Estudio bíblico de Salmos 117-118

Salmos 117 y 118

En este día, estimado oyente, continuamos con el Salmo 117 el más breve de la serie de Salmos conocidos como los Salmos Hallel. Esta serie de Salmos comenzó con el Salmo 113, y finaliza en el Salmo 118. Estos Salmos eran cantados en las tres grandes fiestas: la fiesta de la Pascua; la de Pentecostés, y la de los Tabernáculos.

En la fiesta de la Pascua la copa era pasada siete veces, y entre cada vez que se pasaba, los que estaban reunidos cantaban uno de estos salmos. Algunos expositores Bíblicos dicen que los Salmos 113 y 114, eran cantados antes de la comida y, después de la comida se cantaban los Salmos 117 y 118. No tiene mayor importancia cómo los distribuían; lo importante es recordar que estos Salmos se cantaban en esa ocasión. Mateo 26:30 nos dice: Después de haber cantado el himno, salieron al monte de los Olivos.

Este Salmo 117 no es solo el más breve. Es también el capítulo más breve de la Biblia. A causa de ello existe el peligro de pasarlo completamente por alto. Dicen los dos primeros versículos de este Salmo 117:

"Alabad al Señor, naciones todas; pueblos todos, alabadlo, porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia, y la fidelidad de Jehová es para siempre. ¡Aleluya!"

Estos son 2 versículos muy notables y no queremos pasar por ellos apresuradamente. La frase "Alabad al Señor, naciones todas" es obviamente profética, mira hacia el futuro, cuando todas las naciones, razas, tribus y lenguas de todos los continentes, de cada nación, se unirán en alabanza a Jehová y le adorarán como Señor. Porque, ¿acaso se da esta situación hoy en el mundo? ¿Ve usted alguna evidencia de ello a su alrededor? ¿Ve usted al mundo dirigirse hacia Dios? Hubo ciertas épocas en el pasado, al comienzo del siglo pasado, cuando hubo muchos que pensaban que ya se acercaba el milenio; fue el auge de los llamados post-milenaristas (que creían que el reino se establecería en el mundo y entonces vendría el Señor). En ese entonces fueron los pre-milenaristas, que creían que el Señor mismo establecería el reino en Su venida, quienes debieron ceder el terreno. Se les consideraba muy pesimistas al enseñar que el mundo pasaría en un futuro por una gran tribulación. Por ello al escuchar la declaración "Alabad al Señor naciones todas" nuestra pregunta es: ¿Dónde está en el día de hoy, la nación o las naciones que cantan alabanzas al Señor? ¿Dónde están esas naciones que adoran y le alaban en sumisión a Él? La respuesta es muy simple porque no hay naciones que respondan a esta descripción. Pero éste fue el mensaje de los profetas: que algún día las naciones alabarían y adorarían al Señor. Zacarías dijo en 2:11, "Muchas naciones se unirán al Señor en aquel día, y me serán por pueblo". Y luego en el 14:16 Zacarías hizo esta declaración: "Todos los que sobrevivan de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, al Señor de los ejércitos, y para celebrar la fiesta de los tabernáculos". Evidentemente la adoración de todas las naciones está estrechamente relacionada con el retorno de Israel a Dios,

Entonces la siguiente pregunta sería: ¿Cuándo se cumplirá esta profecía? Bueno, creemos que la respuesta la encontramos aquí en este breve Salmo 117. ¿Cuándo alabarán las naciones al Señor? Escuchemos lo que dice aquí en el versículo 2: Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia. ¿Quiénes son el "Nosotros" en esta frase? Es Israel. Se acerca el día cuando Dios será compasivo y bondadoso con Israel. Ese día se encuentra aún en el futuro, en el final del período de la gran tribulación, cuando el Señor venga a la tierra por segunda y establezca Su reino. Entonces el mostrará Su gracia hacia Israel y hacia todas las naciones del mundo. Refiriéndose a Dios en aquel tiempo, el profeta Miqueas dijo en 7:20, "Mantendrás tu fidelidad a Jacob, y a Abraham tu misericordia, tal como lo juraste a nuestros padres desde tiempos antiguos". Y en Isaías 54:7 y 8: "Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias. Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dice el Señor, tu Redentor". Por tanto, estimado oyente, es evidente que este salmo se refiere a aquel día futuro en el que todas las naciones van a alabar al Señor.

