Estudio bíblico de Eclesiastés 3:1-4:9

Eclesiastés 3:1 - 4:9

Bien, llegamos ahora al capítulo tercero, y en este capítulo notamos que Salomón adoptó cierta filosofía para la vida, conocida como fatalismo. Esta creencia era común entre los paganos; el budismo es un sistema fatalista, y el platonismo también lo es. En el día de hoy encontramos que ciertos cultos, dan la impresión de tener una gran fe en Dios pero, en realidad, la "fe" consiste en fatalismo.

Uno puede observar esto los viernes, cuando gran número de personas regresan a sus hogares luego de cumplir con sus labores. Uno puede ver a esta gente, en su mayoría cansada, mostrando en sus rostros el cansancio de la tarea del día. Algunos que son vendedores llevan en sus maletines parte de su trabajo, y tratan de poner punto final a un informe, para poderlo presentar a tiempo en su oficina. Quizá lo tengan que despachar por correo para que esté en las manos del Presidente de la Compañía el lunes siguiente. Y si uno tiene oportunidad de conversar con alguna de estas personas, exponiendo sus puntos de vista, descubrirá que muchos tienen un punto de vista fatalista en cuanto a la vida.

En cierta ocasión dos hombres estaban viajando en avión y en cierto punto, el avión comenzó a internarse en una zona de tormentas. Uno de ellos, preguntó al otro si no se sentía asustado o no sentía temor en cuanto a las condiciones del tiempo. Y el otro respondió: "No, no vale la pena asustarse; lo que va a suceder, sucederá, y uno no lo puede cambiar. Si a uno le toca el turno de irse de este mundo, así sucederá. Así es que no hay nada que uno pueda hacer al respecto". Y como este hombre, amigo oyente, hay muchos, aferrados a una filosofía de la vida que es bastante popular. Se la llama de muchas formas diferentes, pero su nombre propio es "fatalismo". Muchas personas se enfrentan a la vida con este punto de vista. Leamos entonces los versículos 1 al 8, que inician la exposición de este punto de vista en el cual Salomón buscó satisfacción, llamado

Fatalismo

"Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora: Tiempo de nacer y tiempo de morir, tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo plantado, tiempo de matar y tiempo de curar, tiempo de destruir y tiempo de edificar, tiempo de llorar y tiempo de reír, tiempo de hacer duelo y tiempo de bailar, tiempo de esparcir piedras y tiempo de juntarlas, tiempo de abrazar y tiempo de abstenerse de abrazar, tiempo de buscar y tiempo de perder, tiempo de guardar y tiempo de tirar, tiempo de rasgar y tiempo de coser, tiempo de callar y tiempo de hablar, tiempo de amar y tiempo de aborrecer, tiempo de guerra, y tiempo de paz."

Éste es el punto de vista de Salomón, tal como él lo expresó. En nuestra época solemos oír la expresión "hay que tomar la vida como viene".

En una parte de este párrafo dijo: "Hay tiempo de buscar y tiempo de perder", así es que uno puede jugar o depositar dinero en el mercado de las acciones y si pierde, bueno, eso es lo que tenía que suceder. Es observar la vida y aceptarla de esa manera pasiva, aceptando los incidentes, los eventos, tal como se presentan. Es la filosofía del fatalismo. El Diccionario de la Real Academia la define como una creencia según la cual todo sucede por ineludible predeterminación o destino. Las personas que asumen esta creencia muestran una actitud resignada, al no ver la posibilidad de cambiar el curso de los acontecimientos adversos. Eso es lo que se nos expresa aquí en estas palabras de los 8 primeros versículos.

Al avanzar podemos ver que el versículo 9, de este capítulo tercero de Eclesiastés, nos dice:

"¿Qué provecho obtiene el que trabaja de aquello en que se afana?"

¿De qué sirve todo esto? ¿Para qué luchar? Si usted no puede luchar contra ellos, pues únase a ellos. Ésta es una frase frecuentemente repetida entre personas en diversas actividades, especialmente usada entre comerciantes o empresarios no cristianos en el mundo de los negocios. El dinero se gana en base a esa estrategia.

Usted podrá comprobar que las personas que viven con esta actitud o forma de funcionar, no son felices. Creemos que son personas con las cuales sería muy difícil convivir. El versículo 10, del capítulo 3, nos dice:

"He visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él."

