Estudio bíblico: Ezequías, el hombre que puso su esperanza en Dios - 2 Reyes 18:1-5

Serie:   Ezequías   

Autor: Wolfgang Bühne
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Alemania
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Ezequías, el hombre que puso su esperanza en Dios

(2 R 18:1-3) "En el tercer año de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, comenzó a reinar Ezequías hijo de Acaz rey de Judá. Cuando comenzó a reinar era de veinticinco años, y reinó en Jerusalén veintinueve años. El nombre de su madre fue Abi hija de Zacarías. Hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre."
El rey Ezequías es, junto a Josías, uno de los reyes de Judá bajo cuyo reinado Dios dio un notable avivamiento. Y eso en un momento, cuando el juicio de Dios sobre su pueblo estaba ya pronunciado por los profetas Oseas e Isaías. Pocas décadas después de la muerte de Ezequías ese juicio fue ejecutado por los babilonios.
Pero antes del hundimiento, Judá experimentó este avivamiento espiritual, esta reforma radical y de gran alcance. Los libros de Reyes (2 R 18-20) y Crónicas (2 Cr 29-32) nos narran estos hechos, y también el profeta Isaías en (Is 36-39).
Por lo general, se supone que Ezequías reinó en los años 715 - 686 a.C. (otros dicen que fue entre 726 - 697 a.C.), pero ciertamente en un período cuando el reino de Israel en el norte fue llevado en cautiverio por los asirios debido a su idolatría. O sea, unos tiempos abrumadores política y espiritualmente, además de inseguros y con perspectivas muy deprimentes. Es muy interesante que en los libros de Reyes y Crónicas se nos narra la vida de Ezequías desde perspectivas distintas: El libro segundo de Reyes enfatiza más las reformas políticas y morales llevadas a cabo por Ezequías, mientras que el segundo libro de Crónicas se centra en la limpieza del templo, la restauración del culto y la celebración de la pascua, lo cual no se menciona en el segundo libro de Reyes.

Avivamiento en los últimos tiempos del pueblo de Dios

La historia de Ezequías tiene una actualidad especial para nosotros, además de ser un reto, porque nosotros, como iglesia del Nuevo Testamento, también nos encontramos en los últimos tiempos. Ya sabemos que comenzaron con Pentecostés, y hoy, si interpretamos bien las señales de los tiempos, nos encontramos en su fase final.
Ya en el Siglo XVI Lutero escribió un ensayo titulado "Sobre el cautiverio babilónico de la iglesia", para hacer patente la apostasía de la cristiandad de sus tiempos. ¡Cuánto más motivo tenemos nosotros hoy de lamentarnos de las influencias liberales, esotéricas y carismáticas, aún en iglesias que se llaman "evangélicas conservadoras"!
No obstante hay no pocos personajes conocidos que hoy hablan de un avivamiento mundial y de una "Segunda Reforma" inminente y de la "transformación" de pueblos y naciones enteras al cristianismo, etc.
Ya hace veinte años el conocido misiólogo C. P. Wagner, autoproclamado "profeta" de la presente cristiandad, dijo que hasta su muerte habría "18 millones de creyentes en Turquía". Y no hace tanto tiempo que la iniciativa evangélica mundial "AD 2000" en conexión con la iniciativa católica "Evangelización 2000" quería entregarle a Cristo para su 2000 cumpleaños el regalo de un "mundo mayoritariamente evangelizado." Ciertos "profetas" dijeron que "Dios quiere que nos preparemos para el mayor avivamiento de todos los tiempos" y estaban convencidos de que "de todos los tiempos que ha habido, éste es el mejor, para vivir con Dios."
Sin embargo, si analizamos sobriamente la situación de las iglesias evangélicas, por lo menos en el mundo occidental, nos daremos cuenta que en casi todos los países el testimonio cristiano se ha extinguido o está en peligro de extinguirse.
Pero esto jamás debe ser un motivo para resignarse. Aunque en las epístolas del Nuevo Testamento no hay ninguna promesa para un avivamiento global en los últimos tiempos, sino un desarrollo general hacia la decadencia, Dios, no obstante, puede dar un avivamiento local en cualquier lugar y en cualquier tiempo, el cual tendrá su repercusión. Y esto es precisamente lo que podemos aprender de la historia de Ezequías y también de Josías, a quienes Dios otorgó en vida este avivamiento asombroso e imprevisible, aún en esos últimos tiempos de Israel.
En nuestros días vemos un ejemplo de ello en China, donde, desde nuestro punto de vista, ahora podemos observar el mayor avivamiento, aunque sin gran barullo, y casi sin que se den cuenta los propios chinos, ya que los desarrollos espirituales en su enorme país sólo los pueden advertir en su entorno más próximo. Pues allí no hay revistas cristianas ni hojas informativas ? al menos oficialmente no las hay ? que pudieran informar sobre avivamientos en las distintas provincias y publicar estadísticas sobre el enorme crecimiento de la así llamada "iglesia clandestina".

