Estudio bíblico: El endemoniado gadareno - Marcos 5:1-20

Serie:   Los milagros de Jesús   

Autor: Roberto Estévez
Email: estudios@escuelabiblica.com
Uruguay
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El endemoniado gadareno (Marcos 5:1-20)

Uno de los discípulos nos podría referir esta historia más o menos de esta manera:
"Aquel día cruzamos el mar de Galilea hacia la región de los gadarenos. Habíamos pasado un buen tiempo hablando con el Maestro, lo que nos preparó para una de las experiencias que nunca olvidaríamos. Nadie le preguntó al Señor por qué causa íbamos allí, pues sabíamos que él tendría una buena razón.
Lo que ninguno de nosotros sabía era que aún antes de desembarcar, un hombre a la distancia nos estaba observando. Digo un hombre, por usar un término. En realidad, este individuo era muy extraño. De la manera que actuaba y se comportaba más se asemejaba a una bestia o una fiera. Si yo hubiera sabido qué clase de persona era, seguramente me hubiera quedado en el barco para evitar el encuentro con este ser tan violento y peligroso.
Cuando nos vio llegar vino como un bólido quizás para asustarnos o atacarnos. Todos nos quedamos paralizados al verlo aproximarse a gran velocidad, con excepción del Maestro, que con toda calma le dirigió la palabra.
Parecía una bestia. Solamente tenía unos pocos harapos. Estaba casi desnudo. Su cuerpo y sus cabellos hacía ya mucho tiempo que habían tentado los efectos de la falta de un baño. Sus ojos penetrantes e inquietos parecían los de un tigre enfurecido tratando de elegir su víctima. Todo su cuerpo estaba cubierto de cicatrices y en varios lugares estaba sangrando de heridas recientes. Por el aspecto musculoso no había duda de que tendría una hercúlea fuerza. Su voz era fuerte y el tono expresaba la confusión y maldad de su vida. Delante de nosotros teníamos a ese individuo a quien todo el mundo le temía, pues nos enteramos después que nadie pasaba por aquel camino por el miedo que él infundía".
Volvamos al Evangelio de Marcos para ver versículo por versículo lo que la Palabra nos dice. Observamos que en (Mr 5:1-2) nos dice que tenía un espíritu inmundo, es decir, que estaba endemoniado, y con reverencia aceptamos este hecho como la causa de la situación.
Notamos que vivía en los sepulcros. Nos acordamos de la locura del rey Nabucodonosor cuando Dios lo hirió por su soberbia y le cambió la mente y lo hizo pensar que era una bestia del campo, y empezó a vivir entre los animales. Sin embargo, aquí tenemos algo muchísimo peor. Aquí está un hombre que vive entre los sepulcros porque su mente está tan perturbada que le indica que ese es un buen lugar para vivir.
Versículo 3. El ser humano quiere ser libre y trata de liberarse de todo lo que se llama ley, norma o religión. Sin embargo, este hombre que vivía en total libertad física tenía una esclavitud del espíritu tremenda.
Versículo 4. Todos los esfuerzos por controlar a este hombre eran inútiles. Los grillos eran entre sus dedos como migas de pan. Sin embargo, ese hombre que quería libertad no tenía paz.
Versículo 5. ¡Qué contraste entre la vida que este hombre llevaba y el plan de Dios para el ser humano; viviendo en familia, con el amor y cuidado de los suyos!
El sufrimiento y la desesperación de este hombre eran continuos. Día y noche andaba emitiendo sus alaridos. Andaba por los montes de la misma manera que un animal salvaje y de ahí a los sepulcros, hiriéndose con piedras y golpeándose contra las rocas. Un siquiatra que lo hubiera visto hoy lo llamaría un estado de delirio, probablemente con alucinaciones y quizás con intento de autoeliminación como lo sugiere el hecho de que se hería a sí mismo con piedras.
Su historia médica en un hospital del presente probablemente diría que este paciente es muy agresivo y de alto riesgo. En un instituto para enfermos mentales se lo pondría en la parte de seguridad máxima para pacientes peligrosos. Su diagnóstico incluiría los términos de psicosis aguda con delirio.
Es muy doloroso pensar que este hombre un día fue un pequeño y frágil bebé. Que cuando nació su madre muy probablemente lo tomó en sus brazos y lo llenó de besos. Que sin duda se lo mostró a las vecinas y cada una de ellas decía: "¡Qué lindos ojos! ¡Qué hermosa nariz! ¡Qué bien formados que están los deditos!". ¿Cómo es posible que aquel niño que jugaba alegre con sus amiguitos se pueda haber transformado en este ser grotesco que infunde terror, rechazo y aun repugnancia?
Versículo 6. Seguimos la imaginada narración de uno de los discípulos: "Todos nosotros nos quedamos como petrificados y atentos a lo que fuera a suceder. Por supuesto que estábamos dispuestos a defender al Maestro si era necesario, aunque el aspecto de este hombre era realmente temible. Pero para nuestro asombro Jesucristo no se asustó. Lo digo de esta manera para destacar el hecho de que él hacía cosas y actuaba en situaciones de una manera completamente increíble. Por el contrario, lo miró con compasión, y una sonrisa llena de gracia se asomó en sus labios. Jesucristo no se puso nervioso. Su voz, con toda calma y al mismo tiempo con autoridad, era la voz de aquel que controla el universo.
Versículo 7. La escena era tensa y aterradora. El hombre parecía querer intimidar con su vozarrón: "¿Qué tienes conmigo?". El Señor Jesús con su voz pausada pero firme dijo: "Sal de este hombre, espíritu inmundo". Conviene destacar que el Señor atacó el problema de inmediato. Luego le preguntó: "¿Cómo te llamas?". No porque él no lo supiera, dado que aquel que es Dios manifestado en carne todo lo sabe. ¿Cuántas personas hoy en día le dirían al Maestro: "Mi nombre es Alcohol porque no lo puedo dejar"; o "Mi nombre es Vicio porque me domina"; o "Mi nombre es Dolor porque mi vida parece signada por el mismo"?
