Estudio bíblico de Proverbios 16

Proverbios 16

Nos encontramos en una sección de gran riqueza e importancia, en la cual encontramos frases cortas extraídas de una larga experiencia, probadas en el crisol del tiempo y del sufrimiento; palabras que se enriquecen y se hacen reales para nosotros por el poder del Espíritu Santo. Los Proverbios son para todas las épocas, aunque fueron escritos específicamente para un joven que era un israelita que vivía bajo la ley de Moisés. Sin embargo, se amplían y hablan a todos nuestros corazones de una manera muy concreta; son aptos para ricos y pobres, hombres y mujeres de todas las razas. Bueno, en el versículo 1 de este capítulo 16 que vamos a considerar hoy dice:

"Del hombre es hacer planes en el corazón; del Señor es poner la respuesta en la lengua."

Creemos que tenemos un proverbio humano que puede ir paralelamente junto con este, el cual dice: "El hombre propone y Dios dispone". Otra versión lo traduce así: Los planes son del hombre; la palabra final la tiene el Señor. Como dice la Palabra de Dios en Jeremías 10:23, el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos. Usted y yo podemos planificar y arreglar las cosas, pero, estimado oyente, cuando llega el tiempo de hablar o de actuar, Dios es quien tiene la última palabra. De Él proviene la respuesta. Nosotros podemos jactarnos mucho, pero solamente Dios nos puede dar la respuesta final. El versículo 2 dice:

"Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión, pero el Señor es quien pesa los espíritus."

Habíamos visto la misma idea en el capítulo 14, versículo 12, donde dice: Hay camino que al hombre le parece derecho; pero es camino que lleva a la muerte.

Si usted ha estado en contacto con personas que están perdidas y les ha hablado de su salvación, o si usted ha sido un predicador o un maestro, usted sabe que, si ellas creen en Dios, la respuesta que uno recibe la mayoría de las veces es: "Yo no necesito ser salvo, yo estoy bien. Estoy dispuesto a presentarme ante Dios. Soy una persona honesta". Si esas personas no creen en Dios, usted recibirá una gran variedad de respuestas.

Incluso hay muchísimos cristianos que creen que su conducta es perfecta delante de Dios. Todo este asunto lo encontramos condensado en la Primera carta del apóstol Juan, capítulo 1, versículo 7, donde dice: Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de Jesucristo, su hijo, nos limpia de todo pecado. Tenemos que sostener el espejo de la Palabra de Dios y mirarnos en él; y nos revelará cosas que no están muy bien, y que no estamos a la altura de las normas de Dios. Quizá usted puede estar a la altura de los requisitos de diversas organizaciones humanas, o a la altura de lo que la iglesia, sus amigos, sus vecinos esperen de usted e incluso, que le consideren una muy buena persona. Pero, estimado oyente, cuando usted se vea a la luz de la Palabra de Dios, entonces verá que tiene una necesidad, y que hay ciertas manchas en su vida. Podrá comprobar que no llega a alcanzar la gloria de Dios. Puede que usted se vea limpio según su propia opinión, pero no es así ante la mirada de Dios. Dice 1 Juan 1:6, si decimos que tenemos comunión con Él y andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad: Y el apóstol Juan se estaba dirigiendo a los creyentes. Creemos que hay muchas personas que están hoy sentadas cómodamente en un banco en la Iglesia, que cuando escuchan alguna indicación de la Palabra de Dios, piensan que va dirigida a los demás, incluso a personas concretas, porque ellas mismas no tienen nada que corregir en su propia conducta. Y hasta se atreven a ocupar el lugar de Dios juzgando a otros cristianos.

Así que la forma humana de pensar hace que a cada uno le parezca bueno lo que hace, a cada uno le parece correcto su proceder. Pero el Señor considera el espíritu de la persona. Dios examina al individuo. ¿Ha visto usted alguna balanza que pese a espíritus? Pues, la palabra de Dios cumple esa función. Es un espejo. Y además es un conjunto de balanzas que le pesarán, y le indicarán que usted no puede cumplir los requisitos que Dios requiere, que no está a la altura de ellos.

