Tal vez porque percibía que la intención del diablo era sembrar la idea de que él estaba vinculado con Cristo de alguna forma. Esta idea echó raíces, como vemos en (Mr 3:22), cuando Cristo fue acusado de tener dentro de él a Beelzebú y que por él echaba fuera los demonios.
Porque era de origen impuro y la verdad no necesita del testimonio de la mentira.
Porque un testimonio así daría miedo.
Además, todavía no había llegado el momento de ser proclamado públicamente como el Mesías.