Estudio bíblico de 2 Pedro 2:3-6

2 Pedro 2:3-5

Continuamos hoy, estimado oyente, nuestro estudio en la primera parte del capítulo 2 de la segunda epístola del Apóstol Pedro. Este capítulo forma la tercera gran división de este libro y se titula "La apostasía introducida por los maestros falsos". La idea general que se desarrolla en este capítulo es la advertencia del apóstol Pablo contra los maestros y profetas falsos.

Leamos nuevamente el versículo 3 de este capítulo.

"Llevados por avaricia os explotarán con palabras falsas (o fingidas). Sobre los tales ya hace tiempo la condenación los amenaza y la perdición los espera."

Las palabras "falsas, o fingidas" corresponde a la palabra Griega "plastos". El Dr. Thayer, quiere decir "moldeado, formado, como de barro, cera o piedra". Plastos tiene un sonido parecido a una palabra muy común en nuestros días, ¿no le parece? Tenemos una nueva palabra que ni siquiera existía en la época de Pedro. Es la palabra "plástico". Esta es la palabra equivalente que se usó aquí. El plástico es algo que usted puede comprar en todas partes, por ejemplo, jarras de plástico, vasos de de plástico, platos de plástico, juguetes de plástico, etc. Se puede comprar casi cualquier cosa de plástico, porque este material puede ser moldeado para adaptarse a la forma de cualquier objeto.

Y así como el plástico puede adaptarse a cualquier forma, puede haber predicadores que se adaptan a cualquier audiencia que les escuche. Tratan los temas que a la gente le resulten interesantes, y dicen lo que sus oyentes quieran oír. A veces incluso usan el mismo vocabulario que caracteriza a aquellos que creen en las verdades básicas sobre la Biblia y en las palabras y hechos de Jesús mientras El estaba en la tierra. Solo que usan esas palabras con un significado diferente. Por ejemplo, un maestro podría mencionar la resurrección de Jesús, dejando a sus oyentes la idea de que cree en ella; pero si uno le pregunta que él entiende por resurrección, nos daremos cuenta de que no cree en una resurrección corporal o física de Jesús. Lo mismo sucederá con los actos sobrenaturales realizados por el Señor durante su ministerio terrenal. O sea que aunque alguien use las mismas palabras que un maestro verdadero de la Biblia, no quiere decir que les asigne el mismo significado. Lo importante es entonces, lo que quieren decir, o sea, el significado de los términos que usan.

Y así hemos visto que el apóstol Pedro describió a los maestros falsos que usaban palabras cuya consistencia era como la del plástico, que en su enseñanza se podían adaptar al gusto de los oyentes. Dirían algo a un grupo y se expresarían de otra manera ante otro grupo, dependiendo de la orientación doctrinal o teológica de cada grupo.

Ahora, ¿cuál era la motivación de estos maestros falsos? Simón Pedro la expuso abiertamente al decir en este versículo 3, llevados por avaricia. O sea, que por amor al dinero, para obtener ganancias se dedicaban a actividades de enseñanza en la comunidad cristiana. La codicia es realmente una forma de idolatría. A veces pudo darse el caso que codiciaban un cargo o una posición para tener un mayor protagonismo, por tener un nombre conocido en la sociedad de aquella época, por ser más populares. Y para muchos de ellos, por encima de todo, su actividad era no solo un medio de vida sino también un medio de enriquecimiento.

Volvamos al versículo 3 de este segundo capítulo y leamos la frase completa que ya hemos comenzado a considerar: llevados por avaricia os explotarán con palabras falsas. En otras palabras, el apóstol asignó a los maestros falsos que aparecerían, una motivación económica.

