Estudio bíblico: ¿Qué es el hombre? - Salmo 8:1-9

Serie:   Los Salmos   

Autor: Luis de Miguel
Email: estudios@escuelabiblica.com
España
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Salmo 8 - ¿Qué es el hombre?

(Sal 8:1-9) "¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! Has puesto tu gloria sobre los cielos; de la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, a causa de tus enemigos, para hacer callar al enemigo y al vengativo. Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies: Ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo, las aves de los cielos y los peces del mar; todo cuanto pasa por los senderos del mar. ¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra!"

Introducción

El salmo nos presenta varios contrastes:
La grandeza de Dios y la pequeñez humana.
La pequeñez humana y la dignidad que Dios le ha dado.
Por último, y aunque tendremos que completar el tema en otra parte de las Escrituras donde estos versículos vuelven a ser mencionados, veremos también el contraste entre el fracaso del hombre y la solución divina.
Además de estos contrastes el salmo manifiesta también la gloria de Dios revelada en la creación, especialmente en la creación del hombre.
Y por último, trata también sobre la relación del hombre con el resto de la creación.

La pregunta central: ¿Qué es el hombre?

En la parte central del salmo el poeta se pregunta: "¿Qué es el hombre?". Y aunque nuestra sociedad moderna, entretenida con mil y una cosas, cada vez se hace menos preguntas, ésta sigue siendo una cuestión de vital importancia para cada uno de nosotros. A veces se formula de otras maneras: ¿Qué sentido tiene la vida? ¿Para qué estoy yo aquí en este mundo? ¿Tiene algún propósito mi vida? ¿De dónde vengo y a dónde voy?
Es cierto que muchos desprecian la Biblia como un libro antiguo que no tiene nada que decir al hombre del siglo XXI, pero es importante que atendamos a lo que nos dice, porque no encontraremos respuestas más convincentes y exactas en ninguna otra parte.

"¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!"

El rey David, autor de este salmo, comienza con una exclamación de alabanza con la que exalta la grandeza de Dios al mismo tiempo que proclama su soberanía.
Sin duda, no se trata de una exclamación irreflexiva, sino que tuvo que ser el resultado de una profunda y prolongada meditación, al final de la cual David expresa sus sentimientos de asombro, reverencia y gratitud hacia Dios.

"Has puesto tu gloria sobre los cielos"

Seguro que David había quedado extasiado muchas veces mirando el cielo estrellado mientras cuidaba de sus ovejas en las vigilias de la noche. ¿Y quién de nosotros no ha quedado fascinado alguna vez cuando en el campo, lejos de las ciudades y su contaminación, se pueden ver las estrellas en una noche clara?
David quedó impresionado viendo aquel espectáculo, pero nosotros aun tenemos más razones que él para hacerlo. David apenas sabía nada de las leyes que mantienen en orden los planetas y las estrellas, y aun sabía mucho menos del tamaño de las estrellas y las distancias que hay entre ellas. Por ejemplo, no sabía que el sol se encuentra a casi 150 millones de kilómetros de nuestro planeta Tierra y aun así nos ilumina, da calor y sustenta casi todas las formas de vida que encontramos aquí. Habría quedado sobrecogido si hubiera sabido que la Tierra es 1.300.000 veces más pequeña que el sol, y que de hecho, el sol es una estrella relativamente pequeña comparada con otras muchas que aparecen en el firmamento como pequeños puntos brillantes. Tampoco tenía ni idea de que nuestro sistema solar forma parte de la Vía Láctea, una galaxia formada por unos 200.000 a 400.000 millones de estrellas y que hay otras muchas galaxias igual de grandes y mayores.
Si David quedó fascinado con lo que veía con sus ojos, ¿cuál habría sido su experiencia si hubiera visto lo que nosotros podemos ver ahora con nuestros potentes telescopios? Lo cierto es que aun a simple vista el universo impresiona a quien lo contempla. La inmensidad de los espacios siderales, la belleza de las estrellas brillantes, la luz esplendorosa del sol y la palidez de la luna, las bellezas incontables que exhibe nuestro planeta, todo atestigua y ensalza la magnificencia del Creador.
(Sal 19:1) "Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos".
Sin embargo, pese a lo impresionante del mensaje proclamado por el universo y por las maravillas de la tierra, muchos seres humanos se han hecho insensibles a él. Pero el salmista sabe que todo esto es obra de Dios y por eso le adora, reconociendo su grandeza y poder.

