Estudio bíblico de Génesis 2:4-25

Génesis 2:4-25

Aparentemente, el vasto universo en que vivimos había existido por billones de años. Pero algo debió sucederle a la tierra y a una gran parte de la creación. Como resultado, Dios intervino y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie del abismo y entonces, del caos surgió el cosmos.

Comenzamos nuestra consideración del texto Bíblico leyendo en el capítulo 2:4, que dice así:

"Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día en que el Señor Dios hizo la tierra y los cielos."

En realidad, la palabra "generaciones "significa familias. El Génesis no es solamente un libro de principios sino también de familias. Podríamos traducir entonces la frase de esta manera: "Éstas son las familias de los cielos y de la tierra, cuando fueron creados, el día en que el Señor Dios hizo la tierra y los cielos."

Proseguimos leyendo los versículos 5 y 6.

"Y aún no había ningún arbusto del campo en la tierra, ni había aún brotado ninguna planta del campo, porque el Señor Dios no había enviado lluvia sobre la tierra, ni había hombre para labrar la tierra. Pero se levantaba de la tierra un vapor que regaba toda la superficie del suelo."

Todo esto se encontraba allí mucho antes de que el hombre estuviese en la tierra, y podemos empezar a descubrir el propósito de Dios en el capítulo 1. En el capítulo anterior, se relata cómo Dios estaba construyendo un hogar para el ser humano que iba a crear. El se estaba preparando para colocar al hombre en el lugar que para él había dispuesto. Veamos a continuación, el relato de...

La creación del hombre

En el capítulo primero, habíamos visto que no había nada, y que la materia inorgánica comenzó a existir a partir de la nada. Decía allí que "En el principio creo Dios los cielos y la tierra". El paso siguiente en la creación fue la materia orgánica, es decir, la creación de la vida. Recordemos que en el capítulo 1:21 decía que Dios creó los grandes monstruos marinos y después la vida animal. Dios nos ha dicho muy poco al respecto. Luego, el hombre fue el paso siguiente en la creación. No hay, efectivamente, una transición natural y la teoría de la evolución no puede llenar el vacío que nos lleva a la aparición del Homo sapiens sobre la tierra. La tierra queda pues preparada para la llegada del hombre.

Leamos ahora el versículo 7, de este segundo capítulo:

"Entonces el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento de vida; y fue el hombre un ser viviente."

Este es el método para la creación del ser humano y, una vez más, nos encontramos limitados frente a la poca información que Dios nos ha facilitado al respecto. Físicamente, el hombre fue creado de la tierra. Es interesante recordar que nuestros cuerpos están compuestos, aproximadamente, por 15 o 16 elementos químicos. Estos mismos elementos químicos se encuentran en la tierra. La parte física del hombre fue formada a partir del polvo de la tierra. Si nuestro cuerpo fuese reducido a una forma más sencilla, es decir, a los elementos químicos individuales de los que estamos compuestos, valdríamos muy poco, en términos económicos. Tendríamos un valor acorde con el material del que estamos formados, es decir, el polvo de la tierra.

Pero el ser humano es más que eso. Físicamente somos polvo, y al polvo volveremos. Pero el espíritu volverá a Dios. ¿Por qué? Porque, como dice el relato Bíblico, Dios sopló en la nariz del hombre el aliento de la vida, convirtiéndole en un ser viviente. Él le dio una vida física y psicológica y también una vida que es espiritual. Dicho de otra manera, el hombre fue colocado en una relación maravillosa con su Creador. Tuvo en su ser una capacidad de comunicarse con Dios. Por lo que sabemos, esto es precisamente lo que separa al ser humano de las otras criaturas que se encuentran en el universo de Dios. Por supuesto, están los ángeles, pero de ellos sabemos muy poco.

Los evolucionistas teístas, de los que hemos hablado en un programa anterior, dicen que la humanidad evolucionó hasta cierto nivel, el momento que expone este pasaje Bíblico, a partir del cual Dios comenzó a trabajar con el producto de la evolución. Sin embargo, ninguna forma de la teoría de la evolución puede dar razón de la facultad de hablar del ser humano, ni de la conciencia, ni de la personalidad o individualidad humana. La evolución tiene dificultades para explicar estos tres elementos. Resulta sumamente fácil tomar los huesos del ser humano y compararlos con los de algún antropoide, probablemente un simio o un caballo. Estoy seguro de que entre tales huesos existe una notable similitud aunque, también, grandes diferencias. Como era de esperar, debe existir una cierta semejanza porque estas criaturas viven en el mismo medio ambiente en que los seres humanos nos encontramos. Creo que se ha exagerado mucho el parecido entre el hombre y esas otras criaturas. El hombre es, ciertamente, una criatura diferente. Dios sopló en él el aliento de la vida y el ser humano se convirtió en un ser viviente. Debemos tener presente que fue creado prodigiosa y maravillosamente.

Y continúa diciendo el versículo 8:

"Y plantó el Señor Dios un huerto hacia el oriente, en Edén; y puso allí al hombre que había formado."