El versículo 3, que estamos estudiando, finaliza diciendo: Sobre los tales ya hace tiempo la condenación los amenaza y la perdición los espera. La aparente impunidad de algunos para continuar practicando el mal ha inquietado a muchos cristianos de todas las épocas, incluyendo a algunos personajes de la Biblia. Por ejemplo, un Salmista estaba preocupado porque los malvados, de acuerdo con su punto de vista, siempre parecían salirse con la suya en la práctica de su pecado. Le recomendamos, estimado oyente la lectura del Salmo 73, para que pueda ver la crudeza con la cual el autor describe el carácter y progreso de los malvados en esta tierra. Pero ante esa frustración, el finalmente dijo, en el citado Salmo y en el versículo 17, hasta que, entrando en el santuario de Dios, comprendí el fin de ellos. Así que fue allí en el templo, ante la presencia de Dios, donde aprendió que Dios está en control de todo y El se encargará, a Su tiempo, de los malvados.

El Apóstol Pablo fue maltratado una y otra vez. El no permitió que las autoridades de la ciudad de Filipos lo pusieran en libertad sacándole de la cárcel instándole a que la dejara en secreto. Él era un  ciudadano romano, y los obligó a hacer las cosas correctamente. Pero Pablo dijo que no deberíamos vengarnos, sino que presentáramos nuestro caso ante el Señor. En el momento en que tratamos de vengarnos, estamos ocupando el lugar de Dios, porque, como escribió el apóstol Pablo en Romanos capítulo 12, versículo 19, Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Ahora, si usted trata de obtener una venganza, se aparta del camino de la fe. Sin embargo, el andar o vivir por la fe no quiere decir que usted tiene que ir por la vida permitiendo que abusen de usted y le traten de cualquier manera. Más bien significa que deberíamos encararnos con el que nos ha perjudicado y decirle: "Bien, hermano, me has tratado mal, me has perjudicado, y yo te voy a poner en las manos del Señor". Recordemos lo que hizo en un caso el apóstol Pablo en su Segunda Epístola a Timoteo, capítulo 4, versículo 14: Alejandro el herrero me ha causado muchos males; el Señor le pague conforme a sus hechos. Aquí vemos que el apóstol presentó su caso y una persona concreta ante el Señor, sabiendo que El le daría su merecido. Esa fue su actitud con respecto a un hermano que le había hecho daño.

Y el apóstol Pedro nos aseguró que algún día, Dios también se ocuparía de estos maestros falsos. Yo no quisiera tener que acudir ante la presencia de Dios y ser reprochado por haber presentado ciertos pasajes de la Biblia, y por no haberlos enseñado tal como habían sido escritos. Es que Dios nos considerará responsables por ello. Tendremos que dar explicaciones sobre nuestro ministerio de enseñanza, igual que todos los que estén dedicados a al ministerio de exposición de la Palabra de Dios. Y cada creyente tendrá que rendir cuentas sobre sus acciones u omisiones.

Algunos pueden haber pensado que Dios estaba durmiendo, que estaba descansando, porque les habrá parecido que no estaba haciendo mucho en cuanto a estos maestros falsos. Pero, estimado oyente, El siempre ha estado ocupado en ese asunto. El profeta Habacuc se preguntó si Dios haría algo con respecto a los enemigos de Israel y descubrió que, en realidad, Dios se estaba moviendo muy rápido para él y que no se había desentendido de aquel grave problema.

A continuación el apóstol Pedro nos presentaría 3 ejemplos de apóstatas del pasado. Su primer ejemplo fue el de los ángeles que pecaron (en el versículo 4) y éste fue un ejemplo sobre cómo actúa el Diablo. Su segundo ejemplo, fue el del mundo de la época de Noé (en el versículo 5), ý éste fue un ejemplo del mundo. Y el tercer ejemplo (en el versículo 6) fue el de la destrucción y reducción a cenizas de las ciudades de Sodoma y Gomorra, y éste fue un ejemplo de las pasiones de la vieja naturaleza carnal. Así que en estos tres ejemplos hemos considerado al sistema de valores del mundo, la naturaleza carnal y el diablo, aunque Pedro puso al diablo en primer lugar, colocando después al sistema del mundo y a la naturaleza humana carnal. Estos son los tres enemigos de los cuales usted y yo tenemos que ser conscientes. El apóstol Juan, que fue conocido como el apóstol del amor, escribió en su primera carta, capítulo 2, versículo 15: No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Por supuesto, que él no se estaba refiriendo a la vegetación o hermosas flores, al mar, a los ríos caudalosos, a las montañas y valles, y a todas las demás bellezas que la creación de Dios nos ofrece. Estaba aludiendo al sistema de valores del mundo, sistema que se opone a Dios o lo deja de lado como si no existiera. Es a ese sistema, a esa ideología a la que no tenemos que amar.