El endemoniado da su respuesta: "Me llamo Legión; porque somos muchos" (Mr 5:9). ¿Cómo fue posible que este hombre llegara a tal condición? Las Escrituras nos enseñan que los creyentes en el Señor Jesucristo no pueden estar poseídos por demonios. En (1 Jn 4:4) leemos: "Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido, porque el que está en vosotros es mayor que el que está en el mundo". "El que está en vosotros" se refiere sin duda al Espíritu Santo que posee cada creyente en Jesucristo. Veamos las palabras de este hombre: "Te conjuro por Dios que no me atormentes". Parecería que la sola presencia del Señor Jesús le implicaba un tormento.
Versículos 10-13. El último detalle del versículo 13 es muy importante. Alguien ha dicho que los cerdos prefirieron morir a vivir con los demonios. El hecho de la autodestrucción masiva nos muestra claramente los instintos aniquiladores y perversos de estos espíritus inmundos.
Versículo 14. Por supuesto que en la religión judaica no se puede criar cerdos para comer. Estos hombres perdieron una pertenencia muy grande aunque ilegítima.
Pero hay algo que me llama poderosamente la atención en esta porción, y es que Jesucristo hace este viaje al otro extremo del mar de Galilea con el único propósito de alcanzar a este hombre. Nosotros hubiéramos argumentado de otra manera. Hubiéramos pensado que hubiera sido más conveniente para Jesús quedarse donde estaba y así alcanzar con el mensaje las multitudes. Pero el Mesías va y cruza el mar con la idea de alcanzar a un hombre que era un peligro para la sociedad. Nadie con excepción de Jesucristo se hubiera ocupado de este individuo.
Para mí es admirable que Jesucristo lo hizo todo con la intención de liberar a este hombre que la sociedad ya había marginado. En un sentido, veo este aspecto como el más atrayente de esa historia. Quizás en un sentido más grande y trascendental que la misma curación completa de este individuo, es el hecho de que Jesucristo deja todas sus ocupaciones con el fin de encontrar a este hombre. Notemos los cambios que se observan, es decir que son obvios en este hombre.
Versículo 15. El hecho de estar sentado demuestra que ahora tiene paz en su corazón. Está tranquilo. No está como antes, gritando como una fiera salvaje.
También se nos dice que está vestido. No se nos dice de dónde aparecieron las vestiduras. Sabemos que antes andaba casi desnudo. Pero ahora tiene un sentido de pudor. ¿Cuánto pueden las personas ver de nuestra personalidad por la manera en que nos vestimos? ¡Qué hermoso es poder honrar a nuestro Salvador en la forma decorosa y decente de nuestro atavío!
Pero agrega algo más: nos dice "en su juicio cabal". La misma palabra se traduce en otras partes como sobrio.
Miremos por un momento el rostro transformado de este hombre. Sus ojos muestran ahora paz y amor para su Salvador. Su proceso mental es claro y normal. No está más desesperado y confundido.
Es interesante ver la reacción de las personas en la comunidad. Ellos podían optar por escuchar a Jesús de Nazaret, pero le dijeron que se fuera de sus territorios. Es que ellos estaban demasiado enojados por la pérdida material de los cerdos. Ellos preferían tener esos cerdos que las ordenanzas de Dios que fueron dadas por medio de Moisés. Antes tenían miedo del endemoniado, ahora tienen miedo de este hombre que hizo ese milagro. Pero en vez de escuchar su mensaje prefieren echarlo. No quieren un cambio. El poder de Jesucristo los aterra. Para ellos valen más los cerdos que la sanidad del hombre.
El versículo 18 nos dice que al entrar Jesús en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con él.
¡Qué escena tan tierna! Mientras la barca se aleja, me imagino que un hombre solo ha quedado en la orilla quizás despidiéndose con sus manos, quizás con sus ojos llenos de lágrimas, pero con una sonrisa en sus labios porque Jesucristo le ha cambiado su vida, lo ha salvado.
Pero mientras tanto esa barca se aleja y sentimos el rítmico ruido de los remos golpeando el agua. La salvación encarnada en aquel que es Dios manifestado en carne también se aleja.
Jesucristo ha cumplido lo que ha venido a hacer y una vez hecho el trabajo ya no hay razón de permanecer allí. Los hombres de la zona le han rogado que se vaya.
Observamos en primer lugar que Jesús le dijo: "Vete a tu casa" (Mr 5:19). Nuestro hogar es el mejor lugar para empezar nuestro testimonio de qué es lo que el Señor ha hecho con nosotros. Muchas veces los jóvenes están esperando el día que puedan salir de su casa y no se dan cuenta de que es el lugar que Dios el creador de la familia tiene para cada uno. Hasta el día que encontró a Jesucristo vivía entre los sepulcros; ahora vuelve como el hijo pródigo a la casa, quizás a los padres, esposa e hijos.
Luego le dice: "a los tuyos"; es decir, a sus familiares. En el medio oriente las familias son grandes. Él va y les cuenta lo que Jesucristo ha hecho en su vida. Para este hombre no hay duda de que Jesucristo es el Hijo de Dios, el Mesías, y es por eso que cuenta todo lo que ha hecho Jesús con él.
El cementerio ahora ha quedado tranquilo. El camino peligroso ahora es transitable. Antes nadie podía pasar por el camino por el temor al endemoniado, ahora éste ha encontrado el camino de la paz.
Un hombre va de pueblo en pueblo con un mensaje: "Jesucristo ha tenido misericordia de mí".
No sabemos por qué causa Jesucristo quiso sanar a este hombre. ¡Qué ejemplo de la maravillosa gracia de Dios! Hoy en día Dios sigue haciendo milagros como éste, transformando vidas que han quedado casi destruidas por el pecado.
Pero para mí también es asombroso que un día estaremos por su gracia en su gloria y veremos a este hombre, y el contraste con aquel endemoniado que estaba entre los sepulcros. Porque entonces ya se habrá hecho realidad lo que dice (1 Jn 3:2): "Pero sabemos que cuando él sea manifestado, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es".
Me imagino esta historia de las Escrituras como una sinfonía. Comienza la orquesta ejecutando un fortíssimo. Todos los instrumentos están resonando con la máxima intensidad en un estruendo de sonidos disonantes que expresan la llegada del endemoniado. Pero cuando Jesús aparece es una flauta dulce tocando una melodía celestial. Termina la música con el endemoniado sentado a los pies de Jesús y aquí son las arpas las que producen una melodía angelical.

