Si creemos que Jesús ha sido exaltado a la diestra del Padre como Señor de señores y Rey de reyes, debemos vivir obedeciéndole como el Señor legítimo de nuestras vidas.
Si creemos que Jesús murió para salvarnos de nuestros pecados, debemos buscar la santidad y apartarnos de toda forma de pecado.
Si creemos que Jesús volverá otra vez y tendremos que darle cuentas, no viviremos sólo para atesorar riquezas en esta vida.