Estudio bíblico: Pablo es apedreado en Listra - Hechos 14:8-23

Serie:   Probados y transformados   

Autor: Roberto Estévez
Email: estudios@escuelabiblica.com
Uruguay
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Pablo en Listra (Hechos 14:8-23)

Volviendo al lugar de rechazo y sufrimiento

Las piedras volaban por el aire sereno de la tarde dirigiéndose a un hombre. Una de ellas le hiere en la cabeza, el individuo se desploma, docenas de piedras de todo tamaño siguen cayendo sobre él mientras se escucha la multitud que grita: ¡Es un blasfemo! El hombre en el suelo trata de incorporarse. Su cuerpo está sangrando copiosamente, de pronto uno de los atacantes se aproxima a corta distancia y le tira con precisión un pedazo de una roca. Se escucha el ruido como que algo se quiebra. El hombre cae y ahora si no se mueve. Las piedras del odio y del fanatismo siguen cayendo sin parar.
— ¡Está muerto! — grita uno.
— ¡Por fin! — responde otro.
— ¡Así lo mandó Moisés y así lo hicimos!
Sus rostros muestran una sonrisa maligna.
— ¡Hemos vencido! — dice uno.
— ¡Hemos triunfado! — agrega otro.
Charcos de sangre rodean el cuerpo inerte. Se ven las marcas que las rocas dejaron como signos silenciosos del rencor e intransigencia religiosa.
Cuatro hombres fuertes de la multitud criminal lo toman de las piernas y brazos y lo arrastran fuera de la ciudad.
— ¿Qué están llevando? — pregunta un transeúnte.
— Basura pesada, nada más que basura — responde otro.
La noche se va acercando y los individuos se alejan lentamente. Uno a uno los criminales se retiran.
Entonces se acerca otro grupo que estaba más distante pero que no se animaba a aproximarse. Al fin llegan donde yace lo que parece un bulto inmóvil.
Parecería que lo conocían. Muchos de ellos están llorando como si el apedreado fuera su familiar. Unos pocos con miedo se animan a tocar el cuerpo de Pablo que está cubierto con un sudor frío. No tiene pulso y algunos aseguran que no respira.
— ¡Nadie puede sobrevivir a una cosa así! —dice uno de los discípulos.
— ¡Y pensar que esta misma mañana esas personas creían que era una divinidad!
— ¡Qué rápido que cambia de pensar la gente! — agrega otro.
Los hombres hacen un amplio círculo rodeando el cuerpo inerte. El sol se está poniendo lentamente en el horizonte y se ha hecho un profundo silencio. Uno a uno extienden sus brazos y estrechan las manos haciendo una cadena como para proteger la víctima. Alguien sugiere: Hermanos, oremos.
Uno de los más ancianos comienza diciendo: "Señor, te damos gracias por la vida y el testimonio de tu hijo Pablo".
Otros dan gracias a Dios por haber sido alcanzados con el mensaje proclamado por el Apóstol. Otro agrega: "Señor, yo era un paralítico de nacimiento y a su voz tú me sanaste" (Hch 14:9-10).
Un jovencito a quien todos llaman Timo está observando y no se pierde ningún detalle de lo que está aconteciendo.
La oración continúa por un rato, expresando los presentes sus sentimientos al Señor. De pronto uno se estremece y clama:
— ¡Está vivo!
El Apóstol, con su rostro desfigurado y cubierto de sangre está tratando de incorporarse. Los creyentes lo ayudan y tratan de detener el sangrado que tiene en varias partes del cuerpo.
Luego de un buen rato Pablo dice:
— Volvamos a la ciudad.
— Es muy peligroso — advierte uno.
— ¡No! — contesta otro.
Ellos están convencidos que Pablo está muerto. Los amigos improvisan una especie de litera y transportan al apóstol a la ciudad.
Al día siguiente salen para Derbe. La noche el apóstol la ha pasado mal; tiene hematomas por todas partes, sus ojos están hinchados. Tiene heridas cortantes y raspaduras por todos lados.
El viaje es muy incómodo. Le duelen todos los huesos. Salen a la primera hora del día para no ser vistos. En el camino tienen una conversación interesante. Bernabé le pregunta:
— Hermano, ¿por qué no está usted desanimado después de haber sido tratado tan mal?
El apóstol hace una sonrisa que parece una mueca de dolor y responde:
— Si sufrimos también reinaremos con Él (2 Ti 2:12).
En la ciudad de Derbe el recibimiento es bueno. Son bien acogidos y muchos se convierten al Evangelio y quieren ser discípulos de Jesucristo.
Han pasado varios meses. Las heridas se han transformado en cicatrices que marcan el cuerpo del predicador como si fueran medallas ganadas en el campo de batalla. Entonces Pablo dice: "volvamos a Listra, Iconio y Antioquia" (Hch 14:21).
El mensaje a los creyentes en estas ciudades es simple y honesto: "confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios" (Hch 14:22).
Al acercarse a las puertas de la población Pablo se emociona. Allí ha sido rechazado y apedreado. Las marcas de las piedras en su cuerpo todavía son visibles pero él entra en la ciudad y predica las Buenas Nuevas como si nunca hubiera pasado nada. En su mente se fijan esas palabras: "¡Hay de mí si no os anunciare el Evangelio!" (1 Co 9:16).
Así que con toda confianza predica el mensaje que Jesucristo es el Eterno Hijo de Dios, el Salvador y el Redentor. Alguno que otro le dice: "Amigo, usted tiene un gran parecido con un hombre que fue apedreado".
— Sí, — responde Pablo con una gran sonrisa — otros me han dicho lo mismo.