Temas para predicadores

El hombre endemoniado como símbolo del hombre sin paz, sin gozo y sin Cristo.
El poder de Cristo para cambiar vidas.
La compasión de Jesucristo.
La autoridad de Jesucristo sobre los demonios.
La misión del convertido de testificar de las "grandes cosas que el Señor ha hecho contigo".

Comentarios

México
  Eloisa García Vázquez  (México)  (19/02/2024)
¡Excelente explicación!. Dios les bendiga y permita seguir bendiciendo a más con estas publicaciones que edifican. 🙌🏻
Colombia
  Bernarda Felisa Diaz Bautista  (Colombia)  (25/05/2022)
Me pareció interesante la narración y se pueda extraer lo que Jesús ha hecho en nuestras vidas y tener esa pasión de trasmitirlo a otros. Hacer el evangelio mas sencillo para que muchas personas le conozcan.
Colombia
  Victor Castro Rincon  (Colombia)  (03/03/2022)
Excelente.
México
  Enrique Leyva Quintana  (México)  (16/08/2020)
Me interesan las enseñanzas.
Cuba
  Maria de los Ángeles Fernández Torres  (Cuba)  (25/07/2020)
Hace 10 años mi pastor me incitó a leer este pasaje y preguntarme por qué los cerdos se habían tirado al mar. En ese tiempo tenía 19 años,leía una y otra vez y seguía sin entender. Hoy volvió el pasaje a mi mente y decidí buscar mas allá. Pues me encantó. Que narrativa tan buena para ilustrar este pasaje, que bendición tan grande ha sido para mi. La compartiré con los "Míos" tal como el endemoniado lo hizo un día. Gracias
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