Las buenas noticias que el Señor Jesucristo vino anunciando es que a pesar de que los hombres son rebeldes y pecadores, Dios todavía está invitándoles a entrar en su glorioso reino. Para eso es imprescindible que el hombre se arrepienta. Ahora bien, ¿por qué es necesario el arrepentimiento? ¿En qué consiste el auténtico arrepentimiento?
La Segunda Venida del Señor Jesucristo será el clímax de todo el programa de Dios para el establecimiento de su reino en este mundo rebelde. Será un evento glorioso en sí mismo, pero también traerá aparejados con él otros hechos igualmente trascendentales con los que se dará principio a una nueva creación eterna. En este estudio analizamos algunos de ellos.
Jesús advirtió en numerosas ocasiones a sus discípulos que el establecimiento visible de su reino no tendría lugar hasta su segunda venida. Por lo tanto, ellos deberían prepararse para un período de ausencia del Señor en el que tendrían que atravesar por conflictos, guerras, persecuciones, herejías y apostasía. Todo esto sirve para probar y hacer madurar la fe. Pero también es un tiempo que debemos emplear diligentemente para predicar el evangelio del Reino de Dios.
Cuando el Señor Jesucristo comenzó su ministerio público anunciando la inminente venida del Reino de Dios, los judíos de su tiempo estaban impacientes esperando que él sería el Mesías político y militar que les librara de la opresión a la que el Imperio Romano los tenía sometidos. Pero el Señor había venido ha establecer primero su reino en los corazones de los hombres por medio de una profunda y radical renovación espiritual. En este estudio se analizan las razones por las que esto era imprescindible.
Después de haber sido ungido con el Espíritu Santo durante su bautismo y de haber vencido toda tentación en el desierto, el Señor Jesucristo comenzó su ministerio predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: ?El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado? ¿Qué quería decir el Señor cuando anunció que el reino de Dios se había acercado? El concepto del Reino de Dios había sido desarrollado ampliamente a lo largo de todo el Antiguo Testamento. En este estudio veremos brevemente algunos de sus rasgos más sobresalientes.
Después de que Jesús fuera aprobado por el Padre en su bautismo, vinieron cuarenta días de tentación donde el Señor Jesucristo venció al diablo y su poder. A partir de ahí comienza su predicación del Evangelio del Reino.
El Señor Jesucristo comenzó su ministerio público por medio del bautismo de Juan el Bautista. El Padre y el Espíritu Santo mostraron su total aprobación. Vemos también cómo Jesús se presentó como un Siervo, modelo perfecto de consagración para nosotros.
Juan el Bautista dedicó su vida a exaltar a Cristo. Tenía buenas razones para hacerlo: por un lado, Jesús era infinitamente mayor que él en dignidad, y por otro, su ministerio bautizando en el Espíritu Santo lograría regenerar a las personas haciéndolas completamente nuevas, algo que el bautismo en agua de Juan para arrepentimiento nunca podría hacer.
Juan el Bautista fue un hombre de Dios que preparó el camino para que todas las personas de su tiempo conocieran al Señor Jesucristo. Su estilo de vida y su ministerio han dejado una profunda huella en la historia. Hombres como él son el mayor regalo de Dios para la raza humana. Es verdad que no son valorados por el mundo, pero son estos hombres los que nos ayudan a encontrarnos con Dios y a cambiar nuestras vidas para que seamos mejores.
Los profetas del Antiguo Testamento habían profetizado cómo había de ser el Mesías cuando viniera. Todo eso se cumplió perfectamente en el Señor Jesucristo. Esto nos demuestra el carácter sobrenatural de la Biblia y también que Jesús era realmente el Mesías.