¿Hay alguna insinuación de estos eventos en el Nuevo Testamento? Sí. El libro de los Hechos capítulo15 registró el primer concilio en Jerusalén, en la que todos los presentes eran creyentes judíos; y ellos no podían comprender por qué las profecías del Antiguo Testamento no se estaban cumpliendo. Y al final de esa conferencia, en Hechos 15:14, leemos que Jacobo se puso de pie y dijo: "Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los no judíos, para tomar de ellos pueblo para su nombre". Y estimado oyente, eso es lo que Dios está haciendo en nuestro tiempo. Tomando un pueblo para Sí de entre los que no son judíos. Él está formando Su Iglesia con toda clase de personas de razas, pueblos y lenguas, uniéndolas en un sólo cuerpo. Y después Jacobo continuó diciendo en los versículos 15 al 17 de este capítulo 15 de Hechos: "Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: Después de esto volveré". Bien, ¿después de qué? Después de que se lleve a la Iglesia de este mundo. Y continuó diciendo Jacobo en los versículos 16 al 18: "Volveré y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; y repararé sus ruinas, y lo volveré a levantar, para que el resto de los hombres busque al Señor, y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre, dice el Señor que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos". Como podemos ver aquí este Salmo 117 mira hacia el futuro, cuando todos los habitantes de esta tierra le expresen su alabanza a Dios.

Así que simplemente no es cierto que las naciones hoy estén alabando a Dios. La gente no se está volviendo en masa hacia Dios. En el Salmo 67:7 leemos: "Bendíganos Dios, y témanlo todos los confines de la tierra".

El Salmo 117 es un breve pero gran Salmo. Es como una bomba nuclear colocada aquí en medio de los Salmos y cuando ésta haga explosión, se harán realidad éstas y otras profecías en la historia. Y esto ocurrirá cuando Cristo reine en la tierra y nunca antes. No es sorprendente, entonces, que la expresión Aleluya, es decir, Alabado sea el Señor, concluya este Salmo. Y llegamos ahora al:

Salmo 118

Este hermoso salmo es el último de la serie de los Salmos Hallel; por tal motivo, sabemos que fue éste el Salmo que nuestro Señor cantó con sus discípulos en la noche anterior a Su muerte. El Salmo 117, como hemos dicho, es el más corto, y entre el más corto y el más largo, que es el 119, se encuentra este Salmo 118.

En el aposento alto, en aquella noche, había un ambiente de informalidad, pero también de temor reverencial, de tristeza, y también de gozo y de expectativa. Así estaban ellos reunidos en ese lugar. El Señor comió en la fiesta de la Pascua con Sus discípulos. Y cuando hubieron finalizado, sobre el rescoldo de una fiesta que se apagaba, Él instauró una nueva. De las cenizas del pasado Él tomó elementos frágiles, como el pan y el fruto de la vid, que se echarían a perder en unos pocos días, y construyó una especie de monumento. Éste no era de mármol ni de bronce; no era de plata no de oro. Era sólo de pan y del fruto de la vid. Eso era todo. Pero esos frágiles elementos hablaban de Él. Por el Antiguo Testamento sabemos que se debía comer un cordero en la fiesta de la Pascua. Pero en el relato de los Evangelios no leemos nada acerca del cordero; sólo del pan y el fruto de la vid. ¿Sabe usted por qué? Porque el verdadero Cordero, estaba entre ellos sirviéndoles. Se encontraba de camino a la cruz como el Cordero de Dios, dispuesto a morir, y el pan y el fruto de la vid, hablarían de Él hasta que viniese otra vez a esta tierra.

Entonces el Salmo 118 fue el que cantaron en aquella noche fatal. Los Evangelios, como Mateo 26:30, nos dicen: Después de haber cantado el himno, salieron al Monte de los Olivos. Este hecho convirtió a este Salmo en un pasaje muy importante para nosotros.

