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Estudio bíblico de Habacuc 1:1

Habacuc -Introducción 1:1

Amigo oyente, comenzamos hoy a estudiar el libro de Habacuc. Este es uno de aquellos llamados profetas menores. Los libros de Nahúm, Habacuc y Sofonías tienen mucho en común. Cada uno de estos libros nos presenta una faceta diferente de la forma en que Dios trata con la humanidad, mostrándonos como el gobierno de Dios está integrado en el gobierno de los hombres, y la forma en que Dios trata con la persona a nivel individual.

Otra similitud entre estos tres libros es que provienen aproximadamente del mismo período de tiempo. De hecho, los tres pudieron haber sido contemporáneos y existe la posibilidad de que lo fueran, aunque es muy difícil señalar una fecha específica, para muchos de estos profetas. Y en realidad, lo mismo ocurre con muchos libros del Antiguo Testamento. En realidad, las fechas exactas no constituyen un dato importante. Pero por lo menos sabemos que estos libros de Habacuc, Nahúm, y Sofonías, provienen del período comprendido entre los reyes Josías y Joaquín. En ese mismo período uno puede incluir también al profeta Jeremías. El reino del norte ya había sido llevado al cautiverio, y el reino del sur estaba a punto de ser conducido al cautiverio. Y después del rey Josías, cada rey que le siguió fue un rey malvado. Así que podemos decir que Nahúm, Habacuc y Sofonías ejercieron su ministerio en ese período de decadencia.

Ahora bien, aunque hay similitudes, estos libros difieren también entre sí. El profeta Nahúm trató solamente con la ciudad de Nínive, que fue la capital del imperio Asirio. Este profeta mostró de qué manera Dios es justo y al mismo tiempo, un Dios de amor, que actuó correctamente al juzgar a esa nación.

El profeta Habacuc trató este tema desde un punto de vista algo diferente. Él fue un hombre que se planteaba preguntas. Se sentía inquieto ante la aparente indiferencia de Dios frente al pecado de su propio pueblo. Y le preguntaba a Dios por qué no hacía algo al respecto. Hay que reconocer que en nuestro tiempo hay muchas personas que, ante la injusticia y la maldad que prevalecen en este mundo, se preguntan por qué Dios no hace algo, por qué no interviene en los asuntos humanos para detener la violencia, la injusticia y el sufrimiento que padecen millones de personas.

Dios le respondió a Habacuc esa pregunta informándole que Él estaba preparando a una nación, Babilonia, para castigar al reino de Judá (o reino del sur), conduciéndolo como cautivo a la esclavitud, a menos que sus habitantes cambiaran su modo de vida. Pero si Habacuc tenía un problema antes, después de escuchar la respuesta de Dios, tuvo otro problema. ¿Por qué usaría Dios a Babilonia, que era una nación mucho más malvada, pagana y entregada a la idolatría que su propio pueblo, para castigar a Judá? Entonces Dios le reveló a Habacuc que Él aún no había terminado de tratar con Babilonia, porque la juzgaría también a ella. Ése sería el método de Dios.

También hay que señalar que este libro es muy importante por su relación con el Nuevo Testamento. En general, se reconoce que los tres grandes libros doctrinales del Nuevo Testamento son Romanos, Gálatas y Hebreos, cada uno de los cuales cita al profeta Habacuc. En realidad, el pasaje Bíblico de Habacuc 7:4, que dice el justo vivirá por la fe, constituye el antecedente del mensaje de esos tres libros del Nuevo Testamento. Así, este breve libro surge sobre el horizonte de las Sagradas Escrituras como una obra importante. No permitamos que su brevedad disminuya su importancia porque, después de todo, tal importancia no está determinada por la extensión de lo que uno escribe, sino por el contenido, es decir por lo que uno expresa. Ahora diremos algo en cuanto al:

Autor

El nombre de Habacuc significa "abrazar". Martín Lutero nos dejó una notable definición de este término, diciendo lo siguiente: "Habacuc significa alguien que abraza a otra persona, es decir, que la toma en sus brazos. En este sentido, Dios abraza a Su pueblo, lo toma en sus propios brazos, o sea, que lo consuela, lo sostiene, así como uno abraza a un niño que llora para tranquilizarlo, con la seguridad de que pronto se sentirá mejor". Hasta aquí la cita.

El profeta Habacuc no nos dejó datos sobre su vida personal, ni sobre la época en la cual vivió. Lo consideramos como el incrédulo discípulo de Jesús llamado Tomás; Habacuc sería como el Tomás del Antiguo Testamento, porque su cerebro podría compararse a un signo de interrogación. Él no fue un profeta en el sentido estricto de la palabra. Este libro es una obra como, por ejemplo, el libro de Jonás; en ella, Habacuc nos relató su propia experiencia con Dios, detallando sus preguntas a Dios y las respuestas de Dios. Podemos escribir sobre su nombre un gran signo de interrogación hasta que, en el último capítulo, y especialmente en los dos o tres últimos versículos, podemos escribir un signo de admiración. Este libro es, pues, la experiencia personal del profeta expresada en poesía, así como Jonás, en su libro, la expresó en prosa.