Salomón había mirado a su alrededor: Fue como si hubiera dicho: "Yo miro a mi alrededor y veo a la gente con problemas por todas partes. Yo he logrado escapar algo a esas situaciones, y sencillamente considero que tengo suerte, y eso es todo". Luego, en el versículo 11, dijo:

"Todo lo hizo hermoso en su tiempo, y ha puesto eternidad en el corazón del hombre, sin que éste alcance a comprender la obra hecha por Dios desde el principio hasta el fin."

Aquí dice que Dios ha puesto eternidad en el corazón del hombre. Es decir, que ha puesto en la mente humana el sentido del tiempo, la idea de lo infinito. Las personas tienen el anhelo, el deseo de saber la significación de sí mismos y de sus acciones más allá del tiempo; no están satisfechas por quedar limitadas al tiempo, al carácter efímero y temporal de su existencia en el mundo. Hay muchos hombres que comienzan con esta filosofía de que van a exprimir su vida al máximo para obtener de ella todo lo que puedan. Salomón lo hizo así, y no quedó satisfecho en absoluto. Sigamos leyendo ahora el versículo 12, de este capítulo 3 de Eclesiastés, donde dice:

"Yo he conocido que no hay para el hombre cosa mejor que alegrarse y hacer bien en su vida, 13y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce de los beneficios de toda su labor."

Existe otro grupo en esta multitud de personas que estamos mencionando; aquellos que quieren hacer bien. Un hombre dijo en cierta ocasión: "Bueno, yo creo que una persona siempre tiene que tratar de hacer las cosas lo mejor que pueda, tiene que hacer el bien. Eso es lo que yo trato de hacer". Estimado oyente, ese hombre no estaba haciendo mucho bien, pero esa era su filosofía de la vida. Luego, en el versículo 13 de este capítulo 3, leemos:

"Y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce de los beneficios de toda su labor."

Este hombre dijo: "Bueno, yo no veo nada malo en beber". Y desde su punto de vista no había nada malo en ello. Ése es el fatalismo del ser humano contemporáneo. Ahora, en el versículo 14, leemos:

"Sé que todo lo que Dios hace es perpetuo: Nada hay que añadir ni nada que quitar. Dios lo hace para que delante de él teman los hombres."

Ellos hablan de la voluntad de Dios como algo primordial; pero, estimado oyente, con este punto de vista, el hombre dice: "Bueno, si no es la voluntad de Dios que yo me salve, no me salvaré". Es que de esta manera el fatalismo no deja lugar para la misericordia y la gracia de Dios. El fatalismo dice que Dios no escucha ni contesta las oraciones. Estimado oyente, son la gracia, la misericordia y el amor de Dios las que hacen que esta vida sea emocionante, y las que traen alegría a la vida y dan paz al corazón humano.

Al llegar a este punto, tenemos otra filosofía que llamamos egoísmo. Es un amor excesivo por uno mismo; el interés propio del individuo es el bien supremo de la vida. Esta sección se extiende desde este capítulo 3 versículo 16 hasta el capítulo 4 versículo 16. Leamos pues el versículo 16, que comienza a hablarnos del

Egoísmo

"Vi más cosas debajo del sol: en lugar del juicio, la maldad; y en lugar de la justicia, la iniquidad."

El escritor estaba diciendo aquí que todos los hombres eran malvados. Que en realidad uno no puede confiar en nadie. Éste es un punto de vista cínico de la raza humana, pero debemos confesar que es un punto de vista bastante correcto de nuestra raza humana. Es verdad.

Un hombre de negocios, creyente, dice que muchas personas, cuando están realizando sus negocios, confían en la otra persona hasta que ésta demuestre que no se puede confiar en ella. Él dice que ha aprendido a tratar a las personas como indignas de confianza, hasta que ellas prueben que no lo son. Ahora, ésta es una actitud cínica. Desgraciadamente, es razonablemente exacta y debemos decir que nuestro amigo es un empresario de éxito. Él confronta la realidad tal como Dios la ha descrito. Como dijo el apóstol Pablo en Romanos 3:23, "todos pecaron".

Y Salomón continuó con esta línea de pensamiento. Leamos los versículos 17 y 18:

"Y dije en mi corazón: Al justo y al malvado juzgará Dios; porque allí hay un tiempo para todo lo que se quiere y para todo lo que se hace. Dije también en mi corazón: Esto es así, por causa de los hijos de los hombres, para que Dios los pruebe, y vean que ellos mismos son semejantes a los animales."

Ahora, esta idea no es muy estimulante, ¿verdad? Y los versículos 19 y 20, dicen:

"Pues lo mismo les sucede a los hijos de los hombres que a las bestias: como mueren las unas, así mueren los otros, y todos tienen un mismo aliento de vida. No es más el hombre que la bestia, porque todo es vanidad. Todo va a un mismo lugar; todo fue hecho del polvo, y todo al polvo volverá."