Un "aguacero" inesperado y repentino

Pero es de notar, que el avivamiento en el reinado de Ezequías, al parecer, vino sobre el pueblo sin unos antecedentes espirituales previos. Al menos no leemos nada de reuniones de oración publicas o clandestinas, que a menudo preceden a un avivamiento. Más tarde en la historia de la iglesia lo observamos una y otra vez, pero aquí en los últimos tiempos de Israel parece que no fue el caso. Da la impresión que este avivamiento de ningún modo se podía pronosticar, y nos recuerda el "aguacero" descrito muy acertadamente por Lutero en el año 1524:
"Mis queridos alemanes: comprad mientras el mercado se halla delante de vuestra puerta; recolectad cuando el sol brilla y es favorable el tiempo; usad la gracia y la palabra de Dios mientras la tenéis con vosotros. Porque habéis de saber que la palabra de Dios y su gracia son como un aguacero que pasa veloz y que nunca retorna después que ha descargado. Estuvo entre los judíos, pero se marchó; ya no pueden disfrutarlo. Pablo la llevó a Grecia, pero pasó; ahora está bajo el dominio de los turcos. Les tocó su turno a Roma y países italianos: también de allí se marchó; ahora tienen al papa. Y vosotros, alemanes, no os penséis que vais a tener estas lluvias de gracia a vuestra disposición para siempre, porque la ingratitud y el menosprecio harán imposible su permanencia. Por eso, el que pueda agarrarlas y retenerlas, que las agarre y las retenga con fuerza. Los perezosos tendrán un año malo."

Malas condiciones

Ezequías se crió en un entorno impío. Su padre Acaz fue un rey sumamente cruel e impío. Impensable que su hijo recibiese una formación especial, fiel a la Biblia para prepararle para sus tareas futuras. Solamente la mención explícita de la madre de Ezequías, Abi (nombre abreviado de Abijah "Mi Padre es Dios") y de su padre Zacarías ("el Señor se acuerda") parecen sugerir que de parte de la madre hubo una influencia positiva. Eso sería un fuerte consuelo y estímulo para madres al lado de maridos incrédulos o sin interés en lo espiritual. Eso les podría animar a educar a sus hijos para el Señor, preparándolos para que sigan a Cristo en su vida. Sea como fuere, el hijo del impío Acaz recibió el nombre de Ezequías ("mi fuerza es Dios") por razones que no conocemos. Y efectivamente, en su vida posterior Ezequías hizo honor a su nombre; confió en Dios.
(2 R 18:5) "En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá."
Tal rey, cuya confianza en Dios no fue superada por ningún otro rey en el pueblo de Dios, en verdad debería retarnos para que la estudiemos e imitemos.
Otra singularidad en la vida de Ezequías es que, en respuesta a su súplica, su vida fue alargada exactamente 15 años. Como señal, Dios hizo volver atrás diez grados la sombra del reloj de sol de Acaz (2 R 20:8-11). Esto también es único en la Biblia.
Finalmente, Ezequías es uno de los pocos reyes cuyo fin no está marcado por el pecado y la idolatría, sino por las "buenas obras". No murió "sin que lo desearan más", como Joram, uno de sus predecesores impíos (2 Cr 21:20), sino que después de su muerte fue honrado con un entierro digno y la condolencia de todo el pueblo (2 Cr 32:32-33).

