Estudio bíblico de Mateo 2:12-3:9

Mateo 2:12-3:9

Terminamos nuestro programa anterior con la escena en que, ante José y María, los magos que habían venido desde el oriente llegaron hasta donde se encontraba Jesús y le adoraron, presentándole valiosos regalos: oro, incienso y mirra.

Llegamos, pues, en nuestra lectura al versículo 12, en el cual vemos que Dios intervino directamente para que el enemigo no intentase alterar sus propósitos. Dice el relato Bíblico que,

"Y habiendo sido advertidos por Dios en sueños que no volvieran a Herodes, partieron para su tierra por otro camino."

Los magos habían creído en el sincero deseo de Herodes de venir a adorar al niño, a quien aquel rey hubiera matado si el ángel del Señor no hubiera advertido a los magos que regresasen a su tierra por una ruta diferente. Es posible que hayan emprendido su viaje dirigiéndose hacia el sur de la región de Hebrón, continuando después su camino por la zona sur del Mar Muerto. De esa manera se alejaron situándose fuera del alcance de Herodes.

El siguiente párrafo nos relata

La huida a Egipto

Leamos los versículos 13 al 15:

"Después de haberse marchado ellos, un ángel del Señor se le apareció a José en sueños, diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto, y quédate allí hasta que yo te diga; porque Herodes va a buscar al niño para matarle. Y él, levantándose, tomó de noche al niño y a su madre, y se trasladó a Egipto; y estuvo allá hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor habló por medio del profeta, diciendo: De Egipto llame a mi Hijo."

El ángel del Señor advirtió a José del peligro que corrían ante las intenciones de Herodes de matar al niño. Debían trasladarse a Egipto hasta nuevo aviso y José obedeció en el acto. El relato de Mateo continúa con la cita del profeta Oseas 11:1. Esta fue una profecía de gran alcance y notable por su base histórica. Oseas escribía acerca del llamado de Dios a Israel para salir de Egipto al éxodo, aludiendo así al hecho histórico de la liberación de ese pueblo. Había semejanzas entre la nación y el Hijo. Israel era "hijo" escogido de Dios por adopción, como podemos ver en Éxodo 4:22, y Cristo es el Mesías, Hijo de Dios. En ambos casos, en cuanto al pueblo de Israel y en el caso del Mesías, su traslado a Egipto fue para escapar de un peligro, y su retorno importante para la historia salvífica de la nación. Mateo le dio un nuevo significado a la declaración de Oseas, viendo en esta experiencia que estamos estudiando una identificación del Mesías con la nación, relacionando aquel pasaje profético de Oseas en el Antiguo Testamento, más plenamente, con el llamado del Hijo, el Mesías, de Egipto.

Continuemos leyendo el versículo 16:

"Entonces Herodes, al verse burlado por los magos, se enfureció en gran manera, y mandó matar a todos los niños que había en Belén y en todos sus alrededores, de dos años para abajo, según el tiempo que había averiguado de los magos."

Parte de lo que voy a decir ahora es una suposición, y el resto, está basado en los hechos. Como mencioné anteriormente, los magos no llegaron al establo al mismo tiempo que los pastores, sino más tarde y, de acuerdo con el versículo 11, para entonces, la familia se había trasladado a una casa. Cuando Herodes tuvo su entrevista privada con los magos, les había interrogado inquisitivamente sobre el tiempo de la aparición de la estrella. Supongo que los magos la habrán respondido que había aparecido aproximadamente un año antes. Si es correcto suponer que aquellos magos y sabios procedían de todas las regiones del oriente y que se habían reunido en un lugar determinado para continuar juntos un viaje tan largo y difícil, podemos deducir que les habrá llevado mucho tiempo recorrer esa distancia en camellos. Puede que hayan consumido un año, o más. Pero Herodes se enfureció tanto de que los magos no regresasen para informarle sobre el niño que había nacido, que probablemente dijo: "Bueno, si ellos dijeron que vieron la estrella hace un año, yo duplicaré ese tiempo y lo consideraré como 2 años, así que haré matar todos los niños que tengan 2 años o menos". Realmente, Herodes era un personaje enloquecido.

