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Proverbios 9

Reina Valera 1995

La sabiduría y la mujer insensata

1La Sabiduría edificó su casa,
labró sus siete columnas,

2mató sus víctimas, mezcló su vino
y puso su mesa.

3Envió a sus criadas,
y sobre lo más alto de la ciudad clamó,

4diciendo a todo ingenuo: Ven acá,
y a los insensatos:

5Venid, comed de mi pan
y bebed del vino que he mezclado.

6Dejad vuestras ingenuidades y viviréis;
y andad por el camino de la inteligencia.

7El que corrige al escarnecedor, se acarrea afrenta;
el que reprende al malvado, atrae mancha sobre sí.

8No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca;
corrige al sabio, y te amará.

9Da al sabio, y será más sabio;
enseña al justo, y aumentará su saber.

10El temor de Jehová es el principio de la sabiduría;
el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.

11Porque por mí se aumentarán tus días,
años de vida se te añadirán.

12Si eres sabio, para ti lo eres;
si eres escarnecedor, sólo tú lo pagarás.

13La mujer necia es alborotadora,
ingenua e ignorante.

14Se sienta en una silla a la puerta de su casa,
en los lugares altos de la ciudad,

15para llamar a los que pasan por el camino,
a los que van derechos por sus sendas,

16y dice a cualquier ingenuo: Ven acá;
y a los faltos de cordura dice:

17Las aguas robadas son dulces,
y el pan comido a escondidas es sabroso.

18Pero ellos no saben que allí están los muertos,
que sus convidados están en lo profundo del seol.


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