Hay algunos que, cuando estudiamos la carta a los Gálatas, quizás interpretaron que la ley mosaica no era buena para hoy, que era inoperante. Pero lo que dijimos fue que la ley no podía salvar. La ley es buena; Pablo dijo que era buena. Es un espejo. Le revela a usted que se encuentra alejado de la presencia gloriosa de Dios. Estimado oyente, si usted mira a la Ley de Dios y aun sigue creyendo que usted está a la altura de lo que ella requiere, entonces, usted aun no ha visto la Ley. Y usted no sabe realmente lo que la Ley dice. La Ley requiere perfección, y usted y yo no podemos producirla. Por lo tanto, necesitamos a un Salvador. Esto es lo que la Ley hace; es un maestro que nos conduce a Cristo. Lo toma a usted de la mano y lo lleva a la cruz y le dice: "Amigo, lo que usted necesita es un Salvador". La ley es buena, pero no le salvará, Si usted toma la posición escrita aquí en Proverbios, de que todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión;" aun frente a la Palabra de Dios ante usted, entonces debemos decirle, estimado oyente, que no hay peor ciego que el que no quiere ver, Porque hay que recordar que el Señor evalúa el espíritu, la parte espiritual. Ahora, el versículo 3 de este capítulo 16 dice:

"Encomienda al Señor tus obras y tus pensamientos serán afirmados."

Esta palabra que encontramos aquí encomienda es una palabra interesante. La podríamos considerar como "entregar". Podemos entregar todos nuestros asuntos al Señor, y Él se hará cargo de ellos. Eso es lo que sucede con la persona que descubre que ha pecado; se da cuenta que su conciencia le está molestando. Dios no está enojado con ella. Él llevó sus pecados. Luego alguien le explica que necesita ser justificada por la fe y que así podrá lograr paz con Dios. Así es que el pecador, entrega y coloca sus pecados sobre Cristo. También puede dejar otras cargas sobre El y disfrutar de la paz que El solo puede dar. Esto es entonces lo que el cristiano puede hacer: encomendar al Señor sus obras, dejarlas en las manos del Señor. Hay muchos que nos escuchan en este momento que están muy ocupados acerca del día de mañana, de la próxima semana, del año próximo, y sobre el futuro en general. ¿Qué nos ocurrirá, y cómo nos irán las cosas? Bueno, ¿por qué no entregar todo eso al Señor? Bien, ahora el versículo 4 dice:

"Todas las cosas ha hecho el Señor para sus propios fines, incluso al malvado, para el día malo."

Estimado oyente, aquí tenemos una medicina bastante fuerte. Es como tomar una píldora que le enviará a uno de viaje. Un viaje alucinante. Todas las cosas ha hecho el Señor para sí mismo. ¿Se ha preguntado usted alguna vez por qué es salado el océano? ¿Y por qué existe una marea? Usted podría responder que es el resultado de ciertas leyes de la naturaleza. Pero ¿quién hizo esas leyes? ¿Por qué es salado el océano? Es porque Dios quiso que así fuera. El Señor Jesús fue el Creador y Él quiso que todo ocurriera de esa manera. Ahora, alguien quizá diga: "Bueno, lo de la sal en el mar es porque hay sal en la tierra que se ha filtrado por el agua del océano. Y por cierto, y en primer lugar, ¿quién puso la sal en la tierra?

No importa aquí su actitud hacia la evolución o por cuánto tiempo la ha aceptado, finalmente usted llega a un lugar en el cual alguien tuvo que hacer algo para que todo el acto creativo comenzara. Y ¿sabe usted quién comenzó todo esto? Dios lo hizo estimado oyente, y no sólo eso. El Señor ha creado todo con un propósito.

¿Cuál es el propósito principal del hombre? Bueno, eso lo aprendimos en un capítulo del catecismo hace mucho tiempo y la respuesta es buena; El propósito principal del hombre es el de glorificar a Dios y de disfrutarle para siempre. Ahora, no interesa quién sea usted o dónde se encuentre, Dios lo ha creado a usted para Su propia gloria. Ahora, quizá alguien va a decirnos: "Y, ¿qué me dice entonces del que está tirado ebrio en la calle? Y, ¿qué acerca del criminal? ¿Qué pasa con ese hombre perdido? ¿Ha sido creado para la gloria de Dios? Esto es algo bastante fuerte para asimilar, nos referimos a aceptar que todo eso es para la gloria de Dios. Alguien nos puede decir: "A mí no me gusta esa idea". No recordamos que Dios le haya preguntado a usted alguna vez, estimado oyente, si le gustaba esto o no.

