Es un mensaje de un Dios bueno, que quiere lo mejor para ti: David repite una y otra vez el nombre personal de Dios: Yahvé/Jehová. "La ley de Jehová... el testimonio de Jehová... los mandamientos de Jehová... el precepto de Jehová...". El nombre de Dios significa "yo soy", y resalta el hecho de que Dios ?cuando llegas a conocerle de verdad? seguirá siempre a tu lado para cumplir todos los buenos propósitos que tiene para tu vida (Sal 138:8) (Jer 29:11). La Biblia es como una carta de amor. Merece que le prestemos atención, empapándonos de todo lo que el Señor nos quiere decir.
Es un mensaje escrito y compacto: David habla de "la ley de Jehová". Está pensando principalmente en el Pentateuco, los primeros cinco libros del Antiguo Testamento, como un conjunto unificado. Tienen un mismo autor: Moisés con el Espíritu de Dios que guió su pluma para que escribiera exactamente lo que Dios quiso. Luego se añadieron más libros, hasta formar el conjunto de los 66 libros que hoy tenemos en nuestra Biblia. Ser libro significa que el mensaje no cambia: no se pierde, no se borra, no se olvida. La carta de amor del cielo sigue allí, esperando ser leída.
Es un mensaje variado: David lo llama "ley" porque responde a una avería en la condición humana; hay algo en nosotros que debe ser cambiado. Lo llama "testimonio" porque describe las cosas como realmente son: en esta vida presente y en la vida del más allá. Dice "mandamientos" porque la Biblia aporta consejos sólidos para todas las situaciones de la vida. Habla de "precepto" porque hay rituales que exhiben verdades maravillosas acerca de Jesucristo. Se refiere a la Biblia cuando dice "el temor de Jehová", porque las Escrituras producen en nosotros la sana reverencia hacia Dios, para que le tengamos en cuenta en todas nuestras actividades. La frase "los juicios de Jehová" describe los relatos bíblicos donde Dios interviene decididamente en la historia, para que aprendamos a distinguir entre el bien y el mal.
Es un mensaje que produce efectos: leer la Biblia es muy diferente a leer una revista o una novela. Conecta con el corazón de una manera realmente sorprendente, y David apunta todas las maneras en que el libro de Dios infunde salud al ánimo. Dice que "convierte el corazón", es decir, nos hace volver a la cordura cuando nos despistamos. La Biblia nos hace sabios ("hace sabio al sencillo"), nos da alegría ("alegran el corazón"), y nos aporta una nuestra visión correcta de las cosas ("alumbra los ojos"). Todo esto lo hace de manera duradera ("permanece para siempre").
Es un mensaje que se puede comprender: cuando el joven pastor de ovejas dice "deseables son más que el oro, dulces más que la miel", no está hablando del libro en sí como objeto, sino de su contenido. Es comprensible. La persona más sencilla puede captar su mensaje. No hay que ser doctor de teología para sacar provecho del mensaje de la carta de amor del Señor.