Estudio bíblico: Apéndice 9 - La familia de Herodes -

Serie:   Hechos de los Apóstoles (II)   

Autor: Ernestro Trenchard
Email: estudios@escuelabiblica.com
Reino Unido
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Apéndice 9 - La familia de Herodes

Los asmoneos y la familia herodiana

Muchas de las condiciones de la vida religiosa, política y social de los judíos que se reflejan en los Evangelios y en Los Hechos tienen sus raíces en el período intertestamentario, o sea en los cuatro siglos antes del Nacimiento del Señor. De tan complicado panorama entresacamos el hecho, de suprema importancia, del alzamiento de la familia de los Macabeos contra los reyes helenizantes de Siria quienes querían exterminar el judaísmo. La heroica lucha de Matatías y sus hijos se vio coronada de bastante éxito, aun cuando las circunstancias fluctuaban mucho. A pesar de no estar en la línea sacerdotal de Sadoc, los asmoneos (= macabeos) lograron establecer una dinastía sacerdotal y real a la vez, que gobernaba Israel hasta los tiempos de los romanos. Príncipes asmoneos como Juan Hircano y Alejandro Janeo extendieron el judaísmo hasta Galilea e Idumea, conquistando también Samaria pero sin lograr incorporar dicha provincia dentro del sistema religioso judaico. Por desgracia los últimos príncipes de tan esclarecida línea no eran dignos de las hazañas de sus antepasados, entregándose a sórdidas intrigas y luchas fratricidas y violentas, sufriendo el país las consecuencias. Las condiciones se complicaron aún más por las presiones esporádicas de los reyes de Siria por una parte y de los de Egipto por otra, sin mencionar las incursiones de los partos y árabes de las tierras orientales. Por fin la sombra de Roma cayó sobre Israel, y los prohombres de la República, seguidos por los primeros emperadores, tuvieron la última palabra en sus destinos.
Idumea es el antiguo Edom, habitado por los descendientes de Esaú. Había pugna constante entre los judíos y los idumeos, pero en el año 125 a. C. Juan Hircano logró incorporar Idumea en sus dominios, forzando a los habitantes a circuncidarse y declararse judíos de religión. Con todo, los viejos prejuicios de raza persistieron. Alejandro Janeo nombró a cierto idumeo, Antipas, como gobernador del territorio, y fue el hijo de Antipas, Antipater, quien echó los fundamentos de la grandeza de la familia herodiana. Él comprendió la debilidad de la casa asmonea, y a la vez formó un criterio exacto del poderío incontrastable de Roma, orientando su política según estos postulados fundamentales. Metió baza en las luchas internas de los asmoneos, buscando el favor de los romanos al mismo tiempo, hasta lograr que Julio César le nombrara procurador de Judea en 47 a. C., dejando sólo el sumosacerdocio para Hircano. Al morir asesinado en el año 43 dejó cuatro hijos y una hija de los cuales el segundo, Herodes, logró hacerse con el poder efectivo.

Herodes "El Grande"

