Estudio bíblico de Mateo 2:1-11

Mateo 2:1-11

Tema: la visita de los sabios después del nacimiento del Señor Jesús, la huída a Egipto, y el regreso a Nazaret.

El cumplimiento de la profecía

Aquí tenemos una relación histórica de los acontecimientos que tuvieron lugar, aunque se incluye igualmente la exposición de una verdad que no debemos pasar por alto. Hemos dicho anteriormente que cada uno de los Evangelios fue redactado para satisfacer las necesidades de un grupo específico de personas, y que Mateo fue escrito a la nación de Israel, que estaba formada por personas con una mentalidad religiosa. En este pasaje encontramos el cumplimiento de cuatro profecías. Y creo que éste es precisamente el propósito de este capítulo; mostrar cómo se cumplieron estas profecías del Antiguo Testamento en el nacimiento de Jesús. Seguramente había, en los tiempos de Cristo, muchos sinceros estudiantes de las Sagradas Escrituras que se preguntaban cómo podrían cumplirse dichas profecías. Tal cumplimiento parecía difícil, sino imposible. Vamos a ordenarlas en una lista y después veremos cómo se cumplieron en los días del nacimiento de Cristo.

1. Tenía que nacer en Belén (de acuerdo con Miqueas 5:2)

2. Tenía que ser llamado a salir de Egipto (según Oseas 11:1)

3. Tenía que haber un gran llanto en Rama (como se predijo en Jeremías 31:15)

4. Tenía ser llamado Nazareno (según el profeta Isaías 11:1)

Ya que Cristo nacería en Belén, ¿por qué motivo tendría que haber llanto en Ramá, que está situada aproximadamente tan al norte de Jerusalén como Belén lo está hacia el sur? Y El sería llamado Nazareno aunque habría de nacer en Belén y luego tendría que salir de Egipto. Y surge la pregunta: ¿cómo podrían cumplirse todas estas profecías en un niño recién nacido? Bueno, pues Mateo nos demuestra cuán literalmente, con que exactitud y facilidad se cumplieron estas predicciones, sin forzar para nada la profecía ni la historia. Todo sucedió tal como Dios había anunciado que se llevaría a cabo.

Cuando en la actualidad observamos ciertas profecías relacionadas con la segunda venida de Cristo, puede que nos resulte difícil correlacionarlas y ver cómo podrían llegar a cumplirse. En mi opinión, nos estamos acercando al tiempo de su cumplimiento. Entonces descubriremos que su cumplimiento tendrá lugar de una manera normal y natural. Desde nuestra perspectiva humana todo parece un rompecabezas. Pero cuando lleguemos a la presencia de Dios y todo lo profetizado se haya cumplido, nos resultará tan natural como el cumplimiento de las profecías sobre la primera venida de Cristo. Cada pieza pequeña del rompecabezas encajará en su debido lugar y en aquel día nos preguntaremos cómo no nos dimos cuenta antes, desde un principio.

Leamos el primer versículo, que nos relata

La visita de los sabios

"Después de nacer Jesús en Belén de Judea, en tiempos del rey Herodes, he aquí, unos magos del oriente llegaron a Jerusalén, diciendo. . .

Este es el relato histórico de la llegada de los magos. Observemos que vinieron en los días del rey Herodes, quien no toleraba que le hicieran la competencia. Así que la presencia en Jerusalén de aquellos sabios, expertos en astronomía, le creó un sentimiento de alarma.

Dice el texto que "unos magos del oriente llegaron a Jerusalén". Alguien podrá preguntar, ¿pero, no eran 3? Me parece que muchos han aprendido ciertos detalles de las postales de Navidad, más que de la Biblia.

Observemos, en primer lugar, que la narración en ningún momento afirma que eran 3 magos. Yo me permito dudar que 3 magos hayan podido inquietar a Herodes o crear una conmoción en Jerusalén. Un mayor número de ellos sí lo hubiera logrado. Estos sabios vinieron evidentemente de diferentes regiones. Habían estado estudiando las estrellas y cuando una nueva estrella hizo su aparición, unieron sus esfuerzos y emprendieron el largo viaje a Jerusalén. No hay forma de saber cuántos eran pero estoy casi seguro de que eran más de 3. En cualquier caso, los sabios llegaron diciendo, como nos cuenta el versículo 2:

"¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque vimos su estrella en el oriente y hemos venido a adorarle."