Estamos seguros que usted, estimado oyente, reconocerá que hay varios cultos, o sectas, que se basan en esta declaración. Sin embargo, debemos recordar que este es el punto de vista del hombre debajo del sol, que vive para su propio interés.

Vivir para uno mismo, disfrutando de la vida para el placer propio, es el motivo por el cual las personas hoy en día, se implican en algunos proyectos buenos. Por ejemplo, hay muchos que tienen interés en los deportes y se entregan a ellos. Otros se dedican al arte, otros a la literatura, y otros a la música o a otras muchas actividades. Estas ocupaciones no están mal, pero son egoístas; satisfacen los deseos egoístas de la persona.

Este punto de vista no acepta la conclusión optimista. Es que la evolución dice que el hombre era una bestia pero que ahora ha llegado a ser un ser humano. El egoísmo o el interés propio dice que el hombre es una bestia, lo cual hace que el individuo desprecie a los demás. Esta filosofía produjo el sistema de castas en la India, y el sistema de clases en otras partes del mundo. Esto conduce a la vanidad y al sentimiento de que uno se sienta mejor que otro. Esta filosofía tiene un punto de vista pesimista de la muerte; el hombre muere como muere el animal. Y ya que el ser humano espera morir como muere un animal, va a vivir para sí mismo en esta vida e intentará obtener todo lo que puede de ella. Este tipo de enseñanza se imparte en muchas aulas. La evolución es una forma de ella, aunque ésta dice que el ser humano era una bestia, y esta idea que hemos comentado dice que el ser humano es una bestia. Sólo se trata de una diferencia entre períodos de tiempo. Ambas ideas están de acuerdo en que usted va a morir como un animal, y en que usted no tiene alma ni espíritu; así que entonces bien podría vivir como un animal.

Recordando lo que acabamos de decir, es interesante observar la conducta de los animales. ¿Ha observado usted alguna vez a unos gatitos cuando tratan de comer? No tienen ninguna consideración entre sí. Cuando juegan, juegan juntos sin problemas, pero cuando les dan la comida, no se preocupan para nada por empujar al más pequeño fuera del grupo, y entonces el dueño de los gatos tiene que ocuparse personalmente de alimentar al más pequeñito, ya que sus hermanos y hermanas estarían dispuestos a dejarle morirse de hambre, sin preocuparse por ello. ¿Es que no tienen compasión de él? No. Su egoísmo es también su filosofía de la vida. Y uno puede observar a los pájaros en su nido actuando de la misma manera. Cada pájaro se ocupa de sí mismo. Éste es el punto de vista del mundo animal. La razón por la cual el ser humano está comenzando a reaccionar como un animal es que él ha sido enseñado en la escuela que es un animal. Leamos ahora lo que dice el versículo 21, de este capítulo 3 de Eclesiastés:

"¿Quién sabe si el espíritu de los hijos de los hombres sube a lo alto, y el espíritu del animal baja a lo hondo de la tierra?"

Salomón reconoció que el hombre era diferente al animal, porque el espíritu del hombre se remonta a las alturas, mientras que el espíritu del animal desciende a las profundidades de la tierra, porque es sólo un animal. Y luego, en el versículo 22, leemos:

"Así, pues, he visto que no hay cosa mejor para el hombre que alegrarse en su trabajo, porque esa es su recompensa; porque, ¿quién lo llevará para que vea lo que ha de venir después de él?"

En otras palabras, esta vida es todo lo que vamos a conseguir. Nuevamente diremos que esta es una enseñanza contemporánea y podemos denominarla como queramos. Es decir que, esta vida lo es todo y lo único que en realidad merece la pena es que el hombre se identifique con su medio ambiente y viva como vive un animal. Por cierto, esta es la versión antigua de una filosofía que surgió de nuestras escuelas hace muchos años.

Llegamos ahora al

Capítulo 4

Este capítulo continúa con el relato de la búsqueda de Salomón por satisfacción a través de la filosofía del egoísmo. Y en el primer versículo de este capítulo 4, dijo:

"Me volví y vi todas las violencias que se hacen debajo del sol: las lágrimas de los oprimidos, sin tener quien los consolara; no había consuelo para ellos, pues la fuerza estaba en manos de sus opresores."