Continuemos la lectura Bíblica con el versículo 17:

"Entonces se cumplió lo que fue dicho por medio del profeta Jeremías, cuando dijo: Se oyó una voz en Rama, llanto y gran lamentación; Raquel que llora a sus hijos, y que no quiso ser consolada porque ya no existen."

Esta también es una profecía peculiar. Jeremías no dijo que el llanto y la lamentación serían oídos en Belén. Estoy seguro de que hubo un gran duelo en Belén. Pero Jeremías menciona a Ramá, que estaba situada, aproximadamente, tan al norte de Jerusalén como Belén lo está hacia el sur. Ramá, por cierto, era la tierra del profeta Jeremías. Imagino que cuando los soldados recibieron las órdenes de matar a los niños, el capitán le habrá preguntado a Herodes: "¿por dónde quiere que comience?" Pienso que Herodes le habrá respondido: "Bueno, simplemente trace un círculo alrededor de Jerusalén cuyo radio llegue hasta Belén, en el sur, y hasta Ramá en dirección al norte". Es evidente entonces que Herodes hizo matar a una gran cantidad de niños. Podemos imaginar el llanto y los lamentos en aquella zona entre Belén y Ramá, una extensión de aproximadamente 40 Km. Aquellos momentos en que tantas personas y familias perdieron a sus pequeños, debieron ser extremadamente dolorosos. Esta profecía pronunciada por el profeta Jeremías se cumplió literalmente.

El párrafo final de este capítulo nos relata el

El regreso a Nazaret

Leamos los versículos 19 y 20:

"Pero cuando murió Herodes, he aquí, un ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto, diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre y vete a la tierra de Israel, porque los que atentaban contra la vida del niño han muerto."

Quisiera resaltar un detalle. En el libro del Génesis, 32, leímos que el ángel del Señor se le apareció a Jacob en Peniel. Aquí, sin embargo, se menciona a un ángel del Señor. El ángel del Señor del Antiguo Testamento era una aparición de Cristo preencarnado. Ahora, en este pasaje que estudiamos, Cristo, al nacer, ya se había encarnado y se encontraba en Egipto.

Era esencial que Jesús saliese de Egipto y regresase a Israel. El motivo más importante para ello era que El había nacido bajo el imperio de la ley de Moisés y debía vivir sujeto a la autoridad que emanaba de aquella Ley Mosaica. Él era el único que realmente la había cumplido. Jesús debía salir del ámbito de influencia de Egipto. El no se educaría ni formaría allí, como Moisés y como los hijos de Israel, cuando se estaban convirtiendo en una nación.

Leamos los versículos 21 al 23:

"Y él, levantándose, tomó al niño y a su madre, y vino a la tierra de Israel. Pero cuando oyó que Arquelao reinaba sobre Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá; y advertido por Dios en sueños, partió para la región de Galilea; y llegó y habitó en una ciudad llamada Nazaret, para que se cumpliera lo que fue dicho por medio de los profetas: Será llamado Nazareno."

El hijo de Herodes, Arquelao tenía, también, una personalidad brutal. Por otra parte destacaré la frase "será llamado Nazareno". La palabra hebrea para Nazaret es netzer y significa rama o retoño. La ciudad de Nazaret llevaba ese nombre debido a su insignificancia. Las profecías Bíblicas de Isaías 11:1, Isaías 53:2,3 y el Salmo 22:6 están relacionadas con el término "Nazareno". Pero al Señor Jesús se le asignó dicho término no solo porque El era una rama del tronco de Isaí, sino también porque creció en la ciudad de Nazaret. Al ser llamado Nazareno, cumplió las profecías.

Pasemos ahora a considerar

Mateo 3

Tema: Juan el Bautista, el precursor del Rey, anuncia el Reino y bautiza a Jesús, el Rey.

