Estudios bíblicos por series

Serie:  El Evangelio de Juan

Yo soy la vid verdadera (Juan 15:1)

Israel había sido desde el principio la vid de Dios, pero debido a su falta de fruto, Cristo vino a sustituirle como la vid verdadera. Sólo en Cristo encontramos lo que ninguna religión, nación u hombre nos puede dar...

Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará (Juan 15:2)

El Señor advierte del grave peligro en el que están aquellos que dicen ser cristianos pero que no permanecen en él ni dan fruto para su gloria. Aquí nos dice que serán quitados. ¿Qué significa eso?

Todo aquel que lleva fruto, lo limpiará (Juan 15:2-3)

Dios está comprometido con la tarea de limpiar a los creyentes para que lleven más fruto. Esta labor la realiza por medio de su Palabra, a la que no siempre prestamos la debida atención...

Separados de mí nada podéis hacer (Juan 15:4-5)

La única forma de dar fruto agradable al Señor es dependiendo enteramente de él. Esto nos resulta difícil, porque de manera natural, preferimos depender de nuestras propias capacidades.

El futuro de los falsos creyentes y el de los auténticos (Juan 15:6-8)

Mientras que los falsos creyentes se dirigen hacia una perdición total, los creyentes auténticos, que permanecen en Cristo y llevan fruto, encontrarán en él los ricos recursos necesarios para seguir creciendo cada vez más.

Gozo completo (Juan 15:9-11)

Dios nos ama con el amor más grande que es posible, y desea que esto produzca en los creyentes un gozo completo, pero para que esto sea posible, es imprescindible vivir en comunión con él obedeciendo sus mandamientos...

Vosotros sois mis amigos (Juan 15:12-16)

Es asombroso que el Señor nos considere como amigos cuando ni siquiera somos dignos de ser sus siervos. Pero el hecho es que él desea tener una relación de amistad con nosotros y hacernos partícipes de sus planes y proyectos.

Os he puesto para que vayáis y llevéis fruto (Juan 15:16-17)

El Señor nos eligió con el fin de llevar el evangelio a todo el mundo. Esta tarea parece imposible para seres débiles como los creyentes, pero contamos con todos los recursos del Señor a través de la oración...

El odio del mundo (Juan 15:18)

El Señor estaba enviando a los discípulos a dar testimonio de él al mundo, pero les advirtió honestamente del costo que este servicio tendría para ellos: la persecución y el odio del mundo. La historia del cristianismo ha demostrado que lo que el Señor les dijo sigue siendo verdad.

¿Por qué el mundo odia a los cristianos? (Juan 15:19-21)

Hay una diferencia esencial entre el mundo y la iglesia, lo que produce antagonismo y conflictos permanentes. A pesar de esto, la iglesia no debe olvidar que ha sido dejada en el mundo para comunicar el amor de Dios por medio del Evangelio.