En un momento de su vida el rey Josafat se encontró rodeado de poderosos enemigos que querían destruirle. La situación era muy difícil, pero él venció sus temores orando y confiando en Aquel que es Todopoderoso.
Jesús comenzó su ministerio público limpiando el templo de Dios de todo el comercio que los sacerdotes habían introducido y con el que se estaban lucrando. Desgraciadamente, los tiempos no han cambiado mucho, y la religión sigue reportando a muchos dinero, poder y fama.
Jesús asiste a unas bodas en Caná de Galilea. El incidente nos muestra la importancia que la boda tiene para el Señor y también cuánto necesitamos tenerle en nuestras vidas si no queremos encontrarnos a la mitad del matrimonio sin vino y sin alegría.
En las oraciones que se conservan de Pablo, vemos que él no acostumbraba a pedir bendiciones materiales, ni mejorías de salud, etc., sino que anhelaba bienes espirituales para los santos, pues éstos constituyen el fundamento de todo lo demás.
El rey Asa no creyó que Dios podría darle la victoria contra un enemigo que él veía muy grande, y en lugar de confiar en el Señor, buscó la ayuda de otros hombres. Fue entonces cuando el profeta le dijo: ¡Has actuado locamente!
Dos nuevos discípulos siguen a Jesús, Felipe y Natanael. Nos llama la atención la promesa que Jesús le hizo a Natanael: "Cosas mayores que estas verás". Debemos recordar esto, porque como cristianos muchas veces nos inunda una sensación de pobreza espiritual, sencillamente porque no andamos con él.
El pasaje describe el momento en que por primera vez varias personas se convirtieron en discípulos del Señor Jesús. Fue un acontecimiento que cambió profundamente sus vidas y que nunca olvidarían...
En el comienzo de su Epístola, el apóstol Pablo hace un resumen del plan eterno de Dios para la Iglesia y aun para el universo. Por supuesto, el origen y la consumación de este glorioso plan se encuentran en Cristo.
Un profeta le dijo al rey Asa: El Señor estará con vosotros cuando vosotros estéis con él. Esto siempre ha sido verdad, pero con frecuencia, nos debatimos entre confiar en Dios o intentar solucionar las cosas por nuestros propios medios...
Juan el Bautista dio testimonio de Cristo y lo señaló como el Cordero de Dios que quita el pecado y bautiza con el Espíritu Santo. Y este es el Salvador que necesitamos; que puede perdonar nuestros pecados y regenerarnos para hacer de nosotros nuevas criaturas...