No puedo decirte dónde se encontraba el jardín del Edén. Seguramente, en algún lugar del valle de los ríos Tigris y Éufrates. En realidad, puede que abarcase la totalidad de dicho valle. Originalmente fue un lugar fértil y, en ese sentido, aún lo es, como parte de la llamada "media luna fértil". En otros tiempos, los habitantes de esa región ni siquiera tenían que sembrar las semillas. Simplemente, recogían las cosechas porque la vegetación crecía por sí misma. Incluso es probable que esta zona geográfica, algún día se convierta, una vez más, en el centro de la tierra.

Leemos ahora el versículo 9:

"Y el Señor Dios hizo brotar de la tierra todo árbol agradable a la vista y bueno para comer; asimismo, en medio del huerto, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal."

Estos eran árboles poco comunes que son denominados específicamente, el "árbol de la vida", y el "árbol del conocimiento del bien y del mal". No puedo decirte mucho sobre ellos porque no están a nuestro alcance en la actualidad. Han sido removidos de la escena.

El Señor Dios hizo "brotar de la tierra todo árbol" y aquellos árboles eran "agradables a la vista y buenos para comer". Tenían belleza y una utilidad práctica combinadas. Esto era importante para el jardín del Edén, el tener árboles maravillosos que eran, al mismo tiempo funcionales y prácticos, al poder ser utilizados como alimento. En esta tierra en la que vivimos, aún podemos contemplar belleza. A pesar de que la caída del hombre ha traído una maldición a la tierra -- el hecho de esos espinos y cardos que produce-- aún hay belleza en el mundo. Seguramente todos recordamos haber estado en lugares maravillosos, donde la exuberancia de la vegetación que crece con toda libertad en enorme variedad de frutos se combina con enormes cascadas de agua que al descender forman ríos caudalosos, mientras aves y animales salvajes se pasean libremente. Normalmente se trata de parajes a los cuales no ha llegado aún la mano de hombres impulsados por la codicia más que por el impulso del progreso. Imaginemos, por un momento, cómo habrá sido el jardín del Edén.

Leamos entonces, en este capítulo 2, los versículos 10-15:

"Y del Edén salía un río para regar el huerto, y de allí se dividía y se convertía en otros cuatro ríos. El nombre del primero es Pisón; éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro. El oro de aquella tierra es bueno; allí hay bedelio y ónice. El nombre del segundo río es Gihon; éste es el que rodea la tierra de Cus. Y el nombre del tercer río es Tigris; éste es el que corre al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Éufrates. Entonces el Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el huerto del Edén, para que lo cultivara y lo cuidara."

Como vemos, la descripción continúa con nombres concretos. El río de Etiopía sería el actual río Nilo y el Hidekel, el conocido río Tigris. Y el ser humano tenía el dominio, y las fuerzas de la naturaleza estaban a su disposición.

Pero ahora vamos a introducirnos en un pasaje que especifica...

La condición impuesta al hombre

Leamos los versículos 16 y 17:

"Y ordenó el Señor Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás."

No era la intención original de Dios que el ser humano muriese. Le había creado a su imagen y semejanza. Pero aquí vemos que el hombre fue puesto a prueba. El tenía una voluntad libre y éste, como todo privilegio, crea siempre una responsabilidad. Esta es una declaración axiomática, que es siempre verdadera. Aquel ser humano a quien se había dotado con una voluntad libre, debía pasar por una prueba para determinar si obedecería a Dios, o no.

Algunos maestros de la Biblia han sugerido que el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal era venenoso. Por el contrario, yo creo que era el mejor fruto del jardín.

Y Dios advirtió: "el día que de él comas, ciertamente morirás". Recuerda que el hombre es una trinidad y que tendría que morir de una forma triple. Adán no murió físicamente hasta que llegó a una edad de más de 900 años, después de este incidente. Pero Dios le había dicho, "el día que comieres, ciertamente morirás". La muerte significa separación y Adán quedó separado de Dios espiritualmente desde aquel momento en que comió de aquel fruto.

Y el relato Bíblico continúa con los versículos 18 al 20:

"Y el Señor Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea, Y el Señor Dios formó de la tierra todo animal del campo y toda ave del cielo, y las trajo al hombre para ver cómo los llamaría; y como el hombre llamó a cada ser viviente, ése fue su nombre. Y el hombre puso nombre a todo ganado y a las aves del cielo y a toda bestia del campo, mas para Adán no se encontró una ayuda que fuera idónea para él."