1. La actuación política de Herodes
Por el tiempo cuando Herodes intrigaba y luchaba para conseguir el poder absoluto en Israel, el mundo romano sufría graves guerras civiles por las desavenencias primero entre Julio César y Pompeyo, y luego entre Antonio y Octaviano (más tarde Augusto). Con suma habilidad supo cambiar de bando al momento oportuno, consiguiendo que primeramente fuese tetrarca de Galilea, donde pacificó la región con mano fuerte, y que luego fuese hecho rey de todo el país bajo la égida de Roma. Con la ayuda de los romanos pudo terminar con la oposición de Antígono, casi el último de los asmoneos, casándose además con Mariamne, princesa de tan honrada línea.
Sabía que los príncipes asmoneos gozaban del favor del pueblo, mayormente después de hacerse efectivo el poder de Roma, y fue consumido por celos frente a ellos, llegando a exterminar toda la familia, incluso a su propia esposa Mariamne —a la cual amaba a su manera— y aun a sus propios hijos por ella, Aristóbulo y Alejandro. Antes de ser ejecutado, Aristóbulo había engendrado a Herodes Agripa, por medio de quien las fortunas de la casa herodiana habían de subir a otro cénit más adelante, siendo favorecido por los judíos, quienes tenían en cuenta su sangre asmonea.
Las relaciones entre Herodes y los judíos nunca se suavizaron, a pesar de levantar el rey el nivel de vida en el país y emprender la magna obra de la reconstrucción del Templo de Jerusalén. Nunca podía olvidarse el pueblo de que pertenecía a la odiada raza idumea y que era el instrumento para llevar a efecto la política de Roma. Además él se empeñaba en romanizar y helenizar el país, construyendo teatros y circos aun en Jerusalén. Quienes aceptaban esta política como un "mal menor", se llamaban los "herodianos". Se cuidó de alejar la familia asmonea del sumosacerdocio, instalando a un tal Hananiel, quien hemos de identificar quizá con el Anás de los Evangelios.
El puntal más firme de su política fue el de congraciarse siempre con Roma, manteniendo un firme bastión en Israel contra los ataques de los inquietos partos y árabes. Por eso Augusto, aun reconociendo su carácter criminal, accedía a sus ruegos y le mantenía en el poder, ya que era instrumento utilísimo para el logro de la política romana en el Oriente.
2. El carácter y las obras de Herodes
Herodes podía considerarse "grande" en la esfera de la habilidad política, unida con su notable valor y pericia militares. Necesitaba ser astuto y hábil en gran manera para mantenerse en su trono hasta su muerte, ya entrado en años. Además la arquitectura le apasionaba, y llenaba el país de magníficas obras, creando el puerto y la ciudad de Cesarea casi de la nada, además de fortificar Jerusalén y llevar a cabo su obra cumbre de la reconstrucción del Templo de Zorobabel, aunque toda esta obra no quedó terminada hasta un poco antes de la sublevación de los judíos en el año 68 d. C. Se manifestaban buenos rasgos en el joven estadista, pero según avanzaba el tiempo, y viéndose cercado constantemente de intrigas, amenazas y peligros a causa de la fría hostilidad de los judíos y las ambiciones y luchas de sus propios familiares, se hacía más y más suspicaz, violento y cruel, ordenando la muerte de cualquiera que le hiciera sombra, o que viniera a ser objeto de sus sospechas, llegando, como hemos visto, a matar a su propia esposa, a la madre de ella y a los hijos habidos de ella.
Ni Herodes mismo ni ninguno de los suyos ponía freno alguno a sus pasiones, llegando a ser el incesto sumamente corriente entre los diferentes miembros de la familia. La "grandeza" pues se volvió en infamia, llegando a ser el nombre execrado por todos.
3. Las referencias bíblicas
Es el historiador judío, Flavio Josefo, quien detalla la vida de Herodes, pero las escasas referencias bíblicas concuerdan bien con la información extrabíblica que ha venido a nuestras manos. En (Mt 2:1-18) se nos aparece suspicaz, astuto y cruel, buscando la manera de exterminar cualquier posible rival al trono de Israel. No es de extrañar que la matanza de unas cuantas criaturas inocentes de Belén no haya dejado rastro en la historia secular, toda vez que este acto de violencia palidece y pierde relieve en comparación con los execrables crímenes domésticos y políticos de Herodes.
4. La muerte de Herodes
El tirano murió terriblemente afligido por una dolencia interna que quizá fuese cáncer de los intestinos, fijándose la fecha en el año denominado 4 a. C. Es conocido que el principio de nuestro calendario de la era cristiana no coincide exactamente con el Nacimiento del Salvador por errores de cálculo.
5. El testamento de Herodes
