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Estudio bíblico de Salmos 91-99

Salmos 91 al 99

En el programa de hoy, estimado oyente, vamos a comenzar considerando el Salmo 91. En nuestro programa anterior, estudiamos el Salmo 90, y con ese Salmo comenzaba una nueva sección de este Libro de los Salmos, la correspondiente al libro de Números en el Pentateuco. Así como el salmo 90 era un salmo de muerte, el 91 es un salmo de vida; es un salmo mesiánico que nos ofrece una imagen del Señor Jesucristo. Nos revela un maravilloso lugar de protección y de seguridad para nosotros. Es un salmo muy popular entre el pueblo de Dios, apreciado por personas de todas las edades, jóvenes y mayores. Muchos han sido bendecidos por él.

El Salmo 90 nos mostraba una figura del primer hombre, Adán. Y en Adán todos morimos, por ello hemos dicho que ése era un Salmo de muerte. Pero este Salmo 91 nos habla del Señor del cielo, y es verdaderamente un Salmo Mesiánico. Es un Salmo de vida.

Ahora, por otra parte, este es un Salmo que ha sido citado por Satanás y un Salmo que él conoce muy bien, y ya veremos esto más adelante. En los dos primeros versículos de este Salmo 91, se nos dice lo siguiente:

"El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré".

Este un lenguaje muy hermoso. La persona que se nos describe, es el mismo hombre a quien se le llamó bienaventurado o dichoso en el Salmo 1. El Señor Jesucristo, el hombre perfecto, sin pecado y santo. Y Él siempre habita al abrigo del Altísimo. El problema que tenemos es que estamos allí algunas veces, pero no nos quedamos allí por mucho tiempo. Notemos ahora lo que dicen los versículos 3 al 5 de este Salmo 91:

"Él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y protección es su verdad. No temerás al terror nocturno ni a la saeta que vuele de día"

Algunos han recordado estas palabras en tiempos de guerra y creen haber encontrado protección en situaciones muy peligrosas. Igualmente en los versículos 6 al 8, que dicen:

"Ni a la pestilencia que ande en la oscuridad, ni a mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegarán. Ciertamente con tus ojos mirarás y verás la recompensa de los impíos".

Opinamos que estos versículos pueden ser utilizados por el pueblo de Dios, y Dios ha hecho que ellos fueran verdaderamente reales para muchos de Sus hijos. Pero aquí tenemos un cuadro de nuestro Señor. Permítanos presentarle ahora una cita del Dr. A.C. Gaebelein, un maestro de la Biblia de la generación pasada. Él decía lo siguiente sobre este pasaje: "Pensemos en el Señor primero; en Él no había pecado, y aquello que era resultado del pecado, la enfermedad, y la muerte, no podía demandar nada de Él. Desde todo punto de vista, Él siempre fue el Hombre Perfecto, y ya que Él confiaba en Dios, Su Padre, anduvo y vivió en perfecta obediencia, así que el gran cazador, Satanás, no lo pudo apresar, ni tampoco la enfermedad destructiva. Cubierto por Sus plumas y bajo Sus alas, el Hombre Perfecto en este mundo encontró Su refugio permanente. Él no experimentó el temor, pues lo que le sucedía a otros no podía acercarse a Él. Y aquellos que son Suyos le siguen en una vida de confianza y obediencia, reclamando para ellos también la protección". Hasta aquí, las palabras del Dr. A.C. Gaebelein. Aquellos que a lo largo de la historia han considerado estos versículos como suyos, tenían el derecho de hacerlo. Dios convirtió estas palabras en una experiencia real en sus vidas. Escuchemos lo que el Dr. Gaebelein continuó diciendo: "Cuán cierto es que nuestro cuerpo está muerto a causa del pecado. Ahora, el fanatismo puede reclamar todas estas declaraciones como si tuvieran un significado absoluto para el hijo de Dios. Y la experiencia muy a menudo nos enseña lo contrario porque nosotros fracasamos, somos criaturas equivocadas, necesitamos la disciplina, y pasar la prueba de la fe. Sin embargo, en todo ello el creyente puede tener paz perfecta, sabiendo que todo terminará bien. Aunque él me matare, en él esperaré, decía Job. (Job 13:15) Esa frase puede representar el punto culminante de la fe verdadera y la confianza en Dios". Hasta aquí la cita. Continuemos ahora, nuestra lectura en el Salmo 91 con los versículos 9 y 10:

"Porque has puesto al Señor, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal ni plaga tocará tu morada"

Estas palabras señalan a la persona de Cristo. Leamos los versículos siguientes, los versículos 11 y 12, que dicen:

"Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán para que tu pie no tropiece en piedra".