El hecho de que vinieran buscando a un rey, fue lo que perturbó al rey Herodes.

Los sabios estaban en el este, vieron la estrella en el oeste y la siguieron. Me pregunto cómo asociaron a aquella estrella con un rey, y cómo la identificaron con Israel. Todo lo que sé al respecto es que en aquella región del este, la gente tenía la profecía dada por el anciano Balaam referente a la nación de Israel, registrada en el libro de los Números 24:17, y que decía lo siguiente:

"Lo veo, pero no ahora; lo contemplo, pero no cerca; una estrella saldrá de Jacob , y un cetro se levantará en Israel que aplastará la frente de Moab y derrumbará a todos los hijos de Set."

Observemos que la profecía dice que una estrella saldrá de Jacob, es decir, de la nación de Israel, en la que también se levantará un cetro. La estrella y el cetro van juntos y éste es el único lugar en el que son mencionados juntos en las profecías del Antiguo Testamento. Y así fue que los sabios del oriente, como tenían esa profecía, vinieron desde el misterioso oriente buscando a un rey.

Esto causó perturbación en la ciudad de Jerusalén y en el anciano rey Herodes. Leamos el versículo 3:

"Cuando lo oyó el rey Herodes, se turbó, y toda Jerusalén con él."

Podemos imaginarnos los sabios convergiendo en la ciudad. El rey era Herodes el Grande, hombre muy supersticioso, que lógicamente quiso estar bien enterado del asunto. Recomiendo ampliar los conocimientos de la familia Herodes con un buen Diccionario Bíblico, para conocer hasta dónde llegaba la maldad y la perversión de aquella familia. Herodes el Grande, haciendo honor a su nombre, era el más malvado de todos. Provenía de Idumea, que era el nombre griego de Edom, y había comprado su posición política al gobierno Romano. Nunca había pertenecido a Israel y estaba realmente ansioso por localizar a este Rey que parecía ser un rival para su trono.

Leamos los versículos 4 al 6:

"Entonces, reuniendo a todos los principales sacerdotes y escribas del pueblo, indagó de ellos dónde había de nacer el Cristo. Y ellos le dijeron: En Belén de Judea, porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, de ningún modo eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un Gobernante que pastoreara a mi pueblo Israel."

Aquí vemos que el rey reunió a todos aquellos que tenían acceso a las Sagradas Escrituras y conocimientos sobre las mismas, para que investigasen sobre el lugar donde habría de nacer el Mesías. Y lo realmente sorprendente fue que ellos pudieron responder a su pregunta. Ni siquiera tuvieron que buscar las profecías. Ya conocían el pasaje Bíblico del libro del profeta Miqueas 5:2. Como sabían todo lo relacionado con la venida del Mesías, lo citaron de memoria. El problema consistía en que sus conocimientos eran más académicos que vitales; para aquellos sacerdotes y escribas, aquellos datos no eran significativos a nivel personal. Eran como tantos que conocen la historia contenida en la Biblia y algunas verdades objetivas, pero ello no les transmite un mensaje personal de carácter espiritual. Y ya que los escribas conocían tan bien las Sagradas Escrituras uno hubiera esperado que se hubiesen acercado a aquellos magos, diciéndoles: "¿Qué os parece si vamos con vosotros? ¡Nosotros también estamos buscando al Mesías!"

En cuanto a nuestro tiempo, me pregunto cuántas personas están realmente esperando la venida del Señor. Hablamos mucho de este acontecimiento y solemos estudiar mucho las profecías. Pero, estimado oyente, ¿de verdad te agradaría ver al Señor ahora mismo? Supongamos que El se presentase hoy mismo donde tú te encuentres, irrumpiendo en tu situación y en actividades que estés realizando. ¿Tendría que interrumpir El alguna acción u ocupación? ¿Te sentirías inclinado a sugerirle que aplazase su visita para un momento más oportuno?

Leamos ahora el versículo 7:

"Entonces Herodes llamó a los magos en secreto y se cercioró con ellos del tiempo en que había aparecido la estrella."