Habacuc fue un personaje interesante y ha escrito un hermoso libro, que se caracteriza por ser una verdadera excelencia literaria. El capítulo final es, en realidad, una canción o un salmo de alabanza y adoración a Dios, a la vez que una maravillosa obra de literatura. A continuación diremos algo sobre:

La forma del libro

La frase final del libro, que dice: "Al jefe de los cantores. Para instrumentos de cuerdas", revela que este libro es una canción. La frase fue colocada allí dirigida al director de la orquesta y el coro. El capítulo final del libro constituye un salmo de gran belleza. En realidad, la totalidad de la profecía es una verdadera joya. Algún autor la ha traducido con la medida y estructura de un verso. Varios expertos en Hebreo han descrito esta obra destacando los giros selectos del lenguaje, su vocabulario y su magnífica poesía. Ahora vamos a referirnos al:

Mensaje del libro

Esta breve obra se inicia con una penumbra, con sombras, y culmina con el brillo de la gloria. Como adelantamos anteriormente, comienza con un signo de interrogación y termina con un signo de admiración. Habacuc es como un enorme "Por qué". El motivo por el cual Dios permite el mal ha sido, a través de los siglos, una pregunta con la que se ha enfrentado toda mente que piensa y reflexiona. Creemos que este libro es la respuesta a esa pregunta. ¿Corregirá Dios la injusticia que prevalece en este mundo? Bueno, esta obra intenta responder a ese interrogante. ¿Está Dios haciendo algo con respecto a los males, abusos y situaciones injustas de se cometen en este mundo? La respuesta de este libro es que sí, que lo está haciendo. Creemos que es posible reducir la duda de Tomás en el Nuevo Testamento, la duda de Habacuc en el Antiguo Testamento, y la del hombre contemporáneo, a una sola palabra de interrogación: "¿Por qué?" Ésta es la pregunta fundamental de la raza humana. Cuando resumimos todas las preguntas a un mínimo común denominador llegamos, pues, a esta pregunta básica: "¿Por qué?"

Podemos ver que el mensaje del profeta Habacuc es casi opuesto al mensaje del profeta Nahúm. En el libro de Nahúm Dios estaba actuando con juicio, y la pregunta fundamental era: ¿cómo podía Dios ser un Dios de amor y juzgar de la manera en que lo estaba haciendo? Aquí en el libro de Habacuc la pregunta fue más bien opuesta: ¿Por qué Dios no hace algo para remediar el mal de este mundo?

Ahora resumiremos el:

Tema del libro

El tema de esta obra es la fe. Este escritor ha sido llamado el profeta de la fe. En este sentido, la famosa frase Bíblica del capítulo 2:4: "El justo vivirá por la fe", como también adelantamos antes, ha sido citada tres veces en el Nuevo Testamento: en la carta del apóstol Pablo a los Romanos 1:17, en la carta, también del apóstol Pablo, a los Gálatas 3:11, y en la carta a los Hebreos 10:38.

A continuación, estimado oyente, vamos a presentar un bosquejo del libro de Habacuc, es decir, un esquema que constituye una especie de resumen de la obra, incluyendo únicamente los principales títulos que encabezan los capítulos y los párrafos, para que usted pueda ver con mayor claridad la estructura de esta obra, y como el autor fue desarrollando los temas que se propuso comunicar. Este bosquejo puede ser útil también para estudiar el libro, para localizar en su Biblia los diversos apartados en que se divide la obra, con sus respectivos títulos y frases clave. Es como contemplarlo en una visión panorámica general, antes de concentrarnos en los detalles de esta obra, que estaremos examinando en los próximos 9 programas.

Hemos resumido el libro en tres divisiones principales: I) La perplejidad del profeta (capítulo 1); II) la percepción del profeta (capítulo 2) y III) el placer del profeta (capítulo 3).

Veamos entonces, en primer lugar, el resumen de la primera división, titulada "La perplejidad del profeta" (capítulo 1). En este capítulo tenemos 3 párrafos: el primero se titula "El primer problema del profeta", en el capítulo 1, versículos 1 al 4. Aquí la pregunta clave es: ¿Por qué permite Dios el mal? El segundo párrafo se titula "La respuesta de Dios" y abarca los versículos cinco hasta el 11. Aquí el versículo 8 resume en una frase su contenido: "Dios estaba alzando a los Caldeos para castigar al reino de Judá". El tercer párrafo se titula "El segundo problema del profeta" y se extiende desde el versículo 12 hasta el 17. En este párrafo se destacan dos preguntas claves: ¿Por qué permite Dios que Su pueblo sea castigado por una nación más malvada que Su pueblo? ¿Por qué no destruyó Él a los Caldeos?