Este es el pasaje que Satanás citó, cuando tentó al Señor Jesucristo en el desierto, y es interesante ver que Satanás sabía que este Salmo se aplicaba al Señor Jesús. Satanás había aprendido ya algo que algunos de profesores de Teología actuales desconocen. Según Lucas 4:19, Satanás dijo: "Pues escrito está: a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden". Y aquí parece que Satanás citó las Escrituras para sus propósitos y entonces las citó mal, porque omitió la frase "que te guarden en todos tus caminos". El Señor Jesucristo dijo que había venido para cumplir la voluntad de Su Padre y ello quería decir, andar en Sus caminos. Él se habría salido de la voluntad de Dios, si hubiera intentado hacer pan de las rocas, o si hubiera aceptado los reinos del mundo ofrecidos por Satanás, o aún más, si se hubiera lanzado al vacío desde el pináculo del templo. La promesa completa era a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos, como dice aquí en el Salmo 91.

Ahora en el versículo 14, notamos que se repite 2 veces la expresión "por cuanto"; escuchemos lo que dicen los versículos 14 y 15:

"Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; lo pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. Me invocará y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y lo glorificaré".

Es que el Hombre Perfecto estuvo entre las fauces de la muerte, y Él descendió a lo más profundo de este mundo, que era la muerte y la sepultura. Y fue librado en el tercer día, cuando Dios le resucitó de entre los muertos y le dio a Él la gloria. Aquí dice: "Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre". ¡Qué gran cuadro de Cristo tenemos aquí en este Salmo!

Y pasamos ahora, al:

Salmo 92

Tiene una inscripción que dice: Salmo. Cántico para el día de reposo. Encontramos aquí una canción de alabanza que sigue naturalmente al Salmo Mesiánico que acabamos de comentar. Nos habla de alabanza y adoración, y para ello fue dado el día del sábado o día de reposo. Sin embargo la adoración en este salmo está en relación con un santuario terrenal, y en realidad, está mirando hacia delante en el tiempo, hacia aquel día en que, una vez más, habrá un santuario establecido en Jerusalén, y el pueblo redimido de Dios adorará allí. La adoración de los creyentes en el presente es algo diferente. En Juan 4:21 y 23 vemos que el Señor le dijo a la mujer samaritana: "Mujer, créeme que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 23Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque también el Padre tales adoradores busca que lo adoren". Los creyentes hoy han sido convertidos en un reino de sacerdotes para Dios, no para servir en un santuario terrenal, sino para adorarle en espíritu y en verdad.

Y ahora vemos que el salmo comienza con una nota gloriosa. Leamos el versículo 1 de este Salmo 92:

"Bueno es alabarte, Señor, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo"

¿Quiere hacer algo bueno en el día de hoy, estimado oyente? Entonces dele gracias al Señor ahora mismo, donde quiera que usted se encuentre. Leamos el versículo 2 de este Salmo 92:

"Anunciar por la mañana tu misericordia y tu fidelidad cada noche"

Usted le puede dar las gracias a Él por la mañana o por la noche, por Su amorosa bondad y fidelidad. Yo siempre le doy gracias a Él por la mañana; en las tempranas horas de la mañana le doy gracias por un nuevo día, porque gracias a Su bondad Él me ha dado ese nuevo día de vida. Pero cuando uno se va a acostar en la noche, sería bueno darle las gracias por Su fidelidad, al permitir que pasáramos por las experiencias de ese día. Pasando ahora al versículo 6, leemos:

"El hombre necio no sabe y el insensato no entiende esto"

Las personas insensatas no comprenden el amor y la fidelidad de Dios. Continuemos leyendo el versículo 8:

"Mas tú, Señor, para siempre eres altísimo".

