El rey Ezequías prosperó mucho y se hizo de grandes riquezas, pero cometió un grave pecado al enorgullecerse de ellas. Nosotros también podemos caer en lo mismo si hacemos alarde de nuestros dones en lugar de servir y dar gloria con ellos al Señor...
El Señor se acercó a un hombre que era paralítico desde hacía treinta y ocho años y le preguntó: "¿Quieres ser sano?". Tal vez nos parezca una pregunta absurda, pero nada de lo que el Señor hace lo es. De hecho, cuando reflexionamos acerca del estado espiritual del hombre, aun se ve con mayor claridad que hay muchos que a pesar de tantos fracasos en la vida, no quieren acudir a Dios en busca de una solución. Viven sin poder escapar de su dilema personal, de los problemas y el vacío de su alma, y sin embargo se niegan a ser sanados moral y espiritualmente. A pesar de que se sienten totalmente insatisfechos con su situación, prefieren resignarse como excusa para no hacer nada y así seguir viviendo de la misma manera que les causa sus problemas...
Cuando un padre se acercó a Jesús para pedir la sanidad de su hijo, el Señor se quejó porque veía que no estaban dispuestos a creer si no veían señales y prodigios. En nuestros días también hay muchas personas de este tipo. Ahora bien, el estudio de este pasaje nos enfrenta con la pregunta: ¿Son las señales y los prodigios una causa para la fe, o son éstas el resultado de la fe? ¿Hay que ver para creer o creer para ver?
Pablo sigue explicando cómo la nueva vida que el creyente tiene en Cristo debe moldear todas las áreas de su ser. Aquí se ocupa del matrimonio, los hijos y el trabajo. Veremos que él no habla de derechos o de lo que debemos esperar de los demás, sino de cómo debemos servirles. Son temas importantes en los que hemos de recordar siempre el enfoque que Dios les da para no seguir los extravíos siempre cambiantes del mundo...
El rey Ezequías se propuso con todo su corazón servir a Dios y llegó a hacer cosas que ningún otro rey se había atrevido a hacer. Muchas de estas cosas estaban en contra de la opinión pública, pero él prefirió agradar a Dios antes que a la mayoría...
Adorar a Dios es la actividad más noble, elevada e importante que el ser humano puede realizar. Fuimos creados para eso, y cuando el hombre pecó rompiendo así su relación con Dios, él envió a su propio Hijo con el fin de redimirnos para que pudiéramos ser nuevamente verdaderos adoradores. Esto es lo que Jesús quería dar a entender a la mujer cuando le dijo: "el Padre tales adoradores busca que le adoren". Tan importante es el tema, que la adoración será nuestra actividad principal durante toda la eternidad...
Pablo pasa a desarrollar las implicaciones que la salvación de Cristo ha de tener en nuestras vidas. Su conclusión es que un verdadero cristiano debe andar en este mundo de manera coherente con su profesión. Esto incluye su carácter, la forma en la que habla, su sexualidad, el uso del tiempo, la importancia que da a la Palabra...
El rey Uzías superó un terremoto, venció a sus enemigos militares, evitó pecados sexuales y la idolatría, pero no pudo controlar su orgullo. Siempre existe el peligro de creer que cuando el Señor nos bendice, esto se debe a nuestras propias habilidades o esfuerzo...
El encuentro de Jesús con la mujer samaritana es un ejemplo extraordinario de cómo el Señor evangelizaba a los perdidos. A lo largo del estudio veremos la forma sencilla en la que le expuso la verdad, le mostró su necesidad espiritual, despertó su conciencia, contestó a todas las preguntas que inquietaban su alma, y le llevó finalmente a la fe en él, el auténtico Mesías y Salvador del mundo.
Aunque la Iglesia de Cristo está compuesta por personas de muy variadas culturas, razas y costumbres, sin embargo hay una unidad esencial. Entonces cabe preguntarse: ¿por qué hay tantas divisiones? Como vemos en este pasaje, la razón se debe a que no respetamos lo que Dios ya ha establecido...