Pedro nos hablaría primero en cuanto al diablo y al hecho de que en el pasado El ha juzgado a los ángeles. El tema de ángeles y demonios ha sido muy polémico y popular en nuestro tiempo. En realidad, se le ha dedicado mucha atención. Se han escrito muchos libros sobre Satanás, sobre demonios y temas afines que atraen a la gente. Suponemos que ellos tienen su lugar, pero pensamos que el aspecto positivo necesita ser más enfatizado. El autor  de estos estudios bíblicos, el Dr. J. Vernon McGee, decía que él tenía un mensaje sobre el Anticristo, y que siempre concluía diciendo que él no sabía mucho del Anticristo y que tampoco quería saber más de él que lo que la Biblia decía. Y enfatizaba que al que quería conocer de verdad era al Señor Jesucristo. Por ejemplo, no podemos ver por ninguna parte que el apóstol Pablo o cualquiera de los demás escritores de la Biblia expresaran su deseo de conocer al Anticristo. Sin embargo, el apóstol Pablo dijo en su carta a los Filipenses, capítulo 3, versículo 10: Quiero conocerlo a él y el poder de su resurrección, y participar de sus sufrimientos. Y como dijo el apóstol Juan en su Evangelio, capítulo 17, versículo 3, la vida eterna consiste en conocer a Dios el Padre, y a Jesucristo, a quién El ha enviado. Las Sagradas Escrituras no nos enseñan que debemos conocer al Anticristo o que tenemos que saber todo lo que se pueda sobre Satanás. Es cierto que no debemos permanecer ignorantes a sus recursos o estratagemas. Debemos permanecer alertas y tener cuidado con él, pero no debemos prestarle demasiada atención. Continuemos leyendo el versículo 4 de este segundo capítulo de 2 Pedro:

"Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los arrojó al infierno y los entregó a prisiones de oscuridad, donde están reservados para el juicio."

Muchos estudiosos de la Biblia creen que este pasaje se refiere a los hechos del capítulo 6 de Génesis. Nosotros no estamos de acuerdo porque no creemos que los "hijos de Dios" mencionados en el Génesis fueran ángeles. Génesis habló sobre la genealogía del hombre y concernía a aquella familia cuya descendencia conduciría a la venida de Cristo, es decir, que le traería al mundo. La línea de descendencia realizó casamientos mixtos mezclándose con el mundo, con la línea de Caín, y produjo una generación que fue tan malvada que Dios finalmente trajo un diluvio sobre ellos. Este fue el tema de Génesis 6, y por ello no creemos que este versículo 4 de 2 Pedro 2 tenga en absoluto que ver con aquel pasaje.

Entonces, ¿a qué se refiere este versículo? Tendremos que hacer simplemente un poco de especulación, aunque las Escrituras nos presentan algunos destellos poco claros de ello. Encontramos que la epístola de Judas se refiere también a estos asuntos: el libro de Apocalipsis nos presenta alguna idea al respecto y algunos de los profetas abren un poco esta área.

