La triste situación en que se encontraba dicha casa o dinastía: Eran un reino dividido; la casa de David apenas reinaba sobre dos tribus, y a pesar del momento efímero de gloria que pudiese estar viviendo, no podían compararse con la gloria y extensión del reino en días de David y su hijo Salomón.
Que esta situación era la consecuencia de abandonar a Dios. Sin Dios, Israel y su casa real eran nada: una choza caída. Ni Israel como nación, ni la casa de David podrían ser afirmadas entre las naciones mientras no le dieran a Dios el lugar que le correspondía. Veamos el (Sal 127:1).