El primer párrafo presenta las

Actividades y predicación de Juan el Bautista

Leamos los versículos 1 y 2:

"En aquellos días llegó Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado."

Ahora bien, de pronto, Juan el Bautista aparece en las páginas de las Escrituras. Si solamente tuviésemos el Evangelio según Mateo nos preguntaríamos: ¿De dónde vino, cuáles fueron sus antecedentes? Porque Mateo no nos presenta esa información y la razón es evidente. El profeta Malaquías había dicho que el mensajero vendría antes para preparar la llegada del Rey. Dijo textualmente: "he aquí . . . Yo envío mi mensajero, y el preparará el camino delante de mí . . ." El mensajero era Juan el Bautista. Uno no necesita realmente conocer los antecedentes de un mensajero. Cuando recibimos a un mensajero nos entrega una carta o un telegrama, no le preguntamos sobre sus antepasados. No nos interesa ese dato personal sino el mensaje que nos trae, que es lo verdaderamente importante. Así que simplemente se lo agradecemos al portador del mensaje y le despedimos.

Juan el Bautista dejó muy claro el hecho de que él era solamente el mensajero, y Mateo también lo aclaró. Por lo tanto se introdujo en las páginas de la Biblia predicando en el desierto de Judea, diciendo: "Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado".

Vamos ahora a considerar estas expresiones: (1) "Arrepentíos", (2) "El reino de los cielos", y (3) "Se ha acercado". Son muy importantes.

"Arrepentíos" es una expresión que siempre se le ha presentado al pueblo de Dios como un desafío para cambiar completamente la forma de vivir. "Arrepentíos", en el original griego corresponde a la palabra "metanoía", que significa "cambio de mente". O sea que, si estás yendo en una dirección, das la vuelta y vas en otra dirección.

Principalmente, el arrepentimiento concierne a las personas ya salvas, al pueblo de Dios de cualquier época. Ellos son los que, cuando llegan a ser insensibles o indiferentes, tienen que dar la vuelta, o experimentar un cambio. Ese fue precisamente el mensaje enviado a las siete iglesias de Asia Menor y que se encuentra en el libro del Apocalipsis. Era el mensaje del mismo Jesucristo.

Alguien podría preguntar si la persona no salva, es decir, el no creyente en Cristo, no tiene que arrepentirse. A la persona no salva se le dice que tiene que creer en el Señor Jesucristo. Fue el mensaje que el apóstol Pablo para el carcelero de Filipos, como nos relata el libro de Los Hechos 16:31. Aquel hombre necesitaba experimentar arrepentimiento; pero cuando una persona no salva cree en Jesús, se está arrepintiendo. La fe denota girar, dar la vuelta hacia Cristo, y cuando te diriges hacia Cristo, también tienes que apartarte de algo. Si no te estás alejando de algo, no estás realmente girando en dirección a Cristo. Así que el arrepentimiento forma verdaderamente parte del acto de creer, aunque el mensaje esencial que debe proclamarse a los no creyentes en la actualidad es que ellos deben creer en el Señor Jesucristo. Nos agrada ver a muchos que, después de escuchar un mensaje de predicación del Evangelio expresan públicamente que desean recibir a Cristo en sus vidas, o indican de otra manera que han adoptado tal decisión. Pero lo importante es creer en Cristo como tu Salvador, recordando que si de verdad giras hacia El, te apartas o alejas de algo.

La expresión "reino de los cielos" se refiere al gobierno de los cielos sobre la tierra. El Señor Jesús es el Rey. No puede haber un reino sin un rey, ni un rey sin un reino. ¿Qué quiso decir Juan el Bautista al afirmar que el reino de los cielos se había acercado? Que el reino de los cielos estaba presente en la Persona del Rey.

¿Existe una realidad presente del reino de los cielos? Sí. Aquellos que vienen a El reconociéndole como el Salvador, son trasladados a Su reino y le pertenecen. Y tienen una relación mucho más íntima que la de un súbdito con un rey. Una de las imágenes que el Nuevo Testamento utiliza para ilustrar la realidad de la iglesia, presenta a Cristo como el futuro esposo y a los creyentes como la futura esposa.