La historia bíblica y nosotros

La frase "volvieron a Listra" (Hch 14:21) no parece tener mucha profundidad hasta que nos damos cuenta que es ese uno de los lugares donde Pablo recibe al principio una gran bienvenida como si fuera una divinidad. Luego viene un rechazo brutal que termina con apedreamiento.
¡Cómo nos cuesta a nosotros volver al lugar, la iglesia, la organización, lugar de trabajo, etc. donde hemos sido rechazados y experimentado el apedreamiento espiritual de la incomprensión! Pero el Apóstol sintió que tenía que volver a ese lugar donde fue tan maltratado y donde casi pierde su vida.
Listra es entonces en cierto sentido, un símbolo del lugar de rechazo, incomprensión y sufrimiento. Todos tenemos una Listra en nuestras vidas. Algunos han tenido varias "Listras" que los han dejado si no físicamente emocionalmente casi muertos o "fuera de combate". Quizás fue aquella relación personal, aquel proyecto, aquella ilusión que todo iba a salir bien y lo estábamos haciendo para el Señor. Pero algo sucede y todo o gran parte queda destruido.
Pero lo increíble es que Pablo vuelve a Listra esa misma noche. El hace lo mismo que hicimos nosotros cuando aprendimos a andar en bicicleta. El que cae y de inmediato no vuelve a tratar es muy probable que nunca aprenda a desplazarse con ese vehículo. No solamente volvió esa noche sino que también regresó después (Hch 14:21). Algunos piensan que hubo otra visita sugerida en (Hch 18:23).
Muchas veces, a pesar que nosotros creemos que hemos fracasado y casi todo se ha perdido, hay un fruto para el Señor que a su vez puede ser de bendición a muchas almas.
En esa comunidad vive un joven que va a ser el hijo espiritual del apóstol. Su nombre es Timoteo. Su madre y abuela son creyentes (Hch 16:1) (2 Ti 1:5). Es muy probable que Timoteo (Timo) estuvo presente cuando Pablo se levantó después de haber sido dado por muerto. Si es así podemos entender como este joven al ver el apedreamiento fue impactado de tal manera que estuvo dispuesto a consagrar su vida para el servicio del Señor.
El Señor Jesucristo nunca abrazó el odio del fanatismo religioso. Lo demostró al actuar con aquellos que querían apedrear a la mujer encontrada en adulterio. El les dijo: "El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella" (Jn 8:7).
Con toda autoridad Pablo dirá: "de aquí en adelante nadie me cause dificultades, pues llevo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús" (Ga 6:17).