"De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza"

Como decimos, a pesar de tanta maravilla, la mente del hombre está embotada, y en vez de reconocer la magnificencia de Dios, se deja extraviar por especulaciones vanas para caer en las mayores aberraciones, tanto religiosas como morales. Tales personas se han convertido en enemigos de Dios, lo declaren abiertamente o no.
(Ro 1:20-25) "Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén."
Pero frente a la hostilidad humana contra Dios, él ha establecido una "fortaleza" para "hacer callar al enemigo y al vengativo". Paradójicamente esta "fortaleza" se manifiesta a través de "los niños y de los que maman". Son ellos los que en su sencillez expresan la grandeza de Dios que los enemigos ignoran.
El Señor Jesucristo usó este mismo principio en una ocasión durante su ministerio terrenal, cuando los líderes religiosos de la nación judía buscaban silenciarle, fue entonces cuando los niños de Jerusalén comenzaron a aclamarle como el Hijo de David.
(Mt 21:15-16) "Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! se indignaron, y le dijeron: ¿Oyes lo que ésos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?".
Y así ha sido siempre. Frente a los sabios de este mundo se alza el testimonio de los "niños". Estos "niños" son los hombres y mujeres que humildemente han recibido la revelación divina manifestada a través de la misma creación, y aun mucho más claramente en Cristo. El Señor Jesucristo lo expresó así:
(Mt 11:25) "En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños".
Cada creyente, a pesar de su debilidad, seguirá siendo una fortaleza de Dios inexpugnable ante la que sucumbirán sus fuertes adversarios y enemigos. A través de ellos Dios seguirá manifestando su gloria y majestad a este mundo hostil.

"Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre?"

Al mismo tiempo que la astronomía nos ha mostrado la grandeza de las obras de Dios, también ha quedado patente lo insignificante que es el hombre frente a la inmensidad de la creación. Si el planeta Tierra es una mota de polvo en el Universo, entonces ¿qué es el hombre? En comparación es menor que una diminuta gota de agua en medio del océano. Además, mientras que la Tierra, el Sol y las estrellas permanecen por miles de años, la vida del hombre es como la niebla de la mañana que rápido se desvanece. Desde cierto punto de vista, el hombre es insignificante en el espacio y en el tiempo. Hoy estamos aquí pero mañana ya no estaremos.
Por otro lado, si preguntamos a los científicos qué es el hombre, nos dirán que estrictamente hablando el ser humano es un compuesto de elementos químicos como oxígeno, carbono, hidrógeno, nitrógeno, calcio, fósforo y otros. Desde esta perspectiva no se puede decir que el hombre tenga mucha importancia. Al fin y al cabo, se podrían comprar todos estos elementos químicos de los que el hombre está formado por muy poco dinero. ¿Qué es el hombre?
Además, hasta donde nuestros científicos han logrado investigar, parece que somos los únicos seres inteligentes en este universo. Por más señales que enviamos al espacio, no hay ninguna respuesta. Y si el hombre es el único ser que es consciente de su propia existencia en este inmenso universo, no podemos dejar de preguntarnos ¿por qué nosotros?
Y aun más; actualmente hay más de siete mil millones de personas en este planeta Tierra. ¿Qué soy yo en medio de tantas personas? ¿Soy importante para alguien? ¿Para qué estoy aquí? ¿Cuál es mi futuro, mi destino?

"Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra"

Pero aunque el hombre es insignificante en relación con el espacio y el tiempo, sin embargo, sigue siendo objeto de la atención especial de Dios.
(Job 7:17) "¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas, y para que pongas sobre él tu corazón?"
(Sal 144:3) "Oh Jehová, ¿qué es el hombre, para que en él pienses, o el hijo del hombre, para que lo estimes?"
Su importancia se debe a lo que explica el salmista: "Le has hecho". El hombre es la creación especial de Dios. Por eso, a pesar de ser un ser débil y caduco, sin embargo Dios lo hizo a su imagen, conforme a su semejanza, y esto es lo que le hace especial y superior al resto de la creación.
(Gn 1:26-27) "Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó".
El hombre, tal como salió de las manos de su Creador, era "imagen" de Dios. Por supuesto, había un abismo de diferencia y distancia entre los atributos divinos y las cualidades humanas; pero el hombre, desde el momento en que le fue infundido el hálito divino, sería poseedor de dones especiales no otorgados a los demás seres del mundo animal. A sus facultades intelectuales, morales y espirituales Dios añadió la conciencia de sí mismo y de su existencia. Eso solo ya hace al hombre infinitamente superior al mundo físico que le rodea.
Pero al hombre le fue otorgado también el don de la personalidad y la capacidad de relación en el plano más elevado, el de la comunicación con Dios. Creado a su imagen, el hombre podía tener comunión con Dios y en ella encontraría su plena realización como hombre.