Veamos ahora el resumen de la segunda división, titulada "La percepción del profeta (capítulo 2). En este capítulo tenemos cuatro párrafos: el primero se titula "La práctica del profeta" y se encuentra en el versículo 1, explicado en la frase "El profeta presentó su problema secreto, en la intimidad con Dios". El segundo párrafo se titula "La paciencia del profeta" y abarca los versículos 2 y 3. Aquí el tema se resume en la frase "Él esperó por la visión". El tercer párrafo se titula "La perspectiva humana del profeta", que se resume en el versículo 4, describiendo en pocas palabras la gran división de la humanidad en su actitud hacia Dios. Un grupo, el de los incrédulos, se dirige hacia la destrucción. El otro grupo, por la fe, se dirige hacia Dios. Esta división es inevitable. Y el cuarto párrafo se titula "La parábola del profeta", y se extiende desde el versículo 5 hasta el 20. Aquí se puede apreciar que la aplicación que surge de la visión es manifiesta. Los Caldeos, a su vez, serían destruidos. Dios estaba actuando entre las acciones.

La tercera y última gran división de este libro se titula "El placer del profeta" (capítulo 3). En este capítulo el primer párrafo se titula "La oración del profeta", y comprende los versículos 1 y 2. El tema destaca que el profeta, que había pensado que Dios no estaba haciendo nada con respecto al mal que predomina en este mundo, le rogó a Dios que recordase el ser compasivo y misericordioso. ¿Acaso temía Habacuc que Dios estaba haciendo demasiado, o que se iba a exceder? El segundo párrafo se titula "El programa de Dios" y se extiende desde el versículo 3 hasta el 17. Se destacó aquí el versículo 8, en el cual se representó a Dios trasladándose majestuosamente en su propio carruaje de salvación. Y, finalmente, el tercer párrafo se titula "La posición del profeta", que podemos leer en los versículos 18 y 19. En el versículo 18 se destacó que el profeta se alegraría en el Señor. Había pasado de una experiencia de dolor, a una de placer. Y llegamos así al:

Habacuc 1

De acuerdo con el resumen esquemático que acabamos de presentar, este capítulo está encabezado por un párrafo titulado:

La perplejidad del profeta

Leamos entonces el primer versículo, que dice lo siguiente:

"Profecía que el profeta Habacuc recibió en una visión."

El término profecía aquí se refiere al juicio. En realidad, ésta no fue la pregunta de Habacuc, sino más bien la respuesta del Señor. Así que la respuesta de Dios constituye verdaderamente la profecía del libro de Habacuc. La respuesta el Señor fue el juicio o castigo que este profeta llamó "profecía", como también hicieron los otros profetas del Antiguo Testamento.

Y con esto, concluimos este primer versículo del capítulo 1 de Habacuc. Por haberle dedicado énfasis a la introducción que presentamos al comienzo del programa, no hemos avanzado mucho hoy, en cuanto al texto mismo de este libro, pero pensamos que al principio del estudio del libro, es bueno establecer una base sólida para comprender mejor esta importante profecía que continuaremos estudiando en nuestros próximos programas.

Mientras tanto, le aconsejamos una vez más, como lo hacemos frecuentemente, que usted se prepare para nuestro próximo estudio. Y la mejor forma de de hacerlo, es leer el primer capítulo de este libro de Habacuc, quizás subrayando todo aquello que le llame la atención. Siempre hemos resaltado la importancia que para nosotros tiene el mantener un contacto y una relación fluida con nuestros oyentes. Así que nos ponemos a su entera disposición para aclarar cualquier duda o pregunta que usted considere necesario formular. En este sentido puede usted ponerse en contacto con nosotros en la forma en que estime más oportuna. Seguramente habrá notado que las preguntas que plantea esta obra reflejan una innegable realidad, porque estos interrogantes habrán estado presentes en nuestra mente y en la de todos, más de una vez. Y muchas personas quizás intenten explicar su alejamiento de Dios por haberse enfrentado con estos interrogantes, relacionados con la acción de Dios en la historia, en el mundo de nuestro tiempo, y en la vida individual de los seres humanos. Y se habrán sentido como el profeta Habacuc, perplejos, confundidos o molestos, especialmente al observar, y muchas veces sufrir, los males e injusticias y a la vez, ser conscientes del creciente desarrollo de la maldad, corrupción y abusos que se cometen a diario con una aparente impunidad. Es decir, que ante esta dolorosa situación, han creído observar una actitud de indiferencia o pasividad por parte de Dios. Ante estos estados de ánimo, muchos han intentado buscar respuestas o explicaciones que se hallan fuera de las Sagradas Escrituras. Con el deseo de ayudarle, le agradecemos la atención prestada a nuestro programa, y esperamos contarle entre nuestros oyentes al comenzar esta nueva etapa de nuestro extenso viaje "a través de la Biblia". Le esperamos, pues, en nuestro próximo programa.

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