Detalles técnicos

Se nos dice que los enemigos pensaron que Pablo estaba muerto. No es que el Apóstol "se hizo el muerto" para tratar de salvarse de la situación. Pienso que debido al trauma de los golpes de las piedras en su cabeza perdió el conocimiento y entró en lo que técnicamente se llama un coma. La persona en esta situación no responde a los estímulos dolorosos y frecuentemente pasa a la muerte. La pérdida de sangre provocada por las heridas de las piedras podría explicar la hipotensión y el no poder sentir el pulso.
Para el predicador, las palabras que luego escribirá a su hijo espiritual Timoteo son una realidad: "Si somos muertos con él, también viviremos con él, si le negáremos él también nos negará" (2 Ti 2:12).
Algunos creen que Pablo estaba realmente sin vida y el Señor le resucitó, pero creo que no hay pruebas para sugerir esto. En (2 Co 11) al hacer la lista de sus sufrimientos no se menciona que haya muerto y luego fue resucitado cosa que cualquiera hubiera puesto como la más importante en el orden de sus padecimientos y pruebas. Después él nos dice: "conozco a un hombre que hace catorce años (si en el cuerpo no lo sé, si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe, fue arrebatado hasta el tercer cielo, donde oyó palabras inefables que no les es dado al hombre expresar" (2 Co 12:3-4).
Pero luego agrega "y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en la carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respeto a lo cual tres veces he rogado al Señor que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo" (2 Co 11:7-8).
Este aguijón en la carne podría ser una secuela del traumatismo debido al apedreamiento. No podemos decir con seguridad pero podría ser una deficiencia física, o en el lenguaje o en la visión.
El hecho que no pudo decir si esto le sucedió o no en el cuerpo, plantea la alta posibilidad que esto ocurrió en un estado de inconsciencia (pérdida de conocimiento, en este caso debido a traumatismo de cráneo).
Todos sabemos lo que nos ocurre en cada momento de nuestra vida adulta con la excepción de todo aquello que olvidamos por irrelevante. Cualquiera puede decir si ha perdido el conocimiento completamente en su vida. Algunos nos dirán que les pasó en dos o tres oportunidades. Este tipo de episodio no se olvida fácilmente. Cuando leemos de las peripecias en su vida (2 Co 11:23-28), nos damos cuenta de que la única situación en la que fue altamente probable que perdiera su conciencia fue durante el apedreamiento. Los agresores estaban completamente seguros de que estaba muerto (Hch 14:19). En el relato de 2 Corintios no se dice que tuvo un éxtasis o una visión tal como sí ocurre en Corinto (Hch 18:9).
Si esto hubiese sido así, podría asombrarnos el hecho de que los golpes brutales que le propinaron sobre su cabeza y cuerpo los enemigos de la fe, el Señor lo haya utilizado como oportunidad de darle una revelación extraordinaria. W. MacDonald menciona esta posibilidad pero personalmente no la apoya. Jamiesson plantea la hipótesis de que le hubiera si muy difícil ir a Derbe al día siguiente si no hubo alguna curación sobrenatural. No tenemos indicio en las Escrituras que esto sucediera. Ignoramos si se utilizó algún medio especial de transporte.

El líder que hay en cada uno

El adalid no se va a rendir cuando sabe que ciertamente la voluntad de Dios para él es la de continuar en ese proyecto o ministerio. Los obstáculos por grandes que sean no van a ser la razón por la cual se dé por vencido.
Muchas veces el líder tiene que estar dispuesto a volver al lugar de rechazo e incomprensión y si es posible tratar de mejorar o sanar la situación. Esto no es siempre posible pero el intento de restauración de la relación es por sí una victoria.
A veces el dirigente puede tener cierta responsabilidad en que su persona o proyecto sea rechazado debido a la manera en que lo presentó.
A pesar del maltrato bestial el apóstol volverá a Listra esa misma noche, y regresará todavía unas semanas o meses después (Hch 14:21).
Sin duda este ejemplo de coraje y tenacidad va a impactar a un joven de esa ciudad que se llama Timoteo (Hch 16:1). Este va a tener un papel fundamental en el crecimiento y enseñanza de la iglesia en Éfeso y en otras partes.

Temas para grupo de estudio

1. ¿Qué nos dice esta historia en cuanto a la variabilidad del ser humano? (Quisieron adorar a Pablo para luego apedrearlo).
2. ¿Por qué es importante volver a "Listra"? (el lugar de rechazo y sufrimiento).
3. ¿Qué debo hacer cuando no quiero volver a "Listra"?
4. Mostrar un ejemplo del beneficio de Pablo al haber pasado por esa experiencia tan dolorosa.

Comentarios

México
  Gloria Dalila Silva Cruz  (México)  (25/08/2021)
Hermoso, hermoso ! busca uno cosas de Dios y se encuentra uno hermosas enseñanzas.
México
  Jtmr  (México)  (04/04/2021)
Excelente enseñanza.

Dios los guarde y de sabiduría.
Dominica
  Joel David Pimentel Cedano  (Dominica)  (27/08/2019)
Muchas gracias por compartir esta hermosa reflexión. Muy buena.
Me gustaria hacer una canción de ella.
Soy Dominicano, cristiano pentecostal, de las Asambleas de Dios. Bendiciones!!!
Estados Unidos
  Edgar Nuñez Aveytua  (Estados Unidos)  (16/06/2019)
Es una enseñanza tan puntual, gracias por este estudio .
Colombia
  Roberto Martinez  (Colombia)  (15/06/2019)
Excelente estudio, que El Señor les siga guiando y se dejen seguir usando por El .
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