¿Cree usted estimado oyente, que esto se aproxima en alguna manera a cierta filosofía política de algunos países? Bueno, el egoísta se rebela contra el sistema, contra la clase dirigente. Se opone a ella. Sin embargo cualquiera sea el sistema que exista, quienquiera que esté gobernando, los pobres serán oprimidos. Sinceramente, el pobre siempre recibirá la peor parte; de eso no hay ninguna duda. Ellos son los oprimidos. Así que los movimientos de protesta comienzan a partir de esa situación social. Escuchemos lo que dice aquí en el versículo 2, de este capítulo 4:

"Alabé entonces a los muertos, los que ya habían muerto, más que a los vivos, los que todavía viven."

Usted quizás habrá escuchado decir: "Prefiero estar muerto que vivo". El que eso dice se rebela contra el sistema y las estructuras de autoridad. Parecería como si la muerte no le infundiera ningún temor a esta persona. Luego, dijo el escritor en el versículo 3:

"Pero tuve por más feliz que unos y otros al que nunca ha existido, al que aún no ha visto las malas obras que se hacen debajo del sol."

Y aquí tenemos la otra cara de la moneda. Sería mejor que las generaciones futuras nunca nacieran. A veces escuchamos la frase: "Ojalá nunca hubiera nacido". Y el versículo 4 dice:

"He visto asimismo que toda obra bien hecha despierta la envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu."

Resulta interesante que el egoísta se rebele contra el sistema, contra el opresor, contra aquello que está mal. ¿Pero qué podemos decir de aquel que está haciendo el bien? ¿Y qué acerca de aquel que está tratando de hacer algo al respecto? Bueno, el egoísta dice que eso tampoco es bueno, porque constituye una pérdida de tiempo. Aquí vemos que éste es verdaderamente un punto de vista pesimista de la vida. Y en el versículo 5, leemos:

"El necio se cruza de brazos y se consume en sí mismo."

¿Quiere esto decir que el necio es un caníbal? No, en realidad significa que no está dispuesto a hacer nada para protegerse a sí mismo; y ni siquiera trabajará para sí mismo. En la actualidad hemos desarrollado una sociedad como ésta; las personas sólo están dispuestas a que se les de de todo. Veamos ahora lo que dijo en el versículo 6:

"Más vale un puño lleno de descanso, que ambos puños llenos de trabajo y aflicción de espíritu."

Y otra versión añade a estas palabras "corriendo tras el viento". Francamente, ésta es una buena afirmación. Por supuesto, este individuo sólo quiere hacer lo suyo, lo que a él le interesa. Pero es mejor tener algo de esta manera, que tener ambas manos llenas aflicción o anhelando cosas ilusorias. Luego, el versículo 7 dice:

"Me volví otra vez, y vi vanidad debajo del sol."

A donde quiera que uno vaya, se nota que las cosas funcionan mal. No hay ninguna salida. Ésta es la peor clase de pesimismo. Ésta es una clase de filosofía que conduce al suicidio. Se trata de la antigua llaga que se ha infectado. Detrás de todo se encuentra el mismo pesimismo de la filosofía del egoísmo, que enseña que todo esto acaba en la nada. Y en el versículo 8, leemos:

"Un hombre está solo, sin sucesor, sin hijo ni hermano. Nunca cesa de trabajar, sus ojos no se sacian de riquezas, ni se pregunta: ¿Para quién trabajo yo y privo a mi vida de todo bienestar? También esto es vanidad y duro trabajo."

¡Qué cuadro es éste que tenemos ante nosotros! Incluso si usted trabaja para otros y les ayuda, está simplemente perdiendo el tiempo. Y finalmente, dijo el escritor aquí en el versículo 9 de Eclesiastés 4:

"Mejor son dos que uno, pues reciben mejor paga por su trabajo."

Ahora él iba a dar algunas buenas razones para asociarse con alguien para formar un equipo, pero seguramente serán razones egoístas. Para él, dos son mejores que uno porque obtienen mayor provecho por su trabajo. O sea que usted podrá conseguir más dinero asociándose con alguien que tratando de hacerlo en solitario.

Dijimos al principio que el egoísmo era un excesivo amor por uno mismo. La persona se concentra en su propio interés y se desentiende de la situación de los demás. Pero esa situación de soledad le enfrenta con su propia insatisfacción. Y entonces, su única salida es apartar la mirada de sí misma y elevar su mirada a Aquél que no se encerró su Su propia gloria ni en la perfección de Su mundo, sino que se trasladó a este mundo para rescatarnos de nuestro pecado y miseria muriendo en una cruz. Estimado oyente, una mirada de fe en el Señor Jesucristo le liberará de ese aislamiento en que usted se ha encerrado, de su frustración, y le salvará y le dará la vida eterna y libertad que disfrutan todos los hijos de Dios.

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