El hombre fue una especie de recién llegado a esta tierra - en el sentido de que como seres humanos no hemos estado aquí mucho tiempo. Antes que el hombre llegara, aparentemente existía otra creación. Y Dios ya tenía un programa desde mucho antes que el hombre apareciera en la escena, y ya había muchas inteligencias creadas. De aquellos ángeles, que eran creación de Dios y Sus mensajeros, algunos se rebelaron contra Él y aparentemente siguieron a Satanás. En el libro de Apocalipsis capítulo 12, versículo 7 se nos dice: 7Entonces hubo una guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón. Luchaban el dragón y sus ángeles. Allá en el pasado hubo una rebelión contra Dios dirigida por una criatura que hoy conocemos como Satanás o el Diablo. Ese personaje tiene muchos nombres - es un gran engañador; fue una gran mentiroso desde el principio. Esta criatura se rebeló contra Dios, y la siguió una gran multitud de ángeles.

El apóstol Pedro dijo que algunos de los ángeles que se rebelaron ya se encontraban encadenados, ya estaban encarcelados, pero algunos de ellos aun no habían sido llevados al lugar donde permanecerían inactivos. Ellos están muy activos en el mundo actual y creemos que son los demonios de los cuales leemos en la Palabra de Dios. Creemos que en la actualidad estamos presenciando un retorno, una reaparición de lo sobrenatural. Se ha hablado y escrito mucho sobre este tema, aunque se están enseñando muchas cosas falsas al respecto. Está la realidad del mundo sobrenatural y cuando ocurre un llamado milagro, ello no significa necesariamente que Dios lo ha realizado. Después de todo, Satanás tiene cierto grado de poder.

En consecuencia, este versículo 4 fue una referencia a lo que sucedió antes de que el hombre fuera colocado sobre esta tierra, cuando hubo la citada rebelión contra Dios encabezada por Satanás.

El versículo 4 incluye una frase que dice los arrojó al infierno. La palabra que aquí se usó para infierno, es una palabra no muy común, que no aparece en muchos lugares de la Biblia. Esa palabra Griega es "tartarus". Los Griegos hablaban de los perdidos como estando en el "tartarus". No era el infierno tal como nosotros lo imaginamos. El infierno aún no ha abierto realmente sus puertas, que no se abrirán hasta mucho más tarde. El Diablo no se encuentra en el infierno; está por la creación de Dios. De acuerdo con el libro de Job, suele ir a la presencia de Dios; en su primera epístola, Pedro nos dijo que es como un león rugiente, que va de un lugar a otro por esta tierra, buscando a quien devorar. Pero aunque Satanás no está en el infierno, algunos de sus ángeles ya han sido encarcelados.

El versículo 4 continúa diciendo y los entregó a prisiones de oscuridad. La palabra que se utilizó para prisiones es "seira". Muchos creen que debería ser "seiros", por ser la palabra que se usó en los mejores textos. "Serios" significa cuevas o cavernas. Ambas palabras son muy similares. Aparentemente, estos ángeles se encuentran en cuevas de oscuridad. La gente suele imaginarse al infierno como un lugar de fuego; más bien pensamos que es un lugar de oscuridad. La oscuridad y el fuego simplemente no van juntos, porque el fuego produce luz. ¿Puede usted imaginarse estar en la oscuridad por la eternidad?

Y el versículo 4 finaliza diciendo donde están reservados para el juicio. O sea, que no han sido juzgados. El proceso ha comenzado y los cargos ya han sido formulados. Dios los ha declarado culpables, y ellos se encuentran en aquel lugar a la espera del juicio. Continuemos leyendo ahora el versículo 5 de este segundo capítulo de la segunda carta de Pedro:

"Tampoco perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, y trajo el diluvio sobre el mundo de los impíos."

Comienza diciendo el versículo tampoco perdonó al mundo antiguo. En el capítulo 3, él iba a hablar sobre tres mundos diferentes - el mundo que era, el mundo que es, y el mundo que vendrá. Y Dios no perdonó al mundo antiguo, es decir, al mundo que existió antes de Noé.