Un avivamiento siempre es por gracia

De las pocas observaciones que acabamos de hacer, podemos aprender que los avivamientos siempre y en cada caso son pruebas de la gracia de Dios. Un avivamiento no se puede organizar. No existe una receta fiable para conseguirlo, como algunos personajes de la historia eclesiástica reciente y antigua han querido demostrar en vano. Un avivamiento es siempre un obsequio de Dios. A veces es la respuesta divina a una oración perseverante junto con un estudio bíblico intenso, pero a menudo es un "aguacero" incalculable. Eso debería darnos esperanza y animarnos para nuestros días también, donde las circunstancias exteriores y la situación dentro del pueblo de Dios parece indicar todo menos la llegada de un avivamiento.
Pereza, tibieza, indiferencia y mundanalidad son las características que saltan a la vista en nosotros, los cristianos europeos. Los títulos nuevos que leemos en las librerías evangélicas (p. ej. "culto sin muro" o "Abrazando el mundo") describen sin querer la situación actual de las iglesias. Ya hace más de 50 años, A. W. Tozer lo describió con gran acierto:
"El hecho de que nosotros, que fuimos creados para estar con ángeles, arcángeles y serafines, incluso para tener comunión con Dios mismo, quien los creó ? el que nosotros, llamados a ser águilas libres en los aires, ahora hayamos caído tan bajo, como para escarbar con las gallinas comunes en la granja ? esto es en mi opinión, lo peor que nos ha podido ocurrir en este mundo."
O dicho menos tajantemente:
"Una iglesia débil imita a un mundo fuerte para entretener a los pecadores inteligentes ? y para su propia vergüenza eterna."
Y es verdad que como creyentes en nuestras latitudes estamos viviendo más bien "momentos estelares" de insignificancia, que señales para un avivamiento. Pero un montón de estiércol puede ser el abono para todo un campo. Por eso nos debe animar la historia de Ezequías a "esperar grandes cosas de Dios y hacer grandes cosas por Él", como dijo, hizo y experimentó William Carey en India, como misionero pionero.
Vivir en los últimos tiempos jamás debe ser un motivo para resignarse o una coartada para seguir con nuestra pereza. Y mucho menos debe ser un calmante para nuestra desobediencia.
"En cada crisis reside una oportunidad"; eso lo estamos oyendo de todas partes en los últimos años, tanto de políticos, como de empresarios. Por eso, el bajo nivel espiritual o las crisis actuales de las iglesias deberían ser un estímulo a no invertir en buñuelos de viento devotos, sino a volver a las raíces y a los sólidos fundamentos de nuestra fe.