"El Altísimo" es un término milenario para referirse a Dios. Pero algunos versículos dirigen una mirada retrospectiva a las condiciones terrenales. El hombre es descrito como un ser necio, insensato. Es como si espiritualmente no caminara erguido. No mira a Dios. Algunos piensan que lo hacen pero no es así. El hombre insensato mira hacia abajo y disfruta de la inmundicia del pecado. Es un necio. Le falta sentido común. No puede comprender, porque como dijo Dios por medio de Pablo en Romanos 1:21 su necio corazón fue entenebrecido. Y ese hombre insensato niega a Dios y en un sentido espiritual y moral, vive como un animal, siguiendo sus instintos naturales. . Hay muchos que viven como si Dios no existiera. Simplemente comen, duermen, trabajan, descansan y juegan; y eso es todo. Para ellos, esto es la vida. Ahora leemos el versículo 12, de este Salmo 92:

"El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano".

La palmera ha sido como el emblema de la victoria, y el cedro representa la fuerza y la seriedad. Esta es una figura de los justos, de aquellos que están viviendo en comunión con Dios, incluso en los tiempos que vivimos.

Y así llegamos al:

Salmo 93

Este es un Salmo muy breve, que tiene sólo cinco versículos. En él vemos una expresión de gran alegría porque el Señor ha llegado a reinar gloriosamente sobre la tierra. Leamos el versículo 1:

"¡El Señor reina! ¡Se ha vestido de majestad! ¡El Señor se ha vestido, se ha ceñido de poder! Afirmó también el mundo y no será removido".

El Señor aparece aquí revestido de esplendor. Este Salmo alcanzará su verdadero significado cuando Él venga a reinar sobre la tierra. Toda oposición rebelde será quebrantada, y todos aquellos que se han opuesto a Dios serán destronados. Escuchemos lo que dice el versículo 3, de este Salmo 93:

"Alzaron los ríos, Señor, los ríos alzaron sus voces; alzaron los ríos sus olas".

La marea del pecado se ha detenido. Se ha aplastado la cabeza de Satanás, Y los versículos 4 y 5 dicen:

"El Señor en las alturas es más poderoso que el estruendo de las muchas aguas, más que las recias olas del mar. Tus testimonios son muy firmes; la santidad conviene a tu Casa, Señor, por los siglos y para siempre".

Y así llegamos al:

Salmo 94

A partir de este Salmo 94 hasta el Salmo 100, tenemos una serie de Salmos que cuentan una historia consecutiva. Estos 7 salmos son canciones del reino que celebran el reinado del Mesías. Son una revelación del Señor Jesucristo y Su reino sobre la tierra después del período de la gran tribulación y de todas las gravísimas dificultades experimentadas por los seres humanos en ese tiempo.

El Salmo 94 es un llamado a Dios para que intervenga con justicia contra los malvados. Es un clamor del remanente fiel en una época de angustia que precede al reino. Y comienza diciendo en su primer versículo:

"¡Señor, Dios de las venganzas, Dios de las venganzas, muéstrate!"

Hay muchos que en el día de hoy dicen: "Ah, si el Señor solamente regresara". Bueno, Él va a venir, estimado oyente, pero vendrá según Su propio plan, no según los pronósticos o programas humanos. Y cuando Jesucristo venga, entonces arreglará todas estas cosas que nos han causado sufrimiento. Para la época actual Él nos ha pedido que andemos en fe, tomados de Su mano. La venganza le pertenece a Él y Él actuará con justicia. Hay muchas cosas que necesitan ser enderezadas. Y cuando Jesús regrese a la tierra con gran poder, pondrá a cada uno y a cada cosa en su debido lugar. Mientras tanto, no tenemos que vengarnos por nosotros mismos, sino dejar esos asuntos en Sus manos. Leamos los versículos 8 y 9

"¡Entended, necios del pueblo! Y vosotros, insensatos, ¿cuándo seréis sabios? El que hizo el oído, ¿no oirá? El que formó el ojo, ¿no verá?"

Y nuevamente Dios está hablando al hombre insensato. Dios es Espíritu. Él no tiene oídos como los nuestros, pero Él oye; no tiene ojos como los nuestros, pero ve. Y el pecador aquí en este mundo por alguna razón, piensa que se está saliendo con la suya, y que puede pecar impunemente. Sin embargo, Dios lo oye, lo ve, y toma nota de todo lo que el ser humano hace. Y estimado oyente, hay sólo dos lugares para sus pecados: o están en Cristo, o los carga usted. Si sus pecados están en Cristo, entonces ya se ha ejecutado el juicio sobre ellos, si están sobre usted, solo puede esperar el juicio futuro. Aquellos que están unidos a Cristo, tienen la perspectiva gloriosa de la vida con Él ahora y en la eternidad. Pero, estimado oyente, si usted no ha venido a Cristo, entonces tendrá que presentarse ante Dios para ser juzgado. Y el salmista pudo decir en los versículos 18 y 23, de este Salmo 94:

"Cuando yo decía: Mi pie resbala, tu misericordia, Señor, me sostenía. Él hará volver sobre ellos su maldad y los destruirá en su propia malicia. Los destruirá Jehová, nuestro Dios".