Este versículo dice que guardó a Noé, la octava persona, pregonero de justicia. Había otras 7 personas con Noé; Noé, sus 3 hijos, sus esposas y la esposa de Noé. Fueron las 8 personas que se salvaron del diluvio.

El versículo 5 continúa diciendo: y trajo el diluvio sobre el mundo de los impíos. La gente de aquel tiempo era religiosa, pero simplemente había dejado a Dios fuera de su religión. Estaba viviendo como si Dios no existiera. Y estaban viviendo controlados por las pasiones de su naturaleza pecaminosa. El creer que alguien que vive con esa naturaleza tiene algo de bueno constituye una idea falsa. El mismo apóstol Pablo, en su carta a los Romanos capítulo 7, versículo 18 dijo: Porque yo se que en mí, es decir, en mi carne, no habita nada bueno; porque el querer el bien está presente en mí, pero no el hacerlo.

Hemos leído un informe publicado por el Dr. Turnbull en su libro "Gente de la Montaña". EL hizo un estudio sobre un pueblo llamado Ik, que fue descubierto en África y cuyos integrantes vivían peor que los animales. Los niños eran abandonados por su madre a los 3 años de edad, y tenían que proveerse por sí mismos la comida o morir. En su búsqueda por sobrevivir, se alimentaban de bayas, cortezas de árboles o insectos, removiendo lo que dejaban los animales salvajes. Así es que, literalmente los más fuertes le quitaban la comida de la boca a los más débiles o a los ancianos. Y el autor de este informe dijo que sería un insulto a los animales el calificar el comportamiento de esta gente como bestialidad. Y además él mismo, que es un humanista, no creyente, dijo que ese pueblo nos enseña que nuestros tan cacareados valores humanos no son inherentes a la humanidad para nada; sino que están asociados sólo con una forma particular de supervivencia llamada sociedad, y que así y todo, aun la misma sociedad, es un lujo del cual se puede prescindir. En otras palabras, que el hombre aparte de Dios no es sino un animal, teniendo en cuenta que decir esto es como un insulto a los animales en general. Es que, estimado oyente, es Dios quien da los valores. Es Dios quien establece las normas morales, y ninguna de ellas es inherente a nosotros.

El patriarca Noé vivió en una época en la que había una rebelión contra Dios, un tiempo en el cual el mundo era ingobernable y rechazaba toda ley. El libro del Génesis nos dice, en su capítulo 6, versículo 5: 5Vio el Señor que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos de su corazón solo era de continuo el mal; Es decir, que la violencia se extendía por todas partes en la tierra de aquella época. Entonces Dios pasó a la acción con el castigo del diluvio, poniendo fin a aquel mundo anterior a Noé. Con la excepción de Noé y su familia, el mundo se había convertido en un mundo totalmente depravado. (Nos imaginamos que si usted y yo hubiéramos estado sobreviviendo en aquella época como creyentes, acosados por todas partes, habríamos estado deseando que Dios pusiera fin a esa constante maldad cuanto antes.) Así que Dios hizo bien en aplicar Su juicio a aquella época en particular. Porque no habría pasado mucho tiempo hasta que la totalidad del mundo hubiera llegado a tal condición, que Dios habría que tenido que juzgarlo, y después de ello, no habría habido salvación para nadie. En Su juicio, Dios debió pensar en el futuro que se aproximaba, y Su castigo reveló Su cuidado y respeto por la vida humana que El había creado, pero que el pecado había corrompido de manera irreversible. En este sentido, cabe recordar las palabras del Señor Jesús en el Evangelio de Mateo, capítulo 15, versículo 19, que afirmó que del corazón humano salen los malos pensamientos y las acciones más malvadas y perversas que se puedan imaginar.

Bien, estimado oyente, debemos detenernos aquí por hoy, Como esperamos continuar contando con su grata compañía, le sugerimos que lea los versículos restantes de este capítulo 2 de la segunda epístola del apóstol Pedro, para tener una comprensión mayor de las ideas principales de este pasaje de la Biblia.

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