La devaluación del hombre

1. Las teorías modernas de la ciencia devalúan al hombre
Lamentablemente, lo que la Biblia dice en cuanto a esto es constantemente discutido y ridiculizado por muchos científicos modernos. Ellos afirman tener la respuesta definitiva a cómo fue creado el universo y también el hombre. Al haber logrado grandes avances en el campo de la tecnología y la biología ya se sienten con la capacidad de hablar con total seguridad de lo que ocurrió según ellos hace miles de millones de años. Para ellos, tanto el hombre, como el inmenso universo en el que vivimos, es el producto de un accidente ocurrido hace millones de años, una explosión gigantesca que fue seguida por una serie de hechos fortuitos que dieron lugar al mundo tal como lo conocemos hoy. Aunque lo explican como si fuera algo totalmente demostrado y así lo enseñan en muchos colegios, institutos y universidades como una verdad incuestionable, en realidad, se trata de una teoría. Bueno, lo cierto es que son varias teorías; la teoría de Big-Bang y la teoría de la evolución. Y aunque muchos las han aceptado como dogmas incuestionables, son sólo teorías basadas en trabajos teóricos que constantemente son discutidos por otros científicos y que tiene aspectos básicos que todavía no han sido resueltos. Muchos han aceptado estas teorías porque les ofrecen una alternativa a la explicación bíblica de que el universo en el que estamos, con todas sus leyes que le dan orden, ha sido creado por Dios. Pero lo cierto es que muy pocas personas de las que creen que este mundo es el producto del Big-Bang sabrían explicar en qué consistió esto. De hecho, cuando lo pensamos bien, algo dentro de nuestro interior nos dice que es imposible que todo lo que nos rodea sea el resultado de una gran explosión casual, un gran accidente cósmico.
Pero la cuestión que nos interesa ahora es que si nuestro mundo es el producto de un gran accidente, tal como afirman muchos científicos modernos, entonces no tiene sentido que el hombre se pregunte por el sentido de su vida: somos simplemente un accidente impersonal. Según ellos somos la agrupación de un montón de componentes químicos que se han unido para formar el hombre, todo por casualidad. Sin embargo, aunque alguien les dé a los científicos todos estos componentes químicos, a pesar de toda la tecnología y la sabiduría que tienen, nunca conseguirán crear un hombre vivo con personalidad, pero aun así, nos quieren hacer creer que los accidentes y la casualidad sí que lo han podido conseguir. Esto no es ni mínimamente razonable.
Desgraciadamente muchos han aceptado estas teorías y no encuentran ningún sentido a sus vidas. Creen ser un producto de la casualidad, un conjunto de materias químicas sin propósito. Así que, la única filosofía de vida que les queda es la de "comamos y bebamos porque mañana moriremos". Pero esto tampoco nos satisface. El ser humano es mucho más que esto y todos lo sabemos.
2. El hombre sin Dios pierde su razón de ser
Cuando Steve Jobs y John Lasseter estaban pensando en la creación de la primera película animada por ordenador a la que más tarde titularon "Toy Story", sus pensamientos eran estos: "se basaba en la idea de que los objetos tienen una esencia propia, un propósito para el que fueron creados. Si el objeto tuviera sentimientos, estos girarían en torno a su deseo de cumplir con su cometido. El objetivo de un vaso, por ejemplo, es contener agua; si tuviera sentimientos, sería feliz cuando estuviera lleno y se pondría triste al vaciarse... En cuanto a los juguetes, su propósito es que los niños jueguen con ellos, y por lo tanto su miedo existencial sería el verse apartados o sustituidos por juguetes más nuevos... Nuestra historia arranca desde el punto de vista del juguete, que pierde y trata de recuperar la única cosa que le importa: que los niños jueguen con él. Esta razón fundamenta la existencia de todos los juguetes, y es la base emocional de su propio ser". (Steve Jobs. Walter Isaacson. Debate. Página 362)
