Predicaciones cristianas del libro de Apocalipsis
Estudios biblicos, mensajes cristianos, sermones, predicas de la Biblia en Apocalipsis
El mensaje a Tiatira (Apocalipsis 2:18-29)
La iglesia en Tiatira había permitido que personas no creyentes tuvieran posiciones de responsabilidad y enseñasen a la congregación, lo que desagradaba profundamente al Señor y ponía en un grave peligro a la iglesia. En cierto sentido esta carta nos avisa de los riesgos de un amor "blando" que lo tolera todo y no juzga nada.
El mensaje a Sardis (Apocalipsis 3:1-6)
El Señor se dirige a la iglesia de Sardis con unas palabras muy graves: "¡Estás muerta!!". Era una iglesia llena en su mayoría de lo que conocemos como "cristianos nominales" que nunca han llegado a nacer de nuevo. Y es triste decirlo, pero cada vez es más fácil encontrarse en las iglesias con personas de este tipo. Y lo más grave del caso es que creen que están en el camino al cielo cuando en realidad están muertos.
El mensaje a Laodicea (Apocalipsis 3:14-22)
La iglesia en Laodicea refleja una parte importante del cristianismo del siglo veintiuno. Aquí se describe una iglesia respetable, pero superficial y anémica. Como muchos cristianos en nuestros días, que sólo parecen emocionarse con los deportes, el cine o la política, pero no por conocer más del Señor o por compartir el evangelio con otros. Cristianos que se entregan por completo a los negocios o a los estudios, pero poco o nada a la causa de Cristo. Cristianos obsesionados con sus cuerpos y su apariencia física, pero despreocupados por su vida espiritual. Cristianos entregados a los placeres de este mundo y que no ven la necesidad de negarse a sí mismos y crucificar el yo. Cristianos solícitos en la búsqueda de nuevas experiencias, pero sin un verdadero anhelo de conocer más de la Palabra de Dios. Cristianos que ya no defienden la doctrina bíblica porque no la conocen y porque han abrazado el relativismo de este mundo. Iglesias con una perfecta organización y atractivos programas que pueden funcionar muy bien sin la presencia del Señor Jesús. Un cristianismo, por lo tanto, que ha dejado de ser relevante para el mundo.
La adoración celestial (Apocalipsis 4:1-11)
Esta nueva sección de Apocalipsis comienza con la presentación del trono de Dios. Detenernos a pensar en este trono nos ayudará a entender cómo es Dios, qué tipo de gobierno es el suyo y porqué son necesarios sus juicios.
El rollo y el Cordero (Apocalipsis 5:1-7)
El pasaje plantea una cuestión fundamental: ¿Quién tiene la autoridad moral para juzgar este mundo? Hoy en día no sería difícil encontrar algún hombre que, si Dios se lo permitiera, pudiera hacer desaparecer este planeta con sus bombas atómicas. Pero tener el poder para apretar un botón y lanzar bombas, no le legitima moralmente para hacerlo. Finalmente descubrimos que el único con la dignidad suficiente para juzgar a toda la humanidad es el Señor Jesucristo.
La adoración al Cordero (Apocalipsis 5:8-14)
Nos encontramos aquí con una hermosa escena de adoración celestial al Cordero. Escuchando cómo ellos lo hacían podemos aprender mucho sobre cómo adorar a Dios de una forma correcta.
Los cuatro jinetes del Apocalipsis (Apocalipsis 6:1-8)
Los cuatro jinetes del Apocalipsis describen algunos de los juicios de Dios sobre este mundo: guerras, hambres, pestes, muerte... Y aunque son realmente duros, sólo son un adelanto de lo que todavía espera a este mundo. En todo caso, son una sonora llamada de atención para que el hombre se arrepienta y busque a Dios mientras todavía hay tiempo.
El quinto y sexto sello (Apocalipsis 6:9-17)
Cuando se abre el quinto sello vemos a aquellos que habían sido muertos por causa de su fe en Jesucristo y que todavía seguían clamando por justicia. Y por supuesto, Dios va a vindicar a todos aquellos cristianos que han sido perseguidos injustamente, pero por el momento sigue dando oportunidades a sus perseguidores para que se arrepientan...
Los 144.000 sellados (Apocalipsis 7:1-8)
¿Quién podrá sostenerse en pie cuando el Cordero manifieste su ira? La respuesta la encontramos en Apocalipsis 7, donde dos grupos de personas son libradas. Estos son los que "han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero". No hay otra opción: sólo podemos ser salvos confiando en el sacrificio de Cristo en la cruz.