Los romanos aceptaron las sugerencias del testamento de Herodes, que, en sus capítulos principales, asignaron Judea, Idumea y Samaria a Arquelao, su hijo por una samaritana llamada Maltace; Galilea y Perea a Antipas (de la misma madre) y los territorios al nordeste del Mar de Galilea a Felipe, que no ha de confundirse con Herodes Felipe, el primer marido de Herodías. El Felipe de Traconitis, etc., se nos presenta en los escritos de Josefo como hombre honrado, muy diferente de los restantes miembros de su estirpe. Arquelao perdió su trono a instancias de los judíos, a quienes trató con poco tacto, muriendo desterrado en Viena, en Galia. Después de su muerte sus territorios se regían por procuradores romanos hasta el tiempo de Herodes Agripa I, siendo Poncio Pilato el que más se destaca en el relato bíblico. Hay mención de Arquelao en (Mt 2:22).
6. Herodes Antipas
Éste se mantuvo por muchos años en los territorios que le fueron asignados (Galilea y Perea), siendo el protagonista de la triste historia de (Mr 6:14-29), que llegó a su culminación con la ejecución de Juan el Bautista a instancias de Herodías y su hija Salomé. Evidentemente ahogó cualquier remordimiento de conciencia que tuviera al oír las denuncias de Juan, y más tarde el Señor le aplicó el infamante epíteto de "aquella zorra", a causa de su astucia, debilidad y espíritu vengativo (Lc 13:31-32). Aparece otra vez en la historia del día de la Crucifixión, pero de sus antiguas inquietudes no quedan más que el vulgar deseo de ver al Señor realizar algún milagro. Ni condena ni absuelve al Señor, remitiéndole otra vez a Pilato después de escarnecerle sus tropas (Lc 23:6-12).
Herodías era sobrina suya, casada además con otro hermano, Herodes Felipe, de quien existen pocas noticias. Estando en Roma la sedujo, enviando a casa su legítima esposa, hija de Aretas, rey de Arabia, para poderse "casar" con Herodías. Tal fue la fea inmoralidad, tan típica de los Herodes, que Juan el Bautista denunció, incurriendo en el odio vengativo de Herodías con el resultado que hemos visto. Años más tarde, cuando se enemistaron Antipas y su sobrino Herodes Agripa I, Herodías insistió en que fuera su marido a Roma para reclamar también el título real, con tan mala suerte que no sólo no subió en categoría sino que perdió lo que tenía, siendo acusado de sedición, muriendo desterrado en Galia en circunstancias de gran miseria. La única buena nota en cuanto a Herodías es que permaneció fiel a Antipas hasta el fin, acompañándole en su destierro.
7. Herodes Agripa I
Remitimos al lector a las notas sobre este monarca en el comentario sobre el capítulo 12 de Los Hechos. Era hijo de Aristóbulo, hijo a su vez de Herodes el Grande y Mariamne, una princesa asmonea. De joven llevó una vida un tanto aventurera en Roma, pero tuvo la buena fortuna de hacerse amigo tanto de Calígula como de Claudio, quienes asumieron ambos la púrpura más tarde. Hasta tuvo su participación en la sucesión de los dos al trono imperial. Es evidente que había heredado los talentos de su abuelo Herodes "el Grande", además de un trato normalmente afable y una fidelidad en lo externo al judaísmo, cuyas "costumbres" guardó, sin que por ello saliera de la inmoralidad común a su familia. Su sangre asmonea, con el afán por favorecer a los judíos, hacían de él el monarca más popular de la dinastía herodiana. Su reinado sobre todo Israel (los dominios de su abuelo) empezó en el año 40 y terminó en las trágicas circunstancias que narran tanto Lucas como Flavio Josefo en el año 44.
8. Herodes Agripa II
También hemos aprendido algo de este monarca en las notas sobre la sección de Hechos 25:13 - 26:32 . Era hijo de Herodes Agripa I, y no teniendo más de diecisiete años al morir su padre, el emperador no quiso que reinara sobre Judea. Más tarde, al morir su tío Herodes de Calchis, fue hecho tetrarca de dicho territorio, al que se añadió después la región de Traconitis, Gaulanitis, etc., con título de rey, además del codiciado derecho de nombrar al sumo sacerdote en Jerusalén. Como su padre, era judío por preferencia, conocedor de las Escrituras, como reconoció el apóstol Pablo, dispuesto a interceder por el pueblo ante Roma y complacerle en lo posible. Al mismo tiempo llevaba la vida de un romano en la sociedad, y cuando por fin tuvo que decidirse entre el pueblo rebelde y Roma, se colocó resueltamente al lado del emperador, terminando su vida en la metrópoli del imperio donde fue designado pretor.
Siempre iba acompañado por su hermana Berenice (Hch 25:13), y sus equívocas relaciones con ella provocaban los comentarios escandalizados tanto de romanos como de judíos.
9. Drusila (Hch 24:24)
Otra hija de Herodes Agripa I conocida a la historia profana y a la sagrada es Drusila, la más joven. Fue casada con Acizo, rey de Emeza, a la edad de catorce años, pero pronto después la codició el inmoral Félix, gobernador de Judea, quien, según los rumores de entonces, se valió de los servicios de un mago de Chipre llamado Simón para separarla de su marido, "casándose" después con ella. Tales eran las personas que oyeron a Pablo razonar sobre la justicia, la continencia y el juicio venidero. La historia cuenta que pereció su hijo Agripa en la erupción del Vesubio. Con el paso de las personas que acabamos de mencionar, la dinastía herodiana desaparece de la historia.
 
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