El razonamiento de estos creadores de películas de dibujos animados era muy simple: si un objeto inanimado llegara a tener sentimientos, sería feliz si consiguiera llevar a cabo el propósito con el que fue creado. El argumento es muy simple y todos los que vieron su película lo entendieron sin dificultad. Ahora bien, ¿por qué no entendemos entonces que nosotros nunca llegaremos a ser felices mientras no cumplamos con el propósito con el que hemos sido creados?
Como ya hemos visto, la intención con la que Dios creó al hombre dándole personalidad fue para que tuviera una relación íntima y personal con él. Pero ya en los albores de la creación, el hombre decidió rebelarse contra Dios y apartarse de él, de tal manera que en ese mismo instante se creó un vacío inmenso en la vida del hombre que desde entonces sigue luchando por llenar con otras muchas cosas sin alcanzar a conseguirlo.
3. El hombre se siente autosuficiente, pero sin Dios no es nada
No cabe duda de que el hombre del siglo XXI ha conseguido progresar de manera increíble en muchas áreas de la ciencia. En pocos años hemos visto una revolución tecnológica que ha modificado toda la sociedad y muchos de nuestros comportamientos. El hombre sigue inventando nuevos dispositivos de todo tipo. Estudia las leyes que rigen el universo y consigue emplearlas para su propio beneficio. Y todo esto le ha dado una falsa sensación de superioridad, al punto de que ha llegado a pensar que no necesita a Dios, que el hombre es autosuficiente, el hombre es dios.
Pero el hombre sigue siendo un ser muy débil y limitado. Desgraciadamente, con frecuencia sólo nos damos cuenta de esto ante circunstancias muy dramáticas. Tal vez hemos escuchado lamentarse a la gente en el funeral de un joven diciendo: "¿cómo puede ser? ayer estaba con su moto corriendo por la carretera lleno de vida y hoy es un cadáver. No somos nadie". Pero al día siguiente se olvidan de que realmente "no somos nadie" y en cualquier momento comienzan a decir: "ahora se van a enterar de quién soy yo".
El hombre está tan engreído, tan orgulloso, tan lleno de sí mismo, tan autosuficiente, tan independiente de Dios, que se erige y dice yo soy, yo puedo, yo no necesito a Dios. Y Dios muchas veces tiene que permitir en su misericordia que lleguen a su vida grandes desastres, enfermedades y calamidades para convencerle de nuevo que sin Dios no somos nada. El Salmo 107 recoge este pensamiento. Hay cuatro ejemplos de personas en situaciones extremas:
Un viajero perdido en el desierto al que le quedan muy pocas horas de vida, y viéndose perdido clama a Dios, y él en su misericordia le salva y le conduce a una ciudad segura.
Un enfermo a las puertas de la muerte que ha sido desahuciado por los médicos. Todo tipo de medicina ha fallado y él se muere. Pero no quiere morirse, no está preparado para encontrarse con Dios y clama a él. Entonces Dios en su misericordia le prolonga unos años de vida para que le busque de corazón.
Un prisionero pudriéndose en el calabozo, perdido y olvidado de la sociedad. Y el Señor escucha su oración y le libra de la cárcel.
Un marinero en alta mar a punto de naufragar en medio de una tremenda tempestad. Como ebrios su barco va de un lado a otro sin que toda su ciencia y su pericia les pueda ayudar a controlar la situación. Y viendo que van a irse al fondo del mar y perecer, claman a Dios y él los escucha y los salva.
Todos estos son ejemplos de situaciones desesperadas de otras muchas por las que cualquiera de nosotros podemos pasar, y que nos ayudan a darnos cuenta de que no somos autosuficientes. Entonces, de forma casi instintiva nos acordamos de Dios y le pedimos ayuda. Dios permite estas circunstancias para que aprendamos. El salmo dice: "oh que los hombres entendieran la misericordia de Dios".
Sin Dios en este mundo los hombres no somos nada, estamos a la merced de grandes fuerzas físicas que en cualquier momento nos pueden aplastar y borrar de este mundo. Por muy fuertes que pensemos ser, aun un pequeño microbio puede entrar en nuestro cuerpo y tumbarnos. Frágiles, insuficientes en nosotros mismos, no somos nada. ¡Oh que los hombres pensaran en esto!

"Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies"

Como hemos visto, el hombre no sólo es un ser especial por haber sido creado por Dios a su imagen y conforme a su semejanza, también lo hizo con un alto propósito. En la narración de Génesis vemos que le dio dominio sobre todo el mundo:
(Gn 1:28) "Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgarla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra."
Dios hizo a Adán su virrey en la tierra. Lo puso en la cúspide de su creación para gobernarla en su nombre. Un alto propósito de una inmensa dignidad y tremendas perspectivas. Esto es lo mismo que David expresa en este salmo:
(Sal 8:6-8) "Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies: Ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo, las aves de los cielos y los peces del mar; todo cuanto pasa por los senderos del mar."

El plan inicial de Dios para el hombre fracasó

Por la inteligencia que Dios le había dado, el hombre estaba en condiciones de asumir la elevada responsabilidad de administrar el universo, sin embargo, la introducción del pecado en el mundo rompió la relación del hombre con Dios y este elevado propósito se vio truncado. Es cierto que la imagen de Dios sigue estando en el hombre, aunque de una forma muy borrosa, pero a pesar de todo el hombre sigue desentrañando los secretos de la naturaleza y a veces consigue adueñarse de sus fuerzas y recursos. Pero, ¿qué habría sido si el hombre no hubiera pecado?
El hombre perdió su dignidad regia en el momento en que no quiso ser menor que Dios, sino que cedió a la tentación de la serpiente que le proponía ser igual a Dios (Gn 3:4-5). Su ambición y soberbia cegaron a Adán y han seguido cegando a todos sus descendientes desde entonces.
Ahora el hombre no es más que una sombra de lo que Dios quería que fuese. Es verdad que sigue haciendo maravillosos descubrimientos científicos, pero sus logros siempre van acompañados de sombras. Fue puesto para administrar la Tierra y lo que realmente está haciendo es destruirla. Constantemente estamos escuchando acerca de la destrucción de la capa de ozono, el calentamiento de la Tierra, la lluvia ácida, la destrucción de los bosques y selvas tropicales, la desertificación, la extinción de especies animales, la disposición final de los deshechos tóxicos, la contaminación de los océanos, la contaminación atmosférica, la deforestación para el desarrollo de proyectos de infraestructura y transporte, la pérdida de la diversidad biológica debido a la deforestación, la contaminación de suelos, aguas, plantas, animales y seres humanos por el efecto de plaguicidas...
No hace falta que digamos que no sólo el mundo material se está destruyendo, también el mismo hombre se autodestruye. Todos sus intentos por gobernar este mundo no han hecho otra cosa a lo largo de los siglos que llenarlo de guerras, sangre, miseria, lágrimas, destrucción, odio... Si el hombre no es capaz de gobernarse a sí mismo, ¿cómo va a gobernar el mundo? Los problemas se multiplican en los matrimonios, las familias, los hijos, los mayores, la sociedad, la política, no parece que haya un sólo estamento de la sociedad que funcione bien.
Y tampoco se puede decir que la creación esté sujeta al hombre. La mayoría de los animales huyen del hombre mientras que otros le atacan. En realidad son muy pocas las especies que el hombre ha logrado domesticar.
No cabe duda de que el cuadro pintado por el poeta no se corresponde a la realidad posterior a la caída del hombre. El autor de Hebreos en el Nuevo Testamento vuelve a citar el Salmo 8 para dejar constancia de esto mismo:
(He 2:6-8) "Alguien testificó en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre, para que le visites? Le hiciste un poco menor que los ángeles, le coronaste de gloria y de honra, y le pusiste sobre las obras de tus manos; todo lo sujetaste bajo sus pies. Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas."