Dios tenía un propósito al colocar al hombre solo en aquel jardín, por un período de tiempo. Fue para mostrarle que tenía una necesidad, que necesitaba a alguien para estar con él. Aquí la define como "una ayuda idónea". Ello era necesario para llevar a cabo el propósito de Dios quien, como hemos visto en el capítulo 1:28, quería que el hombre y la mujer fuesen fecundos, se multiplicasen y sometiesen a la tierra. Esto explica la frase del versículo 18, que dice, "no es bueno que el hombre esté solo". Y a continuación dice que le proporcionará "una ayuda idónea". Es decir, alguien con quien dialogar y ponerse de acuerdo, con quien tener afinidad, alguien que le complementase, es decir, su otra parte. Es como si un hombre fuese una parte incompleta, hasta que se une en matrimonio con una mujer. Esto es una consideración importante para tener en cuenta y es el propósito de Dios para el hombre y la mujer.

Y ahora, vamos a leer los versículos 21 y 22, relativos a la...

Creación de la mujer

"Entonces el Señor Dios hizo caer un sueño profundo sobre el hombre y éste se durmió; y Dios tomó una de sus costillas, y cerró la carne en ese lugar. Y de la costilla que el Señor Dios había tomado del hombre, formó una mujer y la trajo al hombre."

La mujer fue tomada de Adán, del costado de Adán. El expositor Bíblico Matthew Henry decía que no la tomó de su cabeza, para ser su superior o de sus pies, para ser inferior, sino de su costado para estar en igualdad con él. Este es exactamente el propósito de Dios al crearla: que fuese la otra parte del hombre. Sin ella, el hombre es un ser incompleto. Seguramente Eva era maravillosa, y poseía todas las perfecciones.

Dice el versículo 23:

"Y el hombre dijo: Esta es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne; ella será llamada mujer, porque del hombre fue tomada."

En Hebreo, la palabra para "mujer "es muy parecida a la palabra para referirse al "hombre". La palabra para el hombre es ish y para la mujer es isha. Y vemos que, al contemplarla, el hombre expresa, maravillado, su admiración diciendo: "es hueso de mis huesos, y carne de mi carne". La mujer, como la otra parte del hombre, proviene de él, de su misma naturaleza.

En los versículos 24 y 25, leemos:

"Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Y estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, y no se avergonzaban".

En otras palabras, el hombre está ahora sujeto a su mujer en el sentido que es responsable por ella y ya no se encuentra más bajo el control de sus padres. Separados en cuanto que son varón y hembra, vuelven a ser una sola carne cuando Dios les une. Dios tuvo el propósito de que el hombre desempeñase un papel de liderazgo; fue creado primero, y a continuación, la mujer. El hombre actuaría de forma más dinámica y emprendedora, y Dios le creó físicamente dotado para ello. Y la mujer tendría mayor capacidad de respuesta y sensibilidad. Así, en la relación matrimonial, cuando el hombre expresa su amor, ella reacciona y corresponde de la misma manera, Con respecto a la desnudez de Adán y Eva, creo que, aunque las Sagradas Escrituras no lo dicen, ellos estaban revestidos de una especie de luz gloriosa. Pienso que aquí tenemos no solo el relato más hermoso de la creación del hombre y de la mujer sino también de la institución del matrimonio. Aquí tenemos a una pareja a quien Dios había unido. Hay ciertas indicaciones que Dios ha dado a los seres humanos que éstos deberían obedecer. El ha instituido el matrimonio para la humanidad y muchas personas están tratando de abandonar ese estado. Es la misma actitud de rebelión y el espíritu que reflejan las siguientes palabras del Salmo 2:3: "¡Rompamos sus cadenas y echemos de nosotros sus cuerdas!" ¿Qué está tratando de hacer el hombre? Está intentando ignorar a Dios, porque Él es el que ha instituido el matrimonio. La idea de una unión que solo reviste un carácter privado, de más reciente invención, es fruto de un individualismo que puede conducir a la disgregación de la familia tradicional y a la quiebra de la sociedad.

La creación de la mujer fue una creación indirecta, porque Dios la sacó del hombre para revelar el hecho de que ella forma parte del hombre. Alguien lo ha explicado de esta manera. La mujer no es un hombre subdesarrollado sino un ser distinto. No es idéntica al hombre sino similar, con diferencias. Se espera que con el transcurso de los años de convivencia ambos vayan consiguiendo adaptarse mutuamente, de la misma manera que la más bella música se ajusta apropiadamente a las palabras más exquisitas. Aunque ellos sigan manteniendo la distinción entre sus individualidades y, ya que se aman, logren ir pareciéndose el uno al otro. Este relato de la creación de la mujer es, pues, una de las historias más bellas de la Biblia.

Los Temas tratados en este capítulo son de suma importancia: la creación del hombre, el lugar en que fue colocado, las condiciones bajo las cuales ejercía una responsabilidad, su necesidad de compañía y, luego, la creación de la mujer. Esta parte de la historia de la creación se cierra con la identidad y el amor que debe haber entre el marido y su mujer.

En este capítulo 2 hemos considerado la relación y afinidad del hombre con Dios, la adoración hacia El, su comunión con el Creador, su servicio y lealtad hacia Él, la autoridad del hombre otorgada por Dios y la vida social en la presencia de Dios. Este es, pues, el gran mensaje de este pasaje Bíblico.

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