Y el Salmo concluye expresando la confianza de que Dios ha oído y juzgará a los malvados. Y llegamos entonces a los:

Salmos 95 al 99

Estos Salmos son canciones alegres. El Salmo 95 es un delicioso himno de alabanza. Los versículos 1 al 3 de este Salmo 95, dicen:

"¡Venid, aclamemos alegremente al Señor! ¡Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación! ¡Lleguemos ante su presencia con alabanza! ¡Aclamémoslo con cánticos!, porque el Señor es Dios grande, el gran Rey sobre todos los dioses".

Y además, Él es adorado como Creador. Leamos los versículos 4 al 6:

"En su mano están las profundidades de la tierra y las alturas de los montes son suyas. Suyo también el mar, pues él lo hizo, y sus manos formaron la tierra seca. Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante del Señor, nuestro hacedor"

El Salmo 96 es otro cántico hermoso de alabanza, cuando el Señor Jehová, que es el Señor Jesucristo, reinará sobre toda la tierra. Dice el versículo 1:

"Cantad al Señor cántico nuevo; cantad al Señor toda la tierra".

Ya hemos visto anteriormente que esta nueva canción es la canción de la redención. En el Libro de Apocalipsis, se nos dice que nosotros lo vamos a cantar. Leamos también los versículos 4 y 5:

"Porque grande es el Señor y digno de suprema alabanza; temible sobre todos los dioses. Todos los dioses de los pueblos son ídolos; pero el Señor hizo los cielos".

Aquí se menciona nuevamente la idolatría porque el milenio terminará en idolatría. En la actualidad hay personas que se consideran extraordinariamente sabias porque recurren a toda clase de religiones. Llegará el día en que el ateísmo, el deísmo, el politeísmo y todos los cultos serán eliminados. Y dice el versículo 7 de este Salmo 96:

"Tributad al Señor, familias de los pueblos, dad al Señor la gloria y el poder".

El Señor Jesucristo cumplirá la profecía, terminará con la idolatría y expulsará a Satanás. Entonces, toda la creación se alegrará.

El Salmo 97 es muy similar al anterior debido a su expresión de alegría porque el Señor ha llegado. Dice el versículo 1:

"¡El Señor reina! ¡Regocíjese la tierra! ¡Alégrense las muchas costas!"

Este nos un himno dedicado a la primera venida de Cristo a la tierra, sino a Su segunda venida. Dice el versículo 7 de este Salmo 97:

"Avergüéncense todos los que sirven a las imágenes de talla, los que se glorían en los ídolos. Póstrense ante él todos los dioses".

"Dioses" aquí debería traducirse ángeles (comparar con Hebreos 1:6). Luego llegamos al Salmo 98, que es como la segunda estrofa de esta nueva canción de adoración. Leamos el primer versículo:

"Cantad al Señor cántico nuevo, porque ha hecho maravillas; su diestra lo ha salvado y su santo brazo".

El Salmo 99 es una canción dedicada al Rey cuyo trono es un trono de gracia y misericordia. Dice el versículo 1:

"¡El Señor reina! Temblarán los pueblos. Él está sentado sobre los querubines; se conmoverá la tierra".

Si usted no tiene la costumbre de alabar a nuestro Dios, mejor sería que comience a acostumbrarse, si es que usted va a ir al cielo. Mejor es que ya se ponga a tono porque usted va a pasar mucho tiempo allí alabando a Dios. Y lo mejor es irse preparando aquí en la tierra. El Salmo mira hacia el futuro, cuando nosotros le alabemos en el milenio. Ese reino no ha llegado aún, pero no hay ninguna razón por la cual usted y yo no le alabemos en el día de hoy. ¿Sabe por qué lo deberíamos hacer? Porque Él es maravilloso, es bueno, Él es fiel, y Su misericordia durará para siempre. Él siempre será muy bueno conmigo. Él siempre será bueno con usted. Estimado oyente, ¿no siente que esta verdad le afecta en alguna manera?

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