Y, francamente hablando, hay ciertas cosas que yo no comprendo, y podría hacerle algunas buenas sugerencias al Señor. Pero el Señor me diría: "Yo no he hecho el universo para ti. Este universo existe para Mí y tú existes para Mí. Y tú vas a ser para Mi gloria, seas bueno o malo, seas perdido o salvado". Dios está hoy logrando su propósito, amigo oyente. ¿No le parece a usted que es hora de que usted se ponga a andar al paso de Dios? Él es quien está a cargo de todas las cosas.

Hay muchas personas que quieren estar seguras de que estén de acuerdo con la mayoría, con aquello que es popular, con aquello que va a dar resultado. Estimado oyente, yo no sé cómo van a resultar las cosas en este mundo, pero esto sí sé: al final, todo va a ser para la gloria de Dios. Incluso el malvado para el día malo, como dice este proverbio. Según el Salmo 76:10, Dios hará que la furia del hombre se convierta en su alabanza. ¿Cómo va a lograrlo? No sabemos. Tendremos que esperar. Algún día El nos lo mostrará. ¿Está usted dispuesto a confiar en Él, a encomendarle a Él su camino y a andar paso a paso con Él?

Lo más maravilloso es que Dios está haciendo funcionar este universo según Su plan y Su propósito. Hay un refrán griego que dice: "Los dados de los dioses están cargados". Y eso es exactamente lo que Dios está diciendo en este proverbio, Le guste o no, Dios le está diciendo a usted que no juegue con Él. No actúe como si Él no existiera. Si usted actúa como si Él no existiera, como si este fuera su universo, obrando a su propia manera, El quiere que usted sepa que si juega con El, va a perder. Porque éste es el universo de Dios y, utilizando el dicho griego como ilustración, Él hace que los dados salgan de la forma en que Él quiere que salgan, no de la manera que usted espera que salgan. Así que la actitud que nos queda es ponernos al paso con Dios en el camino de la vida.

Las Sagradas Escrituras dicen que el hombre que vive sin Dios es un insensato, un necio. El Salmo 14:1 dice: Dice el necio en su corazón: No hay Dios. (Sal. 14:1) Y Hebreos 11:6, dice: Porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que el existe, y que recompensa a los que le buscan. Esto es como una píldora difícil de tragar, algo muy difícil de creer y aceptar para el hombre. Bueno, sigamos adelante en este libro de Proverbios y observemos lo que nos dice este versículo 7 del capítulo 16 que estamos estudiando:

"Cuando los caminos del hombre son agradables al Señor, aun a sus enemigos los pone en paz con él."

Tenemos varias opiniones en cuanto a este versículo. La realidad es que hemos buscado lo que otros han dicho sobre él y es muy interesante. ¿Quiere decir aquí que si su vida complace al Señor entonces usted no va a tener un enemigo? Bueno, si eso fuera cierto, entonces Dios no tendría ni un sólo enemigo, pero sí tiene un enemigo.

Nuestra interpretación es que si sus caminos complacen al Señor, entonces sus enemigos pueden aborrecerle; por cierto, seguramente le aborrecerán. Lo interesante de esto es que, cuando llega el momento de la verdad, sus enemigos admitirán que Dios le está usando a usted. Esto es lo importante.

Y el versículo 11 de este capítulo 16 dice:

"Las balanzas y el peso justos son del Señor; obra suya son todas las pesas de la bolsa."

Este es un proverbio para el carnicero, el panadero, y para todos aquellos que venden pesando los artículos que venden. Y el versículo 18 dice:

"Antes del quebranto está la soberbia, y antes de la caída, la altivez de espíritu."

Este proverbio lo tenemos subrayado en nuestra Biblia. Lo que dice, tarde o temprano, se cumple inexorablemente, Ahora leamos el versículo 19:

"Mejor es humillar el espíritu con los humildes que repartir el botín con los soberbios."

Aquí tenemos un ataque contra lo que Dios aborrece - el orgullo. El orgullo está primero en la lista de cosas que Dios detesta (Prov. 6:16-19). Eso fue lo que hizo caer a ese arcángel que hoy conocemos como Satanás, o Lucifer, hijo de la mañana. Probablemente era criatura más elevada que Dios haya creado, hasta que se halló pecado en él. ¿Cuál fue su pecado? El orgullo. Él trató de elevarse a sí mismo por encima de la posición que ocupaba Dios, porque él era una criatura de gran importancia que Dios había creado, y le había dado poder de libre albedrío, de elegir libremente.