Haré ahora una afirmación que trataré de probar más adelante. La estrella había aparecido en el cielo nocturno algún tiempo antes de que los sabios llegasen a Jerusalén. Recordemos que ellos hicieron aquel largo y difícil viaje en camello. En mi opinión, no llegaron a Jerusalén hasta, al menos, un año después de la aparición de la estrella. A medida que recorrían aquellos largos y agotadores kilómetros se habían aferrado a la esperanza de ver a Aquel a quién presentarían sus regalos. Tomemos nota de que Herodes, según traduce una versión, "indagó diligentemente de ellos" acerca del tiempo de la aparición de la estrella en el cielo. Recordemos este detalle, que será un factor importante más tarde en esta historia.

Así, Herodes les envió a Belén. Leamos el versículo 8;

"Y enviándolos a Belén, dijo: Id y buscad con diligencia al niño; y cuando le encontréis, avisadme para que yo también vaya y le adore."

El estaba siendo tan astuto como la antigua serpiente, y esto es precisamente lo que Herodes era. Por supuesto que nunca hubiera encontrado al niño enviando soldados a Belén, pues en ese caso, el niño habría permanecido escondido. Estas palabras nos muestran claramente su forma de ser. Pues lo que realmente deseaba era matarle.

Continuemos leyendo los versículos 9 y 10:

"Y habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí, la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella, se regocijaron sobremanera con gran alegría."

Vemos que la estrella apareció otra vez. Creo que ellos debieron haber estado viajando mucho tiempo sin ver la estrella. Esto pudiera ser una respuesta a la pretendida explicación de que, en cierto momento, hubo una conjunción de algunas estrellas. Mateo da a entender que se trataba de una estrella extraordinaria; en realidad, era una estrella sobrenatural. Fue un hecho milagroso, para el que no necesitamos encontrar una explicación. Ahora bien, como muchos astrónomos creen, podría haber tenido lugar, en aquella ocasión, un importante movimiento de los cuerpos celestes que pueblan el firmamento. Es lógico pensar que cuando Jesucristo vino, el cielo y la tierra reaccionasen de alguna manera ante su llegada. Puede que haya ocurrido así. Pero, en cualquier caso, los sabios vieron una estrella sobrenatural.

Leamos el versículo 11;

"Y entrando en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose le adoraron; y abriendo sus tesoros le presentaron obsequios de oro, incienso y mirra."

Cuando aquellos viajeros llegaron, Jesús no se encontraba en un establo, situado detrás de una posada. La afluencia y el movimiento de personas en la ciudad de Belén habían ya cesado. Todos habían regresado a sus lugares de residencia porque la inscripción en el censo había concluido. Pero aquel niño era un recién nacido y sus padres no podían trasladarle a ninguna parte hasta pasar un tiempo prudencial. El haber realizado un viaje, podría haber puesto en peligro su vida. Así que la familia se había quedado en Belén, instalándose en una casa, donde le encontraron los magos del oriente. Aquí, nuevamente, el texto Bíblico corrige la conocida imagen de las postales de Navidad, que presentan a los viajeros del oriente llegando a un establo.

Observemos que cuando ellos vieron al niño con María, su madre, se postraron y le adoraron. Si hubo un momento en que María pudo haber sido adorada, fue aquel. Pero los magos no la adoraron a ella sino a Jesús, y le presentaron sus valiosos regalos: oro, incienso y mirra.

Finalmente, diré que resulta interesante estudiar los hechos relacionados con Su segunda venida, tal como nos los relata el profeta Isaías en su libro, 60:6. Dice así:

"Una multitud de camellos te cubrirá, camellos jóvenes de Madián y de Efa; todos ellos vendrán de Sabá, traerán oro e incienso, y traerán buenas nuevas de las alabanzas del Señor."

¿Cuál de aquellos valiosos regalos será omitido en Su segunda venida? ¡La mirra! En aquel día no le traerán mirra, porque ésta nos recuerda su muerte. Cuando El venga por segunda vez a esta tierra, no veremos ningún detalle que nos hable de Su muerte.

Al observar la última escena de su nacimiento, en el versículo 11 de este capítulo 2, que hoy hemos considerado, cuando los magos adoraron a Jesús y le presentaron sus regalos, el oro nos recuerda su nacimiento, porque El nació siendo Rey. El incienso nos señala la fragancia de Su vida. Y la mirra, nos habla de su muerte. Este es el significado de aquellos regalos que le fueron ofrecidos en Su primera venida a esta tierra. Pero en Su segunda venida, no se le entregará mirra. La próxima vez que El venga, no será para morir sobre una cruz por los pecados del mundo. El llegará como Rey de Reyes y Señor de señores.

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