El valor de los ejemplos espirituales

Es sabido que las imágenes se quedan grabadas. De la misma manera es cierto que el ejemplo de otra persona marca y puede influir en el curso de una vida. El joven Ezequías tuvo un ejemplo, una regla para su vida, donde podía orientarse y medirse, y de hecho lo hizo. Un ejemplo que le ayudó a hacer lo que era justo en los ojos de Dios:
(2 R 18:3) "Hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre."
Aunque su padre carnal, el rey Acaz, fue un hombre impío y completamente inadecuado para marcar positivamente la vida de su hijo, Ezequías, sin embargo buscó orientación en su línea genealógica y halló a David, el rey de Israel, el "hombre conforme al corazón de Dios".
Es una bendición, cuando el propio padre es un ejemplo y puede indicar el camino para hallar a Dios. Esto lo leemos por ejemplo del rey Azarías que se dejó marcar positivamente por su padre Amasías (1 R 15:3). No obstante leemos de este Amasías: "Y él hizo lo recto ante los ojos de Jehová, aunque no como David su padre; hizo conforme a todas las cosas que había hecho Joás su padre" (2 R 14:3).
Siendo yo un joven creyente, me conmovió mucho una escena que Wilhelm Busch narra en la biografía de su hermano ("Johannes Busch ? un embajador de Jesucristo").
Ambos hijos están ante el ataúd de su padre; Wilhelm de unos 24 años, y Johannes de 16. Se despiden de un hombre que para ellos fue un ejemplo vivo como padre querido, pastor y conocido evangelista:
"Ambos estuvimos mucho tiempo callados delante de su ataúd. Entonces nos tomamos de la mano en señal de una alianza muda: queríamos asumir el legado de nuestro padre, queríamos amar al Salvador como él le amó."
Esta escena es una excelente ilustración de las palabras en (Pr 17:6) "la honra de los hijos son sus padres".
¡Qué bendición, cuando como padres y madres dejamos a nuestros hijos tal legado! Probablemente muchos padres ni saben qué regalo más valioso dan a sus hijos e hijas para toda su vida, cuando de niños ven y aman a su padre como su "héroe". Ahora mi esposa Ulla y yo ya somos abuelos y el número de nuestros nietos sigue creciendo. Y para nosotros siempre es algo especial, observar cómo los pequeños miran a su padre con admiración cuando su padre ha destacado con alguna habilidad deportiva o en un juego, o también por su comportamiento en la vida cotidiana. Esto también es válido para las madres, claro está. Estamos convencidos, que estas experiencias influyen muy positivamente en la salud espiritual y psíquica de los niños, siendo efectivamente una "honra", un adorno o un "tesoro" para su vida posterior.
Hoy muchos jóvenes creyentes anhelan tener ejemplos en su familia o en la iglesia, y a menudo se desaniman cuando no los encuentran o cuando no corresponden a las expectativas elevadas que tienen. En este caso, nosotros también podemos echar un vistazo a nuestra "línea genealógica espiritual" y estudiar la biografía de hombres y mujeres cuyas vidas fueron ejemplares, desafiantes y capaces de mostrarnos el buen camino.
Oswald Sanders lo expresó muy bien:
"Si es verdad que a una persona se la conoce por sus amigos, entonces se la conoce también por los libros que lee, porque ellos reflejan su hambre interior y sus anhelos. [...] Para el líder las biografías siempre son interesantes, porque presentan personalidades. Al lado de la Biblia, no hay género literario mejor que la biografía para instruir en los caminos de Dios con su gente. Es imposible leer la vida de grandes hombres y mujeres, sin que despierte en nosotros entusiasmo y nazca el deseo de realizar algo parecido."
Entre los muchos ejemplos que podríamos mencionar aquí para recalcar lo decisivamente que ha influido en la vida de muchos creyentes la lectura de diarios y biografías, veamos éstos:
Los diarios de David Brainerd inspiraron y estimularon a Jonatán Edwards, Juan Wesley, Guillermo Carey, Henry Martyn, David Livingstone y Jim Elliot, entre otros.
La biografía de Jorge Whitefield dejó huellas indelebles en C. H. Spurgeon y Jorge Müller.
Por los diarios de Jorge Müller, por otra parte, Hudson Taylor y otros fueron animados a ir a la misión apoyándose únicamente en el Señor.
Y ¿quién puede contar los muchos jóvenes de nuestra generación que fueron retados a llevar una vida de entrega a nuestro Señor, gracias al diario de Jim Elliot "Bajo la sombra del Omnipotente"?

La biografía única y decisiva

Pero a pesar de nuestro aprecio por las buenas biografías, no queremos convertirnos en "luteranos", "calvinistas", "menonitas", "wesleyanos", "darbystas" u otros "...istas." La vida y la obra de estos hombres debe señalar hacia el Señor Jesús, cuya vida y cuyo ejemplo es el único perfecto, el modelo por excelencia para nuestra vida. Así como Ezequías no se paró en sus antepasados temerosos de Dios como lo fueron Asa o Josafat, sino que tomó a David como su modelo, nosotros también deberíamos "poner la mirada en Jesús, el autor y consumador de nuestra fe" (He 12:2), por mucho que apreciemos a nuestros padres espirituales.
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