La libertad de elegir fue un arma muy peligrosa que Dios puso en la mano de algunas de sus criaturas. Algunas de esas criaturas siguen su instinto. Por ejemplo, podemos mencionar a los gansos; estas aves se dirigen por instinto. Cuando llega el invierno, abandonan los lugares del Canadá y vuelan hacia América del Sur. Y durante el verano regresan al Canadá, y así van de un lugar a otro. Hacen esto motivados por su instinto. Pero el hombre tiene una voluntad libre. Un hombre podría quedarse en cualquier país todo el tiempo que quisiera. Tiene libertad de hacer cualquier cosa. Pero, cuando hay una voluntad libre, también existe la posibilidad de que aparezca el orgullo y la rebelión contra Dios.

Hay muchos personajes en las Sagradas Escrituras que ilustran este asunto del orgullo. Esto fue lo que causó la ruina de Aman en el reino de Ester. Y Absalón, ¡imaginémonosle rebelándose contra su padre, David! Hay otros casos como Goliat, el gigante, por ejemplo, presumía de su orgullo. Y el rey Acab, también estaba lleno de orgullo. Ahora, el versículo 24 de este capítulo 16 dice:

"Panal de miel son los dichos suaves, suavidad para el alma y medicina para los huesos."

Aquí se habla de las palabras amables. A todos nos agrada escuchar algo agradable. ¿No es cierto? .Cuando leemos los periódicos siempre nos enteramos de malas noticias. Es una pena que más personas no lean la Biblia, que es un libro que está lleno de buenas noticias. Y en esto consiste precisamente el Evangelio, en buenas noticias.

Además, deberíamos aprender a comunicarlo con palabras amables ahora, en vez de tratar de decirlo en un lenguaje florido cuando ya sea demasiado tarde. Ahora, el versículo 25 dice:

"Hay camino que al hombre le parece derecho, pero es camino que lleva a la muerte"

Seguramente usted recordará que hemos leído este proverbio antes (en 14:12). Entonces, ¿por qué habrá sido repetido? Es que el Señor no quiere que perdamos de vista este proverbio. La repetición revela su importancia. Luego pasando al versículo 27, leemos:

"El hombre perverso cava en busca del mal; en sus labios hay como una llama de fuego."

Probablemente todos conocemos a alguien que encaje con este proverbio. Personas que transmiten chismes, a quienes les gusta cotillear. ¿Y qué diremos del nivel espiritual de estas personas? No las podemos juzgar. Pero tenemos que guardar nuestra propia lengua y labios para que no hagan lo mismo. Continuemos leyendo el versículo 28:

"El hombre perverso promueve contienda, y el chismoso separa a los mejores amigos."

Anteriormente dijimos que algunas personas creen cualquier cosa que se les susurre al oído. Y hay quienes se dedicar a ir por ahí contando cosas, y separando amigos. Y el versículo 31 dice:

"La cabeza canosa es corona de gloria, y se encuentra en el camino de la justicia."

Este es un buen lema para una persona anciana. Y el versículo 33, último de este capítulo 16 de Proverbios dice:

"Las suertes se echan en el regazo, pero la decisión es del Señor."

Como pudimos leer en el libro de Ester, en su orgullo, Amán echó suertes para determinar el día de la destrucción del pueblo judío. Pero Dios intervino y liberó a Su Pueblo; y la fiesta judía de Purim (que significa "suertes") es la celebración de aquel día providencial.

Pero, nuevamente debemos repetir aquí que, como decían los griegos, los dados de los dioses están cargados. No se puede jugar con Dios. No juegue a la posibilidad de ganarle. Recuerde que éste es el universo de Dios y El lo ha creado para Su gloria y para el cumplimiento de Sus propósitos. Ahora, ¿quiere usted cooperar y andar al paso de Dios o continuar en rebelión? Recuerde, estimado oyente, que no será su voluntad, sino la voluntad de Dios la que prevalecerá. Ah, qué hermoso sería que usted y yo, en el camino de la vida, nos pusiéramos a andar al paso de Dios, disfrutando de una relación de paz con El, siendo justificados por la fe.

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