Después, alguien podría preguntar si no somos como vasallos en un reino porque tenemos que cumplir Sus mandamientos. Debo decir que se trata de mucho más que de una innegable obediencia. Nosotros le tenemos que obedecer porque le amamos; estamos unidos a El por una relación de amor. El Señor les dijo a sus discípulos, como nos relata el Evangelio según Juan 14:15: "Si me amáis, guardaréis mis mandamientos".

El "reino de los cielos" es el gobierno de los cielos sobre la tierra. Este gobierno no existe en la actualidad, porque Cristo no está reinando sobre el mundo en la época actual. Creo que es equivocada la afirmación de que el reino de los cielos existe en nuestro tiempo. Cristo no está reinando hoy en alguna manera o en cierto aspecto, excepto en el corazón de aquellos que le han recibido. Sin embargo, el vendrá algún día a establecer Su Reino en la tierra. Cuando lo haga, acabará con toda oposición o rebelión.

Por ello el reino de los cielos se había acercado, o estaba presente en la Persona del Rey. Aquella era la única manera en que estaba presente.

Mateo nos indica que este pasaje constituía un cumplimiento de la profecía. Leamos el versículo 3:

"Porque este es aquel a quien se refirió el profeta Isaías, diciendo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, haced derechas sus sendas."

Se refiere a la profecía del libro de Isaías 40:3. La voz que clamaba en el desierto definía todo lo que Juan pretendía ser. Y su propósito era preparar el camino al Señor. Leamos el versículo 4:

"Y él, Juan, tenía un vestido de pelo de camello y un cinto de cuero a la cintura; y su comida era de langostas y miel silvestre."

Parecía un individuo extraño, ¿no es cierto? Seguía una dieta rara y vestía de una manera poco común. Aquí tenemos a un hombre excepcional, a un hombre con una misión. Era realmente como un personaje del Antiguo Testamento, salido del Antiguo Testamento, introduciéndose en las páginas del Nuevo Testamento. Era el último de los profetas del Antiguo Testamento.

Leamos los versículos 5 y 6:

"Acudía entonces a él Jerusalén, toda Judea y toda la región alrededor del Jordán; y confesando sus pecados, eran bautizados por él en el río Jordán."

Observemos que las multitudes acudieron a él. Juan no tenía una organización que le respaldase o le promocionase. Evidentemente, el Espíritu de Dios estaba en aquel hombre. Y la actitud de las personas indicaba que se había operado un cambio en sus vidas. El mismo hecho de que se sometieron al bautismo que efectuaba Juan era una demostración de que estaban abandonando su antigua manera de vivir y asumiendo una nueva vida.

El siguiente párrafo nos presenta su encuentro con

Los fariseos y saduceos

"Pero cuando vio que muchos de los fariseos y saduceos venían para el bautismo, les dijo: ¡Camada de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira que vendrá? Por tanto, dad frutos dignos de arrepentimiento; y no presumáis que podéis deciros a vosotros mismos: "Tenemos a Abraham por padre", porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham de estas piedras."

Nos llama la atención su forma desafiante de dirigirse a Fariseos y Saduceos, pasando por alto su dignidad, y haciéndoles ver la inutilidad de apoyarse en la vinculación con Abraham como antepasado. Fue verdaderamente un lenguaje fuerte y violento. Es como si les hubiese dicho: "Debéis mostrar evidencias de esta nueva vida. No se trata de que paséis solamente por el acto del bautismo. Tiene que haber fruto en vuestra vida".

En nuestro próximo programa continuaremos con la vida de Juan el Bautista. Terminamos hoy recordando que también hoy los ritos y las ceremonias carecen de valor ante Dios, si una persona no ha tenido un encuentro personal con El, por medio de Jesucristo, que produce el principio de una transformación en el individuo, un fruto, una conducta, unas obras que lo demuestran; todo ello, evidencia de una vida nueva.

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