Se ha dicho que durante la fiesta de la Pascua la copa fue pasando entre los presentes alrededor de la mesa siete veces. La séptima vez en que la copa llegó hasta el Señor, Él dijo: "Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre". Pero Él ya había dicho que bebería la copa de salvación, y la llevó a la cruz. Él es el Cordero de Dios que derramó Su sangre, y la copa es el nuevo pacto de Su sangre. Él bebió la copa más amarga, para que nuestra copa fuera dulce. Realmente, Dios es bueno con nosotros. Veamos ahora, lo que dicen los primeros tres versículos de este Salmo 118:

"Alabad al Señor, porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia. Diga ahora Israel que para siempre es su misericordia. Diga ahora la casa de Aarón que para siempre es su misericordia".

Creemos que puede usted unirse a nosotros al decir, que para siempre es su misericordia. Y le damos gracias al Señor porque Él es bueno. Y dicen los versículos 4 al 6:

"Digan ahora los que temen al Señor que para siempre es su misericordia. Desde la angustia invoqué a Jah, y me respondió el Señor, poniéndome en lugar espacioso. El Señor está conmigo; no temeré lo que me pueda hacer el hombre".

Ésta fue la canción que el Señor cantó. Él se dirigió a la cruz sin temor. Y allí clamó diciendo, como vemos en Mateo 26:46: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" Y el misterio de todo ello era que, en aquellos momentos, en Cristo Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo (2 Corintios 5:19) Luego dicen los versículos 7 y 8, de este Salmo 118:

"El Señor está conmigo entre los que me ayudan; por tanto, yo veré mi deseo en los que me aborrecen. Mejor es confiar en el Señor que confiar en el hombre".

¿Ha aprendido usted a depositar su confianza en el Señor antes que en las personas? Es una hermosa lección para aprender. Porque con frecuencia la vida misma nos enseñará que si ponemos nuestra vista en la gente, cometeremos errores y experimentaremos fracasos. Y el salmista dijo aquí que era mejor refugiarse en el Señor que confiar en las personas. En la noche en que el Señor cantó estas palabras miró a Su alrededor a once hombres. Uno de ellos ya se había ido para traicionarle. Y esos once hombres iban a abandonarle, y en una noche serían dispersados como ovejas. Así que no debemos entregar toda nuestra confianza a seres humanos, porque nos van a decepcionar. Depositemos la totalidad de nuestra confianza en el Señor. Y los versículos 9 al 12 de este Salmo 118 dicen:

"Mejor es confiar en el Señor que confiar en príncipes. Todas las naciones me rodean; mas en el nombre del Señor yo las destruiré. Me rodean y me asedian; mas en el nombre del Señor yo las destruiré. Me rodean como abejas; se enardecen contra mí como fuego entre espinos; mas en el nombre del Señor yo las destruiré".

Aquí dice "Todas las naciones me rodean". Roma era un imperio políglota, y fue la nación que clavó al Señor en la cruz. El día en que Él murió en una cruz romana, la nación quedó condenada, y los días de aquel gran imperio mundial quedaron contados. Aquel imperio mundial que había existido por mil años, desaparecería del escenario de los eventos humanos. (Sin embargo, regresará por medio del anticristo). Pasemos ahora al versículo 14:

"Mi fortaleza y mi cántico es el Señor, y él me ha sido por salvación".

En esta gran sección, tenemos alabanza por la liberación. Es una canción de salvación. Ahora, los versículos 15 al 17 dicen:

"Voz de júbilo y de salvación hay en las tiendas de los justos; la diestra de Jehová hace proezas. La diestra del Señor es sublime; la diestra del Señor hace valentías. ¡No moriré, sino que viviré y contaré las obras del Señor!"

Ésta es una referencia a la resurrección del Señor. Y también hay algo más: Israel iba a sobrevivir como nación. Ahora el versículo 18, dice:

"Me castigó gravemente el Señor, pero no me entregó a la muerte".