La solución de Dios

Ya hemos visto que el libro de Génesis nos explica la entrada del pecado en el mundo y todos sus devastadores efectos tanto para el hombre como para la creación. En cierto sentido podemos hablar de una victoria de Satanás, que después de esto se convirtió en "el príncipe de este mundo" (Jn 12:31) (Jn 14:30) (Jn 16:11).
La gran pregunta ahora es: ¿Qué iba a hacer Dios ante esta nueva situación? Podría haber destruido este Universo y comenzado un nuevo proyecto desde cero en otro mundo. Pero el Salmo 8 nos recuerda que Dios no ha olvidado su plan original y el autor de Hebreos nos dice cuál es la solución de Dios.
(He 2:8-10) "...Todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas. Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos. Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos."
El autor de Hebreos, después de afirmar que Dios no ha sujetado a los ángeles el mundo venidero del cual está hablando, dice que quien lo va a gobernar es el hombre. Dios no ha abandonado su plan original, pero es cierto que primero tenía que solucionar el problema del pecado con todas las graves consecuencias que éste ha traído para el hombre y el mundo entero. ¿Cómo lo iba a hacer Dios?
Los capítulo 2 de Hebreos nos resume lo que Dios ya ha hecho. El Hijo eterno de Dios, que anteriormente había sido presentado como el creador y sustentador de todo el universo (He 1:1-4), se hizo hombre: "Vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús". Era Dios, pero también llegó a ser hombre, para de ese modo poder pagar por la culpabilidad de nuestros pecados y así podernos librar también de sus trágicas consecuencias.
Pero el propósito de Dios no consistía sólo en restaurar al hombre a su condición original, tal como era Adán antes de haber pecado. El libro de Hebreos nos dice que su meta era "llevar muchos hijos a la gloria". ¿Qué significa esto?
Cuando el Hijo de Dios se encarnó, fue hecho "un poco menor que los ángeles" (He 2:9). Esto es así porque los hombres son inferiores a los ángeles "en fuerza y en potencia" (2 P 2:11). Pero después de haber muerto por los hombres, resucitó y ascendió al cielo, donde fue "coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte". Pero aquí hay algo importante que debemos subrayar: cuando Cristo regresó al cielo no abandonó su naturaleza humana, sino que volvió también como un Hombre. Él es ahora la Cabeza de una nueva raza de hombres, el postrer Adán. Y todos los que se identifican con su muerte y resurrección, son hechos a la imagen del Hijo, "para que él sea el primogénito entre muchos hermanos" (Ro 8:29). Esto quiere decir que un día seremos transformados a su imagen, bien en la resurrección o en el arrebatamiento de la Iglesia (1 Co 15:51-53). También implica que estaremos con él en su gloria, aunque en cierto sentido, ya estamos sentados juntamente con Cristo en los lugares celestiales (Ef 2:6). Esta unión con Cristo nos ha colocado en una posición mucho mayor que la que tuvo Adán en el momento de su creación. Dice el autor a los Hebreos que Dios "no sujetó a los ángeles el mundo venidero del cual estamos hablando" (He 2:5), sino que lo ha puesto en las manos de aquellos hombres y mujeres que se han identificado con Cristo en su muerte y resurrección. Esto les coloca por encima de los mismos ángeles, llegando el apóstol Pablo a afirmar que incluso tendremos que juzgar a los ángeles (1 Co 6:3).
Cuando Adán se separó de Dios perdió toda su dignidad, ahora la podemos recuperar uniéndonos a Cristo.
(Ro 8:17) "...Para que juntamente con él seamos glorificados".
(Col 3:4) "Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria".

"¿Oh Jehová, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra!"

El salmo termina como empezó; alabando a Dios. Sin embargo, David no conocía con exactitud la forma en la que Dios iba a restaurar al hombre, y mucho menos el grado de dignidad que le iba a conferir después. Pero aun así él adoraba a Dios. ¡Cuánto más debemos hacerlo nosotros que ahora conocemos la obra que Cristo realizó en Cruz para nuestra salvación!

Comentarios

Venezuela
  Laura  (Venezuela)  (30/12/2023)
Gloria a Dios por hacer uso de sus instrumentos humanos.
Muy bueno e interesante el desglose. Dios te Bendiga.
Colombia
  Liliana Valencia Marin  (Colombia)  (12/12/2023)
Excelentes sus estudios bíblicos. Me edifican. Muchas gracias. Dios continúe bendiciéndoles.
Colombia
  Armando Diaz  (Colombia)  (30/08/2023)
Excelente aporte. Muy claro. A Dios sea la gloria.
República Dominicana
  Jorge Luis Eusebio de la Cruz  (República Dominicana)  (02/05/2023)
Dios bendiga, muchas gracias por sus enseñanzas, son de bendición .
México
  Salome Perez Cordova  (México)  (15/03/2023)
Excelente explicación, muchas gracias por nutrirme con esta enseñanza, el Señor Jesucristo lo bendiga mucho y ponga mas sabiduría de lo alto en usted.
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