Estudios bíblicos por series

Serie:  Los milagros de Jesús

El ciego de Betsaida (Marcos 8:22-26)

El Señor sanó a un ciego de Betsaida, pero lo hizo fuera de la ciudad, dado que allí le habían rechazado a pesar de todos los milagros que había hecho. Sin duda, cuando un pueblo o nación rechaza sistemáticamente al Señor, esto dificulta que él siga manifestando sus obras de poder en aquel lugar.

El sordo y tartamudo (Marcos 7:31-37)

Al tratar con ese hombre enfermo, el Señor manifestó el sufrimiento que le producen todas las consecuencias que el pecado ha traído sobre este mundo. Pero no sólo se compadeció de él, también le sanó de una manera muy personal, sin incomodarle o ridiculizarle por su enfermedad, sino con una ternura y cuidado muy especiales...

La suegra de Pedro (Mateo 8:14-17)

Una vez más el Señor sanó a una persona, pero nos sorprende la forma en la que lo hizo. Primero se inclinó hacia ella; lo que nos debe llevar a recapacitar en la humildad de Aquel que es el Hijo de Dios. Y luego la toco, algo que en los días que vivimos, un médico siempre evitaría. Todo esto nos recuerda la cercanía e identificación del Señor con los pecadores dañados por el pecado.

Los diez leprosos (Lucas 17:11-19)

Diez leprosos fueron sanados al mismo tiempo, pero sólo uno regresó para darle las gracias al Señor. Además de otras cuestiones muy importantes, el pasaje nos muestra uno de los peores pecados del ser humano frente a Dios: la ingratitud.

El hombre de la mano paralizada (Lucas 6:6-11)

La mano es un miembro de nuestro cuerpo que nos permite hacer cosas maravillosas, pero en este caso, su mano paralizada ilustra perfectamente nuestro estado espiritual sin Dios: manos paralizadas que no hacen la obra que el Señor tenía en su propósito para nosotros.

El siervo del centurión (Lucas 7:1-10)

El Señor se maravilló de la fe de este centurión que le rogaba por su siervo enfermo. Varias fueron las razones: su humildad, su amistad con su siervo, su amor por el pueblo de Dios y su Palabra, pero sobre todo, el concepto que tenía del Señor Jesús y su fe en él. Este hombre es un ejemplo del tipo de fe que Dios espera en nosotros...

El hombre con lepra (Mateo 8:1-4)

El Señor hizo un milagro maravilloso al sanar a un hombre con lepra, pero hizo algo más por él, también le devolvió su dignidad y le abrió el camino para una plena restauración social, familiar y espiritual. Lo mismo que el Señor ha hecho y hará con cada persona que cree en él.

La mujer encorvada (Lucas 13:10-17)

El relato nos presenta a una mujer atada por Satanás que durante 18 años había andado encorvada, pero el Señor Jesús la liberó trayendo a su vida libertad y dignidad. No obstante, ella no era la única persona bajo el poder del diablo, puesto que el principal de la sinagoga donde ocurrió el milagro también lo estaba, pero en su caso, estaba atado por una religión vacía y legalista...

Malco (Mateo 26:47-56)

Este es el último milagro de sanidad que el Señor hizo durante su ministerio terrenal, y fue realizado a uno de sus enemigos que habían venido a prenderle para crucificarle. Esto nos recuerda el amor de Dios hacia cada uno de nosotros cuando también andábamos de espaldas a él.

La transfiguración de Jesús (Marcos 9:2-13)

¡Cuánto necesitamos todos nosotros tener una percepción espiritual del Señor Jesucristo glorificado! Todos hemos sido expuestos al niño Jesús en el pesebre, o al Salvador muriendo en la cruz; ¡pero cuán necesario es que lo veamos tal como él está hoy: glorificado!