo el párrafo titulado

Pablo visitó nuevamente a las iglesias de Galacia

"Después llegó a Derbe y a Listra. Había allí cierto discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego; y daban buen testimonio de él los hermanos que estaban en Listra y en Iconio."

Pablo llegó primero a Derbe y después a Listra, donde encontró al joven Timoteo y conoció a su madre y a su abuela. En su primer viaje había guiado a este joven al Señor. Así que le llevó con él y el equipo de trabajo quedó entonces formado por Pablo, Silas y Timoteo. Dice el versículo 3:

"Quiso Pablo que éste fuera con él; y tomándolo, lo circuncidó por causa de los judíos que había en aquellos lugares, pues todos sabían que su padre era griego."

Debemos observar cuidadosamente el método del apóstol Pablo. Cuando en una ocasión subió a Jerusalén, Pablo llevó a Tito, un no judío, que no había sido circuncidado. Y Pablo se opuso a que fuera obligado a circuncidarse. Ahora, en este momento de nuestro relato, Pablo quiso llevar a Timoteo consigo como compañero misionero. Quiso que Timoteo saliera para alcanzar a personas para Cristo. Pero, como no quería que se produjera ninguna discusión, ni ningún motivo de ofensa para nadie, entonces le pidió a Timoteo que se circuncidara. Ahora, esto no fue porque hubiese mérito alguno en la circuncisión, sino que procuró evitar que este tema se convirtiese en un asunto de controversia. Fue por este motivo que Pablo escribió en su primera carta a los Corintios, capítulo 9, versículos 19 y 20 lo siguiente: "Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar al mayor número. Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley". Es decir, que Pablo hizo esto para desactivar cualquier polémica que pudiera producirse.

Hay algunos fundamentos de la fe, de los cuales no puede haber ninguna desviación. Pero hay formas y ritos que no son en realidad esenciales para la salvación, y creemos que debe haber flexibilidad en esas áreas. Esa fue la manera de pensar de Pablo. Recordemos que Timoteo era medio judío y medio griego. Ciertamente, la circuncisión no tenía nada que ver con la salvación de Timoteo. Pero este rito se llevó a cabo para que el ministerio de Timoteo entre los judíos no se perjudicase. Prosigamos ahora con los versículos 4 y 5 de este capítulo 16 de los Hechos:

"Al pasar por las ciudades, les comunicaban las decisiones que habían acordado los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que las guardaran. Así que las iglesias eran animadas en la fe y aumentaban en número cada día."

Pablo tuvo nuevamente un gran ministerio en Galacia. No solo visitó a las iglesias que habían sido fundadas en su primer viaje sino que, en otros lugares, multitudes se estaban convirtiendo a Cristo. Se establecieron nuevas iglesias y cada día se incrementaba el número de los creyentes.

Al terminar hoy, no podemos dejar de enfatizar el hecho de que el ser salvo significa confiar en el Señor Jesucristo. Las obras, el guardar la ley, y cualquier clase de legalismo, es decir, todo esfuerzo añadido, constituyen un vano esfuerzo por completar la otra de Cristo y para ganar méritos ante Dios al intentar que un pecador establezca una relación con Él. La redención ya fue consumada cuando Cristo murió en la cruz en nuestro lugar y triunfó sobre la muerte en Su resurrección. Él ya hizo lo suficiente para lograr nuestra salvación. Por eso Pablo dejó claramente establecido este principio en su carta a los Efesios 2:8, cuando dijo: "Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. No por obras, de modo que nadie pueda jactarse de nada". Estimado oyente, creemos que la Palabra de Dios expone esta verdad con mucha claridad. Esperamos que pueda usted dar ese paso de fe.

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