Es decir, que Cristo regresó de los muertos. Y en Ezequiel 27 podemos ver muy claramente que Él abrirá las tumbas, y sacará de allí a los muertos de las naciones de este mundo. Y los versículos 19 y 20 dicen:

"¡Abridme las puertas de la justicia; entraré por ellas, alabaré al Señor; esta es la puerta del Señor; por ella entrarán los justos!"

¿Cuál es esa puerta del Señor? El Señor Jesucristo nos lo explicó con toda claridad cuando dijo: "Yo soy la puerta; el que por mi entre, será salvo". (Juan 10:9) Ésa era la puerta del redil. Y como leemos en Juan 14:6, Él dijo: "Yo soy el camino, la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí". Y en el versículo 21, de este Salmo 118 leemos:

"Te alabaré porque me has oído y me fuiste por salvación".

Aquí tenemos otra figura retórica. Leamos el versículo 22:

"La piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser la piedra angular".

La piedra de este versículo se refiere al Señor Jesucristo mismo. Él lo aclaró en Mateo 21:42 al decirles: "¿Nunca leísteis las Escrituras: La piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser la piedra angular. El Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos?" Y en 1 Pedro 2:6-8 leemos: "Por lo cual también dice la Escritura: He aquí pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; el que crea en él, no será avergonzado". (cita de Isaías 28:16). Y continuó diciendo el apóstol Pedro: "Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso. En cambio, para los que no creen:" y aquí citó a este Salmo 118: "La piedra que los constructores desecharon ha llegado a ser la piedra angular". Y finalizó Pedro citando a Isaías 8:14 y 15: "Piedra de tropiezo y roca que hace caer". Así que queda claro que la piedra, es el Señor Jesucristo. Continuemos leyendo ahora el versículo 24 de este Salmo 118:

"Este es el día que hizo el Señor; ¡nos gozaremos y alegraremos en él!"

¿A qué día se estaba refiriendo el Salmista? ¿Era un día de 24 horas? No. La palabra día puede usarse para un período de tiempo, para un día de 24 horas, y también puede utilizarse para cualquier otra cosa. (Por ejemplo, podríamos decir: "Este es el día del automóvil".) Bien, ¿pero a qué día entonces se estaba él refiriendo aquí? Bueno, él estaba hablando del día que hizo el Señor. Estaba hablando del día de salvación.

Y ahora vamos a ver el clamor de los que creen, "Hosanna", que quiere decir, sálvanos ahora. Es la palabra que usaron las multitudes cuando el Señor entró cabalgando en Jerusalén. Ahora, los versículos 25 y 26, dicen:

"Señor, sálvanos ahora, te ruego; te ruego, Señor, que nos hagas prosperar ahora. ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! Desde la casa del Señor os bendecimos".

La frase "Bendito el que viene en el nombre del Señor" fue citada por nuestro Señor después que Él limpió por última vez el templo y después lloró sobre Jerusalén. Sus palabras fueron: "Vuestra casa os es dejada desierta, pues os digo que desde ahora no volveréis a verme hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor". (Mateo 23:38-39) Y en el versículo 27 de este Salmo 118, continuó diciendo el salmista:

"El Señor es Dios y nos ha dado luz; atad víctimas con cuerdas a los cuernos del altar".

Esta es una figura del Señor Jesucristo en la cruz, como un sacrificio por usted y por mí. Y finalmente, en los versículos 28 y 29, leemos:

"Mi Dios eres tú y te alabaré; Dios mío, te exaltaré. Alabad al Señor, porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia".

Estimado oyente, ¡cómo nos agradaría poder expresar el hecho de que usted y yo deberíamos alabar al Señor! Algunas personas reprimen sus sentimientos, y tienen toda clase de complejos, y desearían poder abrirse como una flor para expresar su alabanza y gratitud a Dios. Es sumamente importante inclinarse y adorarle, alabar Su nombre y reconocer Su gloria. Él nos amó primero y se entregó por nosotros. ¡Que nuestro amor hoy pueda dirigirse hacia Él